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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Cómo Reducir el Estrés en Navidad

En Navidades los niveles de estrés suelen dispararse. 
"Es la época más maravillosa del año", solemos decir, pero las Navidades también representan un momento en que los niveles de estrés se ponen por las nubes. Para ayudarte a lidiar mejor con esta feliz pero estresante época del año, hemos reunido algunos consejos importantes para que te olvides del estrés y que estos días sean más agradables.

Compras de última hora, compromisos con amigos y familiares, organización del banquete navideño... No hay duda: para muchas personas, el estrés se acentúa en la época navideña. Según recientes estudios, el 44% de la población afirma que es una época que le produce más nerviosismo. Por actividades, los acontecimientos relacionados con el período navideño que más estrés y ansiedad generan son las compras (76%), los compromisos sociales (67%), el exceso en los gastos (65%), y el cansancio general y “saturación” (60%).

Para muchos de nosotros, la Navidad puede ser una fuente importante de estrés, presión y conflicto. Algunas personas pueden sentirse abrumadas por los excesos y las expectativas y acaban deprimiéndose durante las vacaciones. La falta de tiempo y dinero y la presión de hacer regalos por doquier, a menudo pueden contribuir al estrés durante la temporada de vacaciones. La mayoría de nosotros conoce los efectos adversos que el estrés puede tener en nuestro cuerpo. Ya sabemos que puede afectar a nuestros pensamientos, sentimientos y conductas, y puede provocar hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad, si no se controla. De hecho, muchos estudios han demostrado que se produce un aumento de la incidencia de ataques cardíacos y muertes relacionadas con el corazón durante la temporada festiva, lo que puede deberse al estrés, consumo excesivo de alcohol, una dieta rica en grasas o una combinación de los tres factores. Por tanto, es de suma importancia que le pongamos remedio al estrés de las vacaciones navideñas cuanto antes.

Prueba estas estrategias navideñas para eliminar el estrés y aliviar la tensión y ayudar a que el estrés desaparezca.

Limita el gasto

Los problemas económicos son una de las principales causas de estrés durante la temporada navideña, según una encuesta realizada por la Asociación Americana de Psicología (APA). Datos recientes recopilados en la encuesta anual Stress in America de la APA confirman este extremo e informan de que el 62% de nosotros nos sentimos estresados a causa del dinero.

Evita el estrés por el dinero

La compra de obsequios, las salidas y los viajes pueden generar una carga, incluso para los compradores más entusiastas que suelen actuar de esta forma todo el año. Sin embargo, existen algunos pasos que podemos seguir para limitar el estrés económico.
Establece un presupuesto

En primer lugar, asegúrate de que tomas en cuenta todos tus gastos habituales para no quedarte corto con las facturas, como el alquiler o el pago de la luz. Planifica cualquier otro gasto durante las vacaciones, incluidas las fiestas que puedas realizar o las visitas a amigos o familiares. Una vez que todos estos elementos han sido restados del presupuesto, puedes calcular qué cantidad puedes gastar en regalos. Ser organizado y realista acerca del presupuesto nos ayudará no gastar de más.

Toma una decisión cada vez

No olvides separar las decisiones relacionadas con los gastos. Tratar de tomar demasiadas decisiones a la vez puede ser abrumador, lo que puede llevar al agotamiento tanto de nuestra fuerza de voluntad como a un mayor riesgo de gasto excesivo.

Evita las tentaciones

A menudo es imposible alejarse de las tiendas (y sus atractivos descuentos) y los centros comerciales por completo durante la temporada festiva, pero limitar el tiempo que pasas en estos lugares también puede ayudarte a controlar tus gastos. Controla los gastos impulsivos llevando solo el efectivo que puedes necesitar para las compras, dejando todas las tarjetas de crédito y débito en casa.

Gestiona las expectativas

Todo el mundo tiene una idea en sus cabezas de unas vacaciones perfectas, pero cuando la realidad no alcanza la visión, el estrés puede alcanzarnos. Intenta manejar tus expectativas de una forma realista.

Problemas de dinero y estrés

A veces, durante los momentos económicos difíciles, las personas recurren al tabaquismo, el alcohol, los juegos de azar o comer en exceso para tratar de aliviar el estrés. Estos comportamientos pueden llevar a discusiones y conflictos entre pareja y familias. Busca ayuda de un profesional si descubres que estos comportamientos te están causando problemas. Hay que tener en cuenta lo que es importante. El gasto excesivo puede ensombrecer el verdadero sentimiento de la Navidad. Las relaciones con amigos y familiares son más importantes que los objetos materiales.

Sé realista

Sentido común ante todo. A pesar de los grandes planes, ningún evento funciona a la perfección, y esto también es cierto para las celebraciones navideñas. En lugar de acumular estrés en el camino de cualquier percance que pueda ocurrir, vea estas calamidades en miniatura como una oportunidad para ejercer flexibilidad y resistencia. Cenar con 30 minutos de retraso, ensuciarse con comida el atuendo festivo o tener un árbol torcido no arruinará este día. En cambio, creará buenos recuerdos que podrás recordar en los años venideros.

Tómate tu tiempo

Llevar el mundo sobre tus hombros y tratar de lograr todo solo durante las vacaciones puede hacer mella en tu mente y tu cuerpo. Pide ayuda para llevar a cabos algunos de las tareas de esta época del año y tómate también un tiempo de descanso. No estar estresado te beneficiará a ti y al resto de tu familia. Concéntrate en hacer algo que te resulte relajante para recargar energías, como leer un libro, ver una película navideña, escuchar música o hacer cita para un masaje.

Evita comer en exceso

La Navidad es la temporada de la indulgencia, y ya sea una fiesta o una cena familiar, estamos rodeados de comidas extravagantes y bebidas alcohólicas. Hay mucho y muy variado. Aunque muchos de nosotros solo ganamos medio kilogramo extra durante el período de vacaciones, esos gramos pueden acumularse en los próximos años y contribuir a la obesidad en etapas posteriores de la vida, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH).

Estrés y apetito

El estrés excesivo aumenta el apetito y también los antojos de alimentos azucarados y grasos. Además, el consumo crónico de alcohol puede exacerbar aún más el estrés al elevar los niveles de la hormona del estrés, el cortisol. Los nutriólogos recomiendan que las familias intenten mantener hábitos alimenticios saludables durante las vacaciones para evitar el aumento de peso y el estrés. Disfruta de las delicias de temporada, pero trata de controlar el tamaño de las porciones. Un día de indulgencia no conducirá a un aumento de peso significativo, siempre y cuando planee retomar el rumbo con opciones de alimentos saludables y hacer ejercicio al día siguiente.

Sal a caminar

El antídoto para el estrés de las vacaciones podría ser tan simple como dar un paseo por el barrio cada día. Muchos estudios han demostrado que la actividad física reorganiza el cerebro de tal manera que reduce su respuesta al estrés.

Cuida tu estado de ánimo

El ejercicio regular puede ayudar a disminuir la tensión y aumentar y estabilizar el estado de ánimo. Además, el ejercicio produce endorfinas, sustancias químicas analgésicas naturales que se liberan en el cerebro, que mejoran la capacidad para dormir y reducir el estrés. Muchos estudios han expuesto también que si logramos convencer al resto de la familia para abandonar el sofá y salir a caminar, nuestros niveles de estrés se reducirán aún más. Entrenar en grupo reduce los niveles de estrés en un 26% y mejora la calidad de vida física, mental y emocional.

Diviértete

Olvida todos lo que queda por hacer en la lista de tareas y otorgate permiso para divertirte. La risa es una herramienta estupenda en la lucha contra el estrés: mejora el estado de ánimo, estimula el corazón, los pulmones y los músculos, y también libera endorfinas. La risa también aumenta la circulación, ayuda a los músculos a relajarse y disminuye los síntomas físicos asociados con el estrés. Sea en la forma que sea, asegúrate de incluir humor navideño, risas y carcajadas. Incluso esperar un evento divertido aumenta las hormonas que inducen la relajación y disminuyen las hormonas del estrés.

Encuentra formas positivas de reducir el estrés

Encontrar maneras positivas y saludables de controlar el estrés podría reducir muchas de las consecuencias adversas para la salud relacionadas precisamente con el estrés. La clave está en localizar las técnicas para combatir el estrés que funcionen mejor para cada uno y lograr unas navidades fantásticas e inolvidables.

Conclusión 

Para evitar, en la medida de lo posible, estos problemas, toma nota de una serie de consejos orientados a  evitar los estados de estrés y ansiedad.

Controla el bolsillo
  • Calcula un presupuesto realista de ingresos y gastos y ajústate a ese presupuesto.
  • Evita el exceso de gasto en regalos. Una buena opción es utilizar fórmulas como el “amigo invisible”. Calcula un coste limitado por persona.
  • Como se suele decir, la Navidad es de los niños, así que compra regalos preferentemente a los más pequeños.
  • Optimiza tus compras: es recomendable preparar siempre una lista de la compra, comprar por Internet y comprar temprano por la mañana, evitando así las horas punta.
  • En la organización de comidas/eventos es conveniente implicar a los niños, familiares, amigos…en las tareas de organización y ejecución. Simplifica los menús. También puedes probar a utilizar los servicios de compra y supermercado on-line para tu comida.
Desde el punto de vista emocional
  • Ajusta tus expectativas y no esperes “milagros”.
  • Relativiza, es sólo un día, un acontecimiento.
  • Prioriza, distingue entre lo que depende de ti y lo que no, acéptalo y recuerda que todo pasa.
  • En las reuniones familiares, evita temas comprometidos o que generen discusión.
  • Aprende a decir no. No tienes por qué acudir a todos los eventos.
  • Huye del perfeccionismo.
  • Planifica actividades de distracción.
  • Dedica tiempo al descanso y resérvate espacios propios, concédete un descanso, un tiempo de relajación.
En forma y con salud.
  • Busca la moderación y el equilibrio.
  • Duerme suficientemente.
  • Haz ejercicio, aunque sólo sea dar un paseo.
  • Cuida la espalda –esta es una de las épocas del año con más lesiones debido a las posturas incorrectas o a coger objetos pesados.
  • Equilibra tu dieta con ensaladas y verduras, toma fruta entre horas, intentando comer menos grasas. Evita los procesos de “comida sin fin”.
  • Busca actividades distintas en los días de celebración.
  • Practica la relajación. Dedícale un tiempo a realizar ejercicios de respiración.
No dejes que la Navidad te estrese, sigue estos sencillos pero efectivos consejos para evitar el estrés y verás cómo tus festividades serán mucho más alegres y fáciles.


lunes, 18 de diciembre de 2017

Confidencialidad del Psicólogo

La psicología como ciencia ha mantenido una máxima en cuanto a la defensa y la lucha por el estricto cumplimiento del principio de confidencialidad, influenciada por su objeto de estudio. Al constituir el sujeto y su conciencia el cuerpo de trabajo del psicólogo, la responsabilidad que demanda entonces su labor reviste una mayor complejidad e importancia.
Uno de los aspectos de la psicoterapia que generan más recelo es el tema de la confidencialidad. ¿Puede el psicólogo explicar a tercera persona lo que le cuenta el paciente? salvo en un caso excepcional, la respuesta es un rotundo “no”. Y no, Detrás de la profesión hay un código ético de obligado cumplimiento por una serie de motivos muy importantes.

Al iniciarse una psicoterapia es sumamente importante que el psicólogo garantice, como deber orientado a hacer el bien, la confidencialidad de los antecedentes y datos ofrecidos por el paciente. Deberá preocuparse de manejarlos mediante procedimientos y métodos que los resguarden del conocimiento de personas no autorizadas y registrarlos de una forma tal que impida el acceso y el conocimiento de terceros a esa información para evitar un posible daño personal.

¿Es confidencial lo que se le cuenta al psicólogo?

En el transcurso de una serie de sesiones de psicoterapia, es inevitable que se hable sobre temas delicados: experiencias traumáticas, conflictos familiares, sentimientos que so se comprenden o que están socialmente mal visto, etc. Entretanto la intimidad constituye el conjunto de pensamientos, percepciones, decisiones, comportamientos, conductas y actitudes. La ideología, la religión o las creencias, las tendencias personales que afectan a la vida sexual, determinados problemas de salud que deseamos mantener en total secreto. En la intimidad no existen fronteras definidas y cuenta con diferentes significados para distintas personas. Es algo que forma parte del motivo por el cual la terapia tiene razón de ser, incluso los trastornos con unos efectos más limitados, como ciertas fobias específicas, dan pie a momentos que no explicaríamos a cualquier persona y que nos interesa que no salgan a la luz. Ahora bien, estos son los motivos por los pacientes les interesa que haya una rígida disciplina de confidencialidad en lo relativo a lo que ocurre en la consulta del psicólogo.

Su existencia ya de por sí justificarían que el profesional sintiese la obligación moral de no contar nada al resto de personas, ya que a pesar de que está ofreciendo un servicio, no deja de empatizar en ningún momento. Ahora bien, este no es el único motivo por el que los psicólogos se auto-imponen la obligación de hacer que la información no salga de su consulta. La otra mitad de esta obligación es de tipo deontológico y profesional, no individual, sino colectivo.

El principio de confidencialidad en terapia

Estas sesiones existen porque en ellas se crea un vínculo terapéutico basado en la confianza. Buena parte del valor añadido de esta clase de servicios consiste en disponer de un lugar en el que pueden expresarse todos los motivos de miedo, vergüenza y angustias, para a partir de esa información, trabajar para solucionar la situación. Es por eso, que si no se respetase de antemano la estabilidad de esta dinámica de relación entre el profesional y el paciente, el trabajo de los psicólogos perdería el fundamento en el que se basa. No solo implicaría perder pacientes, sino que además se extendería una visión de la psicología según la cual tiene sentido tratar de engañar al terapeuta u ocultarle cosas, mostrándole sola esa información que se considera poco comprometida. En algo así, unos pocos casos de terapeutas que esparciesen datos, causarían un daño muy serio sobre el conjunto de la profesión. Pero la confidencialidad no se limita a aquello que el paciente explica en las sesiones. Los psicoterapeutas también tratan como confidencial datos concretos y documentación vinculada a sus clientes y pacientes, todo aquello que se considere información sensible. Las personas no tienen por qué saber siquiera el nombre de las personas con las que se trabaja para mejorar su bienestar.

Por otro lado, respetar la privacidad de la información que dan los clientes es una manera de demostrar que no se juzga a la persona la que se le ofrece el servicio. ¿Por qué iba un terapeuta a revelar información confidencial, si no? O porque los temas tratados le parecen lo suficientemente vanales como para contarlos, o porque le hacen gracia ciertas anécdotas, o porque respeta al cliente lo suficientemente poco como para dar información privada a quien la pide. En cualquier caso estas situaciones serían síntomas de que no hay un compromiso con la propia carrera profesional.

¿En qué casos se rompe la confidencialidad?

El código ético de los psicólogos establece que la prioridad es el bienestar de los pacientes y de las personas de su entorno. Así pues, la única situación en la que un psicólogo debe ser capaz de revelar a terceros información privada de los pacientes, es si tienen evidencias sólidas de que o se va a dañar directamente a alguien, o la vida de alguien corre peligro. Es decir, un contexto en la que aquello que se trata de mejorar corre un peligro que está fuera del alcance de la intervención del terapeuta. Ejemplo:

*En el caso de riesgo de suicidio, el problema a tratar puede estar relacionado con esto, de modo que la confidencialidad se romperá si se estima que hay un peligro inmediato y concreto.
*Violentar el principio de confidencialidad en una psicoterapia para pacientes adictos trae consigo consecuencias adversas y contrarias al objetivo de la terapia de rehabilitar y reinsertar al paciente en su medio social. Los resultados pueden venir desde la desacreditación total o parcial del psicoterapeuta, así como de la institución que presta el servicio.
*Otra de las secuelas que se deriva de la falta o pérdida de confianza en el profesional (psicoterapeuta) se centra en el conflicto que presentará el paciente a partir de ese momento para integrarse nuevamente a un tratamiento.
*Para la sociedad también hay efectos negativos devenidos de la transgresión de este principio ético de la psicoterapia que en ocasiones es subvalorado.

La obligación de denunciar

El Código Penal establece que quien tenga conocimiento de delitos contra la vida y la integridad debido a su profesión tiene la obligación de denunciar. Del mismo Código se sostiene que aquellos que se enteran de un delito tienen la obligación de denunciarlo. Se explica que se encuentran exceptuados de hacer la denuncia si las personas confidentes se encuentran protegidas por el secreto profesional. Esta polaridad de los códigos devuelve la capacidad de decidir en el psicólogo, quien deberá evaluar de qué tipo de delito se trata y si dicho delito amerita o no la excepción al secreto profesional. Retomando los desarrollos de Gutiérrez (1994; 2003) y de Gutiérrez y Salomone (1997), el psicólogo no se encuentra frente a dos obligaciones contradictorias. Tiene una sola obligación y ésta se encuentra en la necesidad de respetar a los principios éticos, que deberán servirle de brújula a la hora de direccionar el tratamiento. Los principios éticos que tienen como fundamento el estatuto simbólico del ser humano.

Conclusión

El uso de información privada tiene un papel importante en todas las actividades científicas y de formación del psicólogo. A la confidencialidad se le debe brindar la máxima prioridad y autodeterminación posible: antes de utilizar la información personal o de su identificación con fines didácticos, los psicólogos deben obtener el consentimiento de la persona o una identidad en clave de la información. La confidencialidad no es solo un asunto de revelación de información. Este término designa la cualidad de los datos e informaciones reservados o secretos. Entre otros aspectos, se aplica a los datos del individuo que no deben o no pueden ser difundidos en público o transmitidos a terceros sin la aprobación del interesado. De esta manera el psicoterapeuta tiene la libertad y el deber de calificar como confidencial cualquier documento o información que, a su juicio, influya directa o indirectamente en el adecuado funcionamiento y futuro restablecimiento del paciente en psicoterapia.

En la psicoterapia, la dignidad del paciente y el éxito de la terapia en forma general se garantizará en la medida en que el terapeuta sea capaz de lograr mediante una labor éticamente profesional, que el paciente se sienta en un ambiente favorable para depositar los aspectos de su intimidad que lo puedan ayudar a la resolución futura y al menor corto plazo posible de su conflicto. Debido a la diversidad de personalidades, resulta complejo el trabajo terapéutico del psicólogo. El mismo demanda de un elevado nivel de preparación profesional no solo en las habilidades que posea para preparar la terapia, sino también de un compromiso ético que le brinde la posibilidad al paciente de depositar absoluta confianza en él.

La confidencialidad constituye un aspecto vital en cualquier ámbito en el que las relaciones humanas vayan a desarrollarse, pero adquiere importancia cuando es tratada en el abordaje tanto psicoterapéutico como asistencial de las adicciones. Los principios de intimidad y confidencialidad son necesarios, pero no suficientes para preservar la integridad del paciente. Es indispensable que la entereza moral del psicólogo respete los matices y las sutilezas del derecho del paciente a la confidencialidad.

La práctica clínica en psicología se encuentra exigida de una ética acorde, que contemple, por un lado, la deontología profesional, el campo normativo y por otro, que atienda a la singularidad en situación de un sujeto dividido. La perspectiva es que el psicólogo se encuentra exigido a "responder" en lo jurídico, en lo deontológico y en lo clínico.


Fuente: Compilador de la red.