Existe
controversia sobre lo que algunos expertos en salud mental llaman
"hipersexualidad", o "adicción sexual". Pero, ¿se trata de
un trastorno mental o algo más? La DSM-5 propuso el Trastorno Hipersexual (THS)
como nuevo diagnóstico, caracterizado por aumento en la frecuencia, intensidad
de fantasías, excitación, impulsos y conductas sexuales no parafílicas,
asociadas con impulsividad, que provocan malestar significativo, deterioro
social u ocupacional.
¿Este
padecimiento no logró pasar en el DSM-5? En los estudios pertinentes no
consideraron válida la impulsividad sexual porque los análisis carecían de
evidencia fisiológica.
Ahora,
por primera vez, investigadores de la UCLA han medido cómo el cerebro se
comporta en las personas hipersexuales. El estudio encontró que la respuesta
del cerebro de estas personas a las imágenes sexuales no estaba relacionada de
ninguna manera con la gravedad de su hipersexualidad, sino que tiene relación
sólo con su nivel de deseo sexual.
En
otras palabras, la hipersexualidad no presenta diferencias cerebrales en la
respuesta sexual; se trata simplemente de personas con la “libido alta”.
El
estudio apareció en la edición digital de la revista Socioaffective
Neuroscience and Psychology.
Un
diagnóstico de la hipersexualidad o adicción sexual se asocia típicamente con
las personas que tienen impulsos sexuales fuera de control, se involucran
sexualmente con varias personas y han sufrido consecuencias por ello, con
conciencia, más como un acto compulsivo y una actividad excesiva por auto-satisfacerse. Además tienen muy poca capacidad para reducir estos comportamientos.
En
el estudio participaron 52 voluntarios: 39 hombres y 13 mujeres, con edades
entre 18 y 39 años, que dijeron tener problemas para controlar su visualización
de imágenes sexuales. Primero llenaron cuatro cuestionarios sobre diversos
temas; incluyendo comportamientos sexuales, deseo sexual, compulsiones
sexuales, etc. Los participantes tuvieron resultados comparables a individuos
que ya han buscado ayuda profesional por este tipo de comportamientos.
Mientras
veían las imágenes, los voluntarios fueron monitoreados mediante
electroencefalografía, una técnica no invasiva que mide las ondas cerebrales y
la actividad eléctrica generada por las neuronas cuando se comunican entre sí.
En concreto, los investigadores estaban más interesados en la respuesta del
cerebro 300 mili-segundos después de que apareciera cada imagen.
Científicamente, a esta respuesta se le conoce comúnmente como respuesta
"P300" y es la medida básica utilizada en cientos de estudios de
neurociencia a nivel internacional; incluidos los estudios de la adicción y la
impulsividad. La respuesta P300 es mayor cuando una persona se da cuenta de
algo nuevo o cuando algo es de especial interés para ellos.
Los
investigadores esperaban que las respuestas P300 aumentaran con el nivel de
deseo sexual de una persona, como lo han comprobado estudios anteriores. Es
decir, esperaban que aquellos con un problema de "adicción", tuvieran
reacciones P300 de manera disparada.
Sin
embargo, la respuesta P300 no se relacionó con las mediciones hipersexuales en
absoluto y no había picos o disminuciones vinculadas a la gravedad de la
hipersexualidad en ninguno de los participantes. Así que, aunque ha habido
mucha especulación sobre el efecto de la adicción sexual o hipersexualidad en
el cerebro, el estudio no proporcionó evidencia para apoyar cualquier
diferencia.
Sin
embargo, aún continúa el debate sobre si la adicción al sexo es, en realidad,
una adicción.
Para
explicar la dinámica de aparición de la hipersexualidad investigadores del
Instituto Kinsey han propuesto el llamado “modelo dual de control” de la sexualidad.
Estas dos condiciones, la fisiológica nerviosa y la condición emocional, los
llevaría a una práctica masturbatoria intensa o a una conducta sexual
promiscua, especialmente cuando experimentan un estado de ánimo conocido como
disforia: tristeza o ansiedad elevada.
Otra
explicación de la hipersexualidad, también de carácter neurobiológico, es la
llamada “hipótesis de las monoaminas”, sustancias químicas como la serotonina,
dopamina y epinefrina, con efecto sobre los receptores cerebrales que determinan
las reacciones conductuales y emocionales.
Aunque
el ser dependiente al sexo podría considerarse como un trastorno, ya que es
similar a otras dependencias como de sustancias o actividades si se determina
que la adicción al sexo está acompañada de cambios en el cerebro, como pasa en
los casos de tabaquismo, alcoholismo, drogodependencia o ludopatía. Mostrando un
patrón recurrente de fantasías, impulsos y conductas sexuales que suelen
producirse como respuesta a estados emocionales desagradables que
independientemente de cómo, con quien o cuantas veces se tenga sexo, desde el
momento en que ese comportamiento causa incomodidad, sufrimiento e impide el
funcionamiento social, laboral, marital y demás ámbitos en la vida ya se
considera anormal y adictivo, o la hipersexualidad tampoco es necesariamente
sinónimo de adicción sexual, compulsividad sexual o desviación sexual
propiamente dicha, aunque todos estos cuadros sirven como guia para identificar y
clasificar.
Checa
la página oficial del DSM-5 http://www.psychiatry.org/dsm5
También
puedes ver mi blog sobre Hipersexualidad (Ninfomanía y Satiriasis) publicado el
20 de abril del 2012.
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