miércoles, 15 de abril de 2020

Diferencias entre un Psicópata y un Sociópata

Son términos psicológicos que se utilizan para denominar un tipo de Trastorno de la personalidad antisocial.
Existe una diferencia clave entre un psicópata y un sociópata, pero para otros no hay diferencia alguna entre ambos más allá de su nomenclatura. Los que apoyan esta distinción sostienen que la diferencia radica esencialmente en su origen.

Los psicópatas «nacen» y los sociópatas «se hacen». Mientras que una psicopatía parece ser un trastorno de la personalidad con origen genético o innato, la sociopatía se considera un rasgo adquirido resultado del entorno y la educación recibida por el individuo. En cualquier caso, ambos tipos de personalidad tienen un patrón general de desprecio por la seguridad y los derechos de los demás. El engaño y la manipulación son características centrales en ambos tipos de personalidad. Y, contrariamente a la creencia popular, tanto un psicópata como un sociópata, no son necesariamente violentos.

Las características comunes entre un psicópata y un sociópata, según la reciente versión del DSM-V, define la personalidad antisocial como alguien presenta 3 o más de los siguientes rasgos:
  • Regularmente transgrede la ley
  • Constantemente dice mentiras y engaña a los demás
  • Es impulsivo y no planifica el futuro
  • Puede ser propenso a la lucha y la agresividad
  • Tiene poca consideración por la seguridad de otros
  • Es irresponsable, no cumple con las obligaciones financieras
  • No siente remordimiento o culpa
Los síntomas suelen aparecer antes de los 15 años, de manera que cuando estos individuos llegan a la edad adulta, ya están en camino de convertirse en psicópatas o sociópatas.

Rasgos de un Psicópata

Los psicópatas tienden a nacer con esta característica, o lo que es lo mismo, que es una predisposición genética, mientras que los sociópatas se generan debido a su entorno. Por este motivo se cree que la Psicopatía podría estar relacionada con las diferencias cerebrales fisiológicas. Los estudios han demostrado que los psicópatas tienen menos activas ciertas áreas del cerebro, aquellas que se cree  que son responsables de la regulación emocional y el control de impulsos.

Los psicópatas, en general, tienen dificultades para generar vínculos emocionales reales con los demás. Por el contrario, sus relaciones suelen ser artificiales y superficiales, diseñadas para ser manipuladas en su propio beneficio. Ven a las personas como peones para ser utilizados con la intención de conseguir sus objetivos. Estas personas raramente sienten culpabilidad de sus comportamientos, no importa lo mucho que lastimen a otros. Curiosamente, los psicópatas a menudo pueden ser vistos por los demás como seres encantadores y dignos de confianza, suelen tener un trato muy educado, además se muestran muy estables, trabajan, etc. Algunos incluso tienen familia y relaciones amorosas aparentemente normales. Cuando un psicópata se involucra en conducta criminal, tiende a hacerlo de una forma muy cerebral,  minimizando en gran medida el riesgo hacia ellos mismos. Saben planificar cuidadosamente sus actos para asegurarse de que no los atrapan, y tienen planes de contingencia para todas las posibilidades.

Rasgos de un Sociópata

Por su lado la sociopatía es el resultado de factores ambientales, como el caso de un niño o  adolescente en un hogar muy negativa, con pautas de educación disfuncionales como el abuso físico, abuso emocional o trauma infantil severo. Los sociópatas, en general, tienden a ser más impulsivos y erráticos en su comportamiento que los psicópatas. Aunque también tienen dificultades para formar apegos con los demás, algunos sociópatas pueden ser capaces de formar apegos fuertes con un grupo o una persona de ideas afines. A diferencia de los psicópatas, sociópatas la mayoría no tienen puestos de trabajo a largo plazo y realizan gran parte de una vida familiar normal en el mundo exterior. Cuando un sociópata se involucra en comportamiento criminal, suele hacerlo de una manera tremendamente impulsiva y en gran medida no planificada, con poca consideración por los riesgos o consecuencias de sus acciones. Puede llegar a mostrarse enfadado y agresivo fácilmente, a menudo presenta estallidos de violencia. Este tipo de comportamiento aumenta las posibilidades de que un sociópata sea atrapado por las autoridades y encarcelado.

¿Quién es más peligroso?

Evidentemente ambos, psicópatas y sociópatas, presentan riesgos para la sociedad, ya que a menudo a tratan de vivir una vida normal, mientras que hacen frente a su enfermedad. Pero la psicopatía es probable la enfermedad más peligrosa, porque experimentan mucho menos culpa con sus acciones.
Un psicópata también tiene una mayor capacidad de disociarse de sus acciones. Sin la implicación emocional, cualquier dolor que sufren los demás, no tiene sentido para un psicópata. Muchos asesinos en serie famosos han sido psicópatas. Pero cuidado, no todas las personas psicópatas o sociópatas tienen por qué ser violentas. La violencia no es un ingrediente necesario (ni es para un diagnóstico de trastorno de personalidad antisocial), aunque a menudo está presente.

Indicios de un psicópata o sociópata en la infancia

Los primeros indicios de psicopatía y sociopatía suelen estar presentes en la infancia. La mayoría de las personas que más tarde pueden ser diagnosticados de sociópatas o psicópatas, han tenido un patrón inicial de comportamiento antisocial, en el que violan los derechos básicos de los demás de forma recurrente. A menudo rompen las reglas (o incluso leyes) y normas de la sociedad, aunque sean menores de edad.

Estos trastornos de conducta antisocial en la infancia y la adolescencia incluyen cuatro categorías de comportamiento problemático:
  • Agresión a personas y animales
  • Destrucción de la propiedad
  • Engaño o robo
  • Violaciones graves de las normas
Conclusión

La psicopatía y la sociopatía son diferentes etiquetas culturales aplicadas al diagnóstico de trastorno de la personalidad antisocial. Hasta el 3% de la población se considera que puede padecer un trastorno de la personalidad antisocial.

Este trastorno es más común entre los varones y en su mayoría se ve en personas con antecedentes de abuso de alcohol o drogas, y, lógicamente, en entornos como prisiones. Los psicópatas tienden a ser más manipuladores, por lo que pueden ser vistos por los demás incluso como personas encantadoras, llevando una vida casi normal, además saben minimizar los riesgos de sus actividades delictivas.

Los sociópatas tienden a mantener conductas mucho menos calculadas y más erráticas, son propensos a ataques de rabia e incapaces de llevar una vida normal. Cuando los sociópatas se involucran en actividades delictivas, suelen hacerlo de una manera imprudente sin tener en cuenta las consecuencias.


Referencias
American Psychiatric Association. (2000). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4a ed., text rev.). Washington, DC: American Psychiatric Association.
Hare, R. D. (1980). A research scale for the assessment of psychopathy in criminal populations. Personality and Individual Differences, 1(2), 111-119.
Hare, R. D. (1991). Manual for the Revised Psychopathy Checklist (1a ed.). Toronto, Ontario, Canada: Multi-Health Systems.
López M., & Núñez M. C. (2009). Psicopatía versus trastorno antisocial de la personalidad. Revista Española de Investigación Criminológica, 7, 1-17.
Patrick, C. J. (2000). Emociones y psicopatía. In A. Raine & J. Sanmartín (Orgs.), Violencia y psicopatía (pp. 89-118). Barcelona: Ariel.
Pozueco, J. M. (2010). Psicópatas integrados: Perfil psicológico y personalidad. Madrid: EOS Psicología Jurídica.
Hare, RD (1993). Sin conciencia: el inquietante mundo de los psicópatas. Nueva York: libros de bolsillo.
Stout, M. (2005). El sociópata de al lado: el despiadado contra el resto de nosotros. Nueva York: libros de Broadway.
Walsh, A., y Wu, HH (2008). Diferenciar el trastorno antisocial de la personalidad, la psicopatía y la sociopatía: consideraciones evolutivas, genéticas, neurológicas y sociológicas. Criminal Justice Studies, 2, 135-152.
https://www.victoria-andrea-munoz-serra.com/COACHING_INTEGRAL/EL_PERFIL_DEL_PSICOPATA.pdf
https://masterforense.com/pdf/2014/2014art7.pdf
https://aidepsicologia.com/wp-content/uploads/2016/11/3-psicopatia.pdf
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-76062011000300004
http://dehesa.unex.es/bitstream/handle/10662/5820/0100-8692_67_2_105.pdf?sequence=1&isAllowed=y

sábado, 4 de abril de 2020

¿Por qué Atraigo a Personas Narcisistas?

Una persona narcisista necesita una presa para vivir, para alimentarse del otro, drenando a su víctima de toda su energía... pero ¿Qué tipo de personalidad atrae a los narcisistas?

¿Por qué atraigo a personas narcisistas?

Involucrarse con un narcisista es confuso. La persona narcisista ha carecido de amor, de estructura, de autoestima, de una base sólida para construir su autoestima. Es importante saber que los defectos de todos encajan, así que si atraes o has atraído a gente narcisista a tu vida, sé consciente de que sólo son un reflejo de una parte de ti. Los narcisistas tienen el don de infiltrarse exactamente donde hay una carencia, una necesidad. Están ahí para decirte exactamente lo que quieres oír después de entender tus defectos. Pero no te equivoques, atraer a los narcisistas no significa que seas uno, no, sino que tienes los mismos defectos.

¿Qué atrae a los narcisistas?

1. Eres un salvavidas:

Algunas personas se convierten en salvadoras porque crecieron en situaciones en las que otra persona era el personaje principal de la familia y los únicos otros papeles disponibles eran los de apoyo. Pasas la mayor parte del tiempo cuidando de los demás. Algunas personas se han convertido en salvadores porque han sido traumatizadas, y parece ser una característica de los vertebrados el acobardarse ante figuras espantosas. Algunas personas se convierten en salvadores porque son buenos en la diplomacia. De hecho, es una de las principales rutas para convertirse en terapeuta. Los llamados salvadores pasan su tiempo haciendo preguntas sobre la otra persona con simpatía y admiración. ¿Quién está buscando eso? los narcisistas.

2. No tienes una relación fuerte con una figura paterna internalizada:

A veces los adultos están tan bien emparejados como pareja que ignoran los mensajes de sus propios hijos. Uno de los padres puede estar tan impresionado con el otro que insiste en continuar la relación, sin importar lo que le haga al niño. De hecho, es común que un padre insista en que el niño se lleve bien con el hijo de su pareja.

Cuando conoces a alguien, es importante tener un padre interno que te pregunte cómo te sientes. ¿Te estás divirtiendo? ¿Te están tratando bien? ¿Estás llegando a ser quien quieres ser en esa reunión, o estás siendo tratado como la realeza, o un sirviente, o un competidor en un concurso donde el premio es la otra persona? Si tus padres no te han hecho estas preguntas, es difícil saber cómo hacértelas tú mismo. Si fuiste criado por un narcisista, puedes ignorar el narcisismo de tu pareja diciéndote a ti mismo: "he visto cosas peores".

3. Quieres ser salvado:

Cuanto más consideras tu situación, más necesitas un superhéroe para hacer las cosas bien. Algunos padres solteros son buenos ejemplos de esto, pero también lo son aquellos que están enfermos o infelices por muchas razones. Reconocer que el amor está ausente de tu vida es una buena motivación para salir, pero soñar que el amor te salvará de tu vida es un asesino del amor para aquellos que no creen que ya son superhéroes.

4. No confías:

Si has sufrido en un romance, ahora puedes ser aún más tímido. Esto es más pronunciado con la gente que dice no estar interesada en las citas. La mayoría de los buscadores de pareja irán en busca de alguien que esté interesado en una relación; un narcisista ve a una persona desinteresada como un desafío. Aunque estés buscando activamente un romance, la desconfianza puede hacer que construyas una serie de pruebas que sólo un narcisista intentaría pasar. La gente común no busca un concurso donde tú eres el premio: los narcisistas viven para los concursos.

5. Uno de tus padres es una persona narcisista:

Cuando uno ha sido criado por una persona narcisista, es entonces muy fácil reproducir el mismo patrón que siempre hemos visto. Un entorno devaluado y violento, donde el amor tiene poco lugar. Probablemente pensaste, o aún piensas, que este patrón es común a todas las familias... Bueno no, una relación puede ser sana y equilibrada, sin tener que aceptar lo inaceptable del otro. Es importante aprender a amarse, establecer límites y respetarse mutuamente.

6. Eres una persona empática:

Te preocupas mucho por la gente, y a menudo reconfortas a tus seres queridos. Tiendes a ver lo bueno en la gente, y muestras tolerancia y compasión por los demás. Tenga en cuenta que las personas con problemas sociales (psicópatas, narcisistas, sociópatas...) carecen de empatía. No se preocupan por nadie más que por ellos mismos. Por lo tanto, es difícil sentir amor por ellos.

El principio de "mutualidad"

Lo que todas estas formas de atraer a los narcisistas tienen en común es que te hacen reaccionar a abordar los conflictos o insatisfacciones a través de conversaciones para resolver problemas. Si no se puede acordar un lugar para ir a una segunda cita sin que esa persona domine o someta a la otra, la segunda cita puede ser una mala idea.

Es difícil saber si tu cita es un narcisista porque todo el mundo intenta parecer impresionante en una cita. Planteando un conflicto menor ("¿Llegando demasiado tarde? ¿Comiendo del plato de la otra persona? ¿No me presentas a tu amigo? El término "¿Qué es lo que quiere la otra persona en una relación?") Te da la oportunidad de ver si la persona con la que te reúnes quiere discutirlo para encontrar un compromiso que funcione para ambas partes, o si quiere culparte por ser demasiado sensible o disculparse rápidamente para que el conflicto desaparezca.

Las estrategias que buscan una reciprocidad negociada atraen a las personas que quieren construir una relación que funcione y al mismo tiempo desalienta a los narcisistas.

¿Cómo salgo de este patrón?

Lo primero es tomar conciencia de qué es lo que te ha hecho atractivo para una persona narcisista. Sé consciente de tus propios defectos, en lugar de buscar los de la otra persona. Tómese el tiempo necesario para leer y aprender sobre el tema, para que pueda reconocer mejor a las personas narcisistas en el futuro y no se sienta abrumado por la persona / situación.

Puedes pedirle ayuda a un psicólogo clínico. Necesitas ayuda porque te falta autoestima y necesitas aprender a respetarte a ti mismo. Aprender a quererte a ti mismo no tiene precio, y la ayuda de una persona neutral y profesional puede cambiar tu vida. El terapeuta le permitirá comprenderse mejor a sí mismo, que ha sufrido, que es hora de reconstruir y avanzar.

 

PSICO.mx Articulado inspirado en el portal psychologue.net


lunes, 30 de marzo de 2020

¿Qué es EMDR? Descubre los Ocho Pasos de su Técnica

El trauma, según la técnica EMDR, tiene mucho que aportarnos, por eso vamos a mencionar la terapia EMDR y sus fases principales.
¿En qué se basa la terapia EMDR?

Al vivir un suceso traumático o situaciones desagradables e intensas, el procesamiento del trauma puede no hacerse correctamente y quedar bloqueado. Al no archivar correctamente la información de este suceso en la red de recuerdos que corresponde, la información se fragmenta en el sistema nervioso de forma que se puede activar automáticamente llegando a condicionar la conducta y afectar a la vida de la persona.

Con la estimulación del mecanismo se logra que el hecho enredado se integre en los recuerdos saludablemente, como ya hemos dicho.

¿Qué es y para qué se usa terapia EMDR?

La técnica EMDR se usa para ayudar a los pacientes a procesar sucesos traumáticos que han sucedido en su vida, pero también para superar fobias o mejorar el rendimiento en ciertos aspectos de su vida. Hay muchos traumas que se podrían superar con la terapia, por lo que es bueno ponerse en manos de un profesional que decida que esta es la mejor técnica en cada caso concreto.

El concepto es complejo, pero se basa en la estimulación bilateral, mediante la cual se estimulan los dos hemisferios del cerebro con movimientos oculares, sonidos o golpecitos para que le vengan a la memoria del paciente otras partes del evento traumático o recuerdo. Lo que se busca con el proceso EMDR es que los hemisferios se hablen entre sí y procesar la información para reducir el problema emocional. Hace algo similar como la fase REM del suelo en que se afrontan estados de estrés de forma adaptativa creando conexiones entre experiencias pasadas para resolver problemas.

Ahora que sabemos que es EMDR, es importante descubrir cuáles son las principales técnicas y conocer más en profundidad las ocho fases por las que va a pasar todo paciente en la técnica EMDR.

¿Cuáles son las técnicas que usa EMDR?

Hay tres tipos de técnicas o tres tipos de estimulación bilateral que se usan en EMDR Y que se aplicarán según cada paciente, y son:
  1. Movimientos oculares sacádicos horizontales. Son un conjunto de movimientos que el terapeuta hace con los dedos en el campo visual del paciente. Este último tiene que seguir los dedos del terapeuta con la mirada sin mover la cabeza y haciendo un total de hasta 40 movimientos en cada realización. Es la técnica que mejor funciona en EMDR.
  2. Estimulación auditiva bilateral. En esta se usan tonos o música bilateralizada que se escucha con auriculares. El terapeuta cuenta con un dispositivo que le permite controlar los sonidos, velocidad e intensidad.
  3. Tapping. El terapeuta golpea con suavidad las rodillas del paciente alternando derecha e izquierda y con alternaciones las manos de la persona que se encuentran apoyadas en su rodilla.
Es el terapeuta EMDR el que debe averiguar cuál es la mejor técnica en cada caso, y aunque la primera suele ser más exitosa, puede que en otros casos se requiera de otra.

Es de destacar que esta terapia se puede combinar con otras terapias y técnicas, por lo que le dota todavía de mayor eficacia y se adapta a las necesidades de los pacientes. Por tanto, se puede valorar la posibilidad de utilizar la terapia sola o con otras técnicas.

¿Cómo es una sesión EMDR?

Hay varios pasos por los que se pasan en una sesión de esta terapia que debemos mencionar porque es interesante que la persona sepa a qué se va a exponer en ella.

Una sesión EMDR se desenvolvería así:
  • En primer lugar, se pide a la persona que se concentre en el recuerdo que le está creando mayor malestar.
  • Posteriormente, se provoca el movimiento del paciente de uno al otro lado con la estimulación visual, táctil o auditiva.
  • Posteriormente, se le pide al paciente que indique lo que le viene la mente: sonidos, imágenes, sensaciones y demás.
  • Se repite el proceso hasta que desaparecen las sensaciones, emociones o pensamientos negativos.
  • El recuerdo traumático del pasado se conecta y procesa con recursos más adaptativos de la actualidad. Así, el paciente puede procesar de nuevo el suceso con una lectura emocional más sana que permite que la conducta complicada se vaya.
Los 8 pasos de la técnica EMDR

La terapia se basa en 8 fases bien estructuradas que debemos saber identificar correctamente, y que son la base principal de una técnica que está teniendo mucho éxito desde sus inicios y se han tratado a muchas personas con ella. Las mencionamos a continuación.

1.- Diseño del plan

Es una fase inicial en que se registra el historial clínico de cada paciente, se recogen recuerdos para procesar con la terapia correspondiente y sensaciones físicas. Puede ser una creencia, olor o sensación, el detalle que se considere. También se va a establecer un acuerdo sobre los objetivos terapéuticos que se trabajen en las sesiones.

2.- Preparación del paciente

El terapeuta se dedica a explicar al paciente en qué consiste el método indicando la teoría y fundamento en que se basa. También despeja dudas, cuenta las expectativas de éxito y todo cuanto sea necesario para que este se familiarice con el método que se va a utilizar con él. La clave es descubrir que el paciente es el idóneo para esta terapia y tiene confianza con el terapeuta.

Se hace el consentimiento informado que es donde se explica el proceso, además de conocer las condiciones médicas actuales de la persona y si toma algunos medicamentos.

3.- La evaluación

Mediante este punto se identifica el recuerdo que se quiere procesar. Una vez que se sabe cuál es, se pedirá al paciente una imagen que represente este recuerdo para empezar a trabajar en él. Se inicia verbalizando emociones y sentimientos negativos y después se hace una declaración positiva que se usará en la fase de instalación.

Para medir el recuerdo se debe acceder con una estructura y hacer una medición de los principales elementos del recuerdo. Se debe medir cada línea base de este recuerdo con las emociones, cogniciones y sensaciones físicas al examinarlo.

En esta fase 3 se van a registrar las puntuaciones iniciales de VoC (validez de la cognición positiva) y SUD (grado de perturbación que está sintiendo cuando piensa en esa imagen).

4.- La desensibilización

Es en la que surgen nuevas emociones perturbadoras, síntomas físicos o recuerdos. Hay que centrarse y atender. Se trabaja la estimulación bilateral. Si el proceso se bloquea aquí, se puede recurrir a otras estrategias y procedimientos más avanzados.

En esta fase es cuando se accede al momento del trauma en que está la peor parte del recuerdo y se ha de valorar el nivel de perturbación. El paciente ha de hacer una libre asociación con el set de estimulación bilateral. Tiene que agotar las asociaciones y situaciones que se conectan con el recuerdo. Debe hacerse hasta que no se sienta perturbación al recordar la escena correspondiente.

5.- Instalación de la cognición positiva

En esta fase se busca reforzar la declaración positiva, no la negativa. Lo que se pretende es que el paciente asuma y refuerce el hecho de tener control de la situación que lo estaba bloqueando. Se sigue usando la estimulación bilateral hasta que el paciente crea que se puede manejar la situación. La creencia positiva debe verse como verdad absoluta.

Se van a hacer sets cortos de estimulación comprobando por medio de una escala del 1 al 7 cómo se siente. Y debe seguir pensando en la situación y repitiendo la cognición positiva. Se busca llegar a una puntuación mínima de 6.

6.- Examen corporal

En esta fase se busca liberar la tensión residual física. Se debe recordar el suceso traumático con la cognición positiva. Hay que buscar en el cuerpo posibles dolores o sensaciones desagradables que se procesan para eliminar la tensión. Suele resolverse fácilmente y con eficacia, pero puede que haya nueva información y otras experiencias complicadas que podrían llevar a nuevos caminos.

Si aparece una sensación de pinchazo, malestar o molestia en el cuerpo en esta fase se debe volver a la fase de desensibilización. Si está bien se hace un set de movimientos oculares para reforzar la buena sensación.

7.- Cierre de la sesión

En esta se busca que paciente recupere un estado de equilibrio, incluso si no se ha completado el reprocesamiento. El paciente recogerá en un diario situaciones, recuerdos, pensamientos, y más que puedan darse en un futuro para procesarlos de la misma forma que se hace. El paciente aprenderá a relajarse y contener las emociones.

Se cierra la sesión y se valora hasta la siguiente sesión. Lo que se busca con esta fase es asegurar la estabilidad del paciente y orientarlo al finalizar cada sesión de reprocesamiento.

8.- La re-evaluación

Al principio de la siguiente sesión se vuelve a acceder al target de la sesión anterior para valorar si tiene todavía perturbaciones residuales y si se mantienen los resultados. Lo que se valora es la eficacia de la terapia en anteriores sesiones.

En esta fase es importante ver que se abordan todos los aspectos del plan de tratamiento.

Consideraciones finales

La terapia no se sabe nunca cuánto va a durar con precisión, ya que los traumas no son iguales ni lo son los pacientes, lo que hace que dependa de muchas variables. Suele ser más corta que otras terapias que se usan para lo mismo. Los pasos no suelen ser estancos, por lo que algunos efectos de cada uno de ellos pueden aparecer en las diferentes partes de la sesión. Cada persona tiene sus tiempos.

Hay muchos estudios recientes que han sido publicados en revistas científicas especializadas que consideran que EMDR es un tratamiento eficaz para las víctimas de trastorno de estrés postraumático.

El tratamiento EMDR se usa no solo en eventos traumáticos y traumas sino también en ansiedad, pánico, trastornos de estrés post traumáticos, adicciones, problemas psicosomáticos, control de impulsos, duelos patológicos y más. Por eso, hay muchos casos en que se debe considerar como una buena solución.

De cualquier manera, es bueno valorar si es la más indicada esta técnica psicoterapéutica basada en movimientos oculares, estimulación auditiva y táctil para solventar problemas emocionales. Sobre todo los sucedidos por experiencias traumáticas del pasado.

Los traumas son heridas psicológicas que vienen de acontecimientos con cierta gravedad o cambios que se perciben como amenazas cuya intensidad y calidad de daño no dependen de la gravedad, sino en sí de la persona que los padece, el apoyo emocional y circunstancias con que cuenta.

El terapeuta EMDR es el encargado de orientar al paciente para que pueda solucionar sus problemas emocionales con esta terapia de la forma más satisfactoria posible, por eso aconsejamos contar con verdaderos profesionales en terapia EMDR que ayuden a la persona en la situación concreta buscando la mejor forma de llegar las 8 fases de la terapia.



Fuente: Hernández Psicólogos. publicado por Alejandra Hernández


jueves, 19 de marzo de 2020

Decálogo para la Gestión Psicológica del Covid-19

Es normal sentirse triste, estresado, confundido, asustado o enfadado ante una situación de emergencia. De modo que es muy lógico, e incluso saludable, que muchas personas sientan en algún momento miedo debido a la expansión del brote de Covid-19, que nos enfrenta a una situación desconocida y amenazadora. 
Otra cosa es que ese miedo se instale en el estado de ánimo, nos angustie y acabe por convertirse en un fenómeno que interfiera en nuestra capacidad de gestionar la situación con eficacia o, peor aún, que se contagie y se extienda hasta suponer un problema añadido en la ya compleja situación sanitaria.

Gestión del miedo y la ansiedad al contagio del Covid-19

Estar bien informado

Siempre hay que buscar la información de fuentes válidas y contrastadas, siendo necesario acudir a fuentes fiables.

Evitar la sobreinformación

Es suficiente con la información recogida de las fuentes oficiales, no siendo conveniente estar continuamente buscando y leyendo información al respecto. Esto en vez de provocar una respuesta positiva en la persona va a generar un aumento de la sensación de riesgo. Hay que evitar por ello tanto la sobreinformación como el alarmismo o sensacionalismo que puedan trasmitirse en algunos medios. NO te infoxiques.

Informa bien a los demás

Es fundamental no hablar permanentemente del tema y evitar difundir rumores o informaciones falsas. Para ello, lo mejor es compartir información que realmente sea relevante. Así mismo debemos de tener cuidado con las noticias que pueden circular en las redes que no están contrastadas, y evitar ser también nosotros propagadores de las mismas.

Informar adecuadamente a los más pequeños

Hay que informar a los niños de manera veraz, adecuando la información a su desarrollo evolutivo y capacidad de comprensión .Es fundamental estar atento a sus dudas y preocupaciones e ir respondiendo a sus preguntas a medida que aparecen, con explicaciones claras, sin mentirles pero sin abrumarles tampoco con mucha información.

Confía en los sanitarios  (ciencia)

A medida que se vaya aportando información contrastada desde el ámbito sanitario se seguirán las pautas que se vayan aconsejando, de manera que iremos adecuando nuestras conductas a lo que científicamente se valore conveniente para nuestra prevención. No deben de tomarse precauciones innecesarias que conlleva el crecimiento del miedo y la angustia por parte de quien se excede en medidas innecesarias.

Es importante seguir las recomendaciones y medidas de prevención que determinen las autoridades sanitarias para protegerse de un posible contagio. Pero sólo esas. Tomar más precauciones de las que los médicos consideran justificadas por la evidencia científica no nos dará mayor protección frente al virus y, en cambio, alimenta el miedo y la angustia, “tanto en uno mismo como en las personas del entorno”.

Cuídate. Estar atento a los posibles síntomas

Si se tiene fiebre, tos y dificultad para respirar o dudas sobre la posibilidad de haberse contagiado, es importante contactar con las autoridades sanitarias y seguir sus instrucciones para recibir atención médica. Pero cuidarse no significa sobreprotegerse y hacer consultas médicas superfluas a los servicios de atención médica, que ya van bastante colapsados. Por otra parte, como ocurre ante cualquier otra enfermedad infecciosa, una buena manera de protegerse es extremar los hábitos de vida saludables para mantener lo mejor posible nuestro sistema inmunitario y nuestra salud en general. Mantener estos hábitos es especialmente importante si uno ha de quedarse en casa por haber estado en contacto con algún infectado. “Si debes permanecer recluido en casa, debes cuidar la dieta y las horas de sueño, pero también practicar ejercicio y mantener el contacto por teléfono o mensajes con amigos y familiares, porque la vida social es importante”.

Un poco de humor viene bien

Cierto grado de humor ayuda a que el miedo se mantenga a raya. Todos hemos compartido en estos días algunos de los mensajes que han aparecido en la red y que ayudan a tener una visión más distendida de la situación. En este sentido, las redes sociales sí que pueden resultar de gran ayuda.

Acepta tus sentimientos

La Psicología explica que el miedo es una respuesta adaptativa que nos ayuda a mantenernos alerta y a tomar las medidas necesarias para minimizar riesgos, ya sea por la vía de evitar el peligro o de buscar la manera de afrontarlo. Por eso instan a no rechazarlo ni taparlo. “Reconoce tus sentimientos y acéptalos; y si hace falta, compártelos con las personas más próximas”. Reconocer los sentimientos de angustia y miedo que provoca, pero trabajar para que no resulte invalidante para la persona.

Adaptar tus hábitos

Aunque tengas que permanecer en cuarentena, es importante que sigas manteniendo las rutinas y hábitos lo más posible, por ejemplo, mantener unos horarios de sueño, cuidar la alimentación, hacer ejercicio, mantenerse en contacto con las personas del entorno social y familiar a través del teléfono, ya que la continuidad de las relaciones sociales va a facilitar el tiempo que tenemos que estar recluidos. Seguir las recomendaciones con respecto a las distancias personales, y evitar reuniones en el número de asistentes que se vaya señalando por las autoridades sanitarias. Y en todo lo que sea posible mantener al máximo las rutinas y vida normalizada, siempre compatibles con las recomendaciones sanitarias.

Nosotros los psicólogos explicamos que el miedo es una respuesta adaptativa que nos ayuda a mantenernos alerta y a tomar las medidas necesarias para minimizar riesgos, ya sea por la vía de evitar el peligro o de buscar la manera de afrontarlo. Por eso instamos a no rechazarlo ni taparlo.

Echa mano de tus capacidades de afrontamiento y tu experiencia

Todos contamos con experiencias previas en las que nos hemos tenido que enfrentar a situaciones de ansiedad o miedo, y hemos contado con recursos para superarlas, por lo que hay que poner en marcha esas capacidades para poder afrontar de manera positiva esta nueva situación. Tira de experiencia “Repasa las habilidades que ya has aplicado en el pasado para afrontar y manejar otras circunstancias adversas que se te han presentado en la vida; utilizar esas habilidades te ayudará a controlar también tus emociones ante este desafío”.

Compartir nuestros sentimientos y acudir a un profesional de la psicología clínica cuando sea necesario Es bueno compartir y hacer visibles nuestros sentimientos, hablarlo con el entorno y en caso de que la angustia sea elevada o no encontremos las capacidades de afrontamiento adecuadas, sería conveniente abordarlo con un profesional de la psicología, a fin de poder encauzar esa angustia, así como evitar “el contagio” a nuestro entorno.



Fuente: Red

miércoles, 11 de marzo de 2020

Psicopatología de Vincent Van Gogh

Cientos de médicos y psiquiatras han tratado a definir las condiciones médicas de Van Gogh durante los años. Los siguientes son algunos de los diagnósticos mentales y físicos más probables.
En cuanto a la patología mental de Vincent van Gogh, distintos autores han propuesto variados diagnósticos, entre ellos: síndrome de Menier (Arenberg y Yasuda), intoxicación digitálica (Lee), intoxicación por consumo de serpentina (Bonkowsky y Gachet), intoxicación con absenta (numerosos), epilepsia (Evensen, Navratil y Doiteau), psicosis epiléptica (Birnbaum, Meige y Minkowski), epilepsia temporal (Müller y Gastaut), estado crepuscular (Riese y Steiner), psicosis maníaco-depresiva (Perry), esquizofrenia (Jaspers, Schilder, Kerschbaumer, Rose, Bychowshy), neurolúes (Springer y Wilkie), neurastenia (Fels y Uhde), psicopatía (Bolten), tumor cerebral (Bader), demencia frontotemporal (Miller), trastorno esquizoafectivo (Heerlein)  Porfiria Aguda Intermitente una enfermedad hepática, hereditaria y síndrome de Asperger o autismo (Fitzgerald).

Un análisis pormenorizado de la correspondencia entre Vincent y Theo, así como la revisión de los estudios llevados a cabo sobre los trastornos psicopatológicos de Vincent nos han permitido trazar su perfil psicopatológico: sufrió varios episodios depresivos; mostró ideas paranoides y síntomas positivos de la esquizofrenia; no mostró síntomas negativos de la esquizofrenia; sufrió episodios de epilepsia psicomotora, tal como se puede deducir de sus pérdidas de memoria, de sus alucinaciones, migrañas, miedos, ansiedad y trastornos del ritmo cardíaco; sufrió de saturnismo por intoxicación crónica de plomo; mostró síntomas de la enfermedad de Ménière: vértigos, mareos, náuseas, tinnitus; sufrió del síndrome de tener que sustituir a su hermano mayor fallecido e idealizado; tuvo relaciones de tipo simbiótico con su hermano Theo.

Muchos piensan que van Gogh era bipolar (maníaco-depresivo), por las oscilaciones que presentaba en su productividad artística y epistolar. Además, numerosos autores coinciden en que los individuos creativos y los pacientes bipolares tendrían rasgos de personalidad comunes, compartiendo el holismo, la universalidad, la irritabilidad, la originalidad y el esoterismo, mientras que en las crisis creativas ambos suelen experimentar ideofugalidad y alteraciones del sueño, entre otras variables, epilepsia o, incluso, sífilis.

La Asociación Psiquiátrica Estadounidense explica que la psicosis puede definirse como una "grave incapacidad para interpretar la realidad", y está relacionada con la esquizofrenia, los desórdenes bipolares e, incluso, la depresión.

Los investigadores aseguran que los relatos de Van Gogh en las cartas analizadas muestran episodios recurrentes de alucinaciones y delirio correspondientes a la psicosis.

El 29 de julio de 1890, Van Gogh murió de un disparo. La teoría más difundida es que el autor de "La Noche Estrellada" se suicidó. Probablemente abrumado por la soledad, la difícil situación que atravesaba su hermano Theo, cuyo hijo estaba muy enfermo y enfrentaba una mala situación económica, Van Gogh sale a caminar en dirección a los campos que retratara con singular maestría, disparándose un tiro en el pecho, muriendo tras 48 horas de agonía. Se despidió de Theo con la frase: “La miseria no terminará jamás”.

¿Qué evidencias forenses hay para relacionar a Van Gogh con esta arma? Y aunque las hubiera, ¿qué dice esto de quién apretó el gatillo? Esas son las dos grandes preguntas y yo no veo ninguna respuesta posible.

Y aunque las cartas reveladas por el museo Van Gogh no pongan un punto final a la discusión, permiten acercarse de manera más profunda a la mente de uno de los pintores más importantes del siglo XIX.

En esa misma época Friedrich Nietzsche afirmaba: “Siempre hay algo de demencia en el amor, pero también siempre hay algo de razón en la demencia”.


Compilador 

lunes, 24 de febrero de 2020

¿Qué hago si un Familiar tiene Depresión?

Convivir con una persona deprimida, es una situación muy estresante y que si no se gestiona de manera correcta, al final, acaba pasando factura a quien lo padece.

Normalmente la familia o entorno más cercano de una persona que tiene depresión, por distintos motivos, también sufre y muchas veces se acercan a nosotros para saber cómo abordar la situación y qué hacer. Te dejo algunos consejos para enfrentar la situación:

1. Dejar de creer que la depresión es sinónimo de tristeza
La tristeza es una emoción absolutamente normal que uno experimenta cuando pasa alguna cosa que le entristece: que pierda tu equipo de fútbol, que tengas problemas en el trabajo o que su hija tenga un novio que no te gusta. Tampoco es una depresión el hecho de tener problemas de adaptabilidad, es decir, que ocurran cosas en la vida que producen un estrés o ansiedad constantes que le hagan a uno ser más infeliz.

2. Desterrar el mito de que la depresión es una enfermedad exclusivamente de manifestación mental
En la depresión una dimensión es la del estado del ánimo, pero también se pueden dar otras manifestaciones o cuadros concomitantes, como el trastorno del sueño, fatiga, problemas de concentración, problemas en la alimentación, etc. Creer que la depresión es presentar un estado de ánimo deprimido (tristeza) provoca que se pasen por alto otras señales cognitivas o físicas que también llevan a diagnosticar esta grave condición. La depresión es multidimensional.

3. Evitar críticas y reproches por "no poner de su parte"
Cambiar el estado de ánimo de una persona que se siente triste puede ser una cuestión de actitud. Sin embargo, cuando se padece una depresión, la voluntad del paciente de mejorar o hacer otras cosas queda absolutamente anulada. Por tanto, hay que darse cuenta de que, al igual que existen problemas físicos que necesitan de tratamiento, también existen problemas psicológicos que deben ser tratados.

Si el familiar percibe que el paciente con depresión no desea mejorar, no debe reprochárselo o intentar ayudarle con expresiones como “anímate, que solo es un mal momento”, “debes poner algo de tu parte”, “sé positivo” no pienses tanto” o “no sé de qué te quejas si no te falta de nada…”. Hacer ese tipo de comentario, además de no tener respuesta, puede ser perjudicial, ya que el paciente se puede sentir culpable por no ser capaz de salir y sentirse mejor.

4. La importancia de estar en contacto continuo con el paciente y felicitar sus avances
Si de verdad queremos ayudar al paciente, es clave reservar tiempo para acompañarlo y, sobre todo, apostar por la empatía (intentar entender lo que siente la otra persona). Solo así tendremos más pistas sobre lo que quiere el enfermo: si necesita un hombro sobre el que llorar, si quiere distraerse, si necesita silencio o si necesita que le hablemos.

Respecto a la conversación con empatía, es importante que no caigamos en el error de darle más argumentos para verlo todo negro. Llegado el caso, los expertos proponen intentar desviar la conversación hacia otros temas, pero de forma sutil, con frases del estilo: “entiendo que ahora veas todo negativo pero, si te parece, podemos hablar de otros cosas, por ejemplo…”.

5. Promueve el tratamiento
Las personas con depresión pueden no reconocer o estar conscientes de su depresión. Quizás no reconozcan los signos y síntomas de la depresión, por lo que pueden pensar que lo que sienten es normal. Muy a menudo, las personas, producto de la presión social y familiar, sienten vergüenza de su depresión y creen erróneamente (por lo que se dice) que pueden superarla solo con la fuerza de voluntad. Pero la depresión rara vez mejora sin tratamiento, e incluso puede empeorar. Con el enfoque de tratamiento adecuado, la persona que quieres puede mejorar.

Para ayudar a esa persona, puedes hacer lo siguiente:
  • Habla con esa persona sobre lo que has notado y por qué estás preocupado.
  • Explícale que la depresión es una enfermedad, no un defecto ni una debilidad personal, y que generalmente mejora con el tratamiento.
  • Sugiérele que busque ayuda de un profesional: un médico o un psicólogo
  • Ofrécele tu ayuda para preparar una lista de preguntas con el fin de discutirlas en una primera cita con el profesional.
  • Exprésale tu disposición a ayudar organizando las citas médicas, acompañándolo a estas y asistiendo a las sesiones de terapia familiar.
Una vez, esta persona inicia una terapia psicológica, tú, como pareja o familiar, sería bueno, que siguieras las siguientes indicaciones, para facilitarte las cosas:
  1. Entender el problema: Debes informarte acerca de que es la depresión, como funciona y como la voluntad no lo es todo, existen muchos otros factores que influyen en el desarrollo y curso de este trastorno.
  2. Controlar los impulsos de ira y los enfados: Si estás enfadado, porque la otra persona ha hecho o no ha hecho tal o cual cosa, no le digas lo que estas deseando decirle. Ten autocontrol y quédate con tu frustración y tu rabia, ya que esa reacción tuya, no hará, sino empeorar la situación y hacer sentir peor a la persona que está deprimida.
  3. Observa que pensamientos te invaden: Estos son los generadores de rabia e impotencia, “No se esfuerza lo suficiente”, “No quiere superar la depresión”, “Lo que debe hacer es…”, etc. El control y la validez de estos pensamientos en ti, dependerá, del poder que tú les otorgues. Cuestiónate la veracidad y utilidad de los mismos.
  4. Retirada de atención: De manera contraria, no prestes excesiva atención a los comportamientos depresivos. No refuerces su llanto, ni le preguntes que le pasa a cada instante. No lo acuses, ni lo mires mal, simplemente actúa de manera natural y refuérzale cuando el ánimo esté mejor.
  5. Evita los sermones: No intentes hacerle razonar, ni exigirle un cambio de actitud, será inútil y te consumirá mucha energía. No se producirá una iluminación de repente en su cabeza, ni mejorará, por mucho que le digamos que su actitud no es constructiva.
  6. Propón actividades: Para participar en esta área, debes estar en contacto directo, con el psicólogo que dirige el tratamiento, de cara a elegir las actividades de manera correcta y paulatina.
  7. Trátalo con naturalidad: No lo trates como un enfermo o un loco, ni te obsesiones con como lo estará pasando, o que puedes hacer tú para ayudarle. Lo mejor, es que te vea de manera relajada y espontánea.
  8. Riesgo de suicidio: Si el profesional te indica que existe riesgo de suicidio, créetelo. No mires a otro lado, o no le des importancia. Se trata de “eliminar la posibilidad”. En algunos casos, bastará con controlar, que la persona realice sus pautas terapéuticas y tome su medicación, en otros más graves, esta persona no podrá quedarse sola. Puedes hacer turnos con otro familiar o persona de confianza o bien contratar a alguien especializado en cuidar personas enfermas. El caso, es no menospreciar esta información,  si así os lo hace saber el terapeuta.
Recuerda
  • Si bien es cierto, que el entorno donde el deprimido se desenvuelve, es importante, no lo es todo.
  • La persona deprimida, no es culpable de su depresión, pero si es responsable de recuperarse de ella.
  • No eres culpable, de que tú pareja o familiar no salga adelante. En última instancia, el trabajo de salir del pozo es solo suyo.
  • Es importante, que esta persona pida ayuda profesional cuanto antes, para poder comenzar a trabajar, todas aquellas cuestiones que están reforzando el trastorno depresivo.
Si la enfermedad que padece tu ser querido es grave o potencialmente mortal, ponte en contacto con un médico, un hospital o con los servicios médicos de urgencia… a veces, en casa, no se cuenta con las herramientas adecuadas para contener o atender una crisis potencialmente peligrosa.

Si tienes más consultas o dudas comunícate conmigo, con gusto te ayudare.



Compilador