"Lo que no somos capaces de cambiar debemos por lo menos describirlo" Rainer Weber Fassbinder
Un reciente estudio, de la cual hablare en
este artículo, aporta cifras escalofriantes al respecto: el 79% o más de los
afectados ha sufrido, por lo menos una vez, algún tipo de exclusión asociado a
su patología mental y el 71% de los pacientes afirma que quiere esconder que la
sufre. Los expertos alertan de que sufrir discriminación empeora el pronóstico
de las enfermedades mentales y contribuye al aislamiento social y profesional
de los enfermos.
La
depresión es un trastorno psicológico que genera mucho sufrimiento a los
afectados. Tristeza, irritabilidad, falta de energía y apetito, problemas para
dormir o para mantener relaciones sexuales y dificultades para trabajar y para,
en general, llevar un ritmo de vida adecuado son algunos de sus síntomas. A
este sufrimiento psicológico y físico hay que sumarle el que genera el estigma.
Hay
numerosos estudios que señalan que el estigma asociado a esta enfermedad mental
todavía sigue vigente. Según una investigación de la Universidad Nacional de
Australia, uno de cada cinco hombres afirma que preferiría no trabajar con una
persona que sufre depresión.
La causa hay que buscarla en los prejuicios
que aún rodean a las personas con depresión. "No trabajan porque no
quieren", "Son débiles", "Evitan las responsabilidades de
la vida", "Es solo cuestión de voluntad superar ese problema",
etc.
Estas
opiniones desfavorables se traducen en conductas como el rechazo social. Por
eso, aparte de las repercusiones que les puede generar en sus relaciones
personales, muchos se quejan de que se sienten excluidos en el ámbito
profesional.
Un estudio realizado
por investigadores de varios países, y financiado por la Unión Europea, ha
puesto de manifiesto que los pacientes con depresión se sienten discriminados.
Los
científicos entrevistaron a 1.082 personas de 35 países que padecen el
trastorno. Y los resultados han mostrado que el 79% había sufrido algún tipo de
exclusión asociado a su dolencia por lo menos una vez. Las consecuencias de esa
discriminación fueron que el 37% había desistido de iniciar una relación
personal por tal motivo.
En
el ámbito profesional, la discriminación fue la causa de que el 25% no luchara
por un puesto de trabajo. Como señala la Dirección General de Sanidad y
Consumidores de la Unión Europea, "las personas que contratan a
trabajadores pueden discriminar a aquellos que tienen depresión, pues temen que
no puedan trabajar adecuadamente".
Depresión:
consecuencias de no buscar un tratamiento
Los
investigadores también llegaron a otra conclusión: el 71% de las personas
encuestadas afirmaba que deseaba esconder que sufría el trastorno. El estigma y
la discriminación contribuyen al aislamiento social y profesional de muchas
personas que padecen esta enfermedad.
Otra
de las graves consecuencias es que muchos afectados no buscan tratamiento de
ningún tipo porque no quieren que nadie sepa que sufren depresión. No quieren
sentirse "débiles" o "perezosas", que es como las define el
estigma.
Incluso
la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamamiento para combatir
esta diferenciación durante la celebración del Día Mundial de la Salud Mental,
el pasado 10 de octubre. Por todo esto, la Dirección General de Sanidad y
Consumidores de la Comisión Europea aconseja "reforzar la legislación para
reducir la discriminación y promover la inclusión social en todos los ámbitos,
como el lugar de trabajo, el hogar, los centros académicos o los lugares de
ocio".
El estudio concluye que
se necesitan nuevas aproximaciones para superar la estigmatización de las
personas con depresión, ya que la discriminación actúa como una barrera a la
socialización e integración laboral de estas personas.
Datos sobre la
depresión
Según
la Organización Mundial de la Salud, la depresión es un trastorno mental
frecuente que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo. Es la
principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a
la carga mundial de morbilidad. Afecta más a mujeres que a hombres. Esta
patología psiquiátrica puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar
de forma sensible el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para
afrontar la vida diaria. Además, en su forma más grave, puede conducir al
suicidio (es la causa de cerca de un millón de fallecimientos cada año, la
mayoría por estar sin diagnosticar o sin tratamiento).
Si
es leve, se puede tratar sin medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado
o grave, son necesarios los fármacos y la psicoterapia profesional. A pesar de
que se disponen de tratamientos eficaces para la depresión, más de la mitad de
los afectados en todo el mundo (y más del 90% en algunos países) no los
reciben.
Puedes ver aquí mi blog sobre La Depresión
publicado el 27 de junio del 2012.
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