La palabra inmolación
se refería originalmente a un sacrificio ritual (animal o humano) en honor a
una divinidad. El acto de prenderse fuego se conoce como inmolación y las
razones son generalmente religiosas y los inmolados eran llamados mártires, si
las razones son decepciones o angustias, son llamados suicidas…
Algunos lo consideran
que se trata de "una forma de protesta". "Es un llamamiento a
los políticos y una acusación hacia la sociedad" que con esta forma de
matarse, los suicidas, que evidentemente se sienten abandonados e ignorados por
la sociedad, buscan hacerse visibles a través del fuego, símbolo de energía y
de triunfo, sobre la oscuridad y la monotonía de la vida cotidiana.
Relacionándolo a los casos actuales en Bulgaria o como ya caso sonado de la auto inmolación de Thich Quàng Dúc que desencadenó
una masiva protesta, que resultó en el derrocamiento del régimen de Ngô Dình
Diem en Vietnam del Sur. Quemarse a lo bonzo es una forma de inmolación y
suicidio por el cual un individuo acaba con su vida rociándose con algún tipo
de líquido inflamable y prendiéndose fuego en público como forma de protesta,
desobediencia civil o acción solidaria por algún motivo. La expresión tiene su
origen en la ola de suicidios de monjes budistas.
Algunas religiones
incluyen entre sus prácticas la inmolación como método para llegar de forma
rápida y sin pecados al reino de los cielos. El simple hecho de su predicación
por parte de algunos líderes espirituales, normalmente extremistas, hace que
cientos de seguidores estén dispuestos a dar su vida. El Islam y la predicación
del yihad contra el infiel (inicialmente desencadenado por la rivalidad entre
palestinos e israelíes) ha sido tenida como el referente de las organizaciones
consideradas en Occidente como terroristas, entre ellas Al-Qaeda. En los
últimos años se ha extendido también la práctica de la inmolación como forma de
protesta política en el Tíbet, en el mundo árabe y en Europa, como en los años
60 con motivo de la Guerra de Vietnam o la invasión de Checoslovaquia.
La autoinmolación según
algunos escritores dicen que tiene poco que ver con el suicidio porque “Las
tendencias suicidas casi nunca conducen a la autoinmolación” ¿sería por el
dolor inmenso al hacerlo? La autoinmolación, por todos es un acto extremo y tienda
ahora a convertirse en una forma rutinaria de acción política, es un hecho muy
peligroso. Lo que hace a una muerte por autoinmolación, políticamente
trascendental, es su capacidad para convertirse en centro de la vida social de
una comunidad o como decía en la clasificación clásica del sociólogo francés
Émile Durkheim, el suicida altruista se mata por su “sensación de pertenencia a
la sociedad. Se mata por ella”. Y pone como ejemplo el de los kamikazes
japoneses. Esta relación es patológica porque la persona pierde el sentido de
individualismo. Este tipo de suicidio consiste en ofrecer su vida por algún
ideal. El individuo sacrifica su vida en honor a quien el cree que se
beneficiara de ello.
Desde el punto de vista
del psicoanálisis 'social' se ha intentado comprender el suicidio y la
inmolación en el contexto de una relación perversa del ser humano con su
cuerpo. El fenómeno psicopatológico de la perversión sádico-masoquista, se
sitúa más allá de los simples juegos eróticos sexuales. Muchos autores han
seguido las propuestas del psicólogo francés
Foucault que según la doctrina de éste «Quien
muere por la revolución accede inmediatamente a una especie de inmortalidad,
como si esa muerte heroica le llevara a los confines del cielo y la tierra (…)
en una historia soñada que es tanto religiosa como política». De hecho,
según el brillante ensayista James Miller, Foucault había hecho varios intentos
de suicidio en la adolescencia y en su estancia en San Francisco se había
expuesto a todos los riesgos de los excesos sexuales que le produjeron el sida
del que falleció. La perversión y el sadismo que le están vinculados pueden
llevar al asesinato pero también al suicidio. Describieron el suicidio como una
fusión con el sol en el momento de la muerte. Los rayos son la gloria. Es en
ese contexto como pueden comprenderse mejor las recientes inmolaciones que, sin
embargo, no habrían desencadenado las amenazantes convulsiones que presenciamos
de no existir en esos países las lamentables circunstancias socio-políticas que
padecen.
Ángel Garma “Sobre el
suicidio” en La fascinación de la muerte.
Subrayó que el suicida produce en sí una
vivencia de liberación de la presión de un medio al que siente opresor,
triunfando con su acto sobre él. Paraliza la eventual agresión de ese medio y
logra transformarla en un reproche acusatorio continuo para ese contexto
humano. "La muerte
suicida-sacrificial es una muerte que intenta no marcar una ruptura, sino una
continuación".
Es necesaria
diferenciar entre el concepto de suicidio y martirio. La palabra suicidio por inmolación
trae otras manifestaciones más allá de una postura o reclamo político o por
dilemas religiosos, comúnmente son casos clínicos, personas que deberían estar
bajo control psiquiátrico, personas seriamente perturbadas, delirantes, con
cuadros psicóticos y trastorno depresivos como depresión mayor y bipolar,
ansiosos, disociativos, trastornos de
personalidad como antisocial, esquizoide, paranoide, esquizofrenia en este caso
con alucinaciones y delirios, trastornos afectivos, de alimentación, síndromes mentales
orgánicos como la demencia y el párkinson, adicción por alcohol o drogas, suelen
ser personas aisladas y encerradas en sí mismo, con pérdidas de apoyo y déficit
en sus relaciones sociales, suelen ser retraídos
o ingeniosos, con conductas agresivas,
con presencia de conductas suicidas (fantasías, ideación, amenazas, intentos
y/o equivalentes), Dificultades familiares serias (abandono, rechazo, etc.), presentan
desesperanza, culpabilidad, frustración, angustia, rasgos
obsesivos-compulsivos, por enfermedad o por cuestión de edad, todo por diversas
causas.
Cuando la manifestación
externa se ve bloqueada de alguna forma, estos impulsos destructivos se vuelven
contra sí mismo. Aunque no manifieste ideas suicidas, se comporta como si
buscase la muerte (conductas innecesariamente arriesgadas).
En muchos casos el acto
suicida se lleva a cabo luego de una engañosa mejoría de los síntomas ya que
algunos se tranquilizan cuando ya tienen tomada la decisión.
La idea de muerte puede
surgir por muchos motivos diferentes. Los padecimientos psíquicos se encuentran
presentes en 9 de cada 10 casos de suicidio.
El suicida nunca es
improvisado, aunque la realización a veces sea impulsiva. El suicida lo venía
pensando desde tiempo antes y en la mayoría de los casos se lo había comunicado
a alguien con anterioridad. La idea de que alguien que habla de suicidarse no
lo hará es falsa, toda amenaza debe ser tomada seriamente.
El Suicida siente un
dolor emocional que le parece insoportable, piensa que nada cambiará en el
futuro, que no puede contar con nadie, su estado mental le impide hallar
soluciones; centra su atención en todos los aspectos negativos de su vida y no
es capaz de tener en cuenta los positivos. La idea de ser una carga o una mala
compañía lo empuja a la soledad, al sufrimiento en solitario.
No existe un único
factor desencadenante de un suicidio, sino que éste es una acción multideterminada
por diversos factores intervinientes que al conjugarse se potencian. No puede
definirse una personalidad suicida como tal, sino una tendencia al suicidio, un
perfil. Dado que puede producirse cuando un individuo sufre un cambio en su
conducta que llega a ser insoportable para él o para los que le rodean. Estos
cambios pueden reflejarse en lo que piensa, en lo que dice o en lo que hace.
Para su prevención es
importante evaluar los indicadores de riesgo y su tendencia suicida, por que la
persona ante de realizar un acto suicida evidencia una serie de síntomas que
constituyen el síndrome presuicidal, que consiste en un retraimiento de los
sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no es
dirigida hacia otras personas sino hacía sí y la existencia de fantasías
suicidas.
El suicidio por inmolación, nos habla de personas, de sus miedos, sus fracasos, sus necesidades y sus carencias, su forma de ver y sentir la vida como el síntoma de algo mucho más profundo.
El suicidio por inmolación, nos habla de personas, de sus miedos, sus fracasos, sus necesidades y sus carencias, su forma de ver y sentir la vida como el síntoma de algo mucho más profundo.
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