El
Muro Occidental (de los Lamentos) es uno de los sitios turísticos más visitados
de Israel. A cualquier hora del día o de la noche, afluyen visitantes al Muro,
a orar, a tomar fotos, a participar en una manifestación o en una ceremonia de
jura de la bandera, a asistir a una bar-mitzvá, o simplemente a absorber algo
del ambiente histórico y espiritual del que está imbuido este lugar antiguo.
Ciertos
individuos se sienten atraídos a ese lugar, en busca de una experiencia
sobrenatural. Entre ellos están los que se creen mesías, los inadaptados, los
turbados, los espiritualmente implicados. Son quienes padecen del síndrome de
Jerusalén y están literalmente embriagados por la Ciudad Santa. Los deleita la
atmósfera especial del Muro pasada la medianoche. Su psique se inflama con la
santidad histórica en la que se sienten inmersos. Aunque otros sitios de
Jerusalén también los atraen, el Muro es el lugar predilecto de tales
individuos, en especial de los judíos. Los períodos críticos son las
festividades religiosas como la Navidad.
Descripción
El
primero en identificar clínicamente el síndrome de Jerusalén fue el Dr. Yair Bar-El,
ex director del hospital psiquiátrico de Kfar Shaúl y actualmente psiquiatra de distrito en el
Ministerio de Salud. El Dr. Bar-El examinó a 470 turistas, declarados
temporalmente dementes, que fueron atendidos en Kfar Shaúl entre 1979 y 1993, y
extrajo de su estudio algunas conclusiones fascinantes. De los 470 visitantes
del mundo entero que estuvieron internados allí, 66 por ciento eran judíos, 33
por ciento cristianos, y el 1 por ciento no tenía afiliación religiosa
definida.
En
el hospital Eim Karem hay un departamento de psiquiatría especializado en
extranjeros que presentan este síndrome que en términos médicos es un trastorno disociativo histérico: los enfermos generan otra
personalidad que luego no serán capaces de recordar. Se trata de una quiebra
del sentido común ante la sobrecarga espiritual que flota en el ambiente, ante
tanta religión, ideología, historia, mitología, concentradas en cada piedra de
esta ciudad, y sus evidentes consecuencias: guerras, cruzadas, conquistas,
masacres, éxodos, martirios, milagros, caridades, tiranía, intolerancia, arte y
destrucción.
El
Dr. Bar-El señala que el síndrome de Jerusalén es análogo al "síndrome de
Florencia" identificado por los psiquiatras italianos, que hace
tiempo observaron una tendencia entre los turistas y visitantes de la ciudad a
actuar de modo raro e irracional. Sin embargo, en Florencia, son las obras de
arte y la belleza de la propia ciudad las que provocan, al parecer, la
aparición del síndrome, más bien que la religión.
Síntomas
Muchos
personajes de la Biblia son objeto de una identificación de este tipo, como por
ejemplo Moisés o el rey David del Antiguo Testamento, o Jesús de Nazaret y
Juan el Bautista del Nuevo Testamento. Habitualmente los hombres emulan
personajes masculinos de la Biblia y las mujeres, personajes femeninos. La
confesión religiosa también es importante, puesto que los judíos imitan a personajes
del Antiguo Testamento y los cristianos suelen imitar a los del Nuevo. No es exclusivo de
una sola religión y afecta por igual a judíos, cristianos, musulmanes e incluso
a otras creencias.
Individuos
aparentemente equilibrados se vuelven psicóticos al llegar a Jerusalén. Son
personas que se sienten atraídos por este lugar y buscan una experiencia
sobrenatural. Quienes padecen de este síndrome están literalmente
embriagados por la Ciudad Santa. Los deleita la atmósfera, los embelesa
el hálito místico que perciben allí. Su psique se inflama con la santidad
histórica en la que se sienten inmersos.
A
los cuatro o cinco días, los pacientes responden al enfoque de retorno a la
realidad que preconizan los psiquiatras. "Me siento como un payaso", dicen algunos,
avergonzados y no logran explicar el por qué cuando les dicen que les dio por
sumergirse en un estanque en el parque o cantar aleluyas en plena noche
encaramados en las murallas de la Ciudad Vieja.
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