Entre los profesores,
como entre los estudiantes, se considera como algo normal que el alumno esté
algo nervioso, estresado o ansioso antes de iniciar un examen, esta situación,
consideran la mayoría, puede ayudar a que el alumno esté más alerta y despliegue
mayor esfuerzo de concentración y acción, lo cual le ayudaría a mantener un
rendimiento alto mientras hace su prueba. Sin embargo, en algunos casos el
estrés es muy intenso, a tal grado que interfiere en la concentración, el
rendimiento y por consiguiente el resultado.
El estrés académico puede
definirse como una activación fisiológica, emocional y cognitiva, ante estímulos
y eventos académicos.
“el estrés está
presente en todos los medios y ambientes, incluido el educativo, en donde se
centra el objetivo de esta discusión, de ahí que los psicólogos, los docentes y
los padres de familia, hayan identificado la necesidad de conocer las
implicaciones que tiene sobre el rendimiento de los estudiantes”.
El estrés
académico es un gran problema, para los
estudiantes universitarios de hoy en día, y especialmente los que están en
carreras que requieren un alto conocimiento en varias áreas y por ende, resulta
realmente intensivo estudiarlas. Es por esto que los estudiantes manifiestan
sentir, depresión, ansiedad y baja autoestima.
Estudios de colegas de algunas universidades, dicen
que los estudiantes suelen padecer un cuadro de estrés en las fechas de
febrero, junio y septiembre, que curiosamente, coinciden con las épocas de
exámenes. Y es que por mucho tiempo que lleves estudiando,
pocos son los que se resisten a los nervios y al mal trago que provocan los
exámenes. Sin embargo, mientras que todo se reduzca a los típicos nervios no
pasa nada, el problema es cuando la ansiedad nos vence y afecta a nuestro
rendimiento y a la calificación. En el fondo, en la mayoría de casos de los
estudiantes que están tan sumamente estresados, es porque no se han preparado
lo suficiente y no se sienten seguros.
De forma contraria a lo
esperable, no son las situaciones de evaluación las que generan más estrés,
sino que éste aparece de forma más intensa en relación con el "agobio"
que provoca la relación cantidad de trabajo/tiempo. Los estudiantes tienen
muchas cosas que hacer y poco tiempo, lo cual genera más estrés que la propia
realización del examen. “el terror se manifiesta en forma de pensamientos
destructivos, ya que el estudiante está convencido de que no será capaz de
aprobar, lo que le genera ansiedad y una baja autoestima. Y a su vez, las
emociones negativas, como el miedo, la ansiedad, la tristeza y la
irritabilidad, hacen que todos los esfuerzos sean vanos”. Por otro lado, la
sensación de fracaso y de inseguridad es tan grande, que en muchos casos, los
estudiantes evitan estudiar o incluso presentarse a las pruebas, aun habiendo
estudiado, porque están convencidos de que van a suspender. “los jóvenes
afectados por este trastorno, paradójicamente, no es que sean malos
estudiantes, sino todo lo contrario y es que son demasiado perfeccionistas, autocríticos
y autoexigentes, a quienes les importan sobremanera los resultados”. Un
ambiente muy competitivo en clase y padres muy exigentes, que les piden a sus
hijos más de lo que estos son capaces de conseguir, también son factores que
pueden llevar a los alumnos a estar angustiados.
Algunos casos de alumnos
que sacan notas muy por debajo de lo que realmente saben, habitualmente el examen no es
el problema, sino su autoestima. Se observa últimamente a jóvenes
sobre-protegidos que no han tenido que tomar decisiones, que han sido otros
quienes lo han hecho por ellos a lo largo de su proceso de maduración. Y estos tienen una tolerancia cero a la frustración, miedo a equivocarse,
pánico a no saber escoger la mejor de entre todas las respuestas.
Las consecuencias de
altos niveles de estrés “van desde los estados depresivos, ansiedad,
irritabilidad, descenso de la autoestima, insomnio, hasta asma, hipertensión,
úlceras, etcétera” afectando de modo perjudicial tanto la salud, como el
rendimiento académico de los alumnos.
La preocupación también
es un factor de estrés en la vida estudiantil como también la ansiedad, estas dos pueden llevar al estudiante a una depresión
inmensa. El estrés no solo aparece de un día al otro, es un proceso continuo
donde poco a poco se va deteriorando la capacidad mental para retener
información y es cuando la mente se cansa y pierde toda capacidad para ayudar
al estudiante seguir una vida académica eficaz. Muchas veces los propios
estudiantes son los que crean estas preocupaciones en sus vidas por su modo de
vida. Los padres también pueden contribuir al estrés de sus adolescentes al no
entender cómo lidiar con su propio estrés.
El porcentaje de
estudiantes afectados por el estrés se halla entre el 15% y el 25%. Nervios,
estrés y ansiedad que en dos de cada diez estudiantes puede desembocar en
fracaso escolar. Por otro lado, cuánto más ansioso estés, más te costará
concentrarte y retener los contenidos nuevos. Por eso, tanto nosotros los psicólogos
como neurólogos recomendamos hacer un corte de 5 o 10 minutos por cada hora de
estudio y aprovechar para distender el cuerpo y la mente.
Existen algunos trucos
para relajarse, el ejercicio físico es un buen aliado, también hacer ejercicios
de estiramiento para relajar espalda y hombros, control de la respiración. Te
pueden ayudar a mejorar tus niveles de concentración e imaginación aumentando
tu memoria y controlando tus nervios. La “escritura expresiva” para el
estudiante, reduce la cantidad de
pensamientos obsesivos, ejemplo: hacerle escribir acerca de cómo se sienten/sentían
justo antes de hacer sus exámenes, probablemente mejore sus resultados
sustancialmente. El afrontamiento “es el proceso a través del cual el individuo
maneja las demandas de la relación individuo-ambiente que evalúa como
estresantes y las emociones que ello genera” modificación de pensamientos y
conducta.
Síntomas de Estrés
- Trastorno en el sueño
- Problemas digestivos.
- Migraña o dolor de cabeza
- Fatiga o cansancio crónico
- Dolor en el cuello o en la parte baja de la espalda
Recuerda que el estar
relajado favorecerá la asimilación de conocimientos y el poder recordarlos
luego mucho mejor.
Actualmente los adolescentes
sienten la presión de un plan de estudios más exigente, períodos de tiempo más
largos para hacer tareas, pruebas importantes y admisiones más competitivas
para ingresar a la universidad, según una nueva encuesta.
Recientes
investigaciones sobre ciencias cognitivas y psicología están proporcionando una
mejor comprensión sobre el binomio estrés y rendimiento. Se sabe que una
ansiedad moderada puede mejorar nuestra productividad, pero que, en cambio,
cuando es elevada y sostenida en el tiempo, puede abocar al fracaso. Conocer
mejor esa relación permite a los neurocientíficos, docentes y psicólogos
desarrollar estrategias que ayuden a afrontar esos miedos.
Cuando sentimos estrés,
aumenta la frecuencia cardíaca para bombear más sangre al cerebro, a los
pulmones y a los músculos, lo que a su vez aumenta la capacidad de
concentración y la velocidad de reacción. Una activación del sistema nervioso
es beneficiosa, puesto que nos hace estar más alerta, atentos, preparados, y se
ha visto que es capaz de mejorar nuestro rendimiento en una tarea.
Para afrontar un examen:
1. Adoptar unos hábitos
de vida saludables, sobre todo en época de exámenes.
2. Tener una técnica
eficaz en el estudio.
3. Tener la motivación
suficiente.
4. Realizar una
preparación mental. (Respiración y relajación)
6. Estudiar más y
prepararse mejor: En general, la ansiedad
y el nerviosismo nos atacan cuando sentimos que no nos hemos preparado bien y
que, por tanto, no nos sentimos seguros. Cuanto más hayamos estudiado antes de
un examen, menos estresados iremos a la prueba.
7. Ser positivo: También hay gente
tóxica, compañeros que tienen la habilidad de contagiarnos sus miedos y
negatividad. Antes de los exámenes, es preciso huir de ellos.
8. También el tener una
buena organización del tiempo, el poder compartir las emociones ayuda a aliviar
la carga y tener un tiempo para un espacio personal donde nadie nos interrumpa,
en el cual podamos relajarnos y recargar la capacidad mental para no caer en estrés.
Recuerda que la
estrategia mental para lograr el éxito es la “la práctica, repetición y el
ensayo”.
Sugerencias
Es necesario diseñar
programas para reducir los efectos adversos que puede tener el estrés sobre el
desempeño académico en general y atender oportunamente a los estudiantes en
riesgo.
Quizás sería más
importante priorizar la media de toda la escolarización y por qué no, el
trabajo proactivo. Como ocurre en la universidad, se podría trabajar en
proyectos, realizados a lo largo de tres o cuatro meses y no en un solo examen
intensivo. Si los exámenes son o no la mejor forma para evaluar los
conocimientos de un alumno es un tema candente de forma recurrente en
educación.
Se recomienda analizar
con mayor profundidad la etiología, prevalencia, manifestaciones clínicas y
tratamiento, en las diversas poblaciones susceptibles de padecer el estrés académico.
Finalmente se sugiere que
las instituciones deben realizar un balance de los programas que ofrecen y el
grado de dificultad que representan; realizar un diagnóstico para detectar si
los docentes, la institución, el ambiente, etc., pueden ser causales de generador
de estrés.
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