viernes, 20 de julio de 2012

Pacientes Psicosomáticos

Prácticamente no existe ser humano que en ciertos momentos críticos o no, de su vida, no haya experimentado síntomas Psicosomáticos que van más allá de los que, por su mecanismo de formación, definiríamos como conversivos. Personas que desencadenan o agravan enfermedades orgánicas frente a situaciones críticas, duelos, etc. y otros que se enferman frecuentemente, o tienen enfermedades difíciles de curar.
El estudio de los trastornos psicosomáticos siempre ha planteado problemas de índole teórico-clínica, que han dado lugar a numerosos estudios y a controversias.

El primer planteo es rechazar una vieja disociación innecesaria entre la mente y el soma; o discutir si la enfermedad se inicia en el campo psíquico o en el somático, cuando la experiencia clínica y la larga bibliografía de la que disponemos nos demuestran la importancia de la relación entre el psique–soma y que las afecciones suelen afectar a la persona como una unidad.

El trabajo en el campo de la salud psíquica  no se muestra al modo de otras patologías con cuadros o síntomas psicológicos más o menos definidos, como es el caso de las Neurosis o las Psicosis, y desde el llamado campo científico y biológico se discute no tanto la estrecha relación psique-soma, sino la etiogénesis en el campo psíquico de muchas enfermedades.

Ahora llamado con un término relativamente nuevo como Trastorno Somatomorfo que se caracterizan por molestias diversas, en mayor o menor grado difusas, que aquejan al paciente pero que no pueden ser explicadas por la existencia de una enfermedad orgánica o al menos no de manera suficiente y concluyente.

Es frecuente la atención en consulta de pacientes que han pasado por una gran cantidad de diagnósticos, exploraciones y tratamientos, sin obtener resultados satisfactorios post-tratamiento.
Los mismos síntomas en diferentes pacientes no garantizan una misma estructura. Lo que se observa es que no hay una estructura de base común en este tipo de pacientes, como nos podemos encontrar en otros cuadros clínicos. De ello podemos deducir la importancia de un buen diagnóstico diferencial tanto médico como psicodinámico.

Todos, en un momento dado,  hemos sufrido sintomatología psicosomática. Hay personas que aunque no se las definiría como un paciente psicosomático, ante situaciones de crisis acaban agravando o padeciendo una enfermedad; pero hay un tipo de persona concreto que tiene una especial predisposición para desarrollar un trastorno psicosomático.

Además de las dificultades que nos podemos encontrar ante el diagnóstico, no todos los pacientes pueden iniciar una psicoterapia, dado que se ha de vislumbrar un mínimo deseo de querer descubrir esos contenidos desconocidos que tanto malestar provocan.

Características más comunes y tratamiento
De los estudios que se han realizado a lo largo de la historia, se pueden inferir una serie de características, que a mi entender, hacen reconocer al paciente psicosomático.
Estas características pueden parecer exageradas, dado que corresponden a un enfermo psicosomático puro, y que es muy difícil, prácticamente imposible, que encontremos en la práctica clínica, donde lo habitual es encontrar sintomatología psicosomática.
Este tipo de paciente tiene una relación especial con la realidad, a la que generalmente se sobre adapta, viviendo de forma objetiva e impersonal. Manifiestan conductas de hiperactividad. Presentan inclinación compulsiva al trabajo, son súper exigentes e híper eficaces, se dedican a lograr éxitos externos, e inducen a los demás a que se les exija. Hay predominio del principio de la realidad frente al principio del placer.
En cuanto a los afectos presentan desconexión. Presentan dificultades para detectar, discriminar y manifestar emociones y las que expresan, están a nivel muy corporal. Esto, a  la vez nos lleva a un pensamiento despojado de sentido y significado emocional, cuyas representaciones emocionales son pobres, escasas y repetitivas. Pierden el interés por el pasado y por el futuro igualmente podemos observar que mantienen un contacto superficial en sus relaciones. 
 Esto no quiere decir que tengan bajo nivel intelectual, pues pueden llegar a ser muy racionales y a intelectualizar, pero hay escasez de sueños y de pensamiento creativo y si los hay no cumplen la función de elaborar y simbolizar pensamientos latentes, sino la de evacuar el contenido latente. Existe una disminución del uso de símbolos en la transmisión de los procesos psíquicos y las cadenas asociativas son pobres,  motivos por los cuales el tratamiento psicoterapéutico no está exento de dificultades.
Lacan decía que existen 3 aspectos significativos:
1.- La simbolización 2.- La simbiosis 3.- El narcisismo.
Estos pacientes también tienen muchas dificultades para elaborar las separaciones. En muchas ocasiones la aparición de la sintomatología psicosomática aparece tras una pérdida o una separación. Viven éstas como peligrosas,  pues los puede llevar a desorganizaciones primitivas.
 El tratamiento que consideramos más adecuado es la psicoterapia, en muchas ocasiones acompañada de un abordaje multidisciplinario, donde se pueda instaurar un tratamiento farmacológico si se considera necesario, puesto que hay que tener muy presente, en este tipo de trastornos, que la dolencia fisiológica es real.
 Se ha comprobado que el acompañamiento psicoterapéutico, en este tipo de pacientes, con el objetivo de ir identificando y elaborando las diferentes emociones, hace que experimenten una paulatina mejoría de la sintomatología psicosomática.

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