miércoles, 7 de noviembre de 2012

El Síndrome alcohólico fetal

El Síndrome alcohólico fetal (S.A.F.) se incluye dentro de los denominados síndromes de influencia prenatal. A diferencia de los síndromes genéticos, el SAF se produce durante la gestación del embrión y no viene determinado de antemano por un error en la codificación genética. Su causa es la ingesta y abuso de alcohol (etanol) por parte de la madre durante el período de formación del feto antes de su nacimiento.
No se trata de un tema menor. El SAF, es una de las principales causas de Retraso Mental en niños junto a problemas orgánicos, neurológicos y psicológicos. Se calcula que 1 de cada 700/1.000 niños nacidos podrían, actualmente, estar afectados por el SAF.

Recordemos que la ingesta de alcohol a partir de sus diferentes productos (destilados, licores, etc.) es un producto legal y de fácil acceso en la mayoría de países, y, aunque su ingesta moderada en sus formas de menor graduación (vino, cerveza, etc.) no puede asociarse directamente a problemas de salud, sí es cierto que su ingesta durante el embarazo supone un serio riesgo para la integridad física y psíquica del futuro bebé. En todo caso se plantea la dificultad de establecer la cantidad o tipo de bebida que puede empezar a considerarse peligrosa en mujeres embarazadas.

Diferentes asociaciones de salud recomiendan encarecidamente la abstinencia total durante la gestación y esa parece ser la medida más segura en aras de una buena prevención. El consumo o abuso del alcohol durante el embarazo puede ocasionar los mismos riesgos del consumo de alcohol en general; sin embargo, plantea riesgos adicionales para el feto. Cuando una mujer embarazada toma alcohol, éste atraviesa fácilmente la placenta hacia el feto. Debido a esto, el consumo de alcohol le puede causar daño al desarrollo del bebé.

Una mujer embarazada que consuma cualquier cantidad de alcohol está en riesgo de tener un niño con síndrome de alcoholismo fetal. No se ha establecido ningún nivel de "seguridad" con el consumo de esta bebida durante el embarazo. Las cantidades mayores de alcohol parecen incrementar los problemas. El consumo excesivo de alcohol es más dañino que tomar pequeñas cantidades de esta bebida. El momento del consumo de alcohol durante el embarazo también es importante y parece ser más dañino durante el primer trimestre. Sin embargo, tomar alcohol en cualquier momento del embarazo puede ser dañino. Algunos estudios demuestran que las madres que consumen 80 grs. de alcohol por día, la posibilidad de un SAF en sus niños es del 30 al 50%.

Hay otros factores que parecen tener cierta relevancia en la génesis del SAF, como puede ser los hábitos de consumo, es decir, si se trata de ingestas “controladas” frecuentes o episodios aislados de excesos incontrolados. Igualmente parece que el hecho de que la ingesta de alcohol se produzca junto algún alimento sólido o en solitario puede producir diferentes efectos de absorción por parte del feto. Sea como fuere, el hecho, es que el alcohol ingerido por la madre pasa fácilmente a través de la placenta y el feto se halla expuesto a sus efectos. Pensemos que el feto todavía no dispone de recursos para metabolizarlo, o sea, eliminarlo y por tanto, permanece durante más tiempo en su organismo actuando como un teratógeno.

Destacar también que el período de mayor riesgo, según algunos estudios  es durante el primer trimestre de gestación. En esta etapa es cuando una ingesta de alcohol excesiva puede acarrear los mayores daños neurológicos dado que es cuando el cerebro está formándose y pueden producirse daños irreversibles. A este respecto, está ampliamente documentado, los efectos irreversibles sobre los procesos de migración neuronal en esta etapa inicial.

Síntomas
  • Un bebé con síndrome de alcoholismo fetal puede tener los siguientes síntomas:
  • Crecimiento deficiente mientras el bebé está en el útero y después de nacer.
  • Disminución del tono muscular y mala coordinación.
  • Retraso en el desarrollo y problemas en tres o más áreas mayores: pensamiento, lenguaje, movimiento o habilidades sociales.
  • Anomalías cardíacas como la comunicación interventricular (CIV) o la comunicación interauricular (CIA).
  • Problemas con la cara, como: ◦ojos pequeños y rasgados con pliegues epicánticos grandes
  • Cabeza pequeña
  • Maxilar superior pequeño
  • Surco nasolabial liso
  • Labio superior liso y delgado
Características generales:

a)

1.-  Poco peso al nacer.

2.-  Percentiles bajos en talla y peso progresivos.

3.- Fenotipo peculiar con anormalidades faciales. Incluyen ojos de tamaño inferior al normal, rasgados y anomalías palpebrales. Mejillas aplanadas. Malformación del paladar, orejas u otros. Nariz respingona y corta con la ranura entre ella y el labio superior (filtro) mal desarrollada o ausente. Microcefalia (diámetro craneal pequeño). Frente abombada. Mandibula pequeña (micrognata), que da al rostro el denominado "perfil de pájaro".

4.- Problemas de desarrollo. Malformaciones de tipo cardíaco, genitourinario y esquelético. También son frecuentes problemas visuales y/o auditivos.

5.- A nivel estructural se han señalado reducciones en el tamaño de determinadas áreas de los ganglios basales, cerebelo, hipocampo y cuerpo calloso. Es interesante señalar que también se ha observado un desplazamiento espacial en la posición de este último, que correlaciona con el rendimiento en pruebas de aprendizaje verbal. El importante papel que juega el cuerpo calloso en la comunicación entre ambos hemisferios cerebrales se ve también lógicamente comprometido.

6.- En algunos casos pueden presentarse episodios epilépticos.

7.- Coordinación deficiente del sistema locomotor. Rigidez en la motricidad fina con poca capacidad de coordinación.

b)

A nivel psicológico:

1.-  Alteraciones del SNC. Consistentes en retraso mental, generalmente moderado (CI variable entre 50-80), niveles bajos de atención, labilidad emocional y trastornos del comportamiento, irritabilidad, hiperactividad y alteraciones del desarrollo motor como hipotonía y déficit de la coordinación.

2.- Presencia de sintomatología T.D.A.H. Es decir, déficit atención con hiperactividad e impulsividad. Son niños generalmente muy movidos con un importante déficit atencional, poca capacidad de reflexión e impulsividad. Este tipo de funcionamiento suelen generarle problemas de adaptación familiar, escolar y social.

3.- Presentan déficits significativos en el funcionamiento ejecutivo. Es decir, en la la capacidad para planificar y obtener soluciones adaptadas a las diferentes situaciones. Dificultad en cambiar las estrategias pensando de forma diferente. Fallo en los procesos inhibitorios (lóbulos frontales) para regular la conducta. Dificultad para entender causa-efecto. Pensamiento concreto. Juicio pobre. Incapacidad para retrasar la gratificación (refuerzo demorado). Imposibilidad de aplicar el conocimiento a nuevas situaciones.

4.- Pueden aparecer conductas atípicas (aleteos, balanceos, gritos, movimientos repetitivos improductivos como oler ciertas cosas, arrancamiento de pelo, sin finalidad aparente).

5.- Más adelante pueden aparecer obsesiones hacia ciertas conductas u objetos de interés.

6.- Problemas de relación con los iguales. Socialización conflictiva. Parecen no entender bien las relaciones amistosas con los iguales o compañeros. Dificultad para mantener el juego estructurado.

7.- Falta de imaginación o curiosidad. Prefieren rutinas previsibles. Pueden descontrolarse más en situaciones ruidosas o de mucha gente.

8.- Dificultades de aprendizaje. Que incluyen disminución de memoria, incapacidad para entender conceptos como tiempo y dinero, mala comprensión del lenguaje, o poca capacidad para resolver problemas.

9.- En algunos casos puede presentarse, a medida que crecen, síntomas que se han observado también en adultos alcohólicos. Nos referimos a un deterioro cognitivo significativo con problemas en el razonamiento complejo, pensamiento abstracto, memoria, juicio y atención pero con preservación de las facultades lingüísticas. También resulta relevante la pérdida de autocrítica, conducta explosiva, exacerbación de rasgos de personalidad premórbida, humor grotesco y provocativo y pérdida de inhibiciones sociales.

En el caso de los niños con EAF (efectos alcoholismo fetal) los síntomas antes descritos pueden no estar todos presentes o darse de forma mucho más leve hasta el punto que no son reconocidos como consecuencia de una ingesta de alcohol en la etapa embrionaria.

Recientemente se ha informado de un tipo de alteración del desarrollo neurológico relacionado con el alcohol que afecta a un grupo de niños que sólo muestran problemas de conducta o emocionales (propias del SAF o EAF) pero que cursan sin ningún otro signo de retraso en el desarrollo ni deficiencias en el crecimiento físico. Este grupo no estaría diagnosticado adecuadamente y, por tanto, produciría un malestar añadido al no entender las causas de ciertos comportamientos.

Tanto el SAF como el EAF son trastornos permanentes que no tiene curación, si bien, a partir de un buen diagnóstico podemos establecer unas pautas de intervención y trabajar a nivel psicológico muchas de sus manifestaciones cognitivas y conductuales.

Diagnóstico

El diagnostico se efectúa en base a la exploración médica, la presencia de las características fenotípicas, orgánicas y conductuales antes apuntadas. Igualmente deberemos valorar la historia clínica de la madre y la presencia, en una u otra medida, de ingesta de alcohol durante el embarazo como requisito imprescindible.

Tratamiento

Mujeres embarazadas o que están tratando de quedar en embarazo deben evitar el consumo de cualquier cantidad de alcohol. Las mujeres embarazadas y que son alcohólicas se deben vincular a un programa de rehabilitación para el consumo excesivo de alcohol y someterse a un control estricto por parte de un médico durante todo el embarazo.

Evaluación e Intervención en el SAF

La evaluación e intervención en niños con SAF es multidisciplinar. Resulta fundamental una coordinación entre los diferentes servicios de pediatría, salud mental y educativa.
Debemos empezar por una recogida de datos exhaustiva. Tras la entrevista con los padres debemos recabar la historia clínica y evolutiva del niño, antecedentes relevantes, pruebas médicas efectuadas, etc. También informes escolares si existen.

Normalmente las líneas de intervención psicológica en el SAF a nivel general son: aplicar pruebas de inteligencia general. Observación y valoración de la conducta y coordinación visomotriz. Intervención en estimulación cognitiva, regulación de conductas, trabajo emocional, fomentar habilidades sociales, recursos específicos (según el caso),  revisión y asesoramiento continuo con padres y escuela.

Expectativas (pronóstico)

El desenlace clínico para los bebés con síndrome de alcoholismo fetal varía y casi ninguno de ellos tiene desarrollo cerebral normal.
Los bebés y niños con síndrome de alcoholismo fetal tienen muchos problemas diferentes que pueden ser difíciles de manejar. El pronóstico para los niños es mejor si el diagnóstico es oportuno y se le remite a un equipo de médicos que puedan trabajar sobre estrategias educativas y conductuales que se ajusten a las necesidades del niño.

Cuándo contactar a un profesional médico

Consulte con el médico si está consumiendo alcohol en forma periódica o excesiva y le parece difícil reducirlo o suspenderlo. Asimismo, consulte si está tomando alcohol en cualquier cantidad mientras está en embarazo o tratando de quedar embarazada.

Prevención

Evitar el alcohol durante el embarazo previene el síndrome de alcoholismo fetal. La asesoría puede ayudar a las mujeres que ya han tenido un niño con este síndrome. Las mujeres sexualmente activas que beben mucho deben utilizar métodos anticonceptivos y controlar sus comportamientos con la bebida o dejar de tomar alcohol antes de tratar de quedar en embarazo.

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