lunes, 17 de junio de 2013

Suicidio por Inmolación.

La palabra inmolación se refería originalmente a un sacrificio ritual (animal o humano) en honor a una divinidad. El acto de prenderse fuego se conoce como inmolación y las razones son generalmente religiosas y los inmolados eran llamados mártires, si las razones son decepciones o angustias, son llamados suicidas…
Algunos lo consideran que se trata de "una forma de protesta". "Es un llamamiento a los políticos y una acusación hacia la sociedad" que con esta forma de matarse, los suicidas, que evidentemente se sienten abandonados e ignorados por la sociedad, buscan hacerse visibles a través del fuego, símbolo de energía y de triunfo, sobre la oscuridad y la monotonía de la vida cotidiana. Relacionándolo a los casos actuales en Bulgaria o como ya caso sonado  de la auto inmolación de Thich Quàng Dúc que desencadenó una masiva protesta, que resultó en el derrocamiento del régimen de Ngô Dình Diem en Vietnam del Sur. Quemarse a lo bonzo es una forma de inmolación y suicidio por el cual un individuo acaba con su vida rociándose con algún tipo de líquido inflamable y prendiéndose fuego en público como forma de protesta, desobediencia civil o acción solidaria por algún motivo. La expresión tiene su origen en la ola de suicidios de monjes budistas.

Algunas religiones incluyen entre sus prácticas la inmolación como método para llegar de forma rápida y sin pecados al reino de los cielos. El simple hecho de su predicación por parte de algunos líderes espirituales, normalmente extremistas, hace que cientos de seguidores estén dispuestos a dar su vida. El Islam y la predicación del yihad contra el infiel (inicialmente desencadenado por la rivalidad entre palestinos e israelíes) ha sido tenida como el referente de las organizaciones consideradas en Occidente como terroristas, entre ellas Al-Qaeda. En los últimos años se ha extendido también la práctica de la inmolación como forma de protesta política en el Tíbet, en el mundo árabe y en Europa, como en los años 60 con motivo de la Guerra de Vietnam o la invasión de Checoslovaquia.

La autoinmolación según algunos escritores dicen que tiene poco que ver con el suicidio porque “Las tendencias suicidas casi nunca conducen a la autoinmolación” ¿sería por el dolor inmenso al hacerlo? La autoinmolación, por todos es un acto extremo y tienda ahora a convertirse en una forma rutinaria de acción política, es un hecho muy peligroso. Lo que hace a una muerte por autoinmolación, políticamente trascendental, es su capacidad para convertirse en centro de la vida social de una comunidad o como decía en la clasificación clásica del sociólogo francés Émile Durkheim, el suicida altruista se mata por su “sensación de pertenencia a la sociedad. Se mata por ella”. Y pone como ejemplo el de los kamikazes japoneses. Esta relación es patológica porque la persona pierde el sentido de individualismo. Este tipo de suicidio consiste en ofrecer su vida por algún ideal. El individuo sacrifica su vida en honor a quien el cree que se beneficiara de ello.

Desde el punto de vista del psicoanálisis 'social' se ha intentado comprender el suicidio y la inmolación en el contexto de una relación perversa del ser humano con su cuerpo. El fenómeno psicopatológico de la perversión sádico-masoquista, se sitúa más allá de los simples juegos eróticos sexuales. Muchos autores han seguido las propuestas del psicólogo francés Foucault que según la doctrina de éste «Quien muere por la revolución accede inmediatamente a una especie de inmortalidad, como si esa muerte heroica le llevara a los confines del cielo y la tierra (…) en una historia soñada que es tanto religiosa como política». De hecho, según el brillante ensayista James Miller, Foucault había hecho varios intentos de suicidio en la adolescencia y en su estancia en San Francisco se había expuesto a todos los riesgos de los excesos sexuales que le produjeron el sida del que falleció. La perversión y el sadismo que le están vinculados pueden llevar al asesinato pero también al suicidio. Describieron el suicidio como una fusión con el sol en el momento de la muerte. Los rayos son la gloria. Es en ese contexto como pueden comprenderse mejor las recientes inmolaciones que, sin embargo, no habrían desencadenado las amenazantes convulsiones que presenciamos de no existir en esos países las lamentables circunstancias socio-políticas que padecen.

Ángel Garma “Sobre el suicidio” en La fascinación de la muerte.  Subrayó que el suicida produce en sí una vivencia de liberación de la presión de un medio al que siente opresor, triunfando con su acto sobre él. Paraliza la eventual agresión de ese medio y logra transformarla en un reproche acusatorio continuo para ese contexto humano. "La muerte suicida-sacrificial es una muerte que intenta no marcar una ruptura, sino una continuación".

Es necesaria diferenciar entre el concepto de suicidio y martirio. La palabra suicidio por inmolación trae otras manifestaciones más allá de una postura o reclamo político o por dilemas religiosos, comúnmente son casos clínicos, personas que deberían estar bajo control psiquiátrico, personas seriamente perturbadas, delirantes, con cuadros psicóticos y trastorno depresivos como depresión mayor y bipolar, ansiosos, disociativos,  trastornos de personalidad como antisocial, esquizoide, paranoide, esquizofrenia en este caso con alucinaciones y delirios, trastornos afectivos, de alimentación, síndromes mentales orgánicos como la demencia y el párkinson, adicción por alcohol o drogas, suelen ser personas aisladas y encerradas en sí mismo, con pérdidas de apoyo y déficit en sus relaciones sociales,  suelen ser retraídos o ingeniosos,  con conductas agresivas, con presencia de conductas suicidas (fantasías, ideación, amenazas, intentos y/o equivalentes), Dificultades familiares serias (abandono, rechazo, etc.), presentan desesperanza, culpabilidad, frustración, angustia, rasgos obsesivos-compulsivos, por enfermedad o por cuestión de edad, todo por diversas causas.

Cuando la manifestación externa se ve bloqueada de alguna forma, estos impulsos destructivos se vuelven contra sí mismo. Aunque no manifieste ideas suicidas, se comporta como si buscase la muerte (conductas innecesariamente arriesgadas).

En muchos casos el acto suicida se lleva a cabo luego de una engañosa mejoría de los síntomas ya que algunos se tranquilizan cuando ya tienen tomada la decisión.

La idea de muerte puede surgir por muchos motivos diferentes. Los padecimientos psíquicos se encuentran presentes en 9 de cada 10 casos de suicidio.

El suicida nunca es improvisado, aunque la realización a veces sea impulsiva. El suicida lo venía pensando desde tiempo antes y en la mayoría de los casos se lo había comunicado a alguien con anterioridad. La idea de que alguien que habla de suicidarse no lo hará es falsa, toda amenaza debe ser tomada seriamente.

El Suicida siente un dolor emocional que le parece insoportable, piensa que nada cambiará en el futuro, que no puede contar con nadie, su estado mental le impide hallar soluciones; centra su atención en todos los aspectos negativos de su vida y no es capaz de tener en cuenta los positivos. La idea de ser una carga o una mala compañía lo empuja a la soledad, al sufrimiento en solitario.

No existe un único factor desencadenante de un suicidio, sino que éste es una acción multideterminada por diversos factores intervinientes que al conjugarse se potencian. No puede definirse una personalidad suicida como tal, sino una tendencia al suicidio, un perfil. Dado que puede producirse cuando un individuo sufre un cambio en su conducta que llega a ser insoportable para él o para los que le rodean. Estos cambios pueden reflejarse en lo que piensa, en lo que dice o en lo que hace.

Para su prevención es importante evaluar los indicadores de riesgo y su tendencia suicida, por que la persona ante de realizar un acto suicida evidencia una serie de síntomas que constituyen el síndrome presuicidal, que consiste en un retraimiento de los sentimientos y el intelecto, inhibición de la agresividad, la cual ya no es dirigida hacia otras personas sino hacía sí y la existencia de fantasías suicidas.

El suicidio por inmolación, nos habla de personas, de sus miedos, sus fracasos, sus necesidades y sus carencias, su forma de ver y sentir la vida como el síntoma de algo mucho más profundo.




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