Los
problemas de salud mental en niños y adolescentes han aumentado en los últimos
años, manifestándose en edades cada vez más tempranas.
En su empeño de fomentar la salud mental en el ámbito escolar, la Asociación de Psicólogos Educativos de EE.UU. (National Association of School Psychologists. NASP), ha elaborado un documento con una serie de recomendaciones para los padres y profesores, a tener en cuenta si se quiere fomentar la salud mental de los niños y adolescentes en el ámbito educativo:
- Crear un sentido de pertenencia. Crear relaciones sólidas y positivas entre los estudiantes, los profesores y los padres es importante para promover el bienestar. Sentirse aceptado por los demás y confiar en los compañeros y en ellos mismos, es fundamental para una buena adaptación.
- Promover la resiliencia. Las adversidades forman parte de la vida y ser resiliente es importante para superar los desafíos y tener una buena salud mental. Sentirse que forman parte de la escuela, ayudar a los demás y enfrentar con éxito situaciones difíciles pueden contribuir a fomentar la resiliencia.
- Desarrollar competencias. Los niños necesitan saber que pueden superar los desafíos y lograr los objetivos a través de sus acciones. Lograr un buen rendimiento académico, así como desarrollar talentos e intereses individuales, les ayuda a sentirse competentes y más capaces de manejar el estrés positivamente. La competencia social, es decir tener amigos y relaciones cercanas, puede ayudar a mejorar el bienestar mental.
- Asegurar un ambiente escolar positivo y seguro. Sentirse seguro en la escuela es fundamental para el aprendizaje y para la salud mental de los estudiantes. Hay que promover conductas positivas como el respeto y la responsabilidad, así como prevenir conductas negativas como la intimidación y el acoso. Para ello hay que proporcionar reglas de conducta comprensibles y prácticas de disciplina justas. Hay que enseñar a los niños a trabajar juntos para enfrentarse a las dificultades, animándoles a acercarse a los niños más solitarios.
- Enseñar y fomentar la toma de decisiones. Conviene trabajar las habilidades sociales, la resolución de problemas y la resolución de conflictos para tener una buena salud mental. Si se consigue que tengan experiencias exitosas, se consigue reforzar los comportamientos positivos y tenderán a repetirlos.
- Animar a ayudar a otros. Las conductas prosociales desarrollan la autoestima, fomentan la conexión y refuerzan la responsabilidad personal. Ayudar a los demás hace que se sientan parte del entorno.
- Fomentar la buena salud física. Una buena salud física respalda una buena salud mental. Hábitos alimenticios saludables, ejercicio regular y pautas de descanso adecuadas, protegen a los niños contra el estrés de las situaciones difíciles. El ejercicio también ayuda a reducir las emociones negativas, como la ansiedad, la ira o la depresión.
- Educar a los profesores, padres y estudiantes sobre los síntomas más habituales de los problemas de salud mental. La información ayuda a romper el estigma que hay en torno a la salud mental y permite reconocer cuándo tienen que pedir ayuda. Profesionales de la salud mental infantil pueden proporcionar información útil sobre los síntomas de problemas como la depresión o el riesgo de suicidio (como por ejemplo: cambio de hábitos, retraimiento, disminución del rendimiento académico o aumento de quejas físicas).
- Asegurar el acceso a servicios de salud mental en la escuela. Proporcionar servicios de salud mental para estudiantes que van desde la promoción del bienestar, hasta la evaluación e intervención tempranas, intervención en crisis, asesoramiento o derivación a otros servicios.
- Proporcionar servicios de salud mental. Los servicios de salud mental escolar deberían ser parte de un continuo de atención a la salud de los niños y los adolescentes.
- Establecer un equipo de respuesta en crisis. Estar preparado para responder a una crisis es importante para salvaguardar el estado mental y físico de los estudiantes. Además de la seguridad, se debe proporcionar servicios de prevención, intervención y post-intervención en salud mental.
Se
destaca la importancia de prevenir y detectar precozmente las dificultades, y
subrayo la necesidad de realizar una atención integral del niño y adolescente,
abordando la prevención “desde la corriente psicoterapéutica y psicoeducativa”.
En
lo que al tratamiento se refiere, nosotros los profesionales proponemos que la atención
sea más individualizada, interdisciplinaria y especializada, y recalcar la
importancia de “dar voz” a los niños e implicar a la familia en los
tratamientos, dotando a esta última de herramientas que les permitan afrontar
las dificultades asociadas a los procesos de sus hijos.
Fuente:
Supporting Children’s Mental Health: Tips for Parents and Educators