Ser una persona perfeccionista conlleva muchos inconvenientes. Este rasgo está muy relacionado con altos niveles de ansiedad y falta de confianza y seguridad.
El ritmo de vida actual
demanda cada vez más prisa, más eficacia y más resultados. La rutina se
convierte en una carrera de fondo donde conjugar velocidad y aciertos es cada
vez más complicado. Falta tiempo para todo y la perfección parece convertirse
en una meta a la que debemos llegar, cueste lo que cueste. Sin embargo y aunque
suene a paradoja, la perfección no siempre es perfecta, pues en muchas
ocasiones y en contra de lo que se pueda pensar, conlleva muchos más
inconvenientes que ventajas para nuestra salud física y mental.
Las personas
perfeccionistas suelen ser rígidas en su pensamiento, muy críticas consigo
mismas, disciplinarias e incansables en la consecución de metas personales.
Pero además de esto, tienen otros dos factores muy relevantes que pueden
acarrear algunos problemas: la ansiedad y el sufrimiento.
"Una persona
perfeccionista es aquella que en todo momento está sufriendo y fomenta su
inseguridad, ya que quiere llegar a una perfección tal que, o cree que la
consigue o no dará por terminada la acción que realiza. Lo normal es que pierda
tanto tiempo en realizar acciones cotidianas que tenga que descuidar su vida
personal", y según casos reales de la consulta de este profesional, una
persona lleva estudiando una oposición 12 horas diarias y finalmente, no se
presenta el día de la prueba porque piensa que no ha repasado lo suficiente,
cuando en realidad lleva meses haciéndolo.
El perfeccionismo está
muy relacionado con una falta de confianza y seguridad. Por lo que, en extremo,
suele dar lugar a comportamientos demasiados rígidos o controladores.
"Sienten una gran presión que les produce mucho sufrimiento: nunca están
conformes con el resultado de sus acciones y rechazan cualquier error o
imperfección, relacionándolo con una falta de valía personal". Y ese es
realmente, el verdadero problema: "Tanto aciertos como fallos, no siempre
son valorados desde la objetividad, sino desde el fracaso personal".
Las personas que tienen
este rasgo de personalidad suelen tener por regla general, altos niveles de
ansiedad que sumado al factor de inseguridad mencionado anteriormente,
"les llevan a un sufrimiento tan elevado, que pueden tener crisis de
ansiedad, cansancio excesivo o incluso una falta de motivación".
Así lo confirma también
un estudio elaborado por la Universidad de Brock, en Ontario. Después de
examinar la relación entre perfeccionismo y salud física de 492 personas, de
entre 24 y 35 años de edad, los resultados concluyeron lo siguiente: las
personas perfeccionistas son más propensas a sentirse mal, y a quejarse de
falta de sueño, dolor y fatigas que aquellas que no lo son. Además de que son
personas que temen mucho un fracaso.
No obstante, las
conductas perfeccionistas están relacionadas con muchas alteraciones,
"dependiendo de la historia personal del sujeto y de sus rasgos de
personalidad". De este modo, es frecuente que puedan somatizar con
síntomas físicos como problemas digestivos, intestinales, cefaleas tensionales,
jaquecas, dermatitis, etc. Y a nivel emocional, estos comportamientos pueden
generar tensión y ansiedad, sobre todo en personas inseguras en las que el
temor al rechazo les hace actuar en función de cómo creen que les gustaría a
los demás y no de como realmente son. De forma que "cuando no consiguen
esa aceptación que les gustaría, pueden sentir mucha insatisfacción y
frustración, pudiendo desembocar en estados depresivos".
Este rasgo de
personalidad no está considerado en los manuales diagnóstico como una patología
como tal, por tanto, no hay estadísticas exactas. Pero si la persona no trata
de solucionar este comportamiento, podría llegar a sufrir un trastorno obsesivo
compulsivo o un trastorno anacástico de la personalidad. En este caso, la
estadística nos marca una prevalencia aproximada del 2.3% de la población.
"Las personas demasiado perfeccionistas podrían llegar a tener el temido
trastorno obsesivo-compulsivo, que les marcará cada vez más apartados de su
vida y tendrán que ir a un facultativo para poder disminuir los síntomas de
ansiedad y malestar".
Normalmente una persona
perfeccionista lo empieza a ser desde niño. Suelen empezar en la fase de
estudiantes e ir ampliando esta característica a otras facetas de su vida. No
tiene por qué ser perfeccionista en todas las áreas, pero lo normal en que si
lo es una se extienda también a las demás.
Una persona muy
perfeccionista tendrá la virtud de repasar muchas veces su trabajo, pero esto
supone un contra: perderá mucho tiempo en estas revisiones y será lento en la
ejecución. Emplea normalmente, mucho más tiempo que sus compañeros en realizar
ciertos trabajos y esto conlleva a ese temido sufrimiento. La parte positiva de
esta conducta es que su trabajo será impecable, puesto que lo han revisado
varias veces antes de entregarlo.
El perfeccionista es una persona que ama con la misma intensidad que es capaz de criticar su realidad, por lo que es constante, afectuosa de manera intensa y leal. Pero lo negativo de esta conducta es inversamente proporcional: suele ser la persona más odiada y la primera prescindible en grupos sociales.
Suelen ser exigente con
el otro, autocrítico y rígido de pensamiento y comprensión de la vida. Es
apasionado y gran compañero, amante y amigo donde lo da todo por el otro porque
la relación también es algo en lo que no puede fallar. En cuanto a la amistad,
(como relación emocional y sentimental) es exactamente igual de perfecto.
"El pro sería su autenticidad e intensidad y el contra la dificultad en
sus relaciones".
En las relaciones de
pareja, pueden buscar lo que desearían ser, como por ejemplo una persona no tan
perfeccionista que a su vez es mucho más natural en su manera de ser, con
índices bajos de ansiedad, elevada autoestima y seguridad en sí misma.
Entonces, ¿valoramos la imperfección en otro?
"No es que valoremos
más la imperfección, es que es más fácil que nos sintamos reflejados en ella,
permitiéndonos a la vez identificarnos con los demás y aceptarnos mejor a
nosotros mismos, lo que contribuye a mejorar nuestro equilibrio emocional
haciéndonos más libres".
Lo importante, como todo en la vida es buscar el punto medio. Tener ambición de ser perfectos en la vida es bueno, "siempre y cuando no afecta a nuestro equilibrio emocional y bienestar personal", sostiene esta profesional. Y es que no todo es blanco o negro en la vida: "El perfeccionismo como cualidad humana puede ser bueno, pero siempre y cuando sepamos controlar desde la emotividad.
El Mundo
Cómo superar el
perfeccionismo
No existe una
intervención específica para el perfeccionismo desadaptativo, ya que no se
encuentra categorizado como un trastorno mental. Sin embargo, sí es posible
realizar un tratamiento del perfeccionismo orientado a trabajar aquellos
componentes o elementos del perfeccionismo que resultan disfuncionales. Este
tratamiento suele abordar los pensamientos y las conductas relacionadas con el
perfeccionismo, así como el desarrollo de la autocompasión en relación a los
errores y fracasos. En el siguiente artículo encontrarás qué es la
autocompasión y cómo aplicarla.
Por un lado, la
intervención se centra en que la persona sea capaz de identificar aquellos
pensamientos o distorsiones de pensamiento que se encuentran en la base del
perfeccionismo. Algunas de estas distorsiones cognitivas son el pensamiento
catastrófico (por ejemplo “si me equivoco al hablar se reirán de mí y nunca
querrán relacionarse conmigo”) o el pensamiento dicotómico o todo o nada (“he
tenido un fallo en el trabajo, he fracasado por completo”). Después de esta
identificación se intenta que la persona sea capaz de reemplazar estos
pensamientos por otros más realistas y útiles, enfatizando la utilidad de estos
nuevos pensamientos.
Por otro lado, se busca
que la persona sea capaz de tomar perspectiva y percibirse y juzgarse a sí
misma desde el exterior y no desde los estándares propios. Se realizan
ejercicios orientados al desarrollo de la autocompasión en los que la persona
con perfeccionismo se hable a sí misma y se juzgue como lo haría con una
amistad, desarrollando una mayor flexibilidad y comprensión por sí misma.
Finalmente, se puede
hacer uso de la técnica de exposición ante las situaciones temidas por la
persona para reducir este miedo y ansiedad de manera progresiva. En estas
exposiciones la persona realiza pequeños errores a propósito y de manera
gradual, para enfrentarse al miedo de ser imperfecto. Gradualmente, se espera
que el malestar ante la imperfección disminuya y se sientan cómodas ante un
nivel mayor de tolerancia al error. Es recomendable realizar ejercicios de
relajación y respiración para ayudar a bajar los niveles de ansiedad. También
con esta exposición se ponen a prueba los pensamientos catastróficos que poseen
las personas perfeccionistas, porque ven que las consecuencias nefastas que
anticipaban no llegan a hacerse realidad.
Psicología On Line
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