El trastorno de identidad disociativo fue llamado en un
comienzo trastorno de personalidad múltiple, como referencia a esto, el nombre
se mantiene en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y
Problemas Relacionados con la Salud. Aunque el trastorno lleva por nombre
trastorno de identidad disociativo, este no esta relacionado de ninguna manera
con la esquizofrenia. Aunque el término de "personalidad dividida",
es un término ampliamente asociado con la esquizofrenia, este no es un término
aceptado por profesionales en relación con la identidad disociativa. En este
trastorno se observa que el paciente alterna dos o más personalidades
distintas, existiendo una amnesia para una cantidad importante de información
relativa a las otras identidades.
La persona que padece este trastorno puede adoptar hasta
cien identidades distintas, en ciertos casos cada una de estas identidades son
completas, con gestos propios, tono de voz y respuestas fisiológicas,
independientes la una de otra, en otros casos sólo se diferencian las
identidades por algunas características concretas.
Causas
El trastorno de identidad disociativo es el resultado de una falla en la integración de varios aspectos de la identidad, la memoria y la conciencia, en donde, cada personalidad que posee el individuo se vive con un nombre, imagen, historia personal e identidad distintos. Hay una personalidad primaria que corresponde a la identidad verdadera del sujeto, la que se caracteriza por ser pasiva, dependiente, culpable y depresiva, en cambio, las demás personalidades en general poseen nombres y rasgos que contrastan con la personalidad real del individuo.
El trastorno de identidad disociativo parece estar causado
por la interacción de varios factores:
- El estrés insoportable, como el haber sufrido abusos físicos o psicológicos durante la niñez.
- Una habilidad para separar los propios recuerdos, percepciones o identidades del conocimiento consciente (capacidad disociativa)
- Antes de tener una visión unificada del yo y de los otros se puede consolidar sólidamente un desarrollo anormal
- Una insuficiente protección y atención durante la niñez.
hechos traumáticos
para una persona, que en este caso utiliza una tendencia natural a “disociarse”
como fuga de escape, a la creación de distintas identidades que hagan frente a
dichas situaciones. Una forma de liberar la tensión reprimida. También se
relaciona con una falta de apoyo social durante o después del abuso. La amnesia
disociativa y los estados de fuga también son reacciones claras a fuertes
tensiones vitales.
El desarrollo humano
requiere que los niños sean capaces de integrar complicados y diferentes tipos
de información y experiencias. A medida que los niños aprenden a forjarse una
identidad cohesionada y compleja, pasan por fases en las cuales se mantienen
separadas diferentes percepciones y emociones. Pueden usar estas diferentes
percepciones para generar diferentes yo, pero no todos los niños que sufren
abusos, pérdidas o traumas importantes, resultan desarrollando múltiples
personalidades. Los que sí tienen esta capacidad también tienen formas normales
de resolver sus problemas, y en general, estos niños vulnerables están lo
suficientemente protegidos y tranquilizados por los adultos como para que no se
desarrolle un trastorno de identidad disociativo.
Síntomas
Las personas con un trastorno de identidad disociativo pueden experimentar a menudo un cuadro de síntomas que pueden parecerse a los de otros trastornos psiquiátricos. Los síntomas pueden ser similares a los de la ansiedad, de las alteraciones de la personalidad, de la esquizofrenia y de los trastornos afectivos o de la epilepsia. La mayoría de las personas sufre síntomas de depresión, ansiedad (dificultad para respirar, pulso acelerado, palpitaciones), fobias, ataques de pánico, alteraciones del apetito, estrés postraumático y síntomas que simulan los de las enfermedades físicas. Pueden estar preocupadas por el suicidio y son frecuentes los intentos, así como los episodios de automutilación. Muchas personas con trastorno de identidad disociativo abusan del alcohol o de las drogas en algún momento de su vida.
Las personas con un trastorno de identidad disociativo pueden experimentar a menudo un cuadro de síntomas que pueden parecerse a los de otros trastornos psiquiátricos. Los síntomas pueden ser similares a los de la ansiedad, de las alteraciones de la personalidad, de la esquizofrenia y de los trastornos afectivos o de la epilepsia. La mayoría de las personas sufre síntomas de depresión, ansiedad (dificultad para respirar, pulso acelerado, palpitaciones), fobias, ataques de pánico, alteraciones del apetito, estrés postraumático y síntomas que simulan los de las enfermedades físicas. Pueden estar preocupadas por el suicidio y son frecuentes los intentos, así como los episodios de automutilación. Muchas personas con trastorno de identidad disociativo abusan del alcohol o de las drogas en algún momento de su vida.
El cambio de personalidades y la ausencia de consciencia del
propio comportamiento en las otras personalidades hacen a menudo caótica la
vida de una persona con este trastorno. Como las personalidades con frecuencia
interactúan entre ellas, la persona dice oír conversaciones internas y las
voces de otras personalidades. Esto es un tipo de alucinaciones.
Hay varios signos característicos del trastorno de la
personalidad disociativo:
- Síntomas diferentes que ocurren en distintos momentos.
- Una capacidad fluctuante para asumir sus funciones, desde la eficacia en el trabajo y en la casa hasta la inhabilidad.
- Intensos dolores de cabeza y otros síntomas físicos.
- Distorsiones y errores en el tiempo y amnesia.Despersonalización y desrealización (sentimiento de estar separado de uno mismo y experimentar su medio como irreal).
Diagnostico
Las personas con un
trastorno de identidad disociativo tienen típicamente una historia de tres o
más diagnósticos psiquiátricos previos diferentes y que no han respondido al
tratamiento. Estas personas están muy preocupadas por temas de control, tanto
el autocontrol como el control de los demás. Para realizar el diagnóstico de
trastorno de identidad disociativo, el médico debe proceder a realizar una
entrevista médica y psiquiátrica, incidiendo especialmente acerca de
experiencias disociativas. Se han ideado entrevistas especiales para ayudar al
médico a identificar el trastorno. El médico también puede entrevistar al
paciente durante períodos largos, pedirle que lo visite regularmente y utilizar
la hipnosis o entrevistas con facilitación farmacológica para tener acceso a
sus personalidades. Estas medidas aumentan la posibilidad de que la persona
cambie de una personalidad a otra durante la evaluación. De forma creciente,
los médicos consiguen hacer manifestarse las diferentes personalidades pidiendo
que hable la parte de la mente que estuvo implicada en un comportamiento
concreto. Puede que el paciente no recuerde este comportamiento o que lo haya
experimentado más como un observador que como un sujeto activo (como si la
experiencia fuera como un sueño o irreal).Pueden hacer cosas y no reconocerlas,
porque ellos no eran los que lo hacían o simplemente no saben porque lo hacen.
Tratamiento y pronostico
El trastorno de identidad disociativo requiere psicoterapia,
con frecuencia facilitada por la hipnosis. Los síntomas pueden ir y venir de
modo espontáneo, pero el trastorno no desaparece por sí mismo.
El tratamiento
puede aliviar algunos síntomas específicos pero no tiene efectos sobre el
trastorno en sí mismo.
El tratamiento es a
menudo arduo y emocionalmente doloroso. La persona puede experimentar muchas
crisis emocionales debido a acciones de las personalidades y por la
desesperación que pueden acarrear los recuerdos traumáticos durante la terapia.
A menudo son necesarios varios períodos de hospitalización psiquiátrica para
ayudar a la persona en períodos difíciles y para operar de un modo directo
sobre los recuerdos dolorosos. Frecuentemente el médico utiliza la hipnosis
para que se manifiesten (para tener acceso a) las personalidades, facilitar la
comunicación entre ellas, estabilizarlas e integrarlas. La hipnosis también se
usa para reducir el impacto doloroso de los recuerdos traumáticos.
Generalmente, son
necesarias una o dos sesiones de psicoterapia a la semana durante al menos 3 a
6 años. Las sesiones tienen como objetivo integrar las personalidades en una
personalidad única o alcanzar una interacción armoniosa entre ellas que permita
una vida normal sin síntomas. La integración de las personalidades es lo ideal
pero no siempre se consigue. Las visitas al terapeuta son reducidas
gradualmente pero es raro que se terminen. Los pacientes pueden confiarse al
terapeuta para que les ayude, de vez en cuando, a afrontar los problemas
psicológicos, del mismo modo que pueden hacerlo periódicamente con su propio
médico.
El pronóstico de las
personas con un trastorno de identidad disociativo depende de los síntomas y de
las características del trastorno. Algunas tienen principalmente síntomas
disociativos y características postraumáticas; esto significa que, además de
sus problemas de memoria e identidad, experimentan ansiedad acerca de
acontecimientos traumáticos y el hecho de revivirlos y recordarlos. Generalmente, se
recuperan por completo con el tratamiento.
Otras personas tienen
adicionalmente trastornos psiquiátricos graves, como trastornos de la
personalidad, afectivos, alimentarios y de abuso de drogas. Sus problemas
mejoran más despacio y el tratamiento puede tener menos éxito o bien debe ser
más largo y pueden aparecer más crisis. Por último, algunas personas no
solamente tienen otros problemas psicológicos graves sino que también están
gravemente comprometidas con otras personas que las acusan de haber abusado de
ellas.
El tratamiento a
menudo es largo y caótico y trata de reducir y de aliviar los síntomas más que
de conseguir la integración. A veces, incluso un paciente con un mal pronóstico
mejora lo suficiente con la terapia para sobrellevar el trastorno y comenzar a
dar pasos rápidos hacia la recuperación. Criterios para el diagnóstico de
Criterios para el Trastorno de identidad disociativo (CIE 10
y DSM 4)
- A. Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad (cada una con un patrón propio y relativamente persistente de percepción, interacción y concepción del entorno y de sí mismo).
- B. Al menos dos de estas identidades o estados de personalidad controlan de forma recurrente el comportamiento del individuo.
- C. Incapacidad para recordar información personal importante, que es demasiado amplia para ser explicada por el olvido ordinario.
- D. El trastorno no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., comportamiento automático o caótico por intoxicación alcohólica) o a una enfermedad médica (p. ej., crisis parciales complejas).
Nota: En los niños los síntomas no deben confundirse con
juego fantasiosos o compañeros de juego imaginarios.
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