¿Qué
es?
En
estaciones del año como otoño e invierno, la sensibilidad a los cambios
estacionales y la reducción de luz solar pueden afectarnos tanto físicamente
como anímicamente. Este cuadro clínico se conoce como Trastorno Afectivo
Estacional (TAE). Cursa con síntomas de distimia (bajo estado de ánimo),
irritabilidad y alteraciones del sueño, que suelen remitir con el cambio de
estación, cuando aparece el buen tiempo y los días son más largos.
¿A
quién afecta?
El
TAE se presenta aproximadamente en 6 de cada 100 personas. Aunque puede
presentarse durante la niñez y al inicio de la adolescencia, es más común en
los adolescentes mayores y al inicio de la etapa adulta, comenzando normalmente
poco después de los 20 años. Como otras formas de depresión, las mujeres tienen
una probabilidad 4 veces mayor de desarrollar TAE que los hombres, los mismo
que las personas con parientes que han experimentado depresión. Además, la biología,
la química cerebral, los antecedentes familiares, el medio ambiente y las
experiencias de vida individuales pueden hacer que ciertas personas tengan más propensión
a desarrollar TAE y otras formas de depresión. Estudios abalan que el 15% de la
población general padece este trastorno.
Causas
Se
desconoce la causa concreta de este trastorno, pero los estudios actuales lo
relacionan con dos factores fundamentales:
- La luz ambiental
- La regulación hormonal
Aunque
se han estudiado diversas teorías, los investigadores en este campo coinciden
que la aparición de esta bajada del estado anímico es desencadenada por la
respuesta del cerebro a la disminución de la luz natural. Concretamente, se le
ha relacionado con hormonas clave tales como la melatonina y la serotonina que
ayudan a regular los ciclos del sueño-alerta, la energía, y el estado anímico. Los
días más cortos y el incremento de las horas de oscuridad en otoño y del
invierno pueden causar un aumento de los niveles de melatonina y una
disminución de los niveles de serotonina, pudiendo así crear condiciones
biológicas para un bajo estado anímico.
Explicación:
La melatonina es una hormona que se encuentra de forma natural en el cuerpo
humano cuya función principal es regular los ciclos de sueño y vigilia,
antioxidante, combate los radicales libres y está estrechamente vinculada al
estado de ánimo. Nuestros niveles naturales de melatonina comienzan a aumentar
por la tarde, se mantienen altos durante casi toda la noche y disminuyen cuando
sale el sol. Con la serotonina, ocurre lo contrario, ya que ésta aumentará
cuando la persona esté expuesta a la luz solar por lo que en invierno estos
niveles suelen ser más bajos y ello está asociado a la tristeza e incluso a la
depresión. La
luz natural activa la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, todos ellos
son neurotransmisores encargados de estimular las neuronas o células
cerebrales. Si estos neurotransmisores no reciben suficiente luz solar, su
actividad disminuye siendo deficitaria la transmisión de mensajes químicos
intercelulares. Ello puede provocar tristeza, irritabilidad y en algunos casos
incluso un cuadro depresivo. La
luz solar también controla la glándula pineal, que segrega melatonina, hormona
responsable de las emociones y del control biológico del organismo según sea de
día o de noche, así como en los cambios de estación. Por
ello si la luz disminuye, como ocurre en otoño e invierno, pueden aparecer
desequilibrios hormonales que nos afectan de forma directa a nuestro estado
anímico.
Los
síntomas del TAE pueden ser:
- Tristeza, desesperanza, irritabilidad y ansiedad
- Aumento de sueño
- Aislamiento social
- Fatiga
- Reducción del ejercicio físico, movimientos lentos
- Problemas físicos, como dolores de cabeza
- Menor tolerancia a la frustración (mayor sensibilidad a lo negativo)
- Pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
- Cambios en la dieta, normalmente asociados con una mayor ingesta calórica.
Nota:
Estos leves síntomas pueden deberse no sólo a la reducción de luz solar, sino a
una sensibilidad a los cambios estacionales.
En
los casos de depresión de invierno, los síntomas más comunes son: cambios en el
apetito, aumento de peso, fatiga, somnolencia (poco común en otros tipos de
depresión), desesperación, irritabilidad, ansiedad y anhedonía. En la depresión de verano existe falta de
apetito, pérdida de peso, insomnio, irritabilidad y ansiedad.
¿Cómo
combatir el estrés estacional?
- Dieta variada y equilibrada.
- Los hidratos de carbono, principal fuente de energía que proporciona glucosa, son indispensables para el sistema nervioso.
- También ciertos aminoácidos como el triptófano aumentan la producción de serotonina y tiroxina, para ello se amplían en la dieta, la Vitamina B y el Magnesio que pueden ser también un buen complemento en las estaciones otoñales e invernales.
- Ejercicio físico de día, a poder ser expuesto al sol.
- Mantener una vida social activa.
- Establecer unos buenos hábitos de sueño.
- Pasear al aire libre.
- Reír más y ocuparse en actividades creativas.
- Suplementación con melatonina.
- En casos más acusados donde los síntomas sean más marcados luminoterapia, psicoterapia y/o farmacoterapia.
¿Cuál
es el tratamiento para el trastorno afectivo estacional?
El
tratamiento se basa en antidepresivos, psicoterapia y fototerapia. Esta última
es para que el cuerpo reciba el balance de luz normal que necesita y por tanto
todas las vitaminas se vuelvan a desarrollar en el organismo. Por otra parte
los síntomas psíquicos también deben ser tratados para no derivar en una
depresión severa que impida el funcionamiento cotidiano de la persona.
Nota:
Se ha comprobado que la exposición repetida a luces brillantes (como el caso de
lámparas fluorescentes) es efectiva como tratamiento, probablemente por la
implicación de la luz en la restauración de los niveles de serotonina.
Como prevención, quiero recordar a aquellas personas que han padecido durante el curso de su vida depresión, ansiedad y otros trastornos afectivos, que los síntomas de bajo estado de ánimo estacional pueden desencadenar cierto temor a recaídas. Si tales síntomas se agravan o bien persisten en el tiempo, recomiendo consultar con su especialista.
Como prevención, quiero recordar a aquellas personas que han padecido durante el curso de su vida depresión, ansiedad y otros trastornos afectivos, que los síntomas de bajo estado de ánimo estacional pueden desencadenar cierto temor a recaídas. Si tales síntomas se agravan o bien persisten en el tiempo, recomiendo consultar con su especialista.