La depresión, la
esquizofrenia o el trastorno bipolar son enfermedades mentales que dificultan
la vida de los afectados y también la de sus hijos.
Los hijos cuyos
progenitores padecen una enfermedad mental pueden sufrir una infancia marcada
por problemas emocionales. Por este motivo, si la familia no recibe la atención
profesional necesaria, estos niños tienen mayor riesgo de desarrollar algún
tipo de problema psicológico durante la vida adulta.
La enfermedad mental de
los padres durante la infancia y niñez temprana puede conducir al desarrollo de
desajustes emocionales y conductuales en periodos posteriores de la vida si no
existe una adecuada atención a la familia.Una de cada cuatro
personas sufre una enfermedad mental a lo largo de su vida y muchas tienen
hijos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define enfermedad mental como
conjunto de síntomas y conductas clínicamente reconocibles, asociado en la
mayoría de los casos con el malestar y con la interferencia en el
funcionamiento personal. Hay distintas patologías psiquiátricas, así como
distintos niveles de gravedad. La depresión, la esquizofrenia, el trastorno
bipolar o el obsesivo-compulsivo, los trastornos de la personalidad...son
diferentes dolencias que tienen en común que dificultan en mayor o menor
medida la vida de las personas que las sufren. Y también las de sus
descendientes.
Debido al elevado
número de personas que sufren una enfermedad mental a lo largo de su vida y
que, además, tienen hijos, muchos centros de salud cuentan con programas de
psiquiatría perinatal. Estos servicios están especializados en el diagnóstico y
el tratamiento de los trastornos psiquiátricos asociados a la maternidad. Una
persona que padece una depresión grave o esquizofrenia, por ejemplo, puede
tener serias dificultades para proporcionar el marco necesario de seguridad,
atención y afectividad para que un niño se desarrolle psicológicamente de forma
adecuada.
Muchos niños crecerán con un padre que, en
algún momento, sufrirá una enfermedad mental. La mayoría de estos padres tendrán
una enfermedad leve o de corta duración y generalmente será tratado por su
médico de familia. Sólo unos pocos niños viven con un padre que tiene un
trastorno mental severo como puede ser la esquizofrenia o el trastorno bipolar.
Bastantes más niños viven con un padre que tiene problemas crónicos como puede
ser la dependencia de alcohol o drogas, un trastorno de personalidad o
depresión crónica.
Durante mucho tiempo,
se ha creído que el embarazo garantizaba una época de bienestar para las
futuras madres. Pero numerosas investigaciones muestran que no ejerce un factor
protector en la salud psíquica de las mujeres, ya que el 20% de las embarazadas
sufre algún problema psicológico. Los más frecuentes son los trastornos
depresivos o de ansiedad. Y pueden perjudicar el vínculo materno-filial,
fundamental durante los primeros meses de vida para el futuro del niño, como
señalan la mayoría de los expertos.
El 20% de las
embarazadas sufre algún problema psicológico que puede perjudicar el vínculo
entre madre e hijo.
Las
dificultades del niño
Los niños a menudo se
adaptan bien a la situación de tener un padre enfermo por un período breve de
tiempo. Se hace más fácil para ellos si pueden entender por qué su padre o
madre se ha puesto enfermo. Aun así, cualquier niño tendrá dificultades si.
- Están separados una y otra vez de un padre que necesita ingresar en un hospital para tratamiento.
- Se sienten inseguros en su relación con el padre enfermo.
- No son cuidados de forma adecuada.
- Son maltratados más frecuentes cuando los padres sufren de dependencia a alcohol u otras drogas o de trastornos de personalidad-.
- Tienen que cuidar de un padre enfermo.
- Tienen que cuidar de hermanos.
- Tienen que acudir a la escuela de forma regular y hacer los deberes.
- Están tristes, preocupados o avergonzados de la enfermedad del padre o de su conducta.
- La gente hace comentarios o bromas desagradables sobre la enfermedad del padre.
¿Qué
puede ayudar?
A)
- Tener a uno de sus padres o familiares adultos que ofrezca seguridad, consistencia y cariño.
- Recibir información o explicaciones sobre la enfermedad de sus padres.
- Que los padres y los maestros sean conscientes del estrés que puede sufrir un niño con un padre enfermo.
- Reconocer que una conducta difícil de un niño puede ser una petición de ayuda.
- Apoyo y ayuda práctica para la familia en los cuidados del niño.
- Apoyo de los servicios sociales si hay problemas que pueden estar dañando la salud del niño o su desarrollo.
- Cuando un niño o un adolescente tiene problemas de conducta que interfieren con su vida, puede que se necesiten de la ayuda de un especialista. El médico de familia podrá aconsejar sobre los recursos locales y derivar al joven, si es necesario, al Centro de Salud Mental de zona.
- Un niño puede beneficiarse de tener la posibilidad de hablar sobre la enfermedad de sus padres y de sus preocupaciones con un profesional familiarizado con estos temas. Puede necesitar también ayuda para manejar sus propios problemas emocionales y conductuales.
B)
Según el Real Colegio
de Psiquiatras (Reino Unido), los siguientes factores pueden ayudar a mitigar
los posibles efectos negativos de crecer con unos progenitores que sufren una
enfermedad mental:
- Tener a uno de sus padres o familiares adultos que ofrezca seguridad, consistencia y cariño.
- Recibir información o explicaciones sobre la enfermedad de sus padres.
- Que progenitores y maestros sean conscientes del estrés que puede sufrir un niño con un padre enfermo.
- Reconocer que una conducta difícil de un niño puede ser una petición de ayuda.
- Apoyo y ayuda práctica para la familia en los cuidados del niño.
- Apoyo de los servicios sociales ante problemas que pueden dañar la salud del niño o su desarrollo.
- Cuando un niño o un adolescente tienen problemas de conducta que interfieren en su vida diaria, puede que necesite la ayuda de un especialista. El médico de familia podrá aconsejar sobre los recursos locales y derivar al joven, si precisa, al centro de salud mental infanto-juvenil de la zona.
- Un niño puede beneficiarse de tener la posibilidad de hablar sobre la enfermedad de sus padres y de sus preocupaciones con un profesional especializado con estos temas. Puede necesitar también ayuda para manejar sus propios problemas emocionales y conductuales.
Conclusión
Los profesionales
médicos, de salud mental o de servicios sociales que trabajan con los adultos
enfermos deben de preguntar acerca de los niños y adolescentes, especialmente
acerca de su salud mental y desarrollo emocional. Si se está seriamente
preocupado o se tienen preguntas acerca del niño, puede ser muy conveniente el
referirlos a una institución especializada o un profesional de la salud mental para una evaluación.
El tratamiento psicológico
y o psiquiátrico individual o para la familia puede ayudar a que el niño se
desarrolle normalmente a pesar de la enfermedad mental de sus padres.
Por desgracia suele
pasar si no se tiene la preparación adecuada, las familias, los
profesionales y la sociedad se ocupan más del padre o madre e ignoran a los niños de la familia. Proveerle
más atención y apoyo a los hijos de padres con enfermedades mentales es una
consideración importante cuando se trata al padre/madre incluso en su intervención, tratamiento y posible recuperación.
Estos niños/niñas
corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales que otros niños.
Cuando ambos padres están mentalmente enfermos, la probabilidad de que el niño
pueda enfermarse mentalmente es aún mayor.