Uno siempre escucha de
agresiones de pacientes a otros, uno siempre supone qué paciente podría a uno
agredir, uno siempre cree estar resguardado, precavido, dueño de la
situación porque uno sabe intervención en crisis, tiene
experiencia. Pero el día llega, y el golpe cae o la tentativa de que pase.
Bajo ninguna condición
el paciente debe agredir a su médico, como tan penado es que el médico
transgreda al paciente.
Deseo agregar que las
agresiones de los pacientes son en extremo raras, se dan en muy contadas
ocasiones, mayormente por gente vil, de bajos modales, que forma una
reducidisima minoría de nuestros pacientes. Si el paciente ya viene con un
historial médico psiquiátrico es necesario pedir que al acudir a su cita el px
esté tomando la medicación y que no la haya suspendido, si toca px de primera
vez y en tu entrevista /evaluación clínica, te das cuenta que el px debe estar
tomando medicamentos para regular su conducta amablemente se le pide reinicie
su tratamiento o tome otra re-valoración médica y ajuste de medicamento para consiguiente
uno puede trabajar con él. Preferentemente a px con un dx de enfermedad mental (psicóticos)
o explosivos se requiere la posibilidad de que asistan acompañados por un
familiar si es posible.
También se puede
demorar, o reagendar la sesión hasta que hagan efecto los antipsicóticos, sedantes, lo que
requiera. Si estas laborando en un hospital, se debe proceder a inmovilizarlo,
un colega que te ayude a evaluar la situación, y un par de enfermeros que logren reducir al agresor, de la manera más cuidadosa posible, claro está.
Ver su posible ingreso, tenerlo en observación, enviarlo al psiquiátrico o sea
ambulatorio…
La agresión, aunque
suene paradójico, es un tema delicado y que requiere una consideración amplia y
ponderada.
El escenario que se plantea
es sin duda complejo, escuchar opiniones o consenso sobre la actuación del psicologo/psiquiatra ayudaría sobre todos a los psicólogos/psiquiatras en el área privada que es la más vulnerables de riesgos. Sin embargo, el consenso actual aceptado es que un
paciente fuera del entorno clínico debe ser tratado como “una persona más”.
Esto significa que una agresión del paciente debe responderse como si se
tratara de un civil cualquiera: Por supuesto hay que abogar en: evitar el conflicto, apelar a la moral y
apuntalarse en la autoridad pertinente.
La relación terapéutica
no puede sostenerse si ésta pone en peligro la integridad física o moral de
cualquiera de los involucrados.
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