jueves, 7 de marzo de 2024

Trastornos Disociativos

Descripción general

Los trastornos disociativos son afecciones mentales que implican una pérdida de conexión entre pensamientos, recuerdos, sentimientos, entorno, comportamiento e identidad. Estas condiciones incluyen escapar de la realidad de formas que no son deseadas ni saludables. Esto causa problemas en el control de la vida cotidiana.

Los trastornos disociativos suelen surgir como reacción a acontecimientos impactantes, angustiosos o dolorosos y ayudan a alejar los recuerdos difíciles. Los síntomas dependen en parte del tipo de trastorno disociativo y pueden ir desde la pérdida de memoria hasta la desconexión de identidades. Las épocas de estrés pueden empeorar los síntomas durante un tiempo, haciéndolos más fáciles de ver.

El tratamiento para los trastornos disociativos puede incluir terapia de conversación, también llamada psicoterapia, y medicamentos. Tratar los trastornos disociativos puede ser difícil, pero muchas personas aprenden nuevas formas de afrontarlos y sus vidas mejoran.

¿Qué es el trastorno disociativo?

Como trastornos disociativos se entienden aquellas enfermedades mentales que suponen una desconexión entre pensamientos, recuerdos, entornos, acciones e identidad. Los pacientes con esta patología escapan de la realidad de forma involuntaria y peligrosa, por lo que les resulta difícil poder seguir con sus actividades cotidianas con normalidad.

Se reconocen tres tipos distintos de trastornos disociativos:

  1. Amnesia disociativa: el síntoma principal es la pérdida de memoria en un sentido grave y que no tiene su causa en una enfermedad en concreto. Los pacientes con este tipo de amnesia no recuerdan acontecimientos sobre ellos mismos, personas cercanas o periodos de tiempo relacionados con un momento traumático. Es un estado que aparece de forma repentina y puede durar minutos, horas, e incluso meses o años.
  2. Trastorno de identidad disociativo: inicialmente se conocía como trastorno de personalidad múltiple, puesto que el paciente siente la presencia de dos o más personas que hablan o viven en su cabeza y la poseen. Estas personas acostumbran a padecer también amnesia disociativa.
  3. Trastorno de despersonalización-desrealización: implica sentir desconexión con uno mismo, observar las propias acciones, sentimientos y pensamientos desde la distancia, como si de una película se tratase. También es posible que se perciban en la distancia o borrosas algunas personas o cosas, el tiempo puede transcurrir lenta o rápidamente y el mundo en general parece irreal. Los síntomas pueden durar solo unos instantes o ir y venir a lo largo de los años.

Pronóstico de la enfermedad

Los trastornos disociativos son patologías mentales que, en ocasiones, pueden poner en peligro la propia integridad física del paciente. Cada persona puede desarrollar el trastorno de distintas maneras, ya que según la causa este puede manifestarse con síntomas muy variados. El especialista en Psicología Clínica  o Psiquiatría evaluará el estado y procederá al tratamiento más efectivo, aunque es posible que el trastorno vuelva a aparecer al cabo de un tiempo.

Síntomas del trastorno disociativo

Los síntomas pueden variar según el tipo de trastorno que sufre el paciente, aunque los más comunes son:

  • Pérdida de memoria de ciertos periodos de tiempo, sucesos, personas e información personal.
  • Sensación de separación con uno mismo y con las propias emociones.
  • Percepción de distorsión de las personas y cosas del entorno.
  • Confusión de la identidad.
  • Estrés y problemas en las relaciones personales y en el ámbito laboral.
  • Incapacidad para afrontar situaciones de estrés emocional o profesional.
  • Problemas de salud mental como depresión, ansiedad y pensamientos y comportamientos suicidas.

*Los síntomas dependen del tipo de trastorno disociativo.

Pruebas médicas para el trastorno disociativo

Para el diagnóstico de un trastorno disociativo en primer lugar el especialista evalúa cuáles son los síntomas y descarta cualquier afección que pueda causarlos. También se realiza una exploración física, donde se analizan los antecedentes personales y se comprueba que el paciente no padezca también un trastorno físico como lesiones en la cabeza o enfermedades cerebrales.

Otra de las pruebas que se llevan a cabo es un examen psiquiátrico, donde el especialista pregunta al paciente sobre su salud mental y, si es preciso, también lo hará con los familiares.

Los síntomas pueden ser muy variados, por lo que es importante que el experto analice cada uno de ellos para entender cuáles pueden ser las causas del trastorno y qué tratamiento será el más efectivo para el paciente.

¿Cuáles son las causas del trastorno disociativo?

La causa principal de un trastorno disociativo puede ser la reacción a un trauma. En la mayoría de los casos suele darse en niños que han sido sometidos a maltrato emocional o físico y a abusos sexuales durante un largo periodo de tiempo, incluso haber vivido en un entorno doméstico aterrador. Por otra parte, el estrés de una guerra o una catástrofe natural también puede generar trastornos disociativos.

Los trastornos disociativos suelen comenzar como una forma de afrontar acontecimientos impactantes, angustiosos o dolorosos. Los trastornos se forman con mayor frecuencia en niños que sufren abusos físicos, sexuales o emocionales a largo plazo. Con menos frecuencia, los trastornos se forman en niños que han vivido en un hogar donde pasaron por momentos aterradores o nunca supieron qué esperar. El estrés de la guerra o las catástrofes naturales también pueden causar trastornos disociativos.

Cuando pasas por un acontecimiento que es demasiado para manejar emocionalmente, puedes sentir que estás saliendo de ti mismo y viendo el acontecimiento como si le estuviera sucediendo a otra persona. Escapar mentalmente de este modo puede ayudarte a superar un momento impactante, angustioso o doloroso.

Factores de riesgo

Tienes mayor riesgo de padecer un trastorno disociativo si has sufrido abusos físicos, sexuales o emocionales a largo plazo durante la infancia. Otros eventos impactantes, preocupantes o dolorosos también pueden ocasionar la aparición de trastornos disociativos. Pueden ser guerras, catástrofes naturales, secuestros, torturas, procedimientos médicos prolongados en los primeros años de vida u otros acontecimientos.

¿Se puede prevenir?

No es posible prevenir estos trastornos, puesto que se trata de una patología que aparece en motivo de un trauma o, simplemente, de repente sin saber cuál es su causa exacta. Los principales factores de riesgo son el maltrato, abusos sexuales, haber vivido una guerra, desastres naturales, torturas, etcétera. Es decir, periodos traumáticos.

Los niños que sufren abusos físicos, emocionales o sexuales corren un mayor riesgo de desarrollar afecciones mentales, como las disociativas. Si el estrés u otros problemas personales están afectando cómo tratas a tu hijo, busca ayuda.

Si tú o tu hijo sufrieron malos tratos u otro suceso impactante, angustioso o doloroso, acude inmediatamente a un médico u otro profesional de atención médica. Tu médico puede remitirte a un profesional de la salud mental que te ayude a ti o a tu hijo a recuperarse y a aprender las destrezas saludables para afrontar una situación difícil. O puedes ponerte en contacto directamente con los servicios de salud mental.

Tratamientos para el trastorno disociativo

La psicoterapia es el tratamiento principal para los trastornos disociativos. Se lleva a cabo mediante la conversación, hablando de los problemas del paciente y del trastorno. Siempre será el especialista en Psicología Clínica o Psiquiatría o ambos, quien decidan cuál es el método más efectivo para tratar al paciente, puesto que son patologías mentales.

Psicoterapia

La terapia conversacional, también llamada psicoterapia, es el principal tratamiento para los trastornos disociativos. Esta forma de terapia consiste en hablar sobre el trastorno y los problemas relacionados con él con un profesional de la salud mental. Busca un terapeuta con capacitación avanzada o experiencia con personas que han vivido traumas.

Tu terapeuta trabaja contigo para ayudarte a comprender la causa de tu enfermedad. También puede ayudarte a desarrollar nuevas formas de afrontar las situaciones estresantes. Con el tiempo, el terapeuta puede ayudarte a hablar más sobre los sucesos impactantes, angustiosos o dolorosos por los que has pasado. Por lo general, esto ocurre después de haber establecido una relación de confianza con el terapeuta y de haber adquirido las destrezas para mantener estas conversaciones con seguridad.

Medicamentos

Aunque no hay medicamentos que traten específicamente los trastornos disociativos, tu médico puede recetarte antidepresivos, ansiolíticos o antipsicóticos. Estos pueden ayudar con los síntomas de salud mental que forman parte de los trastornos disociativos. Siempre será bajo su consideración y prescripción.

Cuando debes consultar al médico

A veces, los síntomas del trastorno disociativo aparecen en una crisis con un comportamiento grave o impulsivo. Las personas con estos síntomas necesitan atención más urgente y en un departamento de emergencias de un hospital cuando la seguridad se convierte en una preocupación. Si tú o un ser querido presentan síntomas menos urgentes que pueden corresponder a un trastorno disociativo, ponte en contacto con tu médico u otro profesional de atención médica para obtener ayuda.

Pensamientos o conductas suicidas

Si tienes pensamientos de hacerte daño a ti mismo o a otra persona, llama inmediatamente al 911 o al número local de emergencias o acude a un departamento de emergencias.

Complicaciones

Padecer un trastorno disociativo aumenta el riesgo de complicaciones y de tener otras afecciones mentales. Estos pueden incluir:

  • Depresión y ansiedad.
  • Trastorno por estrés postraumático.
  • Trastornos del sueño, como pesadillas, insomnio y sonambulismo.
  • Síntomas físicos como aturdimiento o convulsiones que no se deben a la epilepsia.
  • Trastornos de alimentación.
  • Problemas con la función sexual.
  • Problemas con el uso de alcohol y drogas.
  • Trastornos de la personalidad.
  • Problemas importantes en las relaciones personales, en la escuela y en el trabajo.
  • Autolesiones o conductas de alto riesgo.
  • Pensamientos y comportamiento suicidas.


Top Doctors  / Mayo Clinic / Psic. Alexandro Aguirre Reyes

Masturbación: Beneficios y Mitos

La masturbación no sólo tiene beneficios físicos y psicológicos para el individuo, sino también cuando se practica en pareja. La mayor comunicación y conexión entre ambos miembros favorecerá relaciones sexuales más placenteras.

La masturbación es un tema tabú. Sí, todavía. Es cierto que la mayor educación sexual y los cambios socioculturales han logrado que muchas de las dudas que antes no se hacían por pudor o temores infundados se resuelvan hoy con naturalidad. Sin embargo, aún queda camino por avanzar en este ámbito. La masturbación se ha castigado duramente y se ha estigmatizado, viendo esta práctica como algo malo, como un vicio propio de personas desviadas, ya que se busca el placer en solitario sin ningún otro objetivo.

Sin embargo, lo cierto es que la autoestimulación de los órganos genitales conlleva numerosos beneficios, tanto físicos como psicológicos, y no sólo en la persona que la práctica, también cuando se realiza en pareja. En este sentido, la masturbación mejora la comunicación: Aumenta el autoconocimiento de nuestra sexualidad, por lo que a partir de la comunicación se puede explorar la sexualidad de cada uno y disfrutar de manera plena y satisfactoria de dichas relaciones sexuales. En otras palabras, se produce una mejora de las mismas al saber qué se quiere.

A su vez, la mayor comunicación favorece la intimidad o la conexión emocional entre ambos miembros de la pareja. Esto hace que se pueda incorporar más posturas y prácticas sexuales durante el encuentro, lo que fomentará el placer. Por otra parte, la masturbación reduce la presión asociada al rendimiento sexual de la pareja. Al incorporar la práctica autónoma, se reduciría la dependencia sexual respecto de nuestra pareja, liberando tensiones de rendimiento y aumentando el disfrute de las relaciones sexuales conjuntas.

Otro de los beneficios de la autoestimulación de los genitales es el aumento de la libido o el deseo sexual, lo que se refleja en una mayor frecuencia y calidad de las relaciones sexuales en pareja Además, la masturbación frecuente está vinculada a una mayor capacidad para lograr el orgasmo y la satisfacción sexual en las mujeres.

Todavía existe una gran influencia cultural machista donde los roles de género han sido limitados bajo un contexto patriarcal, de manera que los hombres han conseguido tener socialmente un mayor grado de libertad y menor cantidad de limitaciones respecto a su sexualidad que las mujeres. Esta situación, continúa, ha llegado hasta nuestros días: Podemos ver una aceptación cultural mucho más abierta de la masturbación masculina respecto a la femenina. Eso sí, reconoce que poco a poco se está produciendo “una normalización y aceptación de la sexualidad en todas las personas, independientemente del género e identidad sexual.

Beneficios físicos de la masturbación

Como se ha mencionado, la masturbación no sólo incluye beneficios psicológicos, sino también físicos. En este punto, señalo los siguientes:

  • Liberación de tensión y reducción del estrés y ansiedad.
  • Relajación muscular.
  • Mejora del autoconocimiento sobre su propia sexualidad, lo que resulta ser un proceso psicoeducativo. Esto redunda en una mayor calidad en la interacción sexual con la pareja, experimentando relaciones más plenas y satisfactorias.
  • Contribuye a elevar la lívido o deseo sexual.
  • Inducción del sueño, teniendo un efecto relajante debido a la liberación de estrógenos durante el acto sexual.
  • Fortalecimiento del sistema inmunológico, algo que ayuda a prevenir infecciones.
  • Aumento de la sensación de bienestar debido a la liberación de endorfinas, serotonina y dopamina. Esto produce un cambio sobre el humor y un incremento de la felicidad.

Mitos sobre la Masturbación 

Mejora la “potencia sexual”

Falso. Casi todo lo que dice que mejora la potencia sexual de los hombres es un mito, Para las personas crédulas, masturbarse a diario puede producir un aumento de confianza y un efecto placebo, pero poco más, ya que el concepto de potencia sexual no existe en literatura científica o en el ámbito de los profesionales sanitarios.

Si con el término potencia sexual nos referimos a estar adecuadamente preparados y sanos para nuestra vida sexual, la masturbación sí ayudará, ya que, tanto en hombres como en mujeres, fortalece el suelo pélvico, lo que repercute en la salud general de ambos.

Además, en el caso de los hombres, previene la disfunción eréctil y en el de las mujeres, la incontinencia urinaria, por lo que ayuda a mejorar la calidad de vida en todos los aspectos.

La masturbación ayuda a que tanto hombres como mujeres se encuentren mejor y que tengan un conocimiento más amplio de su cuerpo.

Tiene repercusiones en la piel

Verdadero. Masturbarse sí tiene repercusiones en la piel, pero positivas. Cuando nos masturbamos nuestro cuerpo se relaja, los vasos sanguíneos se dilatan y, por lo tanto, el riego sanguíneo aumenta, mejorando la piel y su oxigenación.

Cuando practicamos sexo, en compañía o en solitario, segregamos endorfinas y oxitocina lo que mejora el estado de ánimo y el aspecto físico y psíquico.

Masturbarse puede disminuir el placer sexual con la pareja

La forma de masturbarse influye en la respuesta eyaculatoria y orgásmica y en la sensibilidad de la persona que lo practica. Cuando lo hacemos nuestro cuerpo está más sensible y receptivo”, muchos hombres, tras haber tenido una eyaculación, están más sensitivos en la zona del glande y necesitan un tiempo para volver a ser tocados.

En el caso de las mujeres, continúa, tras el orgasmo, necesitan el mismo tiempo para no tocar el clítoris porque tanta excitación les genera una sensibilidad que puede llegar a ser molesta si se sigue estimulando dicha zona.

Sobre si mejora o no las relaciones en pareja, en el caso de la mujer, masturbarse puede ser clave a la hora de tener dificultades para alcanzar el orgasmo con la pareja”. Aquellas mujeres que utilizan a menudo vibradores con frecuencias altas de estimulación tendrán muchas dificultades para alcanzar el orgasmo durante la penetración, a pesar de que se rocen con mucha intensidad con sus parejas.

Aquellas mujeres que se masturban con las manos de forma directa van a tener más dificultad que las que lo hacen rozándose contra alguna superficie a la hora de alcanzar el orgasmo durante el coito.

Esta mayor sensibilidad en la zona puede parecer negativa para las relaciones sexuales en pareja, pero no lo es tanto. La masturbación permite conocer mejor nuestro cuerpo y saber dónde tocar para provocar más placer y eso ayuda a mejorar y potenciar las relaciones sexuales.

Cuanto más lo hagas más ganas tendrás de seguir haciéndolo

La masturbación es como el deporte. Cuanto más lo haces, más ganas tienes de seguir haciéndolo, es clave tener una rutina sexual a solas o con nuestra pareja para tener una mejor salud física y mental.

La masturbación es una actividad que debería mantenerse activa a lo largo de todo el ciclo vital, independientemente de que tengamos pareja o no. Dejar de hacerlo implica una conducta sexual clave para la salud sexual.

Esto no quiere decir que masturbarse a todas horas sea bueno y sano. La virtud está en el punto medio ya que hacerlo compulsivamente puede ser tan problemático como no hacerlo. Si la masturbación termina siendo compulsiva será necesario analizar si hay un problema de fondo que hay que abordar.

Los orgasmos son mejores

Los orgasmos con la masturbación no son ni mejores ni peores, sino diferentes. Todo dependerá del momento, la situación, la confianza y la comunicación que tengamos con la pareja o con nosotros mismos.

La principal diferencia es que en la masturbación la fantasía y la estimulación están totalmente controlados por nosotros mismos y eso nos asegura buenas experiencias, aunque el sexo con otra persona puede llegar a producir dosis de placer indescriptibles y orgasmos muy intensos, son dos formas diferentes de ver y entender el sexo.

Ayuda a la relajación

La masturbación ayuda a la relajación y mejora el estado de ánimo. La respuesta neuroquímica asociada a un orgasmo provoca efectos muy similares a un ansiolítico y un antidepresivo.

Cuando la masturbación es satisfactoria nuestro cerebro libera sustancias neuroquímicas como la serotonina y la oxitocina, que están relacionadas con sentimientos de relajación y felicidad, y la dopamina, también conocido como el neurotransmisor del placer.

Reduce las infecciones del tracto urinario

Todos los expertos coinciden en que no hay evidencia científica que señale que la masturbación reduce las infecciones urinarias. Lo que sí es cierto es que, en el caso de la mujer, con la masturbación las paredes vaginales se mueven y se expulsan fluidos y mucosidades. Además, el cuello del útero se abre y se moviliza. Todo ello puede ayudar a prevenir y eliminar bacterias que se pueden alojar en la zona y que pueden provocar infecciones.

Una adecuada y continua expulsión del semen a través de las vías y conductos también hace que no se acumulen bacterias.

Reduce el dolor menstrual

Aunque los orgasmos pueden tener un efecto analgésico, la realidad es que las mujeres con dolor menstrual medio o intenso suelen referir un aumento de dichas molestias ante la estimulación de la zona genital y erógenas durante la masturbación.

El efecto analgésico de la oxitocina y la serotonina ayudan a afrontar los dolores menstruales. Es más, en muchas mujeres aumenta el deseo sexual en esta fase del ciclo.

Reduce el riesgo de cáncer de próstata

Este beneficio es, tal vez, el más importante de todos los que tiene la masturbación para los hombres. Recientes revisiones científicas publicadas en los últimos años señalan que eyacular entre 2 y 4 veces a la semana está relacionado con un menor riesgo de sufrir cáncer de próstata. Estimularse la próstata con masajes específicos para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Perfeccionismo

Ser una persona perfeccionista conlleva muchos inconvenientes. Este rasgo está muy relacionado con altos niveles de ansiedad y falta de confianza y seguridad.

El ritmo de vida actual demanda cada vez más prisa, más eficacia y más resultados. La rutina se convierte en una carrera de fondo donde conjugar velocidad y aciertos es cada vez más complicado. Falta tiempo para todo y la perfección parece convertirse en una meta a la que debemos llegar, cueste lo que cueste. Sin embargo y aunque suene a paradoja, la perfección no siempre es perfecta, pues en muchas ocasiones y en contra de lo que se pueda pensar, conlleva muchos más inconvenientes que ventajas para nuestra salud física y mental.

Las personas perfeccionistas suelen ser rígidas en su pensamiento, muy críticas consigo mismas, disciplinarias e incansables en la consecución de metas personales. Pero además de esto, tienen otros dos factores muy relevantes que pueden acarrear algunos problemas: la ansiedad y el sufrimiento.

"Una persona perfeccionista es aquella que en todo momento está sufriendo y fomenta su inseguridad, ya que quiere llegar a una perfección tal que, o cree que la consigue o no dará por terminada la acción que realiza. Lo normal es que pierda tanto tiempo en realizar acciones cotidianas que tenga que descuidar su vida personal", y según casos reales de la consulta de este profesional, una persona lleva estudiando una oposición 12 horas diarias y finalmente, no se presenta el día de la prueba porque piensa que no ha repasado lo suficiente, cuando en realidad lleva meses haciéndolo.

El perfeccionismo está muy relacionado con una falta de confianza y seguridad. Por lo que, en extremo, suele dar lugar a comportamientos demasiados rígidos o controladores. "Sienten una gran presión que les produce mucho sufrimiento: nunca están conformes con el resultado de sus acciones y rechazan cualquier error o imperfección, relacionándolo con una falta de valía personal". Y ese es realmente, el verdadero problema: "Tanto aciertos como fallos, no siempre son valorados desde la objetividad, sino desde el fracaso personal".

Las personas que tienen este rasgo de personalidad suelen tener por regla general, altos niveles de ansiedad que sumado al factor de inseguridad mencionado anteriormente, "les llevan a un sufrimiento tan elevado, que pueden tener crisis de ansiedad, cansancio excesivo o incluso una falta de motivación".

Así lo confirma también un estudio elaborado por la Universidad de Brock, en Ontario. Después de examinar la relación entre perfeccionismo y salud física de 492 personas, de entre 24 y 35 años de edad, los resultados concluyeron lo siguiente: las personas perfeccionistas son más propensas a sentirse mal, y a quejarse de falta de sueño, dolor y fatigas que aquellas que no lo son. Además de que son personas que temen mucho un fracaso.

No obstante, las conductas perfeccionistas están relacionadas con muchas alteraciones, "dependiendo de la historia personal del sujeto y de sus rasgos de personalidad". De este modo, es frecuente que puedan somatizar con síntomas físicos como problemas digestivos, intestinales, cefaleas tensionales, jaquecas, dermatitis, etc. Y a nivel emocional, estos comportamientos pueden generar tensión y ansiedad, sobre todo en personas inseguras en las que el temor al rechazo les hace actuar en función de cómo creen que les gustaría a los demás y no de como realmente son. De forma que "cuando no consiguen esa aceptación que les gustaría, pueden sentir mucha insatisfacción y frustración, pudiendo desembocar en estados depresivos".

Este rasgo de personalidad no está considerado en los manuales diagnóstico como una patología como tal, por tanto, no hay estadísticas exactas. Pero si la persona no trata de solucionar este comportamiento, podría llegar a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo o un trastorno anacástico de la personalidad. En este caso, la estadística nos marca una prevalencia aproximada del 2.3% de la población. "Las personas demasiado perfeccionistas podrían llegar a tener el temido trastorno obsesivo-compulsivo, que les marcará cada vez más apartados de su vida y tendrán que ir a un facultativo para poder disminuir los síntomas de ansiedad y malestar".

Normalmente una persona perfeccionista lo empieza a ser desde niño. Suelen empezar en la fase de estudiantes e ir ampliando esta característica a otras facetas de su vida. No tiene por qué ser perfeccionista en todas las áreas, pero lo normal en que si lo es una se extienda también a las demás.

Una persona muy perfeccionista tendrá la virtud de repasar muchas veces su trabajo, pero esto supone un contra: perderá mucho tiempo en estas revisiones y será lento en la ejecución. Emplea normalmente, mucho más tiempo que sus compañeros en realizar ciertos trabajos y esto conlleva a ese temido sufrimiento. La parte positiva de esta conducta es que su trabajo será impecable, puesto que lo han revisado varias veces antes de entregarlo.

El perfeccionista es una persona que ama con la misma intensidad que es capaz de criticar su realidad, por lo que es constante, afectuosa de manera intensa y leal. Pero lo negativo de esta conducta es inversamente proporcional: suele ser la persona más odiada y la primera prescindible en grupos sociales.

Suelen ser exigente con el otro, autocrítico y rígido de pensamiento y comprensión de la vida. Es apasionado y gran compañero, amante y amigo donde lo da todo por el otro porque la relación también es algo en lo que no puede fallar. En cuanto a la amistad, (como relación emocional y sentimental) es exactamente igual de perfecto. "El pro sería su autenticidad e intensidad y el contra la dificultad en sus relaciones".

En las relaciones de pareja, pueden buscar lo que desearían ser, como por ejemplo una persona no tan perfeccionista que a su vez es mucho más natural en su manera de ser, con índices bajos de ansiedad, elevada autoestima y seguridad en sí misma. Entonces, ¿valoramos la imperfección en otro?

"No es que valoremos más la imperfección, es que es más fácil que nos sintamos reflejados en ella, permitiéndonos a la vez identificarnos con los demás y aceptarnos mejor a nosotros mismos, lo que contribuye a mejorar nuestro equilibrio emocional haciéndonos más libres".

Lo importante, como todo en la vida es buscar el punto medio. Tener ambición de ser perfectos en la vida es bueno, "siempre y cuando no afecta a nuestro equilibrio emocional y bienestar personal", sostiene esta profesional. Y es que no todo es blanco o negro en la vida: "El perfeccionismo como cualidad humana puede ser bueno, pero siempre y cuando sepamos controlar desde la emotividad.

El Mundo

Cómo superar el perfeccionismo

No existe una intervención específica para el perfeccionismo desadaptativo, ya que no se encuentra categorizado como un trastorno mental. Sin embargo, sí es posible realizar un tratamiento del perfeccionismo orientado a trabajar aquellos componentes o elementos del perfeccionismo que resultan disfuncionales. Este tratamiento suele abordar los pensamientos y las conductas relacionadas con el perfeccionismo, así como el desarrollo de la autocompasión en relación a los errores y fracasos. En el siguiente artículo encontrarás qué es la autocompasión y cómo aplicarla.

Por un lado, la intervención se centra en que la persona sea capaz de identificar aquellos pensamientos o distorsiones de pensamiento que se encuentran en la base del perfeccionismo. Algunas de estas distorsiones cognitivas son el pensamiento catastrófico (por ejemplo “si me equivoco al hablar se reirán de mí y nunca querrán relacionarse conmigo”) o el pensamiento dicotómico o todo o nada (“he tenido un fallo en el trabajo, he fracasado por completo”). Después de esta identificación se intenta que la persona sea capaz de reemplazar estos pensamientos por otros más realistas y útiles, enfatizando la utilidad de estos nuevos pensamientos.

Por otro lado, se busca que la persona sea capaz de tomar perspectiva y percibirse y juzgarse a sí misma desde el exterior y no desde los estándares propios. Se realizan ejercicios orientados al desarrollo de la autocompasión en los que la persona con perfeccionismo se hable a sí misma y se juzgue como lo haría con una amistad, desarrollando una mayor flexibilidad y comprensión por sí misma.

Finalmente, se puede hacer uso de la técnica de exposición ante las situaciones temidas por la persona para reducir este miedo y ansiedad de manera progresiva. En estas exposiciones la persona realiza pequeños errores a propósito y de manera gradual, para enfrentarse al miedo de ser imperfecto. Gradualmente, se espera que el malestar ante la imperfección disminuya y se sientan cómodas ante un nivel mayor de tolerancia al error. Es recomendable realizar ejercicios de relajación y respiración para ayudar a bajar los niveles de ansiedad. También con esta exposición se ponen a prueba los pensamientos catastróficos que poseen las personas perfeccionistas, porque ven que las consecuencias nefastas que anticipaban no llegan a hacerse realidad.

Psicología On Line


martes, 27 de febrero de 2024

Ansiedad Perinatal

 “Un 40-45% de mujeres embarazadas presenta sintomatología ansiosa elevada”


La ansiedad perinatal es una circunstancia que afecta a más mujeres de lo que parece. La maternidad significa un cambio muy importante en la vida de la mujer. Un cambio que no se puede controlar. Hoy hablamos de como la ansiedad se puede volver patológica y tener consecuencias negativas a todos los niveles.

La ansiedad es una reacción normal al estrés por enfrentarnos a una situación difícil, novedosa. Así que la ansiedad en el embarazo entraría dentro de lo normal porque es una situación nueva y difícil que genera cierta inquietud o tensión.

ansiedad perinatal más patológica es aquella que se siente de una forma más intensa y que dificulta el embarazo, es decir, el proceso psicológico y social de la embarazada o de la madre reciente. Estas preocupaciones o miedos, que en un principio pueden ser normales, son preocupantes cuando dificultan la vida de la mujer, hacen que restrinja salidas, la paraliza, le afecta a la tensión y puede afectar incluso al feto.

Estas preocupaciones o miedos, que en un principio pueden ser normales, son preocupantes cuando dificultan la vida de la mujer, hacen que restrinja salidas, la paraliza, le afecta a la tensión y puede afectar incluso al feto.

Diversos estudios que hablan de la salud mental de las mujeres en época perinatal y dan unas cifras de en torno a un 40-45% de de mujeres con una sintomatología ansiosa elevada. Dentro de la ansiedad clínica se puede hablar de diferentes tipos de trastornos. Desde la ansiedad generalizada a trastornos obsesivos compulsivos o trastornos de estrés post-traumático.

De todos ellos, el que más prevalencia tiene es el trastorno de ansiedad generalizada. Las cifras rondan el 8-8,5%. El trastorno obsesivo compulsivo está en torno al 2%, según diferentes estudios. Así que no hablamos de algo inocuo o sin importancia. Es algo que afecta con gran impacto en las mujeres en etapa perinatal.

Si nos atenemos a la definición de ansiedad como una respuesta del organismo ante una situación de estrés o novedosa, la mayoría de mujeres con otros hijos/as ya saben de qué va tener un bebé, qué se puede esperar. En esos casos, es probable que si la ansiedad ha sido muy intensa en el primer embarazo, seguramente habrá buscado solución, ayuda (aunque sea farmacológica) y eso la permita encarar con más seguridad los embarazos posteriores. Por lo general, suele haber una dificultad en el manejo de la ansiedad previo a la gestación. Con el embarazo y la transición a la maternidad se ve agudizada esa sensación por la falta de control sobre todo lo que tiene que ver con la gestación y la primera crianza. Suelen ser personas que, antes de enfrentarse a la maternidad, ya tiene elementos de hipervigilancia, miedos y dificultades para afrontar cualquier novedad. Obviamente los cambios hormonales también influyen. A nivel social, hay factores implicados: si hay falta de apoyo, si hay poca implicación por parte de la pareja, si es un embarazo de riesgo o con dificultades, la hipertensión previa… Cualquier elemento que provoque inseguridad y falta de control aumenta la ansiedad perinatal. Por otro lado, incluye las experiencias personales, como una pérdida reciente o la muerte de un familiar cercano. Si se prevé un parto múltiple o se ha producido uno traumático. La ansiedad se ve influenciada por otros factores como el temperamento, la fisiología del proceso que se vive, los cambios hormonales y todos los acontecimientos de su entorno.

El exceso de ansiedad provoca la secreción de diversas hormonas, desde la adrenalina, catecolamina y otras. Estas pueden influir en el aporte de oxígeno o nutrientes al feto. Algunas de las consecuencias pueden ser preeclampsia, hipertensión, bajo peso, desarrollo más lento y diversas variaciones en el crecimiento y alteraciones en el desarrollo de un futuro bebé.

Y en la madre se puede dar un bucle, una especie de efecto rebote. “Como estoy más nerviosa, pienso que le va a afectar más al bebé, y me pongo más nerviosa aún”. Y se entra en un bucle que se retroalimenta a sí mismo, afectando a la autoestima de la mujer que se siente que no vale suficiente, que no puede ser madre… En definitiva, afecta a su propia visión como mujer y madre. Por la propia naturaleza de la ansiedad, que focaliza la atención en problemas, preocupaciones y miedos; esa hipervigilancia es de por sí agotadora. Así que puede desencadenar cansancio, somnolencia, temblores, taquicardia, problemas para conciliar el sueño, respiración acelerada… En algunos casos, puede llevar a una mujer a recurrir a otras maneras de calmar esa ansiedad que sean negativas. Puede recurrir a consumir sustancias que puede pensar que no son dañina para el feto, pero sí lo son (infusiones, alcohol o incluso drogas).

Esa ansiedad perinatal también puede ir acompañada de sintomatología depresiva que la lleve a no confiar en sí misma y provoque pensamientos negativos sobre su valía. Las consecuencias en el bebé se suelen atribuir al efecto neurotóxico del cortisol materno, que es una de las hormonas implicadas en el estrés. Esta hormona es capaz de penetrar la placenta. Hay estudios que refieren cambios epigenéticos provocados por el cortisol. Puede provocar prematuridad y se ha visto que una ansiedad perinatal aumenta la probabilidad de parto prematuro e incluso se habla de malformaciones congénitas relacionadas con situaciones vitales estresantes de la madre en el embarazo. Por ejemplo, se ha visto que el riesgo de que el bebé tenga labio leporino es ocho veces mayor en mujeres con ansiedad en el embarazo.

Los síntomas de la ansiedad perinatal pueden variar de una mujer a otra. Para poderlo detectar se necesitan profesionales que se relacionen con estas mujeres en el momento perinatal, que estén entrenados en identificar los posibles síntomas. Y que pregunten no solo por el desarrollo fisiológico, sino también por la salud mental de la mujer.

Esos síntomas a preguntar y a tener en cuenta por la propia mujer son diversos. Van desde un agotamiento extremo (más allá de lo atribuible a un embarazo), temor paralizante, tristeza o llanto excesivo, incapacidad de reír o disfrutar, sentimientos de desesperanza o impotencia, cambios en el estado de ánimo, palpitaciones. Y a nivel mental, frecuencia de pensamientos obsesivos sobre que va a ir mal o que si hace cualquier actividad va a dañar al bebé. Y cierta dificultad a la hora de manejar el miedo al parto.

El embarazo, el parto y la crianza de por sí son asuntos impactantes en la vida de una mujer. Y solo por eso habría que tenerlo en cuenta y hacer que esa transición fuera lo más llevadero posible para la mujer; ayudándola y acompañándola en todo. Es un momento de gran vulnerabilidad para ella porque supone someterse a un cambio corporal, fisiológico, psicológico importante. Si una mujer ya ha tenido problemas de ansiedad antes, es importante que el entorno esté pendiente y la ayude a manejar estos momentos calmándola. Pero no de una forma simple, en plan “no te ponga nerviosa” porque eso puede provocar un efecto rebote.

Hay que calmarla en el sentido de no añadir más estrés ni más preocupaciones a las ya propias de la gestación. Y no compararla con otras madres o mujeres. Siempre podemos animarla a buscar ayuda profesional en lugar de minimizar sus miedos o infantilizarla. Porque el miedo que ella siente es real. Las preocupaciones que tiene son reales para ella y de nada o de poco le va a servir que le digamos frases o lugares comunes de que “todo va ir bien”, que “no va a pasar nada” o el “no seas tonta”. Es mejor acompañarla diciéndole “siento tu miedo”, “veo que estás desbordada”, “me gustaría ayudarte, darte el teléfono de un profesional”, “no tienes por qué pasar esto sola”. En esa línea es en la que hay que ayudarle.

El tratamiento iría enfocado a reducir los factores de estrés, como cualquier otro trastorno de ansiedad. Es necesario aprender a identificar y tratar a tiempo cualquier síntoma que pueda aparecer por la ansiedad perinatal. Se suele usar la psicoterapia, sobre todo enfocada a la relajación, y el tratamiento cognitivo conductual, con el objetivo de reestructurar los pensamientos muchas veces catastrofistas que la acompañan e ir exponiéndola poco a poco a las circunstancias estresantes. Es importante que sepa que no es algo que le pasa solo a ella; sino que ese pensamiento, que esos temores y sensaciones los tienen otras muchas mujeres y que lo logran resolver. Que no es que haya algo raro o malo en ella, sino que hay circunstancias que lo han desencadenado. Como todo problema, cuanto antes se detecte, antes se puede poner tratamiento y vías de solución. Y la ansiedad perinatal no es ajena a este precepto. Cuanto antes se pueda tratar, antes se podrá encarar con más calma, más tranquilidad y más fortaleza el parto que es el momento que genera más incertidumbre. Trabajarlo previamente ayuda a enfrentar ese momento y el posparto con más seguridad y flexibilidad.

Es importante que la salud mental de la madre y la gestante se tenga en cuenta también en los controles perinatales. Que se indague por el malestar psicológico y emocional que puede estar sufriendo una madre. Desafortunadamente, no todos los profesionales relacionados con el entorno perinatal son sensibles a todo esto. No se suelen incluir preguntas sobre el malestar emocional de la madre. Eso dificulta en gran manera la detección precoz y el tratamiento más adecuado para todo esto. Por eso aprovecho desde aquí para concienciar un poco a los profesionales de la salud a que se interesen por las madres. Que no paren de preguntar sobre cómo se sienten, cómo están, qué preocupaciones tienen, etc. Estoy convencida de que eso apoyaría muchísimo a las madres y sus hijos.

 

Autor/a Carmen Márquez

lunes, 26 de febrero de 2024

Depresión Perinatal

La depresión perinatal es aquella que ocurre durante o después del embarazo y sus síntomas pueden ir desde leves hasta graves. En casos excepcionales, los síntomas son suficientemente graves para poner en peligro la salud de la madre y del bebé. La depresión perinatal se puede tratar. Aquí se describe sus indicios y síntomas, así como la forma en que usted o un ser querido pueden obtener ayuda.

¿Qué es la depresión perinatal?

La depresión perinatal es un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a las mujeres durante el embarazo y después del parto. La palabra "perinatal" se refiere al tiempo antes y después del nacimiento de un bebé. La depresión perinatal incluye aquella que comienza durante el embarazo (llamada depresión prenatal) y la que comienza después del nacimiento del bebé (llamada depresión posparto). Las madres con depresión perinatal experimentan sentimientos de extrema tristeza, ansiedad y fatiga que pueden dificultar que realicen sus tareas diarias, incluidos el autocuidado o el cuidado de los demás.

¿Qué causa la depresión perinatal?

La depresión perinatal es una enfermedad médica real y puede afectar a cualquier madre, independientemente de su edad, raza, ingresos, cultura o educación. Las mujeres no tienen la culpa de tener depresión perinatal. No es el resultado de algo que hayan hecho o no. No hay una sola causa para la depresión perinatal; más bien, las investigaciones sugieren que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. El estrés de la vida (por ejemplo, las demandas laborales o experiencias traumáticas anteriores), las exigencias físicas y emocionales de tener hijos y de cuidar a un nuevo bebé, y los cambios hormonales que ocurren durante y después del embarazo pueden contribuir a la depresión perinatal. Además, las mujeres presentan un mayor riesgo de desarrollar depresión perinatal si tienen antecedentes personales o familiares de depresión o trastorno bipolar, o si han tenido depresión perinatal en un embarazo anterior.

Psicosis posparto

La psicosis posparto es una enfermedad mental grave que ocurre después de dar a luz. Se considera que es una emergencia médica y es importante buscar ayuda de inmediato llamando al 911 o dirigiéndose a la sala de emergencias más cercana. Las mujeres que tienen psicosis posparto pueden tener delirios (creencias o pensamientos que no son ciertos), alucinaciones (ver, oír u oler cosas que no están allí), manía (un estado de ánimo elevado y eufórico en el que a menudo las personas parecen no estar en contacto con la realidad), paranoia y confusión. Las mujeres que tienen psicosis posparto también pueden estar en riesgo de hacerse daño a sí mismas o a sus hijos y deben recibir ayuda lo antes posible. La recuperación es posible con ayuda profesional.

Indicios y síntomas

Algunas mujeres pueden experimentar unos pocos síntomas de depresión perinatal mientras que otras pueden tener varios. Algunos de los síntomas más frecuentes de la depresión perinatal incluyen:

  •  estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" persistente;
  • irritabilidad;
  • sentimientos de culpa, nulidad, falta de esperanza o impotencia;
  • pérdida de interés o de placer en pasatiempos y actividades;
  • fatiga o disminución anormal de energía;
  • sentirse inquieto o tener problemas para quedarse quieto,
  • dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones;
  • dificultad para dormir (incluso cuando el bebé está durmiendo), despertarse temprano en la mañana o dormir demasiado;
  • apetito anormal, cambios de peso o ambos;
  • molestias o dolores corporales, dolores de cabeza, calambres o problemas digestivos sin una causa física clara o que no se alivian aun con el tratamiento;
  • problemas para crear un vínculo emocional con el nuevo bebé;
  • dudas constantes sobre su capacidad de cuidar al nuevo bebé;
  • pensamientos sobre la muerte, el suicidio, o hacerse daño a sí misma o al bebé.

Solo un médico u otro proveedor de atención médica puede ayudar a una mujer a determinar si los síntomas que siente se deben a la depresión perinatal o a otra cosa. Es importante que las mujeres que tengan cualquiera de estos síntomas acudan a un proveedor de atención médica.

Si usted conoce a alguien que está pasando por una crisis:

  • Llame al 911 en una emergencia.
  • Llame a Lifeline, la línea directa gratuita de la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 1-888-628-9454, disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Todas las llamadas son confidenciales. Si habla inglés, también puede visite el sitio web en inglés de la Línea Nacional de Prevención del Suicidio .
  • Comuníquese con la línea de crisis para mensajes de texto, disponible las 24 horas al día, los 7 días a la semana. Envíe un mensaje de texto que diga HELLO al 741741.

Tratamiento

Es importante tratar la depresión perinatal tanto para la salud de la madre como la del bebé, ya que esta puede tener efectos graves en la salud de ambos. Con el tratamiento adecuado, la mayoría de las mujeres se sienten mejor y sus síntomas mejoran.

A menudo, el tratamiento para la depresión perinatal incluye psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos. Si estos tratamientos no reducen los síntomas, las terapias de estimulación cerebral, como la terapia electroconvulsiva, son una opción que puede explorarse. Obtenga más información sobre estas terapias en el sitio web en inglés sobre terapias de estimulación cerebral del Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés). Un médico u otro proveedor de atención médica puede ayudar a las mujeres a elegir el mejor tratamiento en función de sus síntomas.

Psicoterapia

Hay varios tipos de psicoterapia (a veces llamada "terapia de diálogo" o "consejería") que pueden ayudar a las mujeres con depresión perinatal. Dos ejemplos de enfoques basados en evidencia que se han utilizado para tratar la depresión perinatal incluyen la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal.

Terapia cognitivo-conductual

La terapia cognitivo-conductual es un tipo de psicoterapia que puede ayudar a las personas con depresión y ansiedad, pues les enseña diferentes formas de pensar, comportarse y reaccionar ante distintas situaciones. Las personas aprenden a desafiar y cambiar patrones inútiles de pensamiento y comportamiento como una forma de mejorar sus emociones y sentimientos de depresión y ansiedad. Este tipo de terapia se puede realizar individualmente o con un grupo de personas con inquietudes similares.

Terapia interpersonal

La terapia interpersonal es una terapia basada en evidencia que se ha utilizado para tratar la depresión, incluida la depresión perinatal. Se basa en la idea de que los acontecimientos interpersonales y de la vida inciden en el estado de ánimo y viceversa. La meta de la terapia interpersonal es ayudar a mejorar las habilidades de comunicación dentro de las relaciones, establecer redes de apoyo social y desarrollar expectativas realistas que les permitan lidiar con la crisis u otros problemas que pueden estar contribuyendo a su depresión.

Para obtener información sobre cómo identificar a un profesional de salud mental y las preguntas que debe hacer al considerar la terapia, visite el sitio web de psicoterapias en inglés del NIMH.

Medicamentos

Por lo general, se trata a las mujeres con depresión perinatal con un tipo de medicamentos llamados antidepresivos. Estos pueden ayudar a mejorar la forma en que el cerebro usa ciertas sustancias químicas que controlan el estado de ánimo o el estrés. Las mujeres embarazadas o que están lactando deben notificar a su médico antes de comenzar a tomar antidepresivos para que pueda tomar medidas para minimizar la exposición del bebé al medicamento durante el embarazo o la lactancia. El riesgo de que aparezcan defectos de nacimiento y otros problemas para los bebés cuyas madres toman antidepresivos durante el embarazo es muy bajo. Sin embargo, es importante que las mujeres conversen con su médico para comparar los riesgos y los beneficios del tratamiento y encontrar la mejor solución para su situación. Es posible que se deba intentar con varios medicamentos diferentes antes de encontrar el que mejor reduzca sus síntomas y tenga efectos secundarios controlables.

Los antidepresivos requieren de tiempo para funcionar, generalmente entre 6 y 8 semanas, y a menudo mejoran síntomas como el sueño, el apetito y los problemas de concentración antes de que mejore el estado de ánimo. Es importante dar una oportunidad a los medicamentos para que funcionen antes de decidir que no sirven.

No deje de tomar los antidepresivos sin la ayuda de un médico u otro proveedor de atención médica. A veces, las personas que los toman se sienten mejor, por lo que dejan de hacerlo por su cuenta y la depresión surge nuevamente. La suspensión abrupta de los medicamentos puede causar síntomas de abstinencia. Cuando una mujer y su proveedor de atención médica deciden que ha llegado el momento de suspender el medicamento, este le ayudará a disminuir la dosis de manera paulatina y segura. Para consultar la información más reciente sobre los antidepresivos, hable con un proveedor de atención médica y visite este sitio web de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) sobre el uso de medicamentos durante y después del embarazo .

Tenga en cuenta que en algunos casos, los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes menores de 25 años pueden experimentar un aumento en los pensamientos o comportamientos suicidas cuando toman antidepresivos, especialmente durante las primeras semanas después de iniciarlos o cuando se les cambia la dosis. Los pacientes de todas las edades que toman antidepresivos deben ser vigilados de cerca, especialmente durante las primeras semanas de tratamiento.

Después de dar a luz, muchas mujeres presentan una menor concentración de ciertas hormonas, lo que puede originar sentimientos de depresión. La FDA ha aprobado un medicamento, llamado brexanolona, específicamente para tratar la depresión posparto grave.  Este medicamento, que se administra en un hospital, alivia la depresión al restaurar las concentraciones de estas hormonas.

Los investigadores continúan estudiando opciones de tratamiento para la depresión perinatal. Un proveedor de atención médica puede explicar las diferentes opciones de tratamiento y ayudar a elegir el más adecuado para cada mujer.

¿Cómo pueden ayudar la familia y los amigos?

Es importante comprender que la depresión es un problema médico que afecta a la madre, el niño y la familia. Los cónyuges, las parejas, los familiares y los amigos pueden ser los primeros en reconocer los síntomas de la depresión perinatal en una nueva madre. El tratamiento es fundamental para la recuperación. Los familiares pueden alentar a la madre a hablar con un proveedor de atención médica, ofrecerle apoyo emocional y ayudarle con las tareas diarias, como el cuidado del bebé o del hogar.

Instituto Nacional de la Salud Mental

jueves, 8 de febrero de 2024

Adolf Wölfli "El arte y el desafío de la locura"

El caso de Wölfli nos ayuda a entender los orígenes de la creatividad... Nos hace darnos cuenta extraña pero crecientemente de que muchos de los síntomas de la enfermedad deben ser apoyados porque ayudan a aflorar el ritmo con el cual la naturaleza trata de recobrar cosas que le fueron enajenadas.

Seguramente no es casualidad que en estos tiempos la muestra más interesante que se vio en Nueva York en lo que va de este año es de la obra de una persona diagnosticada como poseedora de una locura incurable. Adolf Wölfli (1864-1930) vivió recluido en la famosa clínica Wartau en Suiza durante 35 años, desde 1895 hasta su muerte en 1930. Durante ese período produjo casi 30.000 páginas para una serie de libros profusamente ilustrados que incluyeron unos 3.000 dibujos y collages. Algo menos de 200 fueron exhibidos en el American Folk Art Museum. Es la muestra más grande del trabajo de Wölfli que se haya hecho en EE.UU.

Wölfli, un obrero humilde, fue diagnosticado con esquizofrenia después de varios roces con las autoridades a raíz de pequeños robos, pero más que nada por tratar de violar niñas. Abandonado por un padre alcohólico a los cinco años, perdió a su madre a los nueve; imposibilitado de casarse con la mujer de sus sueños a los 18 por los prejuicios clasistas de los padres, Wölfli utilizó la segunda parte de su vida para refugiarse en un mundo delirante extremadamente bien organizado. Sus primeros dibujos (de 1899 a 1903) no fueron apreciados y terminaron perdidos. Las notas de uno de sus médicos en ese período describen esos dibujos como “cosas muy estúpidas, una mezcla caótica de notas, palabras e imágenes..."1. Poco después, sin embargo, Wölfli comenzó a recibir apoyo de su siquiatra, quien eventualmente escribió un libro sobre él2. Con el tiempo su obra adquirió gran prestigio y fue incluido en la prestigiosa Colección Prinzhorn, mereció la adoración de André Breton y los surrealistas, fue usada como paradigma para la colección Art Brut de Jean Dubuffet, y en 1972 fue incluida en la Documenta V por Harald Szeemann. Hay evidencia de que Wölfli pensaba en un público para su obra. Aunque trabasjaba con materiales baratos (papel periódico y papel kraft), era un detallista en términos de la presentación. Encuadernaba sus páginas con cuidado y planeaba publicaciones y exposiciones. Diferenciaba claramente entre sus “libros” y las obras que denominaba “obras para pan”, dibujos más simples y con más color que utilizaba para trueques por lápices y cigarrillos.

La biografía de Wölfli y el reconocimiento que logró su obra ponen sobre el tapete una vez más el tema del arte enajenado producido fuera de los cánones artísticos aceptados normalmente (outsider art, en el habla inglesa). A cierto nivel, parece totalmente correcto el clasificar a Wölfli como un artista enajenado: fue certificado como enfermo mental por expertos, y su obra fue producida en condiciones de aislamiento social. A eso se agrega el hecho de que no tuvo formación artística y de que no tuvo contacto directo con otros artistas. Pero, aunque el perfil del enajenado es perfecto, la situación que emerge no es tan clara.

Dubuffet y muchos otros utilizan el concepto de enajenamiento como una etiqueta afirmativa que sirve para subrayar la frescura y la ingenuidad que perciben como ausente en el trabajo de los artistas que se preocupan por las modas del mercado. (En un momento dado, Dubuffet retiró a su amigo y protegido Gaston Chaissac de su colección de Art Brut porque carecía del “suficiente rigor en la distancia con respecto a los círculos culturales")3. En ese sentido, la etiqueta sirve como un lente que enfoca sobre las desviaciones estéticas con respecto al mercado.

El primer interés en la obra de Wölfli surgió por la coincidencia con la nostalgia de los artistas modernistas de principio del siglo XIX que buscaban la inocencia y una forma de ver las cosas sin la contaminación de las afectaciones y los prejuicios de la sociedad capitalista industrial. Concomitante con esto estaba el hecho de que la predominancia de las habilidades académicas en el arte se estaba convirtiendo en anatema. La idea de que el entrenamiento realista es una condición previa e imprescindible para la creación artística estaba siendo reconsiderada seriamente. La conjunción de ambas cosas abrió las puertas para que los artistas de la entonces vanguardia admiraran y envidiaran el arte de otras culturas. El arte africano sirvió de inspiración al cubismo, el arte de los mares del sur fue estudiado por los expresionistas. En este contexto, el arte de los “otros” que vivían dentro de la sociedad, locos y niños, se convirtió en un centro de atención. Klee, por ejemplo, se fascinó con el arte infantil (se quejaba de que la absorción de obras más desarrolladas corrompía la creación de los niños) y veía el arte de los “enfermos mentales” como “un fenómeno paralelo”. Rilke, en una carta a Lou Andreas-Salomé describe lo que consideraba como aportes que las enfermedades mentales contribuyen a la creatividad, y utiliza a Wölfli como ejemplo: “El caso de Wölfli nos ayuda a entender los orígenes de la creatividad...Nos hace darnos cuenta extraña pero crecientemente de que muchos de los síntomas de la enfermedad deben ser apoyados porque ayudan a aflorar el ritmo con el cual la naturaleza trata de recobrar cosas que le fueron enajenadas”.

Con este trasfondo se puede ver que Walter Morgenthaler, el psiquiatra en la clínica Wartau que se atrevió a calificar a Wölfli como artista, estaba actuando dentro del contexto de su momento histórico. Lo mismo se puede decir de Hans Prinzhorn. Ambos psiquiatras percibían la correspondencia de los repertorios formales que había entre la expresión así llamada “patológica” con lo que producía la vanguardia del momento. Y no fue solamente la intelectualidad progresista la que entendía esta correlación. Otros, como Paul Schultze-Naumburg, usaron el paralelo con el fin de denigrar el arte moderno. Su libro más infame, Kunst und Rasse (Arte y raza, 1928), aporta la fundamentación teórica para el concepto nazi de “Arte degenerado”.

En realidad, el reconocimiento otorgado a Wölfli y otros revela una contradicción. Por un lado, la admiración de críticos, directores de museos, coleccionistas y entendidos en general rescató el arte de los enfermos mentales y demostró que es válido, interesante y mercantilizable. Pero este reconocimiento siempre fue codificado dentro de un reconocimiento de “otredad”. Documenta V, bajo la dirección del curador suizo Harald Szeemann en 1972, fue probablemente la primera exposición mayor que dio un papel preponderante a los residentes de manicomios (entre ellos, Wölfli). Szeemann dedicó la exposición al “cuestionamiento de la realidad”, cosa que sugería la posibilidad de una inclusividad genuina. Y en uno de los ensayos introductorios para Documenta V, Theodore Spoerri, un psiquiatra de Wartau (y esposo de Elka Spoerri, curadora de la presente exposición), dio una base teórica —aun si no explícita— a esta inclusividad. En su texto, Spoerri destaca la dificultad de diagnosticar las enfermedades mentales basándose solamente en el trabajo artístico de una persona. A pesar de todo esto, Documenta V terminó mostrando la producción artística de los recluidos en una sección separada. Es allí en donde encontramos la contradicción: si ese arte merece consideración, ¿por qué molestarse en hacerle un cerco y tratarlo como enajenado? Klee alertó claramente sobre este problema cuando declaró que en relación con el arte había que rechazar la palabra “desequilibrado"4.

Para ayudar a entender el tratamiento del arte enajenado vale la pena notar cómo las corrientes hegemónicas incorporan zonas nuevas como burbujas discretas, gozando la efervescencia, pero no permitiendo su disolución. No es muy distinto a lo que sucedió con la moda del “multiculturalismo”. Uno u otro fueron utilizados para refrescar y rejuvenecer el arte hegemónico, pero manteniendo una barrera sutil con respecto a la otredad. Muchas veces la apreciación es superficial y oportunista. Los surrealistas, por ejemplo, para quienes la expresión visual era una forma de exhibicionismo, fueron seducidos por lo que veían como “irresponsabilidad”, y copiaron ideas y procesos del arte enajenado para que el espectador se convirtiera en voyeur.

Hay muchas razones prácticas para estar incómodos relegando a artistas que puedan tener un desequilibrio mental al nicho del enajenado. El caso de Wölfli es un ejemplo. A pesar de su aislamiento social, Wölfli no era ajeno al concepto de una audiencia para su trabajo y demostraba preocupación por la logística necesaria para la comunicación. En la propia clínica su trabajo no era considerado como de interés fundamentalmente médico. Si lo hubiera sido, hubiera requerido el mismo tratamiento confidencial de los demás archivos médicos. No le faltó reconocimiento en vida, y como se comenta en el catálogo, su imaginería anticipó etapas del desarrollo futuro del arte moderno. El caso de Wölfli demuestra lo poco preciso que es endilgarle la etiqueta de “enajenado” a un artista en particular.

Hay también problemas teóricos. De entrada, la frontera entre la normalidad y la enfermedad mental es sumamente porosa. Peter Gorsen5 caracteriza a nuestra sociedad capitalista, en la forma en que está obsesionada con los logros, como un campo patógeno que facilita la proyección de significados sobre obras generadas en estados de autismo y otros estados aceptados como pertenecientes a enfermedades de la mente. Gorsen también destaca cómo las psicodrogas de moda incorporan experiencias de desequilibrio en lo que consideramos normalidad, de hecho expandiéndola. Para Gorsen no existe una “individualidad normal o sana” que pueda servir de referencia para medir claramente la anormalidad. Spoerri nota que las estadísticas no apoyan la noción de que el arte del enfermo mental merezca un tratamiento distinto al del arte normal. Solamente 2% de los pacientes de manicomio hacen arte, y la mayoría de éstos están diagnosticados médicamente como esquizofrénicos. Esto, a su vez, sugiere que puede existir una conexión entre la creatividad artística y la esquizofrenia, cosa que no es lo mismo que decir que los enajenados mentales hacen arte enajenado. Spoerri continúa hablando de un triángulo formado por: 1) la experiencia de una situación, 2) el resultado plástico generado por esta situación y 3) la interpretación de ese resultado por el observador. Y nota, además, que este modelo es válido, no importa el grado de salud mental del creador. Coherente con esto, cuando Spoerri analiza la obra de Wölfli en relación con su condición médica, evita las discusiones formales y basa su análisis en la correlación entre imagen y biografía.

Siempre es difícil lograr una definición precisa de normalidad, y el problema se agrava dado el continuo cambio de los valores sociales. El comportamiento que dentro de un contexto es patológico, en otro, bajo diferentes circunstancias y con otras expectativas, se convierte en normal. Por ejemplo, la resistencia a dar muerte que se manifiesta en los estudios sobre el comportamiento humano durante acciones de combate en las guerras, se fue erosionando por medio de la educación y los medios masivos de comunicación. Un libro reciente sobre el tema documenta el incremento en la eficiencia de combate del ejército de EE.UU. en las décadas entre la Primera Guerra Mundial y la Guerra del Golfo en 1991. Lo que parecía una revulsión “normal” en contra de matar al enemigo por parte de los soldados más jóvenes, se fue eliminando a través de manipulaciones sociales6.

Cuando el comportamiento sociópata —como el dar muerte sin vacilación o arrepentimiento— se convierte en comportamiento normal, tenemos una forma de locura colectiva, pero imposible de ser diagnosticada desde adentro. Una de las lecciones del siglo XX es justamente que los seres humanos tienen la capacidad de sufrir locuras colectivas, y cuando la colectividad está loca, la locura es atribuida al ser normal. En la era de la Unión Soviética, una de las soluciones para la disidencia política era el diagnóstico de desequilibrio mental y la internación en una institución psiquiátrica. En la China de Mao fueron internadas enormes cantidades de ciudadanos con el propósito de “reeducación”. Más recientemente, los críticos del gobierno de Bush en EE.UU. son acusados no solamente de falta de patriotismo y traición, sino de lunáticos. En Venezuela, la Sociedad de psiquiatría acusó al gobierno de Chávez de abusar mentalmente al pueblo y exigió de “los personajes fundamentales de la conducción de la nación que asuman su compromiso histórico de revertir [la situación] con hechos inmediatos, pues si no se llevarán consigo y para siempre, la responsabilidad de las irreparables consecuencias en la salud emocional de un gentílico generoso y bueno que no lo merece"7.

Si el uso de la clasificación de arte enajenado o de outsider art es tan confuso, ¿por qué lo utilizamos? ¿Es que la categoría intensifica nuestra interacción con la obra? ¿O nos permite otra distancia? ¿Qué valor tiene la distinción?.

Mirando la obra de Wölfli, sorprende inmediatamente lo intrincado de su obra, su rigor y su toque personal. Grandes páginas de papel periódico están llenas de imágenes y de formas geométricas —monocromáticas en los primeros años, coloridas más tarde— que se curvan y arremolinan en diseños que sugieren la posibilidad de simetría, sin llegar a lo mecánico y lo predecible. Los dibujos de Wölfl son visualmente suculentos gracias a su atracción obsesiva hacia el barroquismo. El trabajo incorpora elementos narrativos y decoraciones que llevan al espectador a considerar analogías crudas con las miniaturas persas y con los dibujos de los Shakers. Dada lo prolífico de su obra, es notable que Wölfli no se repite. Por un lado está la coherencia dada por la dedicación de una vida entera al proyecto; por otro lado, hay variaciones de textura, movimiento e iconografía a lo largo del transcurso del tiempo, en forma que recuerda los niveles inventivos de William Blake.

Un análisis cuidadoso de los dibujos de Wölfli abre varios caminos para dar curso a la imaginación del observador. Donde uno puede encontrar calor y energía en la brillantez del diseño, otro siente la frialdad de la acumulación decorativa de pequeñas caras con círculos negros en lugar de ojos. Uno podría quedar fascinado con los significados alegóricos de cientos de versiones de la faz del reloj. Para otros, la forma elíptica que frecuentemente emerge en distintas formas en el centro de las páginas de Wölfli se convierte en vagina y obliga a una reconsideración de las primeras impresiones. La calidad de estas diferencias sugiere que la “ajenidad” de la obra de Wölfli se convierte en una etiqueta innecesaria para la apreciación y que, peor aún, puede interferir con la libertad de la imaginación del espectador, impidiendo la posibilidad de una lectura independiente.

Se podría argumentar que en la obra de Wölfli hay una calidad obsesivo-compulsiva ya que, agregado al tamaño increíble de su producción, hay una precisión en los detalles que delata una inversión de tiempo y esfuerzo. Pero Wölfli no es el único artista con estas características y su producción prefigura la obra de artistas contemporáneos considerados “normales” e importantes como los son Hanne Darboven, Roman Opalka y muchos otros. No son estos aspectos en la obra de Wölfli los que difieren del arte que uno normalmente ve en las galerías.

La diferencia más notable entre Wölfli y la mayoría de los artistas no se relaciona a la iconografía sino al hecho de que durante el transcurso de su vida Wölfli construyó un universo mucho más ambicioso, complejo, y abarcador que el de sus colegas considerados normales. Concibió una estructura casi perfecta para organizar su obra: más de cuarenta y cinco volúmenes encuadernados tan cuidadosamente planeados que era capaz de ubicar y correlacionar con precisión cualquier dato dentro de las decenas de miles de páginas. La colección de volúmenes comienza con De la cuna a la tumba, continúa con la serie Libros de notas geográficas en donde documenta viajes imaginarios que suceden en una multiplicidad de niveles (geografía terrestre, espacio intergaláctico, posesiones materiales y el tiempo), y culmina con la obra no finalizada e intitulada Marcha Funeral. Narrativa, inventarios, aritmética, ilustración, notación musical, utiliza todo. Su ambición parece haber sido la de abarcar y organizar todos los aspectos que pueden tener importancia en la vida humana. No es una tarea insólita, es lo mismo que James Joyce trató de lograr en su Ulises.

La narrativa de Wölfli trata tanto de la memoria como de una visión deformada por sus deseos, los cuales incluyen la compra de estrellas distantes y su propia canonización como San Adolfo II. Hace inventarios de los objetos que aparecen en sus dibujos, incluyendo herramientas, instrumentos musicales, legumbres, objetos mecánicos y edificios. Sus anotaciones matemáticas generalmente se refieren a los cálculos de los intereses producidos por un capital hipotético en su posesión, que se proyecta en sumas astronómicas. Frecuentemente sus dibujos ilustran sus textos, pero también incluye collages hechos con recortes de revistas, sugiriendo conexiones entre el pasado y el presente. Las profusas anotaciones musicales —la Marcha Funeral tiene 3080 páginas— muchas veces se refieren a las imágenes que utiliza en los collages. Se basan en sistemas numéricos, sonidos fonéticos y notas que se transcriben en una forma casi tradicional (utiliza seis líneas en lugar del pentagrama). El músico neocelandés Graeme Revell trató de interpretar la música de Wölfli y produjo un disco compacto interesantísimo, aun cuando (como advierte el propio Revell) nadie puede garantizar la fidelidad con respecto a las intenciones del compositor. Revell se esforzó en respetar las instrucciones del artista con respecto a los instrumentos tal cual aparecen en las ilustraciones de los textos, y también incluye instrumentos de viento. Con éstos intenta aproximarse al único instrumento que Wölfli tenía a su disposición en Wartau, una corneta de papel a través de la cual proyectaba los sonidos que hacía con la boca. Es comprensible que, dada la falta de claridad en las instrucciones de Wölfli, no haya música en la exposición. Pero al recorrer la muestra uno extraña la banda de sonido y la fabricación de Revell hubiera enriquecido la apreciación. El riesgo mayor de una exposición de la obra de Wölfli es que uno puede confundir sus dibujos con meras postales que aluden a un viaje. Esto distrae del hecho más real y conmovedor que al ver la obra uno está participando en la única oportunidad posible de un viaje asombrosamente rico, y que está siendo llevado de la mano por el propio Wölfli. Es un viaje que nunca habríamos sido capaces de concebir o de emprender sin su ayuda. Una musicalidad más explícita nos habría acentuado las ambiciones de esta obra épica extraordinaria.

Es posible que hoy todos estemos atrapados en una dinámica centrífuga y enferma, en un proceso de lanzamiento hacia fuera, como una nueva forma de normalidad. El hecho es que, por el momento, la etiqueta de arte outsider como un lente para ver el arte o como una inspiración para hacerlo, parece anacrónica, torpe y derrotista. Si la abandonamos, seguramente notaremos que no nos hace falta, a menos que nuestra mirada esté enfocada en el mercado, en el cual las etiquetas son esenciales para la creación de categorías que generen lucro. Wölfli claramente nos ayuda a trascender todo esto y a recuperar una perspectiva sana.


Por: Luis Camnitzer Artista uruguayo, profesor emérito de Suny College at Old Westbury.

Notas:

1. Elka Spoerri, “Adolf Wölfli, Artist/Builder”, The Art of Adolf Wölfli: St. Adolf-Giant-Creation, American Folk Art Museum, NY, 2003, p.16. La exposición en el American Folk Art Museum, NY, fue del 25 de febrero al 18 de mayo de 2003, y en el Milwaukee Art Museum, Wisconsin será del 18 de setiembre al 12 de diciembre de 2004.

2. Walter Morgenthaler, Ein Geisteskranker als Künstler: Adolf Wölfli, E. Bircher, Bern-Berlin 1921; traducido al inglés: Madness and Art: The Life and Works of Adolf Wölfli, University of Nebraska Press, 1992.

3. Henry-Claude Cousseau, “Origins and Deviations: A Short History of Art Brut,” Art &Text no.27, p. 20. De hecho, no es clara cuál era la condición mental de Chaissac. Fue un autodidacta y estuvo recluido por un tiempo, pero por sufrir de tuberculosis. La colección de Art Brut también incluía artistas naïf, de manera que la salud de Chaissac podía no ser tan importante. Es interesante notar que la muestra Parallel Visions, un estudio comparativo de artistas modernos y enajenados, excluyó a propósito la obra de Van Gogh porque, como dice Maurice Tuchman (el curador) en su introducción, Van Gogh nunca fue inspirado por el arte enajenado. Por otro lado, el trabajo de Antonin Artaud de alrededor de 1940 fue incluido porque desde entonces “fue enajenado”.

4. En una crítica de la exposición de Der Blaue Reiter, citada por Reinhold Heller, “Expressionism’s Ancients,” Parallel Visions, Los Angeles County Museum of Art, 1992, p.78.

5. Peter Gorsen, Kunst und Krankheit, Europäische Verlagsanstalt, Frankfurt, 1980, pp. 103-104.

6. En su libro On Killing, el teniente coronel Dave Grossman señala que durante la Segunda Guerra Mundial la efectividad letal de los soldados individuales era de entre 15 y 20%, durante la Guerra de Corea subió a 55%, y en la Guerra de Vietnam llegó a estar entre el 90 y el 95%. Las técnicas de entrenamiento y el condicionamiento pavloviano ayudaron a esquivar todos los filtros, tanto racionales como irracionales, que normalmente impiden que el individuo se dedique a la agresión sin límites.

7. “La Sociedad Venezolana de Psiquiatría y sus ex presidentes, se dirigen a la nación”, documento leído a la prensa en el Hotel Caracas Hilton, 7.4.02.