La
Real Academia Española define la egolatría como el “culto, adoración o amor
excesivo de sí mismo”.
La
egolatría es, una característica de la personalidad de algunos
individuos, en que hacen constante alarde de una confianza en su propio
potencial, cayendo en la auto-admiración y en el culto hacia uno mismo, hasta
el punto en que esta percepción exagerada puede ser patológica y causar
problemas en las interacciones sociales.
¿Cómo
son las personas ególatras?
Los
individuos que tienen rasgos y características ególatras suelen generar rechazo
entre las personas que tienen a su alrededor. Además, la personalidad ególatra
ha estado presente en muchos personajes históricos.
Por
ejemplo, en biografías y documentos historiográficos nos dan fe de que Adolf
Hitler, Napoleón Bonaparte, Gengis Khan y Josif Stalin fueron personajes
históricos con un carácter marcadamente ególatra. En la actualidad, tal vez el
referente más popular es el magnate y actual presidente de los Estados Unidos,
Donald Trump.
En
este sentido, la egolatría suele relacionarse con otros conceptos, como el egocentrismo, el narcisismo, la soberbia, la
excesiva autoestima, la falsa autoconfianza o la megalomanía.
Aunque
hay aspectos en que estos conceptos coinciden, también existen algunas
importantes diferencias y matices. En cualquier caso, cabe tener en cuenta que
la egolatría alude a una percepción subjetiva del individuo, a cómo éste
percibe su valía, en este caso de forma exageradamente positiva. Sin embargo,
la egolatría nos cuenta poco sobre la traslación de esta percepción a las
relaciones interpersonales. Es decir: una persona ególatra puede serlo y sin
embargo las personas de su entorno pueden no percibirla como especialmente
vanidosa o soberbia.
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rasgos y actitudes en común
Sin
embargo, sí es común que las personas ególatras tiendan a exteriorizar este
rasgo mediante ciertas actitudes y conductas que pueden ser rechazables por
otros individuos.
Algunas
de estas actitudes, conductas y rasgos son los que se describen a continuación:
- Tienen una percepción exagerada sobre susatributos y cualidades
- Confieren una gran importancia al dinero y al poder
- Tienen sentimientos de grandeza: están seguros de que en su vida lograrán grandes metas y objetivos
- Aunque pueden gozar de habilidades sociales más que suficientes, acostumbran a ser individuos más bien solitarios, ya que a menudo generan un cierto rechazo social cuando las demás personas se percatan de su egolatría
- Suelen mostrar un gran apego a todos los aspectos que refuercen su imagen de personas exitosas
- Les gusta generar envidia y celos en los demás
- Pueden tender a la superficialidad, labrando amistades instrumentales que les permitan alcanzar ciertos propósitos y ganar estatus
- Distorsionan la realidad, y en algunos casos pueden tener dificultades para llevar a cabo un análisis racional sobre su valía personal
- En algunos casos, pueden ser personas con poca empatía, poco dispuestos a ofrecer ayuda y soporte a otras personas
- No soportan recibir críticas y se las toman como algo personal
- Pueden tender a compararse constantemente con los demás, enfadándose si consideran que alguien de menor valía que ellos están en un puesto de trabajo mejor o tienen una vida más acomodada
- En ciertos casos se percibe una tendencia al exhibicionismo, por ejemplo haciendo alarde de logros materiales y económicos, como forma de reforzar su auto-percepción de personas de gran valía y estatus social
Causas
y motivaciones
Desde
el punto de vista psicológico, hay muchos factores y motivaciones que pueden
conducir a que una persona desarrolle esta característica. La egolatría es un
rasgo asociado a ciertas carencias afectivas y emocionales, puesto que se suele
entender desde la psicología que una persona con una equilibrada inteligencia
emocional no necesita percibirse a sí misma como algo que no es.
En
este sentido, la egolatría podría ser una señal de alerta de personas que,
paradójicamente, sufren carencias afectivas, emocionales o, incluso, padecen algún trastorno mental de fondo. La egolatría
sería, en términos un tanto metafóricos, una huida hacia delante de personas
que camuflan su inseguridad en este tipo de pensamientos y creencias
hiperbólicas sobre sus capacidades y potencialidades en la vida.
Desde
el punto de vista social, la egolatría es entendida como el reflejo o la
consecuencia de una sociedad mercantilizada y clasista en la personalidad de
algunos individuos. Las diferencias entre clases sociales y su estilo de vida
podría generar una competición constante entre individuos por lograr ascender
en su estatus, lo que sería un caldo de cultivo perfecto para el
individualismo, el arribismo, la minusvaloración de ciertos principios morales,
y también de la egolatría como una característica de la personalidad adaptada a
este entorno competitivo y en que priman las apariencias por encima de otras
cualidades. Así, las ansias de éxito en la vida puede ser un punto de partida
que, mal gestionado, puede conducir a desarrollar personalidades y actitudes
problemáticas y limitantes.
Las
personas ególatras pueden ser capaces de llevar a cabo proyectos y empresas de
gran envergadura, pero a su vez pueden tener dificultades a la hora de
establecer relaciones profundas con otras personas.
No
obstante, la egolatría no es un rasgo exclusivamente centrado en la obtención
de dinero o poder, sino que puede tener motivaciones diversas. El estilo de
personalidad ególatra puede tener varias causas, entre ellas el tipo de educación
y estilo de crianza que haya recibido el individuo.
Un
estilo de crianza demasiado permisivo y complaciente con el niño puede generar
problemas como el trastorno de oposición
desafiante (TOD), también conocido como síndrome del emperador, en que el pequeño
desafía la autoridad de los padres y actúa de forma caprichosa para conseguir
todo aquello que quiere. Este tipo de educación recibida podría desembocar en
una personalidad centrada en el yo durante la adultez.
Por
otro lado, cuando una persona se considera a sí misma como superior y más
valiosa que las demás, suele percibir al resto de personas como poco
importantes, inútiles y prescindibles. Esto genera un sentimiento de rechazo en
su entorno de amigos y conocidos, porque pocas personas están dispuestas a
tolerar que se las trate con menosprecio.
Es
importante resaltar que, aunque pueda resultar complicado, lo ideal es que las
personas ególatras puedan recibir asesoría profesional para tratar de
reestructurar su percepción sobre sí mismas, hecho que repercutirá
positivamente en su salud mental y en la calidad y cantidad de sus relaciones
personales, pudiendo gozar de una vida mucho más plena y feliz.
Referencias
bibliográficas:
Freud,
Sigmund. Obras completas. Volumen XIV: Trabajos sobre metapsicología, y otras
obras (1914-1916), «Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico».
Capítulo II: Introducción del narcisismo (1914). Buenos Aires/Madrid:
Amorrortu, 1979.
Lasch,
Christopher. La cultura del narcisismo. Editorial Andrés Bello, 1999.
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