La muerte de un hijo
deja una huella de dolor que por siempre estará gravada en el corazón de sus
padres. Una parte de ellos se va junto a su hijo mientras que el futuro cambia
para siempre, no sólo pierden su presencia física sino también todos los
sueños, proyectos y expectativas que tenían en mente desde antes que naciera.
"El corazón está preparado para separarse de sus padres, nunca de sus hijos. Sin embargo, aunque no lo creas, es posible superar el dolor".
Los padres se
cuestionan si la vida tendrá algún sentido mientras se preguntan: “¿Cómo voy a
hacer para sobrevivir al dolor de su ausencia?”. El enojo se apodera de ellos
como un huracán que desea arrasar con todo lo que encuentra a su paso, entonces
Dios, los médicos, su pareja e inclusive ellos mismos se convierten en blanco
de ataques por no poder haber evitado esta muerte. Adonde cada padre afrontará
este duelo de manera absolutamente personal dependiendo de su historia
familiar, experiencias previas de duelo y el vínculo que lo unía a su hijo, cada
uno construirá su propio camino de sanación. Es posible que
esto traiga tensiones en la dinámica familiar afectando a la armonía de la
pareja, las emociones están a flor de piel mientras que la irritación y la
culpa surgen con una fuerza inusitada. Sin embargo, tu dolor es tan profundo
como lo es para tu pareja, sólo que él o ella lo enfrenta y expresa de un modo
distinto. Brindarle a cada miembro de la familia el espacio que necesita para
hacer su duelo es tan importante como ser pacientes entre ustedes mismos para
así construir espacios de comunicación en donde sea posible hablar libremente
de sus sentimientos. En este sentido, podemos distinguir algunas estrategias de
afrontamiento saludables que te permitirán transitar este duelo lo mejor
posible para así construir con tu hijo fallecido un nuevo vínculo basado en el
amor y los gratos momentos que han compartido juntos.
La muerte de un hijo es
una pérdida significativa y permanente, por lo que el gran desafío para los
padres en duelo es aprender a sobrellevar el dolor de esta ausencia
obligándolos a repensar sus prioridades. El sentido de vida que hasta ahora te
guiaba se ha destruido por lo que lentamente debes recoger los pedazos de esta
vida que ha sido destrozada para encontrar nuevas fortalezas que te permitan
construir un nuevo propósito.
Sé que ahora parece
difícil, pero procura ser paciente con estas emociones. Cada uno de los
momentos que has compartido con él o ella vivirán por siempre en tu corazón, después de todo, fue él o ella quien te ha enseñado sobre este amor
incomparable que formará parte de ti eternamente.
Si bien cada padre llevará un camino de duelo individual en donde tú, tu pareja,
tus hijos sobrevivientes y familiares procesarán este dolor en distintos
tiempos y maneras, es posible reconocer algunas emociones, síntomas físicos así
como cambios en el sistema de creencias que son frecuentes tras la pérdida de
un hijo, como por ejemplo:
- Emociones. Fuerte shock, entumecimiento y negación durante los días posteriores a esta pérdida que comienzan a atenuarse con el paso del tiempo. Se experimenta una gran sensación de confusión, tristeza y desesperación que imposibilita al doliente realizar las tareas cotidianas, así como un fuerte impulso de sobreproteger a sus hijos sobrevivientes, o temor a estar solo frente a un mundo que se muestra potencialmente peligroso. También es usual sentir culpa y enojo por no haber podido cumplir con su rol protector de padres, se suele pasar gran tiempo pensando en lo que podría haber sucedido si se hacían o decían las cosas de un modo distinto. Este sentimiento de enojo se traduce también en un resentimiento hacia los padres que disfrutan de sus hijos sanos, la vida pareciera ya no tener sentido por lo que viven una intensa soledad y aislamiento aún cuando están rodeados de otras personas. Es que sienten que nadie puede realmente comprender la magnitud del dolor que ha dejado esta pérdida.
- Salud Física. Debido al fuerte estrés físico y emocional que implica esta pérdida, el sistema inmune de los padres en duelo se encuentra notablemente debilitado por lo que suelen mostrar trastornos del sueño y la alimentación, opresión en el pecho, pérdida de la memoria, falta de deseo sexual, agotamiento físico y desgano por las responsabilidades laborales y domésticas, ausencia de concentración, dolores de cabeza intensos, boca seca, irritabilidad a los ruidos, somatización de la enfermedad que padecía su hijo y estómago vacío. No es para nada recomendable el consumo de alcohol, drogas y/o medicamentos con el objeto de evadir estas manifestaciones de duelo por lo que es primordial consultar con el médico de la familia ante cualquier inquietud.
- Sistema de Creencias. La muerte de un hijo pone a los padres frente a una profunda crisis vital que los lleva a revisar no sólo el sistema de valores que hasta entonces los guiaba, sino también, los principios filosóficos y espirituales que creían incuestionables. Algunos encontrarán en la fe un refugio en donde tomar fuerzas para seguir adelante mientras que otros están enojados con Dios y se alejaran definitiva o provisoriamente de su religión. Es importante permitirse evaluar nuevamente sus prioridades, así como expresar estos cambios con el fin de construir lentamente un nuevo sentido de vida.
- Pensamientos. Tras la muerte de un hijo, la mente se encuentra absolutamente enfocada en comprender esta pérdida abrumadora por lo que es usual mostrar un bajo rendimiento en el trabajo, así como también una fuerte falta de concentración que afecta a las tareas cotidianas. Es que la cabeza de los padres en duelo vaga de un pensamiento en otro intentando buscar explicaciones frente a esta ausencia física. En este sentido, es posible olvidarse de algunas responsabilidades diarias así como también tener la sensación de perder habilidades que te permitían hacer las tareas con facilidad.
Por otro lado, durante
los primeros días y/o semanas de duelo es frecuente que sientas una gran
desorientación respecto a esta nueva realidad, el mundo se muestra
absolutamente irreal y abrumador. Inclusive durante los primeros meses es
posible que tengas alucinaciones auditivas, olfativas y/o visuales en las que
puedes sentir el aroma del perfume de tu hijo, escuchar su voz y/o verlo en la
calle o en la casa.
Es importante señalar
que todas estas reacciones son absolutamente normales durante este proceso de
duelo. Sin embargo, a medida que se trabaja el dolor, los padres deben ir
notando leves pero importantes mejoras en las que estas reacciones lentamente
se van atenuando. Recuerda que no hay fechas ni plazos para el duelo, habrá días
de mayor calma y otros de mayor tristeza. Esto no es un retroceso en tu
duelo, es una reacción absolutamente normal por lo que debes permitirte expresar
las emociones que surjan y así trabajar tu duelo.
Por qué se complica el duelo por un hijo
Por qué se complica el duelo por un hijo
Una
posible respuesta a esta pregunta es que, detrás del duelo no resuelto o
cronificado, esté esa idea preconcebida de que un padre no debe sobrevivir a un
hijo, que un padre o una madre no tiene derecho a volver a ser feliz después de
una pérdida así. Quizás por esto muchos de los padres que han sobrevivido a la
muerte de un hijo y lo han superado experimentan un cierto pudor. Otra
posibilidad es que al duelo por la muerte de un hijo se le sumen bloqueos o
vacíos que el hijo llenaba o que la pérdida haya sido muy traumática o que en
ese momento no tenga espacio en el esquema mental de la persona que vive la
pérdida la muerte. Porque, en principio, la pérdida de un hijo se puede
superar.
Recomendaciones para
las parejas en duelo
Es esencial comprender
que cada persona tendrá una respuesta personal frente a la pérdida basada en el
vínculo que lo unía con su hijo, sus propias herramientas personales de afrontamiento
y las expectativas culturales que caracterizan a su género, entre otros
múltiples factores. Que no haga su duelo de igual modo que tú no significa que
esta pérdida no le interese o no le duela. Es importante evitar juzgar al otro
padre por cómo elabora su duelo. Construye una comunicación clara y abierta con
tu pareja en la que cada uno se sienta cómodo de expresar al otro sus
sentimientos, temores y desafíos. Cuando la pareja respeta el duelo del otro y
se apoyan entre sí, se logra crear una relación de mayor entendimiento mutuo y
empatía.
La mejor manera de
cuidar de la pareja es cuidando de ti mismo individualmente. Permítete tener
tus momentos en soledad pero también trabaja cada día para mantener una
comunicación abierta y honesta con tu pareja para que cada uno sepa que el uno
está para el otro cuando requiera de compañía, comprensión y escucha. Tómate un
tiempo para hablar y escuchar realmente lo que le sucede a tu pareja
reconociendo que, si bien es importante llorar juntos, también es vital buscar
espacios de contención adicionales fuera del matrimonio para encontrar
consuelo. Por ejemplo, los grupos de ayuda mutua, terapeutas especialistas en
duelo, redes de amigos y familiares, instituciones religiosas, etc.
Tras esta ausencia,
sentimos que no queda nada que dar incluso a la pareja. No puedes satisfacer
tus propias necesidades por lo que menos aún sientes que puedes ocuparte de las
necesidades de otra persona. Cada uno de los cónyuges está concentrado en sus
sentimientos, sus necesidades y sus tiempos, por lo que tienen poca energía
para invertir en otros seres queridos.
La terapia de pareja así como también
las sesiones psicológicas individuales permiten conocernos más a nosotros
mismos, adaptarnos a los cambios implicados en esta pérdida, así como también,
reflexionar sobre las tensiones que se producen en la pareja debido a esta
ausencia física.
Suponer que una pareja
en duelo está condenada a la separación es una mirada pesimista que muchas
veces no coincide con la realidad. Sin embargo, una mirada más acorde sería
advertir las señales de peligro que conlleva este duelo.
El dolor por la pérdida
es tan física y emocionalmente agotador que muchos padres en duelo no tienen la
energía suficiente para hacer que su matrimonio funcione. Por supuesto, esto no
significa que el amor se haya esfumado sino que todos tus esfuerzos se
encuentran concentrados en comprender esta ausencia. Por lo tanto, el
acompañamiento terapéutico así como la comprensión y respeto mutuo los ayudará
a aceptar no sólo que cada uno de ellos tiene una nueva identidad bajo la cual
deben reconstruir su vínculo sino que, además es esencial validar la respuesta
individual que cada uno de ellos manifiesta frente a esta pena.
Personas que han sufrido esta amarga experiencia, espero nos ayuden a compartir su historia y ayudar a otras personas a entender y procesar el dolor de la pérdida, que no "desaparecerá nunca jamás"....
Fuente: Manejo del duelo