Una vez que aceptamos la muerte,
la persona querida vuelve a estar viva para nosotros.
Darse tiempo y permiso: Es la estrategia clave que lleva a que la reparación se logre ya que necesitamos tiempo para sanar la herida que nos dejó la pérdida, no por
tener afán ésta va a ser solucionada antes. Los duelos muy cortos pueden ser en
realidad la negación de éste, por lo que son mejores los que llevan algún
tiempo y una actitud consciente ante la realidad de la pérdida. Lo usual es que
se necesiten meses, incluso años en hacer todo el proceso de forma completa y
reparadora. Por otro lado, hay que darse permiso para adaptarse a la realidad,
para sentir y expresar todos los sentimientos y para rehacer su vida a pesar de
la pérdida.
Estos dos elementos juntos son indispensables para reparar el daño
causado por la muerte del ser que nos importa y si no sacamos el tiempo
necesario, ni no nos damos permiso para entrar consciente y decididamente a
enfrentar el duelo, podemos lograr ocultar el hecho y mantenerlo latente y esto
nos generará dificultades en los planos emocional y físico y comprometerá
nuestra manera de relacionarnos con los demás.
DECÁLOGO PARA EL
QUE SUFRE UN DUELO
1.- Aprender a
desapegarse: Desapegarse significa
vivir con el recuerdo sereno del ser querido en una nueva relación espiritual
con él.
Apertura a los demás y al mundo teniendo un
proyecto de vida renovado y realista.
2.- Expresar los propios
sentimientos y pensamientos con respeto y cariño.
3.- Continuar tomando
decisiones: no renunciar a nuestra
capacidad y libertad para hacernos cargo de nuestra vida.
La actitud
que tomemos ante el dolor o la felicidad es de responsabilidad personal y esa
decisión puede hacernos personas más o menos saludables.
4.- Ser paciente
consigo mismo y darse el tiempo necesario: La
paciencia es una cualidad que debe ejercitarse porque no es fácil, ni nadie la
obtiene de la noche a la mañana.
Implica
voluntad y esfuerzo ante los cambios que se presentan en la vida. Hay que
contar de antemano que somos personas con grandes capacidades, pero a su vez no
con menos limitaciones. Erramos, acertamos, nos alegramos o también nos
frustramos.
Tras la
experiencia de la pérdida, este aprendizaje paciente en el dolor es una
oportunidad para vivir la vida con un nuevo sentido del bien y del amor.
Ser más
humanos debe ser una constante en nuestro cambio después de sufrir un duelo.
5.- Aprender a perdonar: Perdonarse uno mismo, a las circunstancias de la
vida, a Dios, a la vida y a los otros. “El que perdona, encuentra
siempre paz en su corazón”.
La fe no
borra el dolor, pero es un apoyo espiritual al alma que reconforta y entrega
mucha paz.
Es posible
que con mi dolor pueda tenderle la mano a otra persona.
Para recuperarnos sanamente
de la pérdida de un ser querido existen muchos factores que son importantes y
nos ayudan, pero ninguno de ellos es tan importante como la presencia de
otro ser humano, especialmente si éste ha recibido algo de educación en duelo.
Es preciso desligar nuestro
amor de la presencia física de lo que amamos. En el momento en que nuestro amor
no depende de una presencia, trascendemos, damos un paso más en nuestro
acercamiento al verdadero amor Debemos amar a nuestros seres queridos más allá
de su presencia física, es decir, amarlos sin la necesidad de tener que verlos.
Los buenos recuerdos se atesoran, los malos
recuerdos se deben sanar.
Recuperar
nuestra realidad, nuestro sentido de la vida, nuestra personalidad íntegra y la
confianza en el mundo puede llegar a ser una de las tareas más difíciles de la
recuperación. Esto significa, entre otras cosas, enfrentarse con la
desorganización y la adaptación a un entorno sin el ser querido.
Debido a que
cada ser humano participa en mayor o menor intensidad de nuestra realidad, de
nuestro sentido de la vida, de nuestra personalidad íntegra y de nuestra
confianza en el mundo, un primer paso es establecer qué tanto de cada uno de
estos elementos (realidad, sentido de la vida, personalidad y confianza) estaba
absorbido por o dependía de nuestro ser querido perdido y, por ende, qué tanto
estará afectado por la pérdida. Una vez alcanzado este objetivo, debemos
entonces utilizar "lo que queda" como elemento o base para su
reconstrucción.
Más énfasis deberemos poner en aquellos aspectos que
más seriamente se vean afectados por su dependencia del ser querido; es decir,
nuestra prioridad será retomar el trabajo de reconstruir aquello que
primeramente esté más afectado.
Un buena información como todo lo que se encuentra en este blog que nos ayudara como sobre llevar un proceso tan difícil como lo es la muerte de un ser querido.Muy bueno medico felicitaciones.
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