La causa de los síntomas de la Neurosis Obsesiva.
Sigmund Freud fue prácticamente el primero en estudiar la neurosis obsesiva y su causa. Hay quienes opinan que la neurosis obsesiva es el gran invento de Freud con relación a los trastornos psicopatológicos, neurosis que aun hoy sigue vigente en los tratados de psiquiatría contemporáneos bajo el nombre de Trastorno obsesivo compulsivo, el famoso TOC, que en la clínica de hoy se ha vuelto un diagnóstico casi que viral, es decir, se diagnostica frecuentemente, ya que su sintomatología responde a la ansiedad y la angustia que padece el sujeto contemporáneo.
La neurosis obsesiva es
un trastorno psicológico caracterizado por la presencia de obsesiones
(pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes e intrusivos) y/o
comportamientos compulsivos (conductas repetitivas y rituales) que el individuo
siente una necesidad imperiosa de realizar, es decir que el sujeto se ve
obligado a realizar dichos rituales muy a su pesar, para poder responder con
ellos a sus pensamientos intrusivos de carácter irracional. Estas obsesiones y
comportamientos compulsivos son en gran medida desagradables para el sujeto y
causan malestar significativo o interfieren con su capacidad para llevar a cabo
sus actividades cotidianas. Los comportamientos compulsivos suelen ser rituales
de limpieza, conteo, verificación o arreglo de objetos, entre otros. Es
importante mencionar que las obsesiones y comportamientos compulsivos son
diferentes de los hábitos y preferencias personales; aquellos son excesivos e
incontrolables, además de causar mucho malestar.
En el texto «Análisis de
un caso de neurosis obsesiva» (1909), Sigmund Freud describe los síntomas de
dicha neurosis en un paciente conocido como «El hombre de las ratas», y lo más
interesante de este caso, es la causa de los síntomas que Freud encuentra en
este paciente. En efecto, Freud encuentra en este caso lo que encuentra en
todos los casos de neurosis: un conflicto entre deseos inconscientes reprimidos
y las normas socialmente aceptadas, pero lo singular en este caso es un
conflicto entre un deseo reprimido de carácter hostil y sexual, y la conciencia
moral del sujeto, de tal manera que sus obsesiones se constituyen en una forma
de defensa contra un deseo reprimido: el haber deseado la muerte de su padre
luego de una discusión que tuvo con él a raíz de que su familia le había
preparado un matrimonio de conveniencia con una joven de buena familia a la que
no amaba. Esto le colocaba en la posición de seguir los pasos de su padre,
quien se había casado con una mujer rica habiendo dejado a una novia pobre que
amaba; tenía que decidir entre dejar a su amada o rebelarse contra la autoridad
paterna. La forma de resolver estos sentimientos enfrentados fue enfermar. “Su
enfermedad le evitó tener que optar por una u otra opción y a la vez en los
síntomas de la neurosis volcó toda la hostilidad reprimida hacia los dos
componentes de su dilema vital: su padre y su novia” (Castaño Recio, s.f.).
El nombre de este
paciente era Ernst Lanzer, un joven de 29 años que le contó a Freud que desde
niño se veía asaltado por ideas obsesivas que le hacían sufrir. Tenía el temor
constante de cortarse el cuello con una navaja de afeitar, pero, sobre todo,
confesó que el motivo principal de la consulta era el temor a que les ocurriera
algo malo a su padre y a una joven mujer de la que está enamorado. Lanzer
también le contó a Freud que de pequeño una bella joven lo deja tocar su
vientre y sus genitales, lo cual le produjo mucho placer; desde entonces
deseaba ver mujeres desnudas, pero al pensar en ello inevitablemente sentía
temor, pensando que estaba haciendo algo malo y como consecuencia de ello le
iba a ocurrir alguna desgracia a su padre. Estos pensamientos se mantenían en
el sujeto en la actualidad, a pesar de que el padre había fallecido hacía ya
varios años. Freud analiza el proceso patológico de este sujeto diciendo que
hay un deseo sexual (ver a una mujer desnuda), una consecuencia penosa (su
padre puede morir) y una serie de acciones encaminadas a evitar la desgracia
(Castaño Recio, s.f.).
Freud invitó a su
paciente a buscar en su memoria recuerdos sobre una posible hostilidad hacia su
padre, y él recordó un episodio, cuando a la edad de doce años, estaba
enamorado de una jovencita, pero no era correspondido. Eso le hizo pensar que,
si su padre moría, quizás la joven se fijaría en él. Había deseado la muerte de
su padre, para conseguir un fin erótico, lo que lo hizo sentirse muy culpable.
El hombre de las ratas,
entonces, reprime ese sentimiento que es considerados inaceptable por el yo y
que responde a la muy frecuente ambivalencia de sentimientos (amor y odio) que
experimentan los hijos en sus relaciones afectivas con sus padres. Es decir, es
más que frecuente y normal que los hijos deseen la muerte de sus seres queridos
(madre, padre, hermanos, etc.) a raíz de un disgusto que hayan podido tener con
ellos, y como se trata de un deseo indecoroso, pecaminoso, pues se lo reprime,
para defenderse de la angustia que dicho deseo le provoca aparecen los
pensamientos obsesivos acompañados de los rituales compulsivos.
Así pues, este conflicto
psíquico entre un deseo indebido y la moral del sujeto provoca una ansiedad
interna que luego se manifiesta como síntomas obsesivos. Esta explicación que
da Freud y que es válida para todos los casos de neurosis, fue muy influyente
para el tratamiento posterior de esta condición psicológica conocida como
neurosis obsesiva.
Por Hernando Bernal
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