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jueves, 24 de marzo de 2022

Trastorno de la Personalidad Dependiente

El trastorno de la personalidad dependiente se caracteriza fundamentalmente por la necesidad persistente y excesiva de recibir cuidados. Esto conlleva un comportamiento caracterizado por la sumisión y apego, además de un profundo temor al abandono y la consecuente ansiedad ante la separación.

Se caracteriza principalmente por una necesidad dominante y excesiva de ser cuidado, lo que conlleva un comportamiento sumiso y de apego exagerado, y miedo a la separación. Comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente en diversos contextos (por ejemplo, trabajo, familia, ocio, etc.).

Sus características más importantes son las siguientes:

Temor a no saber cuidar de uno mismo

Este patrón comienza en la edad adulta y aparece en una variedad de contextos. La dependencia y los comportamientos sumisos están diseñados para obtener la prestación de cuidados. Estas personas tienen la firme creencia de que son incapaces de funcionar adecuadamente sin la ayuda de los demás. Las personas con trastorno de la personalidad dependiente tienen grandes dificultades para tomar decisiones cotidianas (por ejemplo, elegir el color de pantalones para ir a trabajar, llevar o no un paraguas por si llueve, etc.) sin una cantidad excesiva de consejos y la aprobación de los demás. Estos individuos tienden a ser pasivos y a permitir que otras personas tomen la iniciativa y asuman la responsabilidad de la mayoría de las grandes áreas de su vida. Se podría pensar que esto sólo les pasa a las personas de corta edad. Sin embargo, también les ocurre a los adultos.

Los adultos con trastorno de la personalidad dependiente, por lo general dependen de un padre o cónyuge que decide dónde deben vivir, qué tipo de trabajo deberían tener y con quién deberían tener amistad. Los adolescentes con este trastorno pueden permitir que sus padres decidan cómo deben vestirse, con quién deben relacionarse, cómo deben pasar su tiempo libre y qué carrera estudiar. Esta necesidad de que los demás asuman la responsabilidad supera lo que sería apropiado para su edad. También supera lo que sería apropiado para su necesidad de ayuda en las situaciones en las que sería adecuada la intervención de los demás. El trastorno de la personalidad dependiente se puede desarrollar en una persona que tiene una afección médica grave o una discapacidad. En estos casos la dificultad para asumir la responsabilidad debe superar lo que normalmente sería esperable para las personas con esa afección o discapacidad.

Temor a perder las relaciones con los demás

Debido a que las personas con trastorno de la personalidad dependiente temen perder el apoyo o la aprobación de los demás, a menudo tienen dificultades para expresar el desacuerdo con otras personas. Esto es así especialmente con aquellos de los que dependen. Estos individuos se sienten tan incapaces de funcionar solos que pueden mostrarse de acuerdo en cosas que creen que están mal. No arriesgan a perder la ayuda de aquellos en los que buscan orientación. Estas personas no muestran tampoco su enfado a las personas de las que reciben apoyo y cuidados por miedo a que se distancien de ellos. Si el individuo tiene una preocupación real con respecto a las consecuencias de expresar su desacuerdo, el comportamiento no debería considerarse como una evidencia de trastorno de la personalidad dependiente.

Dificultades para comenzar nuevos proyectos sin ayuda

Las personas con trastorno de la personalidad dependiente tienen dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas de forma independiente. Les falta confianza en sí mismos y creen que necesitan ayuda para comenzar y llevar a cabo las tareas. Esperarán a que otras personas comiencen las cosas porque creen que los demás pueden hacerlas mejor. Estas personas están convencidas de que son incapaces de funcionar de manera independiente. Se muestran ineptos y con una necesidad constante de ayuda. Sin embargo, tienen tendencia a funcionar adecuadamente si se les da la seguridad de que alguien les supervisa y les da el visto bueno. Pueden tener miedo a parecer competentes: piensan que añadir una tributo de competencia a la imagen que proyectan les conducirá al abandono. A menudo no aprenden las habilidades para vivir de manera autónoma, perpetuando así la dependencia.

Capaces de todo por obtener cuidados

Las personas con trastorno de la personalidad dependiente pueden llegar a extremos exagerados para obtener el cuidado y el apoyo de los demás. Pueden incluso prestarse como voluntarios para tareas desagradables si dicho comportamiento les proporciona el cuidado que necesitan. Están dispuestos a prestarse para lo que los demás quieran, incluso aunque las peticiones no sean razonables. Su necesidad de mantener un vínculo importante ocasiona relaciones desequilibradas o distorsionadas. En este sentido, pueden sacrificarse a sí mismas de manera extraordinaria o tolerar el abuso verbal, físico o sexual. Se sienten incómodas o indefensas cuando están solas. Esto se debe a sus temores exagerados que les produce la idea de tener que cuidar de sí mismas. Las personas con trastorno de la personalidad dependiente “se pegarán” a las personas significativas solo para evitar estar solas, incluso aunque no estén interesadas o implicadas en lo que está sucediendo.

Encadenamiento de relaciones

Cuando finaliza una relación (por ejemplo, la muerte del cuidador, una ruptura de pareja, etc.), pueden buscar con urgencia otra relación que les proporcione la atención y el apoyo que necesitan. Su creencia de que son incapaces de funcionar si no cuentan con una relación estrecha motiva a estas personas a vincularse rápida e indiscriminadamente a otro individuo.

Preocupación por tener que cuidarse en soledad

Las personas con este trastorno se preocupan por la posibilidad de tener que cuidar de sí mismos. Se ven tan dependientes de los consejos y de la ayuda de los demás, que se preocupan por la posibilidad de que la otra persona los abandone aun cuando no haya razones que justifiquen tales temores. Estos temores tienen que ser excesivos y poco realistas. Por ejemplo, un hombre mayor con cáncer, que se muda a la casa de su hijo para que le cuide, está realizando un comportamiento dependiente que es apropiado, dadas las circunstancias de la vida de esta persona.

Características asociadas al trastorno de la personalidad dependiente

Las personas con trastorno de la personalidad dependiente a menudo se caracterizan por el pesimismo y la duda. Tienden a menospreciar sus capacidades y recursos, y pueden referirse constantemente a sí mismos como “inútiles”. Se toman las críticas y la desaprobación como prueba de su falta de valor y pierden la fe en sí mismos. Buscan la sobreprotección y la dominación de los demás. El rendimiento ocupacional se puede ver afectado cuando se requiere iniciativa y autonomía. Suelen evitar los puestos de responsabilidad y sienten ansiedad cuando se enfrentan a una toma de decisiones. Las relaciones sociales tienden a limitarse a las pocas personas con las que el individuo tiene dependencia. Existe un mayor riesgo de trastornos depresivos, trastornos de ansiedad y trastornos de adaptación. El trastorno de la personalidad dependiente a menudo se desarrolla junto con otros trastornos de la personalidad, especialmente el límite, el evitativo y el histriónico. Más adelante veremos sus diferencias. La afección física crónica o el trastorno de ansiedad por separación en la infancia o en la adolescencia predisponen al individuo a desarrollar este trastorno.

¿A quiénes afecta y qué causa el trastorno de la personalidad dependiente?

Las mujeres acuden más por este problema a las consultas de psicología aunque algunos estudios señalan que se da en la misma proporción en hombres que en mujeres. Por otro lado, hay una serie de factores que pueden contribuir a que se desarrolle este trastorno.

  1. Factores genéticos. Si alguien de tu familia ha tenido un trastorno parecido, ahí podría estar el origen.
  2. Factores psicobiológicos. Existe un desequilibrio neurológico entre los sistemas límbico y reticular.
  3. Factores psicosociales. Las personas dependientes buscan obtener relaciones protectoras. Tuvieron padres autoritarios y sobreprotectores.

¿Cómo podemos diferenciar el trastorno de la personalidad dependiente de otros trastornos de la personalidad?

Aunque muchos trastornos de la personalidad se caracterizan por presentar características dependientes, el trastorno de la personalidad dependiente se puede distinguir porque las personas que lo padecen se comportan de manera sumisa, reactiva y excesivamente apegada. Tanto el trastorno de la personalidad dependiente como el límite se caracterizan por el miedo al abandono. Sin embargo, la persona con trastorno de la personalidad límite reacciona ante el abandono (o la anticipación del mismo) con sentimientos de vacío emocional, rabia y exigencias. La persona con trastorno de la personalidad dependiente reacciona incrementando su apaciguamiento y sumisión, buscando con ansiedad y premura una relación que reemplace los cuidados y el apoyo.

El trastorno de la personalidad límite se distingue por un patrón típico de relaciones interpersonales inestables e intensas. Las personas con trastorno de la personalidad histriónica, como los dependientes, tienen una fuerte necesidad de seguridad y aprobación y pueden parecer infantiles y apegados. Sin embargo, a diferencia del trastorno de la personalidad dependiente, que se caracteriza por el comportamiento humilde y dócil, el trastorno de la personalidad histriónica exhibe demandas activas de atención.

Tanto el trastorno de la personalidad dependiente como el evitativo presentan sentimientos de ineptitud, hipersensibilidad a la crítica y la necesidad de seguridad. Sin embargo, los individuos con trastorno de la personalidad evitativa poseen un fuerte temor a la humillación y al rechazo. Esto es así hasta el punto de que se distancian hasta estar seguros de que serán aceptados. En contraste, las personas con trastorno de la personalidad dependiente despliegan un patrón de búsqueda y mantenimiento de vínculos importantes con los demás, en lugar de evitar y apartarse de las relaciones.

No todas las personas dependientes tienen un trastorno

Como decíamos al principio, seguro que conoces a alguien con estas características pero ¡ojo! eso no significa que sufran un trastorno de la personalidad dependiente. De hecho, muchas personas tienen rasgos de personalidad dependiente. Sólo cuando estos rasgos son inflexibles, desadaptativos y persistentes, y causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo, constituyen un trastorno de la personalidad dependiente.

Bibliografía:

Grossman, Seth & Millon, Carrie & Meagher, Sarah & Ramnath, Rowena (2001). Trastornos de la personalidad en la vida moderna. Primera edición, segunda edición 2006. Barcelona: Ed. Masson & Elsevier.

American Psychiatry Association (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5ª Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana.