Es
significativo cómo el 80% de las parejas que acuden a terapia mantienen algún
mito sobre el amor que intoxica su relación.
Cuando
hablo de mitos, me refiero a un conjunto de creencias compartidas por gran
parte de la sociedad que ni es verdadero ni están validadas de ninguna manera,
sin embargo se transmiten de generación en generación.
Los
mitos sobre el amor son creencias comúnmente erróneas. Normalmente los mitos
sirven para que no nos salgamos de unas normas que nuestra sociedad ha aceptado
y suelen ser difíciles de rebatir porque se parecen a algo como "esto es
así porque ha sido así toda la vida" o "ya me lo decía mi
abuela".La
gracia de los mitos sobre el amor es que los podemos desmontar e incluso los
podemos desterrar.
Te animo a que te cuestiones y te deshagas cuanto antes estos 10 mitos sobre
el amor porque lo único que hacen es complicarte e incluso amargarte la vida.
1.
No se puede ser feliz sin pareja
¿Te
suena? Seguro que si te está llevando más tiempo del "normal"
(¿normal para quién?) encontrar pareja la habrás oído más de una vez. Y es que
solo o sola parece ser que no se puede ser feliz. Las personas que defiende
este mito con gran rotundidad seguramente no han tenido la oportunidad de
descubrir los placeres que oculta la soltería o se les ha olvidado que hay
gente que malvive en pareja por miedo a la soledad. Déjate de cuentos y
disfruta de la vida sea cuál sea tu estado civil. Tener pareja es una elección
personal y no un requisito indispensable para ser feliz
2.
Solo hay una media naranja para cada persona.
Según
este mito sobre el amor tenemos una pareja predestinada que debemos encontrar.
Vaya que si has dejado pasar al amor de tu vida, lo tuyo ya no va a tener
remedio. Y digo yo, si se me escapa el tren de las 9,15 ¿no pasa otro a las 10?
De verdad, ¿crees que es así?
Su
aceptación podría llevar a un nivel de exigencia excesivamente elevado en la
relación de pareja, con el consiguiente riesgo de decepción, o de una
tolerancia excesiva al considerar que siendo la pareja ideal hay que permitirle
más o esforzarse más (uno/a mismo/a) para que las cosas vayan bien (pudiendo
llegarse a la dependencia afectiva).
3.
Sin ti no soy nada.
Viene
a ser una variante de las anteriores, sin pareja no eres nada y sin tu pareja
menos aún. Una cosa es que si se rompe tu relación de pareja sea muy duro,
difícil y dolorosa y otra cosa muy distinta es que tú sin tu pareja no seas
nada. Tú eres una naranja entera y si no lo eres debes cuidarte para conseguir
serlo, pero no busques una mitad que te sirva de muleta ni ates a tu pareja por
miedo a la desintegración. A veces está de más hablar sobre este tema.
4.
El amor todo lo puede.
Es
bonito pensarlo así, pero es imposible. Nuestra energía y nuestro tiempo son limitados,
por lo que nuestro amor también lo es. El amor es un buen motor para intentar
mover montañas pero hay montañas que se resisten a ser movidas. El
amor es un requisito necesario para que una relación de pareja sea sana. Han de
existir otros elementos como un proyecto en común, unos valores afines, un
tiempo elegido para disfrutar en común, admiración y deseos de compartir con e
l otro, atracción sexual, etc Hay situaciones que nos trae la vida que ponen
mucha presión sobre la relación de pareja y no siempre el amor es suficiente
para superarlas. Hay personas que por mucho que se quieran no les hace ningún
bien estar juntas. Caracteres opuestos, diferentes expectativas de vida,
problemas del pasado sin resolver, etc pueden hacer que se acabe la paciencia
antes que el amor..
Este
mito puede ser usado como una excusa para no modificar determinados
comportamientos o actitudes, o llevar la negación de los conflictos de pareja,
dificultando su afrontamiento.
5.
No hay amor verdadero sin sufrimiento.
Hemos
venido a este mundo a sufrir, ¿todavía no lo tienes claro? Yo no, la verdad, sé
que a muchas personas la relación de pareja les genera inseguridad, miedo, desconfianza...Y la verdad es que me sabe muy mal y creo que hay mucho que pueden aprender
para poder disfrutar de su relación. En una pareja no todos los días sale el
sol y llueven corazones del cielo pero cuando uno está donde quiere estar ¿por
qué tiene que estar sufriendo? Aquí sufre el que quiere.
Suele
usarse habitualmente para justificar comportamientos egoístas, injustos,
represivos y, en ocasiones, violentos y aparece en algunos de los modelos
explicativos multicausales como uno de los antecedentes de la violencia de
género
6.
Mito de la exclusividad.
Aquí
estamos hablando de posesión. Y si de verdad me quiere pues entonces tiene que
hacer esto, esto y esto. ¿Qué pasa si no lo hace? Esta
posesividad puede tener consecuencias fatales, cuidado con ella. Ejemplo, ser fiel es una decisión y un coste
que asumimos a cambio de los beneficios que nos ofrece una relación de pareja
estable.
7.
Quien bien te quiere te hará llorar.
Lo
que a mí me explicaron de niño es que las personas que realmente te quieren, te
dirán las cosas como son aunque te puedan hacer daño. Por ahí puedo aceptar
este dicho pero pensar que si mi pareja me hace llorar es señal de que me
quiere me parece un poco más retorcido. ¿A quién le gusta hacer llorar a las personas
que quiere?
8.
Los celos demuestran amor.
Parece
que este mito fue promovido por la cristiandad con el objetivo de fomentar la
fidelidad y la exclusividad en la pareja. Según este mito si de verdad quieres
a alguien, deberás estar sufriendo constamente por si te engaña y si no sufres
es que tienes algún problema. Pues no, para mí la relación de pareja se basa en
la confianza y si de verdad quieres apostar por tu relación te sale más a
cuenta invertir en confianza que invertir en recelo y en miedo. Los celos NO
son signo de amor, sino de inseguridad y dependencia. Además son una de las
emociones que más pueden deteriorar una relación de pareja.
Una
relación debe basarse en la libertad y en la confianza y aunque los celos
pueden aparecer jamás deben sobrepasar ciertos límites.
9.
El amor verdadero es eterno.
Este
mito sobre el amor seguro que te suena a que el matrimonio es para toda la vida
y estoy seguro de que son muchas las parejas que se unen con este noble
objetivo, seguir juntos para siempre. Sin embargo no todas lo consiguen.
Independientemente de que sea cierto que hoy en día construimos parejas de usar
y tirar, lo que parece claro es que hoy por hoy y para muchas personas, el amor
no siempre es eterno y no por ello van a ir directos al infierno.
Los
estudios sobre el tema coinciden en señalar que la pasión amorosa tiene “fecha
de caducidad” con lo que esta creencia puede tener consecuencias negativas
sobre la estabilidad emocional de la persona y de la pareja.
10.
El amor verdadero lo aguanta todo.
¿Que
tu pareja te pega? aguanta hija o hijo, aguanta ¿que tu pareja tiene otro (a) amante?
aguanta, que lo importante es la familia. Y así sucesivamente. Suena a un
discurso de los de antes, de las abuelas y los abuelos, pero no está tan
olvidado como nos gustaría. De hecho he oído más de una vez en la consulta que
si tu pareja no te pega pues todo lo demás se puede aguantar. Hoy en día
esperamos de nuestra pareja algo más que un status y la estrategia de aguantar
ya no funciona.
11.
Y la lista no termina aquí...
En
fin la lista es larga y lo más preocupante es que hay muchos adolescentes que creen
ciegamente todos estos mitos. Algunos son solo inocentes y utópicos, pero otros
relacionados con el control, la posesividad y los celos pueden llegar a ser muy
peligrosos y se relacionan claramente con la violencia/maltrato/abuso en la pareja
así que cuidado con ellos. Si conseguimos revisar nuestras creencias, derribar
estos mitos y construir relaciones de pareja basadas en la libertad, el respeto
y partiendo del amor por uno mismo, tendremos muchas más posibilidades de
lograr la plenitud y la felicidad en el terreno amoroso.
Al
final no somos dueños de nuestra elección, el amor es inconsciente, se basa en
un proceso bioquímico cerebral. Por esto sugiero olvidarse de esos mitos,
lineamientos vagos que instan a amar insanamente, considero necesario deliberar conscientemente
a quién amar, en a quién invertir nuestro tiempo y atención, y a quién propiciar
nuestras más valiosas emociones.