martes, 30 de julio de 2013

La Adición Sexual no es una Enfermedad?

Existe controversia sobre lo que algunos expertos en salud mental llaman "hipersexualidad", o "adicción sexual". Pero, ¿se trata de un trastorno mental o algo más? La DSM-5 propuso el Trastorno Hipersexual (THS) como nuevo diagnóstico, caracterizado por aumento en la frecuencia, intensidad de fantasías, excitación, impulsos y conductas sexuales no parafílicas, asociadas con impulsividad, que provocan malestar significativo, deterioro social u ocupacional.

¿Este padecimiento no logró pasar en el DSM-5? En los estudios pertinentes no consideraron válida la impulsividad sexual porque los análisis carecían de evidencia fisiológica.

Ahora, por primera vez, investigadores de la UCLA han medido cómo el cerebro se comporta en las personas hipersexuales. El estudio encontró que la respuesta del cerebro de estas personas a las imágenes sexuales no estaba relacionada de ninguna manera con la gravedad de su hipersexualidad, sino que tiene relación sólo con su nivel de deseo sexual.

En otras palabras, la hipersexualidad no presenta diferencias cerebrales en la respuesta sexual; se trata simplemente de personas con la “libido alta”.

El estudio apareció en la edición digital de la revista Socioaffective Neuroscience and Psychology.

Un diagnóstico de la hipersexualidad o adicción sexual se asocia típicamente con las personas que tienen impulsos sexuales fuera de control, se involucran sexualmente con varias personas y han sufrido consecuencias por ello, con conciencia, más como un acto compulsivo y una actividad excesiva por auto-satisfacerse. Además tienen muy poca capacidad para reducir estos comportamientos.

En el estudio participaron 52 voluntarios: 39 hombres y 13 mujeres, con edades entre 18 y 39 años, que dijeron tener problemas para controlar su visualización de imágenes sexuales. Primero llenaron cuatro cuestionarios sobre diversos temas; incluyendo comportamientos sexuales, deseo sexual, compulsiones sexuales, etc. Los participantes tuvieron resultados comparables a individuos que ya han buscado ayuda profesional por este tipo de comportamientos.

Mientras veían las imágenes, los voluntarios fueron monitoreados mediante electroencefalografía, una técnica no invasiva que mide las ondas cerebrales y la actividad eléctrica generada por las neuronas cuando se comunican entre sí. En concreto, los investigadores estaban más interesados en la respuesta del cerebro 300 mili-segundos después de que apareciera cada imagen. Científicamente, a esta respuesta se le conoce comúnmente como respuesta "P300" y es la medida básica utilizada en cientos de estudios de neurociencia a nivel internacional; incluidos los estudios de la adicción y la impulsividad. La respuesta P300 es mayor cuando una persona se da cuenta de algo nuevo o cuando algo es de especial interés para ellos.

Los investigadores esperaban que las respuestas P300 aumentaran con el nivel de deseo sexual de una persona, como lo han comprobado estudios anteriores. Es decir, esperaban que aquellos con un problema de "adicción", tuvieran reacciones P300 de manera disparada.

Sin embargo, la respuesta P300 no se relacionó con las mediciones hipersexuales en absoluto y no había picos o disminuciones vinculadas a la gravedad de la hipersexualidad en ninguno de los participantes. Así que, aunque ha habido mucha especulación sobre el efecto de la adicción sexual o hipersexualidad en el cerebro, el estudio no proporcionó evidencia para apoyar cualquier diferencia.

Sin embargo, aún continúa el debate sobre si la adicción al sexo es, en realidad, una adicción. 

Para explicar la dinámica de aparición de la hipersexualidad investigadores del Instituto Kinsey han propuesto el llamado “modelo dual de control” de la sexualidad. Estas dos condiciones, la fisiológica nerviosa y la condición emocional, los llevaría a una práctica masturbatoria intensa o a una conducta sexual promiscua, especialmente cuando experimentan un estado de ánimo conocido como disforia: tristeza o ansiedad elevada.

Otra explicación de la hipersexualidad, también de carácter neurobiológico, es la llamada “hipótesis de las monoaminas”, sustancias químicas como la serotonina, dopamina y epinefrina, con efecto sobre los receptores cerebrales que determinan las reacciones conductuales y emocionales.

Aunque el ser dependiente al sexo podría considerarse como un trastorno, ya que es similar a otras dependencias como de sustancias o actividades si se determina que la adicción al sexo está acompañada de cambios en el cerebro, como pasa en los casos de tabaquismo, alcoholismo, drogodependencia o ludopatía. Mostrando un patrón recurrente de fantasías, impulsos y conductas sexuales que suelen producirse como respuesta a estados emocionales desagradables que independientemente de cómo, con quien o cuantas veces se tenga sexo, desde el momento en que ese comportamiento causa incomodidad, sufrimiento e impide el funcionamiento social, laboral, marital y demás ámbitos en la vida ya se considera anormal y adictivo, o la hipersexualidad tampoco es necesariamente sinónimo de adicción sexual, compulsividad sexual o desviación sexual propiamente dicha, aunque todos estos cuadros sirven como guia para identificar y clasificar.

Checa la página oficial del DSM-5 http://www.psychiatry.org/dsm5


También puedes ver mi blog sobre Hipersexualidad (Ninfomanía y Satiriasis) publicado el 20 de abril del 2012.

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