Tener un hijo es una
decisión trascendental que modificará toda tu vida. Elegir el momento ideal es
muy importante para facilitar la vida de ese bebé, ya que si la relación con tu
pareja no es la adecuada, el nivel económico no es suficiente o tu carrera profesional
te absorbe más tiempo del que tienes, el niño notará esas carencias. "Quien decide tener un hijo, decide que su corazón camine fuera de su cuerpo".
¿Cómo saber si es el
mejor momento?
Muchas parejas desean
esperar al momento ideal para tener un bebé: Uno en que las
condiciones materiales, profesionales y emocionales aseguren una época perfecta
para el embarazo. Pero los problemas profesionales, financieros y de salud
pueden surgir en cualquier momento. Por eso, no debes agobiarte con preparar un
mes ideal para quedarte embarazada, ya que si luego surgen complicaciones, será
más duro de afrontar.
Si tu interés por ser padres es reciente, tal vez te
preguntes si están preparado o no. Si ya
has construido una vida plena (una buena casa, un buen trabajo, una relación de
pareja satisfactoria), te resultará más difícil tomar la decisión, ya que un
hijo cambia todas las perspectivas. Has invertido mucho en tu carrera, tus
amistades y existen aficiones y actividades muy importantes para ti que deberás
dejar de lado. El embarazo y la maternidad y su crianza modificarán el estilo de vida y
perderás libertad y espontaneidad, lo que te puede resultar difícil de aceptar. Pero ¿y las
satisfacciones y alegrías de crear una nueva vida?.
Adquirir una
perspectiva realista
Ser padres es una de
las mejores experiencias de la vida, pero también tiene su lado negativo:
Noches sin dormir,
niños sin parar de llorar, bebés exigentes e impredecibles, enfermedades. Hasta
que se hacen mayores, no pueden decirte qué les pasa ni qué necesitan, lo
que hace que te sientas perdido y frustrado. Los bebés también
exigen mucho tiempo y atención. Durante meses, él será tu máxima prioridad, lo
que puede suponer una tensión importante en tus relaciones, tu trabajo y tu
satisfacción personal.
Sin embargo, estos
aspectos que demandan la mayor atención serán también los que acabarás
apreciando como más valiosos y enriquecedores. Tu bebé no sólo pondrá tu mundo
patas arriba, sino que además te enseñará que tienes una inmensa capacidad para
alimentar una vida. Te devolverá tu amor, haciendo que te sientas la persona
más especial del mundo. Aun en los momentos más frustrantes, una sonrisa o una
abierta y brillante carcajada de tu bebé pueden hacerte olvidar el agotamiento
y las fiestas perdidas con tus amigos.
La decisión de tener un
hijo es, en la actualidad, elegida por ambos padres e implica una
responsabilidad y un desafío de por vida.
Se dice que ningún
hecho de nuestra vida nos hace más mujer y más hombre que ser padres y madres
de un hijo. Quizás por todo esto no haya una decisión humana más trascendente y
más sublime que la de traer un hijo al mundo.
La fuerza de la
paternidad brota de la relación de pareja. A veces, sin saberlo,
tenemos ideas equivocadas respecto a ser padres, por esta razón debemos pensar detenidamente cuáles son
los motivos que nos hacen querer tener un hijo o no tenerlo.
Las mujeres tienen el
poder de decidir ser madres o no, pero
es importante reflexionar sobre si están en condiciones de tener un hijo y si
tienen el apoyo de su compañero antes de tomar la
decisión. Y si no tenemos pareja, si realmente están en condiciones de tener un
hijo. Es muy importante comunicarnos con nuestra pareja, para que él sepa qué
es lo que sentimos y lo que pensamos. En la actualidad, es necesaria una
planificación familiar correcta.
Se refiere al Aborto como “como
una forma de suicidarse, de mutilarse a sí misma de quitarse una parte del alma”.
En psicoanálisis Un
niño es antes de nacer y de tener existencia
propia, un lugar. Un lugar en el psiquismo de los padres. Un lugar
vacío que ha de llenarse por el camino del deseo. Del deseo de un hijo. Se trata
de un sujeto. Entendiendo sujeto como un efecto del lenguaje por lo tanto, un
sujeto dividido, en falta, castrado. De acuerdo al concepto
que los adultos tengan del niño así será esperado, libidinizado y sostenido
afectivamente. (el deseo del otro) o a la función paterna como el soporte de la
actividad simbólica de cada sujeto (nombre del padre).
“Para Freud la madre va
a depender de su paso por el complejo de Edipo. Si una mujer elabora el
complejo de castración, transformando la envidia del pene en deseo de tener un
niño, resulta no sólo la más acabada feminidad, sino lo que le permite a una
mujer ser madre. Freud considera la maternidad como una posición subjetiva
consecuencia de una elección forzada del sujeto ante la castración. Esto
explica tanto la maternidad como el rechazo de la misma por una mujer. Considera
en su artículo sobre La Feminidad que el destino normal para una mujer es
transformar el penisneid en deseo de niño. Una verdadera mujer es una madre”. La
interpretación es la del deseo de tener un niño y de la satisfacción de la madre con
su hijo como una satisfacción del deseo de tener en continuidad con el complejo
de castración femenino como envidia del pene. Seria un objeto de deseo para
Lacan.
El deseo de tener un
hijo en la mujer suele proyectarse en una representación imaginaria, un fantasma, al
lograrse, no lo ve como algo suyo si no fuera de ella, ajeno a su cuerpo, es un
deseo inconsciente después del deseo incestuoso de la infancia. Se convierte en
una insatisfacción del deseo objetal por
su simbolismo del falo.
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