1. Ante todo ponte siempre en el lugar del otro.
No hagas a los demás lo que no te
gustaría que te hicieran a ti.
2. A nadie le gusta que
le tiren las cosas, que le insulten, que se rían de él o que le llamen con apodos. Aunque creas que no, eso puede hacer mucho daño.
3. No juzgues a nadie
por las apariencias, no te dejes llevar por la opinión de los demás acerca de
un compañero. Acércate y trata de conocerle mejor. El hecho de que alguien no te
caiga bien, no implica que utilices la violencia de ningún tipo.
4. No excluyas a nadie
de tus actividades, de tus juegos, trata de entender cómo te sentirías tú si te
excluyeran.
5. No digas mentiras
sobre otros, no difundas rumores, no utilices Internet o el anonimato del móvil
para hacer daño o amenazar.
6. Cuando tengas
conflictos debes aprender a resolverlos sin violencia. Negocia, dialoga.
Cuando creas que puede existir un problema, trata de buscar todas las
soluciones pacíficas que se te ocurran. Acude a un adulto si crees que no
puedes resolverlo.
7. El acoso no es solo
un daño físico (pegar, empujar,) eres también acosador, cuando hieres con
palabras, con insultos, tratando de aislar a alguien, mintiendo sobre el o
ella, haciendo que se sienta solo, mal y triste. No lo olvides.
8. Aunque creas que
eres el mejor, el líder, no tienes amigos que te quieran, quizás sólo te teman.
9. Si utilizas ahora la
violencia, ella te acabará utilizando a ti.
10. La violencia no
parará aquí. Si la utilizas hoy, nunca será suficiente, engendrará más y más
violencia y puede arruinar tu vida y tu futuro.
Para
el acosado
1. No eres culpable de
nada. Tú no tienes la culpa de ser agredido. Recuerda que tú no eres el del
problema. Es el agresor el que tiene el problema
2. Tú puedes ser
diferente, todos tenemos derecho a ser distintos, a tener una forma de ser
propia, un físico, unas ideas. Nadie puede imponerte nada que tú no quieras.
3. Tú no tienes que
hacer frente a esta situación sólo.
4. No eres inferior, ni
cobarde, por no responder a las agresiones, pero tienes que ser valiente para
enfrentarte de una vez a la situación. Es hora de actuar.
5. Si alguien te está
haciendo daño y estás sufriendo, acude siempre a un adulto. Los primeros tus
padres, y también tu profesor.
6. Si sientes que no les puedes contar esto a tus
padres o que crees que no te apoyan de la manera que necesitas, habla con otro
adulto en quien confíes: un familiar, el maestro, el orientador, un psicólogo.
Si no te atreves empieza por contárselo a alguien de tu edad, aunque no sea un
gran amigo, alguien que veas que puede entenderte y ayudarte.
7. Habla con quien ha
visto las agresiones, para que te apoye, para que vaya contigo. Trata sobre todo
de mostrar lo que sufres, no sientas que es una humillación, porque no lo es.
Hablar de ello puede salvar tu vida y tu futuro.
8. Haz que al adulto le
quede claro que esa situación te afecta profundamente. Si el acoso es psicológico
es más sutil, pero a veces más dañino. Explícalo claramente, intenta describir
cómo te sientes, que piensas acerca de esto, como afecta a tu vida. Utiliza
todas las palabras que puedas para describir tus sentimientos. Haz un esfuerzo
para comunicarte, para que sean conscientes de lo que realmente estás
sufriendo.
9. Si sientes que no
puedes hablar, que no te atreves, escríbelo. Una carta, un email, dáselo o
envíala a alguien en quien confíes.
10. Pero sobretodo
tienes que saber que no estás solo, que siempre hay una salida, que eres tú
quien merece tener toda una vida por delante, y que debes seguir luchando. No
dejes que ganen, porque de esa forma, todos perdemos.
Para
el espectador
1. Si estás viendo que
un compañero o compañeros abusan de otro, tú debes actuar. Decir basta, no
reírte, y ponerte del lado de la víctima, acudir a un adulto, es tu obligación.
Tú puedes ayudar a que esto pare.
2. Aunque creas que el
compañero que es objeto de burlas o acoso no sufre, eso no es cierto. Está
sufriendo un daño que a veces es irreparable y tú puedes ser responsable aunque
sólo sea como espectador, si ejerces o consientes el maltrato, quizás estás
consiguiendo alguien sea para siempre una persona infeliz.
3. Decirle a los
adultos lo que sucede no es ser acusica. Ni ser cobarde. Eres más cobarde si no
actúas. Cobardes son quienes actúan en grupo para hacer daño a otro compañero
que está solo.
4. No son bromas. En
las bromas nos reímos todos con todos. No todos de uno. Esa es la diferencia.
5. Haz que la víctima
se lo cuente a sus padres o a otro adulto, a su profesor. Ofrécete para ir
con él si eso le hace sentirse más seguro.
6. Si no se atreve, di
que tú puedes hacerlo, y acude a pedir ayuda en su nombre. Si el colegio tiene
un programa de informe de agresiones, como una línea de teléfono especial o un
buzón, o un email, úsalo. Si no sabes que hacer dirígete a alguna asociación, a
algún teléfono de ayuda a menores.
7. No es “su problema”,
no son peleas igualitarias, están abusando de una persona igual que tú, pero
más débil o distinto…no te justifiques, no son “cosas entre nosotros”.
8. Recuerda que tú, con
el silencio y la pasividad estás alentando a los agresores, ellos piensan que
pueden ganar, y no es cierto.
9. La unión hace la
fuerza. Involucra a todos los que puedas, amigos, profesores, a los padres.
Pero cuéntalo, haz que los demás entiendan lo que está pasando, trata de que
tus amigos te apoyen.
10. Ayuda al que lo
necesite, y cuando tú necesites ayuda, alguien te ayudará.
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