Advierto de la extrema dureza de algunas declaraciones que pueden leerse en este artículo. Si no está seguro, pulse el botón volver atrás de su navegador, ya que puede "herir susceptibilidades"
Hamilton Howard
"Albert" Fish es también conocido como el "Hombre gris",
"El hombre lobo de Wysteria" y posiblemente como "El vampiro de
Brooklyn". Él afirmaba haber abusado sexualmente de más de 100 niños, y
fue sospechoso de al menos 5 asesinatos. Fish confesó 3 homicidios que la
policía fue capaz de investigar para encontrar al homicida y confesó haber
acuchillado al menos a 2 personas más. Fue sometido a juicio por el asesinato
de Grace Budd, fue condenado y ejecutado.
Informe psiquiátrico: Psicópata,
Caníbal (antropofagia) y Violador, sadismo, masoquismo, castración y auto-castración,
exhibicionismo, voyerismo, pedofilia, homosexualidad, coprofagia, fetichismo e hiperhedonismo.
El 11 de Noviembre la
señora Budd recibió una carta:
"Querida señora
Budd: Hace algunos años, mi amigo el capitán John Davis, zarpó de California
hacia Hong-Kong, que por aquel entonces estaba sufriendo los problemas del
hambre. Las calles se habían vuelto muy peligrosas para los niños menores de 12
años, pues existía la costumbre de matarlos, cortarlos en pedazos y vender su
carne como alimento.
A su regreso a N.Y.
robó a dos chicos, uno de 7 y uno de 11 años de edad. Los llevó a su casa los
despojó y desnudó y los ató a un armario. Entonces quemó todo lo que ellos
portaban. Varias veces cada día y cada noche los azotó —los torturó— para hacer
su carne buena y tierna. Primero mató al chico de 11 años de edad porque tenía
el trasero más gordo y, por supuesto, una mayor cantidad de carne en él. Cada
parte de su cuerpo fue cocinado y comido excepto la cabeza, huesos e
intestinos. Fue asado en el horno (todo su trasero), hervido, asado, frito y
estofado. El chico pequeño fue el siguiente, fue de la misma manera. Él me
decía tan frecuentemente cuán buena era la carne humana, que decidí probarla..
Esa es la razón qué
hace unos años yo acudiera a su casa el 3 de Junio de 1928 y con el pretexto de
acompañarla a una fiesta infantil que iba a dar mi hermana, me llevara a su hija
Grace hasta una casa abandonada de Westcher County, Worthington, donde la
estrangulé, la corté en pedazos y comí parte de su carne. No me la tiré. Murió
siendo virgen."
Tras leerla y sufrir un
gran shock, se puso en contacto con la policía que tras investigar lograron
encontrar la procedencia de la carta, siguieron la pista de Fish, lo
arrestaron el 13 de diciembre.
El propio Fish lo
reconocería: "No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo
mismo me comprendo".
Una vez detenido, se
confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había
estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer
carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de "el
Maníaco de la Luna", sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo
como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba
por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el
vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de
desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas.
"...Decidí
comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había
fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de
sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé.
La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La
estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne,
cocinarla y comérmela de varias formas (con zanahorias, cebollas y con tiras de tocino) y que consumió durante el curso de las semanas siguientes. No pueden
imaginar cuán tierno y sabroso estaba su trasero asado en el horno, tardé nueve
días en comérmela por completo".
Fish confesó que se
sentía obligado a torturar y matar niño y que solía actuar siguiendo ordenes
divinas de Dios, cuya voz oía frecuentemente. En cuanto a la canibalización,
Fish contó "que esos actos le provocaban un estado de éxtasis sexual muy prolongado".
Desde muy niño se
siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás
y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la
prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales,
con los que se siente identificado.
A los veinte años
mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en
Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima.
En esa época comienza a
sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del
pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del
sacrificio personal y el dolor.
Él mismo se inflige
castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con
espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos
genitales, en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente
desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un
palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la
sangre se desliza por sus nalgas.
Oficialmente, fue
detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo, por
pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias
matrimoniales de los periódicos.
En alguna ocasión
afirma ser Jesucristo, que San Juan le habla y que el mismo Dios le ordena
cometer sacrificios humanos.
Lo internan tres veces
en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada ocasión
tras considerar que "no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre
una personalidad psicopática de carácter sexual".
A pesar de todos estos
delitos, la policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años para poder
inculparlo por asesinato.
También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y arrepentido le da diez dólares dejándolo huir.
También confesó las
emociones que experimentaba al comerse sus propios excrementos, y el obsceno
placer que le producía introducirse trozos de algodón empapado en alcohol
dentro del recto y prenderles fuego. Los hijos de Fish contaron cómo habían
visto a su padre golpeándose el cuerpo desnudo con tablones claveteados hasta
hacer brotar sangre.
Durante el juicio quedó
probado que realizó todo tipo de perversiones con más de 100 niños matando
además a 15. "Adoro oírlos llorar de dolor", dijo a sus jueces. Tenía
una debilidad por los niños pobres, a quienes violaba y atormentaba durante
varios días antes de matarlos.
Se descubrió también su
extraño gusto por hacerse daño a sí mismo, uno de sus sistemas favoritos era clavarse
agujas alrededor de los genitales. Una radiografía descubrió un total de 29
agujas en el interior de su cuerpo (algunas con tanto tiempo que habían
empezado a oxidarse).
En otras ocasiones
había intentado introducirse agujas debajo de las uñas, pero no tardó en
renunciar a ello cuando el dolor se hizo insoportable. Estas declaraciones
acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes
con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo.
Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado.
Fue ejecutado el 16 de Enero de 1936 en lo que fue la experiencia más agradable y afrodisíaca que jamás experimentó Fish (acudió a su ejecución entusiasmado en busca de nuevas experiencias).
Fue ejecutado el 16 de Enero de 1936 en lo que fue la experiencia más agradable y afrodisíaca que jamás experimentó Fish (acudió a su ejecución entusiasmado en busca de nuevas experiencias).
“Que alegría morir en
la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado..."
El abuelo Asesino: abuelito
entrañable de más de 65 años, de rostro demacrado, cuerpo encogido y fatigado,
cabello y bigote gris, ojos tímidos. Sus vecinos lo consideraban un hombre
apacible, religioso, abstemio y amable. Si miran las fotos de Fish, verán que
tenía pinta de viejecito adorable, ese abuelo que desearíamos para cualquier
niño(a).
Muchos de esos asesinos
son, en apariencia, simpáticos y
adorables. Su capacidad para la seducción es vital si quieren que sus víctimas
se les acerquen sin sospechar.
El psiquiatra Frederic
Wertham lograría sacar a Fish sus confesiones más intimas, que incluían el
canibalismo, que durante tiempo se negó a reconocer y fueron sus declaraciones
a la prensa las que hicieron enormemente popular el caso.
Siempre defendió la
locura de Fish, considerando que el lugar adecuado no era ni el corredor de la
muerte ni la cadena perpetua, sino una institución mental de alta seguridad.
Wertham acabo por desarrollar un cierto aprecio y respeto por Fish,
personalidad compleja y rica para cualquier psiquiatra.
Wertham consideraba que
Fish, como todo enfermo, es víctima de su entorno, de su infancia y de las
influencias externas, incluidas sus aficiones literarias. Era un pensamiento
típico del psicoanálisis freudiano, que niega que la personalidad este
programada genéticamente, siendo el motor principal de formación de la
personalidad la influencia ambiental durante la niñez y la adolescencia.
Albert Fish tenía una psicosis compensada en forma perversa, las alucinaciones auditivas, en
este caso la voz de Dios, le había ordenado el sacrificio de niños, como así
también la castración de dos jóvenes. Fue uno de los asesinos seriales más
crueles y estremecedores del siglo XX.
¡Excelente articulo! Me super encanto :D Espero leer mas artículos así
ResponderEliminarQue horrible!! Ni decir que sufrio como sus victimas. Espero ustedes los pscologos hayan aprendido de esta mente enferma cruel y pervesa.
ResponderEliminarsaludos
Me encantó Alex!
ResponderEliminarMk ultra cumple con todo.
ResponderEliminarInteresante el caso de frish, había escuchado solo parte en una clase de psicología,pero al leerlo repito, muy interesante
ResponderEliminarYo estoy de acuerdo con wartham.Este hombre fue víctima primero de su entorno, de abusos crueles e inimaginables tanto sexuales como psicológicos asociados a la religión. De ahí sus conductas perversas y crueles. No tiene nada que ver con la genética, decir esto último sería justificar al sistema.
ResponderEliminarEs terrorífico pensar que podríamos tener a personas asi alrededor nuestro...
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