El
cumplir 35 años demuestra que ya no hay tiempo que perder, que ya se dieron
cuenta que el: “y vivieron felices para siempre...” era un cuento y que la
tortura de saber que no vives con un príncipe azul te vale un cuerno, pues ya
aprendiste a amar con la cabeza y la complicidad de la experiencia.
A
los 35 años tú decides con quien SÍ y con quien NO estar, se dan el lujo mandar
al diablo con educación compromisos que no les importan y de ir a buscar en
donde saben que esta, lo que sea que necesitan "lo que sea."
El
desafío es rico: empiezan experiencias más intensas, comienza una clase de
segunda adolescencia pues la irreverencia es un placer que nos podemos dar pero
con sentido, mucho sentido.
A
los 35 años suele aparecer un sentimiento inmenso y notable: la aceptación. Se
conocen ya más que nadie, ya sabe quién es y nadie va a venir a contarle un
cuento chino. Terminó la búsqueda donde no hay y, si aún no terminó, hay que
decidirse a pagar un buen psicólogo clínico, que flojera seguirse azotando, pues ya
sabes que no se trata de conformarse con quien se es, sino de aprender qué se
quiere y cómo se lo quiere.
A
los 35 aparece esa gloriosa e impune sensación de poder decirle a la gente lo
primero que se te viene a la cabeza (guardando las formas, claro, para no andar
ofendiendo por todos lados), pero tienes el poder de desahogar de tu alma lo
que se te pegue en gana con audacia.
Tienes
mil y una historias privadas que te causan sonrisas inesperadas que te hacen
adquirir ese brillo que dan las travesuras cuando de niña, pero ahora con la
sensualidad de una mujer en potencia.
A
los 35:
- Sabes lo que eres y con experiencia lo que no eres.
- Sabes con certeza que color de labios te hace ver de 100 cuando quieres lograr algo.
- Tal vez no sabes TODO lo que quieres... pero con certeza sabes lo que No quieres ya.
- Se te ha desarrollado un potente radar para detectar a las personas ¨mal intencionadas¨...y con tranquilidad sabes que el qué dirán, son solo percepciones internas dañadas de los demás.
- Sabes con quien no te da la gana estar.
- Y sabes voltear sutilmente el mundo para "estar" con esas personas que te hacen el día.
- Aprendes a no esperar.
- Por lo tanto tienes menos expectativas y vives más ligera.
- Te amargas menos.
- Te disfrutas más.
- Sabes carcajearte de ti misma.
- Pierdes el miedo al ridículo y la música se siente más.
- Aprendes que la seguridad NADIE te la puede dar más que tú y te conviertes en tu mejor aliada.
- Sabes con certeza, que cuando te pones chillona no estas deprimida, tu regla está por llegar y te da risa descubrirte llorando en un comercial de croquetas.
- Te sientes hermosa, cuando te ves de re ojo en un cristal de alguna tienda.
- Te dan risa cosas que antes te causaban llanto.
- Empiezas a utilizar palabras que antes no sabías que existían.
- Los amigos empiezan a ser más amigos que antes y pagas lo que sea por una tarde de carcajadas de esas que te hacen doler el estómago.
- Los pesado-amigos quedan en evidencia y tienes la nobleza de alejarte sin daños.
- Las dietas dejan de ser una obsesión, pero buscas nutrirte mejor.
- No puedes creer que te hayas peinado como lo hiciste en tus 20´s.
- Tienes mil y una historias secretas por contar.
- Una buena conversación importa más que el sexo y en realidad la disfrutas con una buena copa de vino.
- Te importa más francamente tu cerebro que tu trasero.
- La pareja es más un cómplice que obligación.
- Los desayunos con amigas de corazón pasan a ser tu mejor terapia.
- Le empiezas a tener un cariño especial a tu celulitis pues sabes lo que significa.
- Por muchos factores aprendiste ya a valorar tu menstruación.
- Te cuesta acordarte de cosas que viviste con un ex por el que antes te cortabas las venas.
- Sabes defender la integridad de quien no se encuentra en la mesa... porque sea verdad o no no te gustaría que se hiciera lo mismo contigo.
- Tienes más tolerancia a la frustración, total mañana será otro día...
- Aprendes a alejarte de la gente negativa.
- Te vuelves menos demandante pero más puntual.
- Tienes la astucia de un zorro.
- Tus ojos aprenden a ver de una manera diferente a los niños y a los ancianos.
- Sabes que un beso bien dado provoca que se te cierren los ojos sin querer... Hasta un orgasmo.
- Te das cuenta que ninguna vida es perfecta y como sabes que todos tienen problemas, aprendes a preferir los tuyos.
- Tienes la sensibilidad de una niña de 19 pero con la experiencia y habilidad de una mujer madura.
- Aprendes a agradecer más y más seguido.
- Y a estar más viva que nunca pues si hay suerte, solo resta por vivir la mitad de lo que hemos vivido.
Así
que, si has llegado hasta aquí, disfrútate, quiérete, alégrate y sobre todo
agradécete por ser tu mejor compañera de viaje.
Fuente: Red
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