A nivel nacional los trastornos depresivos alcanzan el tercer lugar de frecuencia dentro de los trastornos psiquiátricos, luego de los trastornos ansiosos y disruptivos del comportamiento1. Durante la infancia alcanzan una prevalencia de 2%, cifra que aumenta hacia la adolescencia llegando al 8%, y mostrando una distribución de 2:1 entre mujeres y hombres.2
Aunque la etiología y fisiopatología de la depresión
no está del todo clara, existen aspectos biológicos que están relacionados con
su aparición; heredabilidad genética, desregulación de los sistemas
serotoninérgicos y noradrenérgicos, disfunción del eje
hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y la influencia de las hormonas sexuales
durante la pubertad3. Dentro de los factores ambientales se describe: vivir con
un solo padre o con otras personas (no padres), experiencias de pérdida o
abuso, antecedente de psicopatología de algún progenitor y un entorno familiar
disfuncional.1,4
La depresión en niños y adolescentes sigue un curso
crónico y prolongado. La mayoría remite de su primer episodio en 7 a 9 meses,
sin embargo, ese período se suele asociar a alteraciones a nivel cognitivo con
pobre rendimiento escolar, dificultad en las relaciones con pares y familiares,
mayor riesgo de abuso de sustancias, ideación suicida y nuevos episodios
recurrentes.4
Los principales diagnósticos diferenciales de los
trastornos depresivos durante la infancia y adolescencia incluyen: trastorno
adaptativo, bipolar o ansioso, uso de sustancias o fármacos (anticonceptivos y
corticoides), y enfermedades orgánicas tales como anemia, hipotiroidismo,
epilepsia y déficit de vitamina B12.5
El diagnóstico de un episodio depresivo mayor (EDM)
es clínico y se realiza mediante una completa anamnesis y una exploración
acuciosa del estado mental del niño o adolescente.
Criterios DSM V
Cinco o más de los síntomas siguientes, presentes
durante las últimas dos semanas y que representen un cambio al funcionamiento
previo; Al menos uno de los síntomas es (1) Ánimo bajo (disforia) o (2) Pérdida
del interés o de placer (anhedonía).
- Animo bajo la mayor parte del día, casi todos los días, ya sea por reporte subjetivo u observado por otros. En niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable.
- Disminución importante del interés o placer en casi todas, de las actividades todo el día, casi todos los días.
- Baja significativa de peso sin dieta o aumento de peso (5% de cambio) o cambios en el apetito casi todos los días. En niños considerar el fracaso para el aumento de peso esperado.
- Insomnio o hipersomnia casi todos los dias.
- Agitación o retardo psicomotor casi todos los días.
- Fatigabilidad o perdida de energía casi todos los dias.
- Sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesiva, casi todos los dias.
- Disminución de la capacidad para concentrarse, casi todos los días.
- Pensamientos recurrentes de muerte (no solo miedo a morir), ideación suicida recurrente sin plan específico o intento suicida o plan específico para cometer suicidio.
Los síntomas causan molestias clínicamente
significativas o deterioro en las funciones sociales, ocupacionales, u otras
áreas importantes del funcionamiento.
El episodio no es atribuible a los efectos de sustancias
u otra condición médica.
La ocurrencia de este episodio no se explica mejor
por un trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia, trastorno esquizoide,
alucinaciones u otro trastorno especificado o no del espectro esquizoide y
otros trastornos psicóticos.
Nunca ha presentado un episodio maniaco o
hipomaniaco, no relacionado al uso de sustancias.
Fuente: Elaboración propia a partir de Arlington,
VA. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5.
Asociación Americana de Psiquiatría, 5, pp.104-108.
Severidad del Cuadro
Estimar la severidad de un episodio depresivo
permite optimizar la elección de un tratamiento, planificar el seguimiento más
adecuado y establecer un pronóstico.
Criterios de severidad de un EDM
- Leve
- Moderado
- Severo
5 síntomas (al menos uno disforia o anhedonia).
Impacto leve en el funcionamiento.
6-7 síntomas (al menos uno disforia o anhedonia).
Mayor dificultad en el funcionamiento.
Más de 7 síntomas.
Puede acompañarse de alucinaciones, delirios y
riesgo suicida.
Impacto grave en funcionamiento.
Fuente: Elaboración propia a partir de Arlington,
VA. (2013). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM 5.
Asociación Americana de Psiquiatría, 5, pp.126-128.
Tratamiento
Una vez realizado el diagnóstico y evaluado la
severidad del cuadro, hay que tener en cuenta que según guías nacionales e
internacionales los EDM leves y moderados son de manejo en Atención Primaria y
los severos de manejo de especialista.
El tratamiento de elección para el episodio leve es
la psicoterapia, la terapia cognitivo conductual (TCC) y la terapia
interpersonal (TIP); mientras que para el episodio moderado se sugiere el uso
de psicoterapia con farmacoterapia (terapia combinada). En ese grupo los
inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS), entre ellos
la fluoxetina, son los fármacos de elección.5,6
¿Qué dice la evidencia?
Psicoterapia: Una revisión sistemática (RS) del año
2007, cuyo objetivo fue determinar el beneficio clínico de esta intervención en
comparación con placebo; concluye que el tratamiento por al menos 8 semanas de
psicoterapia es efectivo para la remisión de síntomas depresivos en niños y
adolescentes (RR 1.39 IC 95% 1.18-1.65). Dicha mejoría, sin embargo, no se
mantiene a los 6 meses de seguimiento (RR 1.18 IC 95% 0.94-1.47).7
Farmacoterapia: Una RS del año 2012 que evaluó la
efectividad de los ISRS en comparación con placebo; concluyó que hay una
diferencia estadísticamente significativa a favor de los antidepresivos en la
remisión de síntomas (RR 1.17 IC 95% 1.09-1.25). Al analizar por subgrupo de
fármacos, sólo la fluoxetina y sertralina demostraron ser mejor que placebo (RR
1.47 IC 95% 1.03-2.08 y RR 1.18 IC 95% 1.01-1.38 respectivamente).8
Psicoterapia vs farmacoterapia: En el año 2014 una
RS evaluó la efectividad de psicoterapia en comparación con farmacoterapia en
niños y adolescentes con depresión, la cual no mostró diferencias
significativas entre un grupo y otro; tanto para la remisión de síntomas post
tratamiento como tampoco al seguimiento de 6 meses (OR 0.62 IC 95% 0.28-1.35 y
OR 0.83 IC 95% 0.27-2.60 respectivamente).
Terapia individual vs combinada: La misma revisión
mencionada en la comparación anterior (año 2014) evaluó:
Terapia combinada v/s psicoterapia: sin encontrar
diferencias a corto ni largo plazo en la remisión de síntomas (OR 1.61 IC 95%
0.38-6.9 y OR 2.55 IC 95% 0.78-8.36 respectivamente).
Terapia combinada v/s antidepresivos: sin encontrar
diferencias en la remisión de síntomas a los 2 y 6 meses de tratamiento (OR
1.50 IC 95% 0.99-2.27 y OR 1.93 IC 95% 0.93-4.0 respectivamente).9
Importante mencionar que son RS de buena calidad
metodológica, pero con moderado riesgo de sesgo de los estudios primarios: “n”
pequeños, intervalos de confianza poco precisos, con falta de análisis por
subgrupo de acuerdo con edad y severidad del cuadro. Esta situación hace
necesario recordar que aún faltan estudios que permitan demostrar con mayor
certeza si una terapia es mejor que la otra, en especial en referencia a la
terapia combinada.
En resumen
La depresión en niños y adolescentes es una
enfermedad crónica con alto riesgo de recurrencia, por lo que realizar un
diagnóstico y tratamiento oportuno es fundamental. Para esto es necesario
considerar y descartar otros diagnósticos diferenciales.
El manejo de elección para los episodios depresivos
leves es la psicoterapia, mientras que en los episodios moderados se sugiere
agregar farmacoterapia. En estos casos, los medicamentos de primera línea
incluyen los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS),
entre ellos la fluoxetina.
Referencias
- De la Barra, F., Vicente, B., Saldivia, S. & Melipillán, R. (2012). Estudio de epidemiología psiquiátrica en niños y adolescentes en Chile. Estado Actual. Rev. Med. Clin. Condes, 23(5), pp. 521-529.
- Saint- Clair, B. (2006). Epidemiology of depressive symptoms in adolescents of a public school in Curitiba, Brazil. Rev. Bras. Psiquiatr., 24, pp. 63-67.
- Royo, J. & Fernández, E. (2017). Depresión y suicidio en la infancia y adolescencia. Pediatr Integral, XXI (2), pp. 116.e1–116.e6.
- Birmaher, B., Arbelaez, C. & Brent D. (2002). Course and outcome of child and adolescent major depressive disorder. Child Adolesc Psychiatr Clin N Am, 11, pp. 619-637.
- Ministerio de Salud. (2013). Depresión en personas de 15 años y más. Guía Clínica AUGE, 2, p. 1-144.
- Cheung, A., Zuckerbrot, R. & et al. (2018). Guidelines for Adolescent Depression in Primary Care (GLAD- PC): Part II. Treatment and Ongoing Management. Pediatrics, 141(3), pp. 1-18.
- Watanabe, N., Hunot, V., Omori, IM., Churchill, R. & Furukawa TA. (2007). Psychotherapy for depression among children and adolescents: a systematic review. Acta Psychiatr Scand, 116, pp. 84-95.
- Hetrick, SE., McKenzie, JE., Cox, GR., Simmons, MB. & Merry, SN. (2012). Newer generation antidepressants for depressive disorders in children and adolescents (Review). Cochrane Database of Systematic Reviews, 11, pp. 1-158.
- Cox, GR., Callahan, P., Churchill, R., Hunot, V., Merry, SN., Parker, AG. & Hetrick, SE. (2014). Psychological therapies versus antidepressant medication, alone and in combination for depression in children and adolescents (Review). Cochrane Database of Systematic Reviews, 11, pp. 1-130.
- Facultad de Medicina, Chile.
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