Causas
Aunque la causa del
síndrome de Tourette es desconocida. Es más común entre los varones que entre
las mujeres. Los tics suelen comenzar en la infancia y puede empeorar al inicio
de la adolescencia. Muchas personas los superan tarde o temprano.
Las investigaciones
actuales revelan la existencia de anormalidades en ciertas regiones del cerebro
(incluyendo los ganglios basales, los lóbulos frontales y la corteza cerebral),
los circuitos que hacen interconexión entre esas regiones y los
neurotransmisores (dopamina, serotonina y norepinefrina) que llevan a cabo la
comunicación entre las células nerviosas. Dada la presentación frecuentemente
compleja del síndrome de Tourette, la causa del trastorno seguramente es
igualmente compleja.
Trastornos Asociados
Existe una estrecha
relación entre los trastornos por tics (TTs) y el síndrome de Tourette. No
todas las personas con síndrome de Tourette tienen otros trastornos además de
los tics. Sin embargo, muchas personas experimentan problemas adicionales
(comorbilidad) como el trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC), en el cual la persona siente que algo tuviera
que hacerse repetidamente; el trastorno
de déficit de atención (TDAH), en el cual la persona tiene dificultades en
concentrarse y se distrae fácilmente; diversos trastornos del desarrollo del
aprendizaje, los cuales incluyen dificultades de lectura, escritura, aritmética
y problemas perceptuales y trastornos del sueño, que incluyen despertarse
frecuentemente o hablar dormido. También la Ansiedad y la Depresión.
La amplia variedad de
síntomas que pueden acompañar los tics puede causar más limitaciones que los
tics mismos. Pacientes, familias y médicos necesitan determinar qué síntomas
causan más limitaciones para poder elegir los medicamentos y las terapias más
apropiadas.
Diagnostico
Por lo general, el
síndrome de Tourette se diagnostica observando los síntomas y evaluando el
historial familiar. En la diagnosis del ST, los tics motores y fónicos deben
estar presentes por lo menos 6 meses. Se pueden usar estudios de neuro imágenes,
como imágenes de resonancia magnética (IRM), tomografía computarizada (TC) y
escáner electroencefalograma (EEG), o distintas pruebas de sangre para excluir
otras condiciones que se puedan confundir con ST. Sin embargo, la diagnosis del
ST es clínica. No hay pruebas de sangre u otras pruebas de laboratorio que
puedan diagnosticar el trastorno.
Muchos estudios
muestran que la diagnosis correcta de este síndrome se demora con frecuencia
aún después del comienzo de los síntomas, porque muchos médicos no están
familiarizados con el trastorno. Los síntomas de conducta y los tics se
interpretan mal fácilmente, lo que provoca que niños con síndrome de Tourette
sean malentendidos en la escuela, en casa y aún en la consulta con el médico.
Los padres de familia, los parientes y las amistades no familiarizados con la
enfermedad pueden atribuir los tics u otros síntomas a un problema psicológico,
aumentando así el aislamiento de quienes tienen el trastorno. El hecho de que
los tics puedan aumentar y disminuir en severidad y también se puedan suprimir,
provoca que algunas veces estén ausentes durante períodos de tranquilidad y
relajamientos (ya sean por causas externas, como caricias, o por una vida
intensiva de deportes anaeróbicos, etc.) y/o las visitas al médico, lo que
complica su diagnosis.
En algunos casos, los
padres, los parientes, las amistades y/o los pacientes mismos, conocen el
trastorno a través de información que escucharon o leyeron en los medios de
comunicación, pudiendo así ayudar a una mejora en la integración social.
También se ha valorado la psicoterapia, que puede ayudar a la persona con síndrome
de Tourette para que se auto ayude y fortalezca su autoestima, así como
desarrolle estrategias de relajamiento, para otorgarle una vida más fácil.
¿Cómo
se trata el síndrome de Tourette?
Debido a que los
síntomas del tic no siempre producen discapacidad, la mayoría de las personas
con el síndrome de Tourette no requiere de medicamentos para controlar los
tics. Sin embargo, existen medicamentos efectivos para aquellas personas cuyos
síntomas interfieren con su funcionamiento diario. Los medicamentos que han
demostrado ser más útiles de manera consistente para controlar los tics son los
neurolépticos. Existen varios pero algunos son más efectivos que otros (por
ejemplo, el haloperidol y el pimozide). Desgraciadamente no existe un solo
medicamento que sea efectivo para todas las personas con el síndrome de
Tourette, ni tampoco uno que elimine completamente los síntomas. Además, todos
los medicamentos producen efectos secundarios.
La mayoría de los
efectos secundarios de los neurolépticos pueden manejarse iniciando el
tratamiento gradualmente y reduciendo las dosis cuando se producen efectos
secundarios. Los efectos secundarios más comunes de los neurolépticos incluyen
la somnolencia, el aumento de peso y el embotamiento cognitivo. Algunos efectos
secundarios neurológicos tales como estremecimientos, reacciones distónicas
(movimientos o posturas retorcidas), síntomas parecidos a la enfermedad de
Parkinson y otros movimientos disquinéticos (involuntarios) son menos comunes y
se manejan fácilmente reduciendo las dosis. Después de usar los neurolépticos
durante largo tiempo, al suprimirlos se debe hacerlo lentamente para evitar
aumentos de rebote en los tics y disquinesia por disminución de la dosis. Una
forma de disquinesia, producida por la disminución de la dosis de la medicina,
llamada disquinesia tardía, es un trastorno de movimiento distinto al síndrome
de Tourette y que puede ser consecuencia del uso crónico de neurolépticos.
Es posible reducir el riesgo de este efecto
secundario usando dosis más bajas de neurolépticos durante períodos más cortos.
Existen otros
medicamentos que también podrían ser útiles para reducir la severidad de los
tics pero la mayoría no ha sido estudiada en forma tan extensa ni ha demostrado
tener una eficacia tan consistente como los neurolépticos. Otros medicamentos
con demostrada eficacia incluyen los agonistas alfa-adrenérgicos tales como la
clonidina y la guanfacina. Estos medicamentos se utilizan principalmente para
la hipertensión pero también se usan en el tratamiento de los tics. El efecto
secundario más común de estos medicamentos y que impide su uso es su acción
sedante.
También existen
medicamentos efectivos para tratar algunos de los trastornos de
neuro-comportamiento que pueden producirse en pacientes con el síndrome de Tourette.
Investigaciones recientes demuestran que medicamentos estimulantes tales como
el metilfenidate y la dextroamfetamina pueden disminuir los síntomas de déficit
de atención con hiperactividad en personas que padecen de tics relacionados con
el síndrome de Tourette, sin que estos tics se tornen más severos. Sin embargo,
las etiquetas de producto de los estimulantes actualmente contraindican su uso
en niños con tics relacionados con el síndrome de Tourette y en personas con el
síndrome o con historia familiar de tics. Los científicos abrigan la esperanza
de que investigaciones futuras incluyan un debate exhaustivo sobre los riesgos
y beneficios de los estimulantes en personas con historia familiar del síndrome
de Tourette para lograr que el asunto se esclarezca. Para tratar síntomas
obsesivo-compulsivos que alteran el funcionamiento normal diario de las
personas, los inhibidores de la recaptación de la serotonina, la clomipramina,
fluoxetina, fluvoxamina, paroxetina y sertralina, han demostrado ser efectivos
en algunos pacientes.
La
psicoterapia también puede ser útil. A pesar de que
el síndrome de Tourette no es causado por problemas psicológicos, la enfermedad
sí puede producirlos. La psicoterapia puede ayudar a las personas con el
síndrome de Tourette a adaptarse mejor a su trastorno y a manejar los problemas
sociales y emocionales secundarios que a veces ocurren. Recientemente,
tratamientos específicos para modificar el comportamiento, incluyendo la
capacitación para ayudar al paciente a tomar conciencia del problema y
capacitación en la cual se le presenta al paciente otras alternativas, como por
ejemplo enseñar al paciente a moverse en forma voluntaria respondiendo a un
impulso premonitorio, han dado buenos resultados en pequeños estudios
controlados. Los Institutos Nacionales de la Salud actualmente financian
investigaciones a mayor escala con la esperanza de que se puedan obtener
resultados más concretos.
Pronostico
Aunque no existe una
manera de curar el síndrome de Tourette, la enfermedad mejora en muchas personas
en la etapa más tardía de la adolescencia y después de los 20 años. Por lo
tanto, algunos individuos pueden llegar a estar libres de síntomas y poder
prescindir de medicamentos para atenuar los tics. Aunque el trastorno
generalmente dura toda la vida y es crónico, no es una enfermedad degenerativa.
Las personas con el síndrome de Tourette tienen expectativas normales de vida.
El síndrome de Tourette no disminuye la inteligencia. A pesar de que los
síntomas del tic tienden a disminuir con la edad, existe la posibilidad de que
otros trastornos de neuro-comportamiento, como la depresión, ataques de pánico,
fluctuaciones del estado de ánimo y comportamiento anti-social, puedan
persistir y causar problemas en la vida adulta.
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