Los pacientes con
dismorfia corporal (TDC) se preocupan por que algo está mal en la forma o en su
aspecto de alguna parte de su cuerpo, las más de las veces senos, genitales,
nariz, pelo o alguna estructura de la cara. La idea que estos individuos tiene
en torno a su cuerpo no son delirantes, al igual que el trastorno de ansiedad
por enfermedad, se trata de ideas sobreevaluadas.
Este trastorno puede
ser devastador. Aunque con frecuencia
solicitan procedimientos médicos como la dermoabrasión o cirugía estética para corregir sus defectos
imaginarios, y que comúnmente los enfermos no se sienten satisfechos con sus
resultados. Por esta razón la cirugía puede ser contraindicada en ellos. También
pueden buscan apoyo que tan sólo les ayude durante periodos leves, tratan de
ocultar sus deformidades percibidas con ropa o vello corporal, o evitar las
actividades sociales, algunos incluso se cierran en casa. La preocupación genera
tensión relevante de otros tipos: Estados de ánimo deprimido e incluso ideación
y tentativa suicida. La introspección es variable, aunque es su mayoría es
pobre.
Las causas del TDC
difieren de una persona a otra. Sin embargo, la mayoría de los investigadores
creen que podría ser una combinación de factores biológicos, psicológicos y
ambientales de su pasado o presente. Malos tratos, abuso o abandono pueden ser
también factores contribuyentes.
En la población general,
la incidencia del TDC quizás sea de 2%. Pudiera identificarse hasta el 10% de
los pacientes que consultan a un dermatólogo y una tercera parte de quienes solicitan rinoplastia. A pesar de que la mayoría con TDC
son jóvenes (tiende a iniciar en la adolescencia) su incidencia puede incrementarse
de nuevo tras la menopausia. Si bien la cuestión
no está bien definida, es posible es posible que afecte por igual a varones
como a mujeres. Sin embargo los varones se preocupan por sus genitales y el
pelo.
El trastorno dismórfico corporal suele ser de curso
crónico, y los síntomas tienden a persistir o empeorar con el tiempo si no se
tratan. Los afectados por TDC padecen durante muchos años antes de decidirse a
buscar ayuda psicológica o psiquiátrica.
Características
esenciales
En respuesta a un
defecto físico minúsculo y en ocasiones invisible, el paciente de manera repetida
se observa a un espejo, pide apoyo o frota regiones de la piel. (o hace
comparaciones mentales con otros
individuos).
Letra D: Discapacidad o malestar (disfunción/laboral,
educativa, social o personal)
Diagnóstico
diferencial
- Tras. Por consumo de sustancia y físicos.
- Tras. Del estado del ánimo y psicóticos.
- Anorexia nerviosa u otros trastornos de la alimentación.
- TOC, tras. De ansiedad por enfermedad
- Insatisfacción ordinaria con el aspecto personal.
Notas
para codificación
Con
dismorfia muscular: Estas personas considera que sus cuerpos son demasiado
pequeños o carecen de una musculatura suficiente.
Especificar
el grado de introspección:
- Con introspección buena o aceptable: El paciente se da cuenta de que los pensamientos y los compartimientos del TDC en definitiva carecen de una base real (o que eso es probable).
- Con introspección deficiente: El paciente considera que las inquietudes del TDC tenga una base real.
- Con introspección nula/creencias delirantes: El individuo cree con firmeza que las inquietudes del TDC tienen una base real.
Especificador
de dismorfia muscular
Se
identifica casi de manera exclusiva en el varón. El individuo con estas características
piensa que es demasiado pequeño o su constitución muy delgada. Como
consecuencia muchas veces recurre a los extremos de las dietas o levantamiento
de pesas y puede utilizar de forma inapropiada esteroides anabólicos u otras
drogas (también pueden sentir inquietudes en torno a otras características corporales).
Tratamiento
psicológico
Los pacientes con este trastorno suelen estar
motivados para el cambio físico de su apariencia externa. De este modo, inician
con frecuencia tratamientos capilares, dermatológicos, quirúrgicos, de reducción
de peso, etc., como forma de eliminar su defecto. El problema, sin embargo, no
está tanto en la apariencia exterior como en la vivencia subjetiva del cuerpo.
A pesar de ello, los pacientes se muestran muy reacios al tratamiento
psicológico, porque, al no ser conscientes del problema real, la única
alternativa planteada es la modificación de la fachada externa.
Objetivos terapéuticos
Las
metas prioritarias de la terapia son las siguientes: la modificación de las auto-verbalizaciones
negativas sobre el cuerpo, el cambio de los supuestos irracionales sobre la
apariencia física y la desaparición (cuando menos reducción) de las conductas
rituales y de evitación. Sólo así es posible sentirse mejor con la propia
imagen sin cambiar el aspecto externo. En último término, se trata de modificar
los hábitos que interfieren negativamente con el funcionamiento cotidiano, de
aprender a tolerar la apariencia propia y de afrontar las situaciones (mirarse
al espejo, relacionarse con los demás, etc.) que habitualmente se evitan.
Técnicas
terapéuticas: Los procedimientos terapéuticos utilizados son similares a los
empleados en el tratamiento cognitivo-conductual de las fobias y del trastorno
obsesivo-compulsivo
Nota:
Recuerden que Los tres componentes de la imagen corporal están íntimamente
relacionados entre sí. De este modo, los pensamientos negativos inciden sobre
las emociones y sentimientos hacia el cuerpo, así como sobre su percepción y
las conductas hacia el mismo. De la misma manera, las conductas de evitación y
los rituales impiden la habituación y el normal desarrollo de la imagen
corporal y están implicadas en el mantenimiento y agravación del trastorno.
Se
recomienda
- Psicoterapia individual y/o terapia grupal.
- Exposición con prevención de respuesta.
- Técnicas de reestructuración cognitiva.
- Psicoeducación.
- Se han utilizado también las auto-instrucción positivo y el rol-playing racional.
La terapia de la imagen corporal utilizada en la dismorfofobia también puede ser aplicada, a modo de ayuda complementaria, en los trastornos de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia y obesidad).
Otra
línea de interés son los tratamientos psicofarmacológicos, en concreto los antidepresivos
inhibidores de la recaptación de la serotonina, que se han mostrado eficaces en
estudios de casos realizados tanto en la dismorfofobia delirante como en la no
delirante
El
objetivo del trabajo realizado con los pensamientos es enseñar al paciente a
aceptar su cuerpo y a sentir satisfacción con el mismo. Normalmente se solicita
al paciente que identifique y registrar pensamientos que aparecen durante las
exposiciones o durante la realización de las conductas de evitación o rituales,
así como las actitudes personales hacia el cuerpo, para que luego puedan ser
debatidas en las sesiones terapéuticas.
Checar las distorsiones cognitivas.
El
tratamiento va dirigido a la
modificación de los pensamientos intrusivos sobre la insatisfacción corporal y
sobre las creencias sobrevaloradas acerca de la apariencia física, así como al
afrontamiento de las conductas evitadas y a la eliminación de las conductas
rituales.
Conclusión
El trastorno dismórfico corporal es un cuadro
clínico común, pero poco estudiado. Los criterios diagnósticos del DSM-IV al DSM-5 han mejorado respecto a los sistemas
de clasificación anteriores, pero siguen siendo aún poco específicos. En
concreto, no se precisa la duración de los síntomas, no se hace una distinción
(que, sin embargo, resulta clínicamente significativa) entre una dismorfofobia
global y una dismorfia más específica (referida a una parte concreta del
cuerpo) y por último, no se hace referencia a las conductas de evitación y/o rituales,
que, sin embargo, están presentes en el 90% de los pacientes. Por otra parte,
resulta difícil ubicar, por tratarse de un problema distinto, los casos que han
sufrido mutilaciones o claras deformaciones y que sufren de malestar intenso.
De
hecho, los pacientes, aun con niveles muy mejorados de adaptación, se siguen
sintiendo con frecuencia feos o poco atractivos. En concreto, las variables
predictoras de fracaso son el incumplimiento de las prescripciones terapéuticas
por parte del paciente o de los familiares, la comorbilidad de este cuadro
clínico con la depresión o el trastorno de personalidad esquizotípico y un
insight muy pobre. Los tratamientos psicofarmacológicos parecen de interés sólo
cuando el paciente está muy deprimido, muestra ideas dismórficas de carácter
delirante o presenta tentativas de suicidio.
Se
requiere la delimitación psicopatológica
y el diagnóstico diferencial del trastorno, el desarrollo de instrumentos de
evaluación más adecuados y el estudio del formato más apropiado de tratamiento,
así como las variantes de la terapia en función del sexo de los pacientes, de
la intensidad y del tipo de quejas (globales o específicas) y del carácter
delirante o no de las mismas.
Fuentes: aepcp.net/arc/03.2000(1).Salaberria-Borda-Amor-Echeburua.pdf
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