La
famosa ley del hielo es un recurso muy utilizado por personas que aparentemente
gozan de un gran autocontrol y presumen de ser racionales antes que intuitivos.
Al mismo tiempo, corresponde no solo a una expresión de violencia pasiva, sino
también a un mecanismo disfrazado de abuso psicológico. Esto quiere decir que
daña profundamente a la persona sobre la que se aplica.
Se
le llama ley del hielo a ese conjunto de comportamientos que tienen por
objetivo ignorar al otro. Se da en todo tipo de relaciones: pareja, amigos,
padres e hijos, familiares, etc. Implica la existencia de un conflicto previo.
Sin embargo, en algunas ocasiones, la víctima de este tipo de conductas ignora
dicho conflicto, precisamente porque el otro no se lo ha expresado
abiertamente.
A
la ley del hielo corresponden acciones como dejar de hablarle a alguien, no
tomar en cuenta lo que el otro dice o fingir que no se le escucha; tomar
distancia y evitar la compañía de determinada persona, como si estuviera
contagiada de algo; pasar por alto las peticiones o necesidades expresas y
llevar a cabo cualquier conducta que tenga como objetivo anular o invisibilidad
a alguien.
Este
tipo de comportamientos son bastante nocivos. No solo denotan inmadurez,
mezquindad y falta de inteligencia emocional, sino que también pueden causar
graves efectos en el otro. Constituyen un intento por controlar y vejar a los
demás y no representan nada positivo para una relación.
La
persona a quien otro le aplica la ley del hielo puede llegar a experimentar
sentimientos negativos muy intensos. Piensa que Ignorar a alguien es devaluarlo
e incluso anularlo. Además, esto se torna más insano cuando todo se da en el
marco de un silencio duro y crudo, que la víctima no sabe finalmente
interpretar.
Quien
es ignorado, eventualmente se sumerge en sentimientos de tristeza que a veces
se convierten en depresión. También siente ira, miedo y culpa. Ignorar a una
persona es una forma de señalarla con el dedo, de acusarla, pero de manera
implícita. Eso es precisamente lo que convierte este mecanismo en una forma
enfermiza de afrontar un conflicto.
La
víctima de este tipo de comportamientos también suele llenarse de angustia. No
termina de saber qué está haciendo mal o por qué exactamente se le trata de
este modo. Experimenta la situación como si hubiera perdido el control y esto
origina un fuerte estrés. De ahí que se le considere una forma de abuso en la
que no hay gritos, ni golpes, pero sí mucha violencia.
Hay
estudios que prueban que el sentimiento de estar siendo excluido o ignorado da
lugar a algunos cambios en el cerebro. Existe una zona llamada “corteza
cingulada anterior”, cuya función es la de detectar los diferentes niveles de
dolor en el ser humano. Pues bien, se comprobó que esta zona se activa cuando a
alguien le aplican la ley del hielo.
El
resultado de esto es que también comienzan a aparecer síntomas físicos. Es
usual que se presenten dolores de cabeza y problemas digestivos. También es
frecuente la aparición de insomnio y fatiga. Si la situación es muy severa y
continuada, surgen problemas más graves, como incremento de la presión
arterial, diabetes e incluso enfermedades como el cáncer.
El
sistema autoinmune también se ve afectado, principalmente por las altas dosis
de estrés que provoca esta situación. Las consecuencias son más graves cuando
quien aplica la ley del hielo es una figura de poder, bien sea un maestro, un
padre o un director.
A
veces la ley del hielo se aplica entre dos personas que se tienen mucho afecto,
como los miembros de una pareja, grandes amigos, hermanos, etc. Algunos piensan
que al imponer ese régimen el otro va a cambiar algún comportamiento o va a
hacer que el otro haga lo que ellos quieren que haga. Lo consideran casi una
herramienta educativa. Sin embargo, están muy equivocados. Ignorar al otro como
una forma de castigo solo destruye las relaciones.
Como
muchas tácticas, en el fondo defensivas y frutos de la inseguridad, esta revela
una mala gestión de la comunicación. El silencio es sano cuando hay mucha
exaltación y se hace necesario hacer una pausa antes de agravar lo que sucede.
Sin embargo, cuando se usa como medio de control o de castigo se convierte en
abuso.
Nadie
debe permitir pasivamente ser ignorado por otro, al menos no sin tener una
explicación de su comportamiento. Tampoco nadie debe intentar resolver un
conflicto a través de la ley del hielo. Cuando hay un problema entre dos seres
humanos, lo único sano es buscar la manera de dialogar para encontrar
soluciones. El silencio y la distancia solo generan más equívocos y, al final,
no solucionan absolutamente nada.
Referencia:
www.lamenteesmaravillosa.com