Cuando un niño nace la
madre es fuente de satisfacción y seguridad y al crecer tiene la experiencia de
ser amado solamente por ser su hijo, porque el amor de la madre es
incondicional. El
amor materno, representa el anhelo más profundo de todo ser humano, o sea ser
amado sin condiciones, la más alta expresión de amor generoso y altruista. Es la
importancia para el bebé del amor y cuidado maternos, sobre todo en los
primeros años de vida.
“No, esta de hecho de
besos, de miradas, de caricias. Cada beso que se da añade en él un fulgor de
luna o de sol”.
En 1974, un profesor de
ginecología norteamericano realizó un experimento para demostrar que el amor
maternal es un sentimiento innato.
Atendió a una señora en
estado grave, completamente decidida a entregar a su bebé después de nacer,
porque de ningún modo y por ninguna circunstancia quería quedarse con su hijo.
En estos casos, el bebé
es separado de la madre ni bien nace, sin que tenga oportunidad de verlo y es
entregado a los padres adoptivos sin que la madre sepa su destino.
Para realizar el
experimento, el ginecólogo, después del parto, le dijo a la madre que no había
encontrado todavía padres adoptivos adecuados según sus deseos, por lo que
debía quedarse con su hijo unos pocos días más.
El bebé permaneció
junto a su madre más horas de lo que habitualmente se procedía en esa época en
las clínicas y su madre tuvo oportunidad de acariciarlo, tocarlo y mirarlo a
los ojos.
Cuatro días después, el
profesor entró a la habitación de esta señora, para informarle que ya habían
llegado los padres adoptivos perfectos para su hijo. Sin embargo, ocurrió algo
inesperado, la madre del niño se negó rotundamente a entregarlo.
El experimento había
sido todo un éxito, el ginecólogo comprobó su hipótesis de que el contacto
íntimo con el hijo durante los primeros días después del nacimiento modifica
los sentimientos de la mujer que de un rechazo extremo se transforma en un amor
ilimitado.
No obstante, este
médico continuó observando con discreción la conducta de esta señora durante
seis años, pudiendo confirmar el profundo amor que continuaba sintiendo por su
hijo.
Este milagro de la
naturaleza en el reino animal tiene un efecto más profundo en los humanos
formando un lazo espiritual sólido entre madre e hijo.
Una vez despertado el
instinto maternal, permanece firme mucho tiempo, siempre orientado hacia el
bienestar del hijo, tanto en los seres humanos como en los animales.
Esto no significa que
el amor maternal humano sea exactamente igual al de los animales, pero sí
tienen poder sobre los seres humanos las fuerzas instintivas que provocan en
los animales sentimientos de fidelidad y dedicación hacia sus crías.
En los humanos influyen
sobre los instintos los valores éticos, morales, combinándose las fuerzas
anímicas y espirituales con lo puramente instintivo.
Hace más de cuarenta
años, los niños prematuros eran colocados en incubadoras inmediatamente después
de nacer en condiciones controladas de extremo confort, pero sin que la madre
tuviera oportunidad de establecer el mínimo contacto con su hijo.
El resultado de este
proceso y fue aterrador; alrededor del 39 % de los niños prematuros puestos en
incubadora, eran cruelmente maltratados por sus padres, no recibían los
cuidados necesarios, los dejaban solos mucho tiempo, no atendían su llanto ni
trataban de calmarlos y no recibían muestra alguna de afecto; solamente se los
alimentaba adecuadamente y se los aseaba en forma correcta.
Las fuerzas morales son
las que diferencian el amor maternal humano del de los animales, sin embargo no
alcanzan si no se ha establecido el vínculo madre hijo al nacer, para hacer de
ese niño un adulto física y psicológicamente sano.
En el libro “Amor Maternal” de Sue Gerhardtes, es un libro
esencial para madres y padres y aborda temas tan importantes como la influencia
del afecto en el desarrollo mental y emocional del bebé, por qué el amor es
esencial para el desarrollo del cerebro en los primeros años de vida, y de qué
manera las interacciones entre los bebés y sus progenitores tienen
consecuencias importantes y duraderas.
El punto de vista de Erich Fromm es uno de los más
prolíficos en este sentido, por lo cual es un autor significativo y de
referencia ya que define en su libro “El
arte de Amar” 5 tipos de amor, los cuales los diferenciamos por el objeto
de deseo, los “amores” a los que les da la mayor preponderancia son:
1.- Amor
Fraternal; 2.- Amor Materno; 3.- Amor Erótico; 4.- Amor a si Mismo; 5.- Amor a Dios.
Fromm menciona lo
siguiente en su libro:
“El Amor no es
esencialmente una relación con una persona especifica; es una actitud, una
orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con
el mundo como totalidad, no como un –objeto- amoroso. Sin embargo la mayoría de
la gente supone que el amor está constituido por el objeto, no por la facultad”
El amor materno tiene
para Fromm dos aspectos a los cuales
no dejare de tomar en cuenta los cuales son; en un primer aspecto, el cuidado y
la responsabilidad de la conservación dela vida absolutamente necesarios para
un desarrollo absoluto, el otro aspecto está más del lado de la actitud que se
inculca en el niño de amor por la vida, el hecho de que es bueno vivir.
Freud
sobre el Amor materno: es un amor incondicional. “El hijo no necesita nada para
lograrlo y tampoco puede hacer nada para conseguirlo cuando no existe”.
Se contradice la version de Fromm con la se Sue. Mientras el primero habla del amor como una decisión de la voluntad, como una actitud. Sue y la primera parte del artículo, dicen que surge sin control si dejas a la madre y bebé juntos. Esperaria que se posicionara al respecto. Personalmente creo que Fromm se equivoca, si no amas biológica mente a un hijo, se le puede querer y tratar bien, pero es distinto. Es un matiz inexplicable pero se quiere distinto.
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