jueves, 14 de marzo de 2024

TDAH y el Dormir

El TDAH puede afectar al sueño y a los hábitos de sueño de una persona. Las investigaciones sugieren que el TDAH y los trastornos del sueño a menudo pueden coexistir entre sí. Aprende más sobre su conexión aquí. Aunque no parezcan estar relacionados, el TDAH y el sueño en realidad se influyen mutuamente. ¿Cómo están conectados? ¿Cuáles son los problemas del sueño más comunes cuando se tiene TDAH? Aprende más sobre ellos aquí.

La Conexión entre el TDAH y el Sueño

Así que una vez necesitaba terminar algunos proyectos y tenía que tomar café para mantener mi cerebro activo mientras realizaba estas tareas que debían llevarse a cabo durante el día. Consumí dos tazas de café preparado en frío, palpité durante las dos o tres horas siguientes y obtuve el pequeño impulso que el café debería haberme dado para terminar lo que necesitaba hacer. El TDAH y el café no me sientan bien. Pero algunas personas que conozco tienen una relación armoniosa con la cafeína.

Pero me gustaría abordar un tema más urgente que mi consumo de cafeína. El hecho de que necesite mantenerme despierto a primera hora de la mañana consumiendo otro café lleno de energía me parece bastante cuestionable. No soy una persona madrugadora. Me cuesta levantarme cuando suena el despertador. Después de dormir casi seis horas, el agotamiento que siento al día siguiente sigue ahí. El TDAH juega un papel importante en mi lucha con las mañanas y antes de acostarme. A veces, las personas con TDAH tienden a tener problemas de sueño, y tal vez sea porque así es como estamos conectados.

En una encuesta realizada por la Fundación para la Salud del Sueño, se demostró que algunos niños con TDAH tienen más dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormidos en comparación con los que no tienen TDAH. También es posible que conciliar el sueño se convierta en algo difícil y a menudo complicado a medida que una persona con TDAH crece, teniendo en cuenta los problemas que acarrea la privación del sueño. Pero, ¿qué pasa con el TDAH y el sueño que nos hace luchar para tener un buen descanso nocturno?

Problemas de Sueño y Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad

En un estudio mucho más específico para correlacionar la comorbilidad entre el TDAH y los trastornos comunes del sueño, el 43% de los adultos con TDAH también padecen insomnio. La misma investigación también descubrió que el 41% de los encuestados tienen problemas para dormir durante mucho tiempo y a veces presentan retrasos en el ritmo del sueño. Estas personas que tienen una mala calidad del sueño también tienen más problemas para prestar atención al día siguiente.

El TDAH y los trastornos del sueño pueden ir de la mano, impidiendo dormir a pierna suelta por la noche y provocando somnolencia diurna cuando más se necesita trabajar. Según el mismo estudio, el diagnóstico de TDAH en adultos puede aumentar el riesgo de experimentar varios trastornos del sueño, tanto si se categoriza como Predominantemente Inatento, Predominantemente Hiperactivo o Combinado.

Hay muchas razones por las que muchas personas con TDAH tienen problemas para dormir. Algunos síntomas del TDAH pueden tener una causa directa. Y a veces, debemos adaptarnos a nuestro entorno de sueño y tener cierta higiene del sueño para ayudarnos a lidiar con nuestros problemas de sueño. Sin embargo, las alteraciones del sueño pueden seguir ocurriendo, aunque tengamos el entorno más cómodo y la rutina más acogedora a la hora de dormir. Pero, ¿te preguntas por qué muchas personas con TDAH no duermen lo suficiente?

¿Qué pasa por el Cerebro Hiperactivo de un TDAH?

El TDAH no sólo se presenta como alguien con un suministro ilimitado de energía que no puede estarse quieto. Hay otras subcategorías de TDAH. A menudo no se diagnostican fácilmente debido a síntomas difíciles de detectar, como la dificultad para mantener la concentración, la dificultad para organizar tareas y actividades diarias y la dificultad para gestionar el tiempo. Estos rasgos del TDAH pueden ir dentro del cerebro de una persona con TDAH y a veces no se reflejan físicamente en ella. La hiperactividad puede ocurrir dentro del cerebro de una persona en lugar de tener la salida para liberar todo ese exceso de energía.

Tener pensamientos acelerados puede llevar a una persona con TDAH a batallar con su cama a lo largo del tiempo, y nuestros cerebros con TDAH a menudo salen victoriosos al ejecutar diferentes escenarios en nuestras cabezas. Pensar demasiado a veces puede formar parte de nuestro horario normal de sueño". Lo que ocurre es que nos pone más nerviosos que somnolientos. Y cuando este cerebro hiperactivo cerebro hiperactivo corre en un círculo completo, pueden producirse problemas de sueño, privándonos de él y haciendo que funcionemos peor al día siguiente.

Nuestros patrones de sueño a veces se ven alterados cuando pensamos demasiado. A veces nos preocupamos por el futuro, las incertidumbres pueden golpearnos con fuerza o solemos pensar en errores que no deberíamos haber cometido. Estas cosas pueden contribuir mucho a tener una mala higiene del sueño, y cuando por fin decidimos dar por terminada la noche, el sueño intranquilo se convierte en nuestro nuevo mejor amigo.

¿Qué Pasa con el Sueño y el TDAH?

Tener un cerebro hiperactivo por la noche puede impedirte dormir a pierna suelta y obtener el descanso que tu cuerpo necesita para mantenerse sano. Puede que te hayas tumbado en la cama a eso de las 9 de la noche, pero lo más probable es que sigas despierto hasta pasada la medianoche o, peor aún, antes de que salga el sol.

¿Has experimentado estar super cansado y tener tantas ganas de dormir, pero tu cerebro con TDAH no te deja? Esa es la complicada relación entre el TDAH y el sueño. Aunque estés agotado y quieras dormir y detener toda esa actividad cerebral por un rato, tu cerebro con TDAH no te lo permitirá.

Además, el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) tiene algunos síntomas que pueden mantenernos despiertos por la noche. Estos síntomas comunes nos dificultan conciliar el sueño rápidamente y tener un buen descanso nocturno. Es importante tener en cuenta que no todas las personas con TDAH experimentan los mismos problemas para dormir.

  1. Se Distrae Fácilmente: ¿Has probado a desplazarte por los Reels de Facebook o por la página For You de Tiktok? Hay muchas cosas que no puedes dejar rápidamente. Aunque hay momentos en los que somos conscientes de que deberíamos estar durmiendo, a menudo nos encontramos ocupados en otra actividad que no está relacionada con el sueño. El caso es que no podemos dejarlo e irnos a dormir. Y luego, al día siguiente, siempre habrá dificultades para despertarse.
  2. Sensibilidad al Sonido o Sobrecarga Sensorial: Hay veces también en que las dificultades para dormir siempre están ahí debido a nuestros problemas de sensibilidad sensorial. Si hay una ligera diferencia de temperatura, lo más probable es que tengamos problemas para dormir. ¿Demasiado ruido de la calle? Nos mantendrá despiertos toda la noche. ¿La luz ya está apagada y quieres mantener el dormitorio a oscuras? Nos perturbará el sueño. Encontrar un punto óptimo para las personas con TDAH y el sueño es difícil.
  3. Impulsividad: Cuando estás a punto de dormir, y ya está todo listo, notas que la ropa limpia está esperando a ser organizada, y sigues teniendo ese impulso de terminarla rápidamente. Cuando casi has terminado, te das cuenta de que el armario necesita más limpieza. A veces, nos falta autocontrol para hacer estas cosas en lugar de dormir bien.
  4. Dificultad para Manejar las Emociones: Cuando estamos exultantes y disfrutamos de la sensación de una relación incipiente o en un estado de pena, enfado o ansiedad, estas emociones pueden afectar significativamente a nuestros hábitos de sueño. A muchas personas con TDAH les resulta difícil manejar sus sentimientos y esto provoca más problemas de sueño. A veces, nuestras emociones pueden impedirnos tener una rutina constante a la hora de acostarnos, lo que complica aún más nuestros problemas de sueño.

Por no hablar de los medicamentos para el TDAH que tomarás si te lo aconseja tu profesional de salud mental. A veces, estos medicamentos pueden tener efectos secundarios que te quiten el sueño una vez que los tomas. Una vez medicado, la mayoría de las veces, el patrón de sueño de tu cuerpo se verá alterado por ello.

Otra cosa sobre el TDAH y el sueño es la presencia de situaciones comórbidas causadas por uno y otro. A veces, si este patrón de sueño alterado no se trata a tiempo, puede convertirse en una condición más grave y problemática que afecte a tu salud mental.


¿Te Preguntas por qué tu Cerebro con TDAH es Más Activo por la Noche?

¿Eres como yo, que funciono mejor durante la noche? Hay tareas específicas en las que sólo puedo concentrarme e hiperfocalizarme durante la noche. Esto me hace preguntarme qué tiene que ver mi TDAH con ello. ¿Es algo bueno, aunque afecte a mi práctica de la higiene del sueño?

Tras una cuidadosa investigación y análisis, sigue teniendo que ver con nuestra capacidad para concentrarnos y responder a estímulos y entornos perturbadores. Durante el día, la gente suele estar despierta y hay más estímulos o actividades a nuestro alrededor. Esto hace que nos resulte difícil mantener nuestra capacidad de atención e hiperconcentrarnos en lo que tenemos que conseguir con nuestro trabajo. Las posibilidades de ser molestados durante el día son mucho mayores que cuando realizamos nuestras tareas por la noche.

Experimentar hiperfocalización por la noche también puede aumentar la productividad porque hay menos perturbaciones. Por eso muchos adultos con TDAH se sienten productivos por la noche. La tranquilidad y la serenidad de las que solemos disfrutar se suman a la hiperconcentración que creemos. Es menos probable que las distracciones nos molesten porque no hay mucha gente alrededor intentando llamar nuestra atención.

Durante la noche, eres como la única persona despierta. Es como tener tu tiempo durante la medianoche, cuando todos los demás están profundamente dormidos y no te molestan con su presencia ni con los niveles de ruido a tu alrededor.

Los Diferentes Trastornos del Sueño que Puede Encontrar

Los trastornos del sueño se producen cuando se tienen problemas relacionados con la calidad, el horario y la cantidad de sueño por edad. Se dice que muchos pacientes con TDAH padecen algún tipo de trastorno del sueño, mientras que a otros incluso se les pueden diagnosticar varios.

La presencia de un sueño adecuado y relajante, particularmente para las personas con TDAH, es esencial para un estilo de vida renovado y más saludable. Además, dormir lo suficiente puede vigorizar la capacidad de una persona para afrontar mejor los retos diarios.

Pero si no se cumplen estas condiciones, debe hablar con su especialista del sueño para obtener ayuda adicional. Es posible que sufra trastornos del sueño que le impidan completar sus necesidades diarias de sueño para funcionar correctamente al día siguiente. Estos son algunos de los trastornos del sueño que puede sufrir:

  1. La Narcolepsia es un trastorno del sueño que implica impulsos incontrolables de dormir en momentos aleatorios. Aunque esté en medio de algo, aunque se esté divirtiendo y disfrutando, un paciente con narcolepsia experimenta una somnolencia diurna excesiva que puede hacerle perder el conocimiento o desmayarse en cualquier momento.
  2. La Apnea del Sueño es un trastorno del sueño que provoca pausas en la respiración durante el sueño. Estos intervalos sin respiración pueden durar lo suficiente como para que te despiertes y te des cuenta antes de volver a quedarte dormido. La apnea obstructiva del sueño también provoca ronquidos, que hacen que te falte el oxígeno que tu cuerpo necesita.
  3. El Insomnio es la incapacidad para conciliar el sueño o permanecer dormido por la noche, lo que provoca cansancio durante el día. Las personas con insomnio pueden tardar varias horas en conciliar el sueño; una vez que lo consiguen, pueden despertarse en mitad de la noche o temprano por la mañana. Además, cuando padecen insomnio, los pacientes experimentan dificultades para volver a dormirse cuando se despiertan durante las horas de sueño.
  4. El Sonambulismo es un Trastorno del Sueño que hace que la persona realice determinadas actividades mientras sigue dormida en la cama. Los sonámbulos, por ejemplo, pueden levantarse de la cama y deambular por la casa sin rumbo fijo. Pueden incluso murmurar algo incoherente o producir sonidos aleatorios que no tienen sentido.
  5. Los Terrores Nocturnos son una afección que suele darse en niños, pero que también puede afectar a adultos que sufren trastornos del sueño. Los terrores nocturnos suelen hacer que el paciente se siente en la cama, grite y agite los brazos con los ojos muy abiertos mientras no es consciente de lo que le rodea.
  6. El Trastorno de la Conducta del Sueno REM se produce cuando el paciente representa sus sueños dando patadas, puñetazos y gritos mientras duerme. Cuando se produce un trastorno del comportamiento durante el sueño REM, normalmente no se recuerda nada al día siguiente, aunque se duerma al lado de otra persona que lo haya experimentado.
  7. Los Trastornos del Ritmo Circadiano del Sueño son problemas que hacen que el reloj corporal interno se desajuste y provoque alteraciones en los horarios habituales de sueño y vigilia. Quienes padecen este tipo de trastorno del sueño pueden tumbarse y cerrar los ojos por la noche, pero no se sienten lo bastante cansados para conciliar el sueño.
  8. El Síndrome de las Piernas Inquietas es un trastorno que provoca el impulso de mover las piernas mientras se intenta dormir. Esto ocurre debido a las molestias en las piernas, lo que dificulta conciliar el sueño y permanecer dormido. 

‍Éstos son sólo algunos de los trastornos del sueño más frecuentes. Asegúrese de hablar con su médico sobre cualquiera de estos síntomas si los está experimentando para que se le pueda prestar la ayuda adecuada lo antes posible. Es necesario pedir ayuda si estos trastornos del sueño te impiden funcionar bien al día siguiente.

Hay momentos en los que el TDAH y el sueño pueden interponerse en tu camino e impedirte funcionar bien durante el día o darte problemas para prestar atención. Puedes intentar un enfoque diferente para manejar estos desafíos hablando con tu médico. También puedes pedir ayuda a un especialista del sueño para determinar si tienes algún trastorno del sueño que te cause estos problemas. Abordar estos problemas lo antes posible puede ayudarle a obtener la calidad de vida que se merece.

Preguntas:

‍¿Tener problemas de sueño es un síntoma de TDAH?

Si miras los signos y síntomas oficiales del TDAH, tener un problema de sueño NO está incluido. Sin embargo, eso no quiere decir que no estén relacionados. De hecho, los informes dicen que muchas personas con esta afección neurodivergente también sufren algún tipo de problema de sueño. Esto puede deberse a algunos de los rasgos, como tener pensamientos hiperactivos, ser más productivo por la noche y tener una sobrecarga sensorial.

¿Cuáles son algunos de los trastornos del sueño más comunes que puede experimentar una persona con TDAH?

Algunos de los trastornos del sueño más comunes son el insomnio, la apnea del sueño, el síndrome de las piernas inquietas y los trastornos del ritmo circadiano.

¿Cómo lidiar con los problemas del sueño cuando se tiene TDAH?

El paso más importante que hay que dar es consultar a un médico o a un especialista del sueño para determinar si realmente se está experimentando un trastorno del sueño. A partir de ahí, puedes buscar formas de tener un sueño de buena calidad cada noche.

Daily Life With ADHD

 


jueves, 7 de marzo de 2024

Trastornos Disociativos

Descripción general

Los trastornos disociativos son afecciones mentales que implican una pérdida de conexión entre pensamientos, recuerdos, sentimientos, entorno, comportamiento e identidad. Estas condiciones incluyen escapar de la realidad de formas que no son deseadas ni saludables. Esto causa problemas en el control de la vida cotidiana.

Los trastornos disociativos suelen surgir como reacción a acontecimientos impactantes, angustiosos o dolorosos y ayudan a alejar los recuerdos difíciles. Los síntomas dependen en parte del tipo de trastorno disociativo y pueden ir desde la pérdida de memoria hasta la desconexión de identidades. Las épocas de estrés pueden empeorar los síntomas durante un tiempo, haciéndolos más fáciles de ver.

El tratamiento para los trastornos disociativos puede incluir terapia de conversación, también llamada psicoterapia, y medicamentos. Tratar los trastornos disociativos puede ser difícil, pero muchas personas aprenden nuevas formas de afrontarlos y sus vidas mejoran.

¿Qué es el trastorno disociativo?

Como trastornos disociativos se entienden aquellas enfermedades mentales que suponen una desconexión entre pensamientos, recuerdos, entornos, acciones e identidad. Los pacientes con esta patología escapan de la realidad de forma involuntaria y peligrosa, por lo que les resulta difícil poder seguir con sus actividades cotidianas con normalidad.

Se reconocen tres tipos distintos de trastornos disociativos:

  1. Amnesia disociativa: el síntoma principal es la pérdida de memoria en un sentido grave y que no tiene su causa en una enfermedad en concreto. Los pacientes con este tipo de amnesia no recuerdan acontecimientos sobre ellos mismos, personas cercanas o periodos de tiempo relacionados con un momento traumático. Es un estado que aparece de forma repentina y puede durar minutos, horas, e incluso meses o años.
  2. Trastorno de identidad disociativo: inicialmente se conocía como trastorno de personalidad múltiple, puesto que el paciente siente la presencia de dos o más personas que hablan o viven en su cabeza y la poseen. Estas personas acostumbran a padecer también amnesia disociativa.
  3. Trastorno de despersonalización-desrealización: implica sentir desconexión con uno mismo, observar las propias acciones, sentimientos y pensamientos desde la distancia, como si de una película se tratase. También es posible que se perciban en la distancia o borrosas algunas personas o cosas, el tiempo puede transcurrir lenta o rápidamente y el mundo en general parece irreal. Los síntomas pueden durar solo unos instantes o ir y venir a lo largo de los años.

Pronóstico de la enfermedad

Los trastornos disociativos son patologías mentales que, en ocasiones, pueden poner en peligro la propia integridad física del paciente. Cada persona puede desarrollar el trastorno de distintas maneras, ya que según la causa este puede manifestarse con síntomas muy variados. El especialista en Psicología Clínica  o Psiquiatría evaluará el estado y procederá al tratamiento más efectivo, aunque es posible que el trastorno vuelva a aparecer al cabo de un tiempo.

Síntomas del trastorno disociativo

Los síntomas pueden variar según el tipo de trastorno que sufre el paciente, aunque los más comunes son:

  • Pérdida de memoria de ciertos periodos de tiempo, sucesos, personas e información personal.
  • Sensación de separación con uno mismo y con las propias emociones.
  • Percepción de distorsión de las personas y cosas del entorno.
  • Confusión de la identidad.
  • Estrés y problemas en las relaciones personales y en el ámbito laboral.
  • Incapacidad para afrontar situaciones de estrés emocional o profesional.
  • Problemas de salud mental como depresión, ansiedad y pensamientos y comportamientos suicidas.

*Los síntomas dependen del tipo de trastorno disociativo.

Pruebas médicas para el trastorno disociativo

Para el diagnóstico de un trastorno disociativo en primer lugar el especialista evalúa cuáles son los síntomas y descarta cualquier afección que pueda causarlos. También se realiza una exploración física, donde se analizan los antecedentes personales y se comprueba que el paciente no padezca también un trastorno físico como lesiones en la cabeza o enfermedades cerebrales.

Otra de las pruebas que se llevan a cabo es un examen psiquiátrico, donde el especialista pregunta al paciente sobre su salud mental y, si es preciso, también lo hará con los familiares.

Los síntomas pueden ser muy variados, por lo que es importante que el experto analice cada uno de ellos para entender cuáles pueden ser las causas del trastorno y qué tratamiento será el más efectivo para el paciente.

¿Cuáles son las causas del trastorno disociativo?

La causa principal de un trastorno disociativo puede ser la reacción a un trauma. En la mayoría de los casos suele darse en niños que han sido sometidos a maltrato emocional o físico y a abusos sexuales durante un largo periodo de tiempo, incluso haber vivido en un entorno doméstico aterrador. Por otra parte, el estrés de una guerra o una catástrofe natural también puede generar trastornos disociativos.

Los trastornos disociativos suelen comenzar como una forma de afrontar acontecimientos impactantes, angustiosos o dolorosos. Los trastornos se forman con mayor frecuencia en niños que sufren abusos físicos, sexuales o emocionales a largo plazo. Con menos frecuencia, los trastornos se forman en niños que han vivido en un hogar donde pasaron por momentos aterradores o nunca supieron qué esperar. El estrés de la guerra o las catástrofes naturales también pueden causar trastornos disociativos.

Cuando pasas por un acontecimiento que es demasiado para manejar emocionalmente, puedes sentir que estás saliendo de ti mismo y viendo el acontecimiento como si le estuviera sucediendo a otra persona. Escapar mentalmente de este modo puede ayudarte a superar un momento impactante, angustioso o doloroso.

Factores de riesgo

Tienes mayor riesgo de padecer un trastorno disociativo si has sufrido abusos físicos, sexuales o emocionales a largo plazo durante la infancia. Otros eventos impactantes, preocupantes o dolorosos también pueden ocasionar la aparición de trastornos disociativos. Pueden ser guerras, catástrofes naturales, secuestros, torturas, procedimientos médicos prolongados en los primeros años de vida u otros acontecimientos.

¿Se puede prevenir?

No es posible prevenir estos trastornos, puesto que se trata de una patología que aparece en motivo de un trauma o, simplemente, de repente sin saber cuál es su causa exacta. Los principales factores de riesgo son el maltrato, abusos sexuales, haber vivido una guerra, desastres naturales, torturas, etcétera. Es decir, periodos traumáticos.

Los niños que sufren abusos físicos, emocionales o sexuales corren un mayor riesgo de desarrollar afecciones mentales, como las disociativas. Si el estrés u otros problemas personales están afectando cómo tratas a tu hijo, busca ayuda.

Si tú o tu hijo sufrieron malos tratos u otro suceso impactante, angustioso o doloroso, acude inmediatamente a un médico u otro profesional de atención médica. Tu médico puede remitirte a un profesional de la salud mental que te ayude a ti o a tu hijo a recuperarse y a aprender las destrezas saludables para afrontar una situación difícil. O puedes ponerte en contacto directamente con los servicios de salud mental.

Tratamientos para el trastorno disociativo

La psicoterapia es el tratamiento principal para los trastornos disociativos. Se lleva a cabo mediante la conversación, hablando de los problemas del paciente y del trastorno. Siempre será el especialista en Psicología Clínica o Psiquiatría o ambos, quien decidan cuál es el método más efectivo para tratar al paciente, puesto que son patologías mentales.

Psicoterapia

La terapia conversacional, también llamada psicoterapia, es el principal tratamiento para los trastornos disociativos. Esta forma de terapia consiste en hablar sobre el trastorno y los problemas relacionados con él con un profesional de la salud mental. Busca un terapeuta con capacitación avanzada o experiencia con personas que han vivido traumas.

Tu terapeuta trabaja contigo para ayudarte a comprender la causa de tu enfermedad. También puede ayudarte a desarrollar nuevas formas de afrontar las situaciones estresantes. Con el tiempo, el terapeuta puede ayudarte a hablar más sobre los sucesos impactantes, angustiosos o dolorosos por los que has pasado. Por lo general, esto ocurre después de haber establecido una relación de confianza con el terapeuta y de haber adquirido las destrezas para mantener estas conversaciones con seguridad.

Medicamentos

Aunque no hay medicamentos que traten específicamente los trastornos disociativos, tu médico puede recetarte antidepresivos, ansiolíticos o antipsicóticos. Estos pueden ayudar con los síntomas de salud mental que forman parte de los trastornos disociativos. Siempre será bajo su consideración y prescripción.

Cuando debes consultar al médico

A veces, los síntomas del trastorno disociativo aparecen en una crisis con un comportamiento grave o impulsivo. Las personas con estos síntomas necesitan atención más urgente y en un departamento de emergencias de un hospital cuando la seguridad se convierte en una preocupación. Si tú o un ser querido presentan síntomas menos urgentes que pueden corresponder a un trastorno disociativo, ponte en contacto con tu médico u otro profesional de atención médica para obtener ayuda.

Pensamientos o conductas suicidas

Si tienes pensamientos de hacerte daño a ti mismo o a otra persona, llama inmediatamente al 911 o al número local de emergencias o acude a un departamento de emergencias.

Complicaciones

Padecer un trastorno disociativo aumenta el riesgo de complicaciones y de tener otras afecciones mentales. Estos pueden incluir:

  • Depresión y ansiedad.
  • Trastorno por estrés postraumático.
  • Trastornos del sueño, como pesadillas, insomnio y sonambulismo.
  • Síntomas físicos como aturdimiento o convulsiones que no se deben a la epilepsia.
  • Trastornos de alimentación.
  • Problemas con la función sexual.
  • Problemas con el uso de alcohol y drogas.
  • Trastornos de la personalidad.
  • Problemas importantes en las relaciones personales, en la escuela y en el trabajo.
  • Autolesiones o conductas de alto riesgo.
  • Pensamientos y comportamiento suicidas.


Top Doctors  / Mayo Clinic / Psic. Alexandro Aguirre Reyes

Masturbación: Beneficios y Mitos

La masturbación no sólo tiene beneficios físicos y psicológicos para el individuo, sino también cuando se practica en pareja. La mayor comunicación y conexión entre ambos miembros favorecerá relaciones sexuales más placenteras.

La masturbación es un tema tabú. Sí, todavía. Es cierto que la mayor educación sexual y los cambios socioculturales han logrado que muchas de las dudas que antes no se hacían por pudor o temores infundados se resuelvan hoy con naturalidad. Sin embargo, aún queda camino por avanzar en este ámbito. La masturbación se ha castigado duramente y se ha estigmatizado, viendo esta práctica como algo malo, como un vicio propio de personas desviadas, ya que se busca el placer en solitario sin ningún otro objetivo.

Sin embargo, lo cierto es que la autoestimulación de los órganos genitales conlleva numerosos beneficios, tanto físicos como psicológicos, y no sólo en la persona que la práctica, también cuando se realiza en pareja. En este sentido, la masturbación mejora la comunicación: Aumenta el autoconocimiento de nuestra sexualidad, por lo que a partir de la comunicación se puede explorar la sexualidad de cada uno y disfrutar de manera plena y satisfactoria de dichas relaciones sexuales. En otras palabras, se produce una mejora de las mismas al saber qué se quiere.

A su vez, la mayor comunicación favorece la intimidad o la conexión emocional entre ambos miembros de la pareja. Esto hace que se pueda incorporar más posturas y prácticas sexuales durante el encuentro, lo que fomentará el placer. Por otra parte, la masturbación reduce la presión asociada al rendimiento sexual de la pareja. Al incorporar la práctica autónoma, se reduciría la dependencia sexual respecto de nuestra pareja, liberando tensiones de rendimiento y aumentando el disfrute de las relaciones sexuales conjuntas.

Otro de los beneficios de la autoestimulación de los genitales es el aumento de la libido o el deseo sexual, lo que se refleja en una mayor frecuencia y calidad de las relaciones sexuales en pareja Además, la masturbación frecuente está vinculada a una mayor capacidad para lograr el orgasmo y la satisfacción sexual en las mujeres.

Todavía existe una gran influencia cultural machista donde los roles de género han sido limitados bajo un contexto patriarcal, de manera que los hombres han conseguido tener socialmente un mayor grado de libertad y menor cantidad de limitaciones respecto a su sexualidad que las mujeres. Esta situación, continúa, ha llegado hasta nuestros días: Podemos ver una aceptación cultural mucho más abierta de la masturbación masculina respecto a la femenina. Eso sí, reconoce que poco a poco se está produciendo “una normalización y aceptación de la sexualidad en todas las personas, independientemente del género e identidad sexual.

Beneficios físicos de la masturbación

Como se ha mencionado, la masturbación no sólo incluye beneficios psicológicos, sino también físicos. En este punto, señalo los siguientes:

  • Liberación de tensión y reducción del estrés y ansiedad.
  • Relajación muscular.
  • Mejora del autoconocimiento sobre su propia sexualidad, lo que resulta ser un proceso psicoeducativo. Esto redunda en una mayor calidad en la interacción sexual con la pareja, experimentando relaciones más plenas y satisfactorias.
  • Contribuye a elevar la lívido o deseo sexual.
  • Inducción del sueño, teniendo un efecto relajante debido a la liberación de estrógenos durante el acto sexual.
  • Fortalecimiento del sistema inmunológico, algo que ayuda a prevenir infecciones.
  • Aumento de la sensación de bienestar debido a la liberación de endorfinas, serotonina y dopamina. Esto produce un cambio sobre el humor y un incremento de la felicidad.

Mitos sobre la Masturbación 

Mejora la “potencia sexual”

Falso. Casi todo lo que dice que mejora la potencia sexual de los hombres es un mito, Para las personas crédulas, masturbarse a diario puede producir un aumento de confianza y un efecto placebo, pero poco más, ya que el concepto de potencia sexual no existe en literatura científica o en el ámbito de los profesionales sanitarios.

Si con el término potencia sexual nos referimos a estar adecuadamente preparados y sanos para nuestra vida sexual, la masturbación sí ayudará, ya que, tanto en hombres como en mujeres, fortalece el suelo pélvico, lo que repercute en la salud general de ambos.

Además, en el caso de los hombres, previene la disfunción eréctil y en el de las mujeres, la incontinencia urinaria, por lo que ayuda a mejorar la calidad de vida en todos los aspectos.

La masturbación ayuda a que tanto hombres como mujeres se encuentren mejor y que tengan un conocimiento más amplio de su cuerpo.

Tiene repercusiones en la piel

Verdadero. Masturbarse sí tiene repercusiones en la piel, pero positivas. Cuando nos masturbamos nuestro cuerpo se relaja, los vasos sanguíneos se dilatan y, por lo tanto, el riego sanguíneo aumenta, mejorando la piel y su oxigenación.

Cuando practicamos sexo, en compañía o en solitario, segregamos endorfinas y oxitocina lo que mejora el estado de ánimo y el aspecto físico y psíquico.

Masturbarse puede disminuir el placer sexual con la pareja

La forma de masturbarse influye en la respuesta eyaculatoria y orgásmica y en la sensibilidad de la persona que lo practica. Cuando lo hacemos nuestro cuerpo está más sensible y receptivo”, muchos hombres, tras haber tenido una eyaculación, están más sensitivos en la zona del glande y necesitan un tiempo para volver a ser tocados.

En el caso de las mujeres, continúa, tras el orgasmo, necesitan el mismo tiempo para no tocar el clítoris porque tanta excitación les genera una sensibilidad que puede llegar a ser molesta si se sigue estimulando dicha zona.

Sobre si mejora o no las relaciones en pareja, en el caso de la mujer, masturbarse puede ser clave a la hora de tener dificultades para alcanzar el orgasmo con la pareja”. Aquellas mujeres que utilizan a menudo vibradores con frecuencias altas de estimulación tendrán muchas dificultades para alcanzar el orgasmo durante la penetración, a pesar de que se rocen con mucha intensidad con sus parejas.

Aquellas mujeres que se masturban con las manos de forma directa van a tener más dificultad que las que lo hacen rozándose contra alguna superficie a la hora de alcanzar el orgasmo durante el coito.

Esta mayor sensibilidad en la zona puede parecer negativa para las relaciones sexuales en pareja, pero no lo es tanto. La masturbación permite conocer mejor nuestro cuerpo y saber dónde tocar para provocar más placer y eso ayuda a mejorar y potenciar las relaciones sexuales.

Cuanto más lo hagas más ganas tendrás de seguir haciéndolo

La masturbación es como el deporte. Cuanto más lo haces, más ganas tienes de seguir haciéndolo, es clave tener una rutina sexual a solas o con nuestra pareja para tener una mejor salud física y mental.

La masturbación es una actividad que debería mantenerse activa a lo largo de todo el ciclo vital, independientemente de que tengamos pareja o no. Dejar de hacerlo implica una conducta sexual clave para la salud sexual.

Esto no quiere decir que masturbarse a todas horas sea bueno y sano. La virtud está en el punto medio ya que hacerlo compulsivamente puede ser tan problemático como no hacerlo. Si la masturbación termina siendo compulsiva será necesario analizar si hay un problema de fondo que hay que abordar.

Los orgasmos son mejores

Los orgasmos con la masturbación no son ni mejores ni peores, sino diferentes. Todo dependerá del momento, la situación, la confianza y la comunicación que tengamos con la pareja o con nosotros mismos.

La principal diferencia es que en la masturbación la fantasía y la estimulación están totalmente controlados por nosotros mismos y eso nos asegura buenas experiencias, aunque el sexo con otra persona puede llegar a producir dosis de placer indescriptibles y orgasmos muy intensos, son dos formas diferentes de ver y entender el sexo.

Ayuda a la relajación

La masturbación ayuda a la relajación y mejora el estado de ánimo. La respuesta neuroquímica asociada a un orgasmo provoca efectos muy similares a un ansiolítico y un antidepresivo.

Cuando la masturbación es satisfactoria nuestro cerebro libera sustancias neuroquímicas como la serotonina y la oxitocina, que están relacionadas con sentimientos de relajación y felicidad, y la dopamina, también conocido como el neurotransmisor del placer.

Reduce las infecciones del tracto urinario

Todos los expertos coinciden en que no hay evidencia científica que señale que la masturbación reduce las infecciones urinarias. Lo que sí es cierto es que, en el caso de la mujer, con la masturbación las paredes vaginales se mueven y se expulsan fluidos y mucosidades. Además, el cuello del útero se abre y se moviliza. Todo ello puede ayudar a prevenir y eliminar bacterias que se pueden alojar en la zona y que pueden provocar infecciones.

Una adecuada y continua expulsión del semen a través de las vías y conductos también hace que no se acumulen bacterias.

Reduce el dolor menstrual

Aunque los orgasmos pueden tener un efecto analgésico, la realidad es que las mujeres con dolor menstrual medio o intenso suelen referir un aumento de dichas molestias ante la estimulación de la zona genital y erógenas durante la masturbación.

El efecto analgésico de la oxitocina y la serotonina ayudan a afrontar los dolores menstruales. Es más, en muchas mujeres aumenta el deseo sexual en esta fase del ciclo.

Reduce el riesgo de cáncer de próstata

Este beneficio es, tal vez, el más importante de todos los que tiene la masturbación para los hombres. Recientes revisiones científicas publicadas en los últimos años señalan que eyacular entre 2 y 4 veces a la semana está relacionado con un menor riesgo de sufrir cáncer de próstata. Estimularse la próstata con masajes específicos para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Perfeccionismo

Ser una persona perfeccionista conlleva muchos inconvenientes. Este rasgo está muy relacionado con altos niveles de ansiedad y falta de confianza y seguridad.

El ritmo de vida actual demanda cada vez más prisa, más eficacia y más resultados. La rutina se convierte en una carrera de fondo donde conjugar velocidad y aciertos es cada vez más complicado. Falta tiempo para todo y la perfección parece convertirse en una meta a la que debemos llegar, cueste lo que cueste. Sin embargo y aunque suene a paradoja, la perfección no siempre es perfecta, pues en muchas ocasiones y en contra de lo que se pueda pensar, conlleva muchos más inconvenientes que ventajas para nuestra salud física y mental.

Las personas perfeccionistas suelen ser rígidas en su pensamiento, muy críticas consigo mismas, disciplinarias e incansables en la consecución de metas personales. Pero además de esto, tienen otros dos factores muy relevantes que pueden acarrear algunos problemas: la ansiedad y el sufrimiento.

"Una persona perfeccionista es aquella que en todo momento está sufriendo y fomenta su inseguridad, ya que quiere llegar a una perfección tal que, o cree que la consigue o no dará por terminada la acción que realiza. Lo normal es que pierda tanto tiempo en realizar acciones cotidianas que tenga que descuidar su vida personal", y según casos reales de la consulta de este profesional, una persona lleva estudiando una oposición 12 horas diarias y finalmente, no se presenta el día de la prueba porque piensa que no ha repasado lo suficiente, cuando en realidad lleva meses haciéndolo.

El perfeccionismo está muy relacionado con una falta de confianza y seguridad. Por lo que, en extremo, suele dar lugar a comportamientos demasiados rígidos o controladores. "Sienten una gran presión que les produce mucho sufrimiento: nunca están conformes con el resultado de sus acciones y rechazan cualquier error o imperfección, relacionándolo con una falta de valía personal". Y ese es realmente, el verdadero problema: "Tanto aciertos como fallos, no siempre son valorados desde la objetividad, sino desde el fracaso personal".

Las personas que tienen este rasgo de personalidad suelen tener por regla general, altos niveles de ansiedad que sumado al factor de inseguridad mencionado anteriormente, "les llevan a un sufrimiento tan elevado, que pueden tener crisis de ansiedad, cansancio excesivo o incluso una falta de motivación".

Así lo confirma también un estudio elaborado por la Universidad de Brock, en Ontario. Después de examinar la relación entre perfeccionismo y salud física de 492 personas, de entre 24 y 35 años de edad, los resultados concluyeron lo siguiente: las personas perfeccionistas son más propensas a sentirse mal, y a quejarse de falta de sueño, dolor y fatigas que aquellas que no lo son. Además de que son personas que temen mucho un fracaso.

No obstante, las conductas perfeccionistas están relacionadas con muchas alteraciones, "dependiendo de la historia personal del sujeto y de sus rasgos de personalidad". De este modo, es frecuente que puedan somatizar con síntomas físicos como problemas digestivos, intestinales, cefaleas tensionales, jaquecas, dermatitis, etc. Y a nivel emocional, estos comportamientos pueden generar tensión y ansiedad, sobre todo en personas inseguras en las que el temor al rechazo les hace actuar en función de cómo creen que les gustaría a los demás y no de como realmente son. De forma que "cuando no consiguen esa aceptación que les gustaría, pueden sentir mucha insatisfacción y frustración, pudiendo desembocar en estados depresivos".

Este rasgo de personalidad no está considerado en los manuales diagnóstico como una patología como tal, por tanto, no hay estadísticas exactas. Pero si la persona no trata de solucionar este comportamiento, podría llegar a sufrir un trastorno obsesivo compulsivo o un trastorno anacástico de la personalidad. En este caso, la estadística nos marca una prevalencia aproximada del 2.3% de la población. "Las personas demasiado perfeccionistas podrían llegar a tener el temido trastorno obsesivo-compulsivo, que les marcará cada vez más apartados de su vida y tendrán que ir a un facultativo para poder disminuir los síntomas de ansiedad y malestar".

Normalmente una persona perfeccionista lo empieza a ser desde niño. Suelen empezar en la fase de estudiantes e ir ampliando esta característica a otras facetas de su vida. No tiene por qué ser perfeccionista en todas las áreas, pero lo normal en que si lo es una se extienda también a las demás.

Una persona muy perfeccionista tendrá la virtud de repasar muchas veces su trabajo, pero esto supone un contra: perderá mucho tiempo en estas revisiones y será lento en la ejecución. Emplea normalmente, mucho más tiempo que sus compañeros en realizar ciertos trabajos y esto conlleva a ese temido sufrimiento. La parte positiva de esta conducta es que su trabajo será impecable, puesto que lo han revisado varias veces antes de entregarlo.

El perfeccionista es una persona que ama con la misma intensidad que es capaz de criticar su realidad, por lo que es constante, afectuosa de manera intensa y leal. Pero lo negativo de esta conducta es inversamente proporcional: suele ser la persona más odiada y la primera prescindible en grupos sociales.

Suelen ser exigente con el otro, autocrítico y rígido de pensamiento y comprensión de la vida. Es apasionado y gran compañero, amante y amigo donde lo da todo por el otro porque la relación también es algo en lo que no puede fallar. En cuanto a la amistad, (como relación emocional y sentimental) es exactamente igual de perfecto. "El pro sería su autenticidad e intensidad y el contra la dificultad en sus relaciones".

En las relaciones de pareja, pueden buscar lo que desearían ser, como por ejemplo una persona no tan perfeccionista que a su vez es mucho más natural en su manera de ser, con índices bajos de ansiedad, elevada autoestima y seguridad en sí misma. Entonces, ¿valoramos la imperfección en otro?

"No es que valoremos más la imperfección, es que es más fácil que nos sintamos reflejados en ella, permitiéndonos a la vez identificarnos con los demás y aceptarnos mejor a nosotros mismos, lo que contribuye a mejorar nuestro equilibrio emocional haciéndonos más libres".

Lo importante, como todo en la vida es buscar el punto medio. Tener ambición de ser perfectos en la vida es bueno, "siempre y cuando no afecta a nuestro equilibrio emocional y bienestar personal", sostiene esta profesional. Y es que no todo es blanco o negro en la vida: "El perfeccionismo como cualidad humana puede ser bueno, pero siempre y cuando sepamos controlar desde la emotividad.

El Mundo

Cómo superar el perfeccionismo

No existe una intervención específica para el perfeccionismo desadaptativo, ya que no se encuentra categorizado como un trastorno mental. Sin embargo, sí es posible realizar un tratamiento del perfeccionismo orientado a trabajar aquellos componentes o elementos del perfeccionismo que resultan disfuncionales. Este tratamiento suele abordar los pensamientos y las conductas relacionadas con el perfeccionismo, así como el desarrollo de la autocompasión en relación a los errores y fracasos. En el siguiente artículo encontrarás qué es la autocompasión y cómo aplicarla.

Por un lado, la intervención se centra en que la persona sea capaz de identificar aquellos pensamientos o distorsiones de pensamiento que se encuentran en la base del perfeccionismo. Algunas de estas distorsiones cognitivas son el pensamiento catastrófico (por ejemplo “si me equivoco al hablar se reirán de mí y nunca querrán relacionarse conmigo”) o el pensamiento dicotómico o todo o nada (“he tenido un fallo en el trabajo, he fracasado por completo”). Después de esta identificación se intenta que la persona sea capaz de reemplazar estos pensamientos por otros más realistas y útiles, enfatizando la utilidad de estos nuevos pensamientos.

Por otro lado, se busca que la persona sea capaz de tomar perspectiva y percibirse y juzgarse a sí misma desde el exterior y no desde los estándares propios. Se realizan ejercicios orientados al desarrollo de la autocompasión en los que la persona con perfeccionismo se hable a sí misma y se juzgue como lo haría con una amistad, desarrollando una mayor flexibilidad y comprensión por sí misma.

Finalmente, se puede hacer uso de la técnica de exposición ante las situaciones temidas por la persona para reducir este miedo y ansiedad de manera progresiva. En estas exposiciones la persona realiza pequeños errores a propósito y de manera gradual, para enfrentarse al miedo de ser imperfecto. Gradualmente, se espera que el malestar ante la imperfección disminuya y se sientan cómodas ante un nivel mayor de tolerancia al error. Es recomendable realizar ejercicios de relajación y respiración para ayudar a bajar los niveles de ansiedad. También con esta exposición se ponen a prueba los pensamientos catastróficos que poseen las personas perfeccionistas, porque ven que las consecuencias nefastas que anticipaban no llegan a hacerse realidad.

Psicología On Line


martes, 27 de febrero de 2024

Ansiedad Perinatal

 “Un 40-45% de mujeres embarazadas presenta sintomatología ansiosa elevada”


La ansiedad perinatal es una circunstancia que afecta a más mujeres de lo que parece. La maternidad significa un cambio muy importante en la vida de la mujer. Un cambio que no se puede controlar. Hoy hablamos de como la ansiedad se puede volver patológica y tener consecuencias negativas a todos los niveles.

La ansiedad es una reacción normal al estrés por enfrentarnos a una situación difícil, novedosa. Así que la ansiedad en el embarazo entraría dentro de lo normal porque es una situación nueva y difícil que genera cierta inquietud o tensión.

ansiedad perinatal más patológica es aquella que se siente de una forma más intensa y que dificulta el embarazo, es decir, el proceso psicológico y social de la embarazada o de la madre reciente. Estas preocupaciones o miedos, que en un principio pueden ser normales, son preocupantes cuando dificultan la vida de la mujer, hacen que restrinja salidas, la paraliza, le afecta a la tensión y puede afectar incluso al feto.

Estas preocupaciones o miedos, que en un principio pueden ser normales, son preocupantes cuando dificultan la vida de la mujer, hacen que restrinja salidas, la paraliza, le afecta a la tensión y puede afectar incluso al feto.

Diversos estudios que hablan de la salud mental de las mujeres en época perinatal y dan unas cifras de en torno a un 40-45% de de mujeres con una sintomatología ansiosa elevada. Dentro de la ansiedad clínica se puede hablar de diferentes tipos de trastornos. Desde la ansiedad generalizada a trastornos obsesivos compulsivos o trastornos de estrés post-traumático.

De todos ellos, el que más prevalencia tiene es el trastorno de ansiedad generalizada. Las cifras rondan el 8-8,5%. El trastorno obsesivo compulsivo está en torno al 2%, según diferentes estudios. Así que no hablamos de algo inocuo o sin importancia. Es algo que afecta con gran impacto en las mujeres en etapa perinatal.

Si nos atenemos a la definición de ansiedad como una respuesta del organismo ante una situación de estrés o novedosa, la mayoría de mujeres con otros hijos/as ya saben de qué va tener un bebé, qué se puede esperar. En esos casos, es probable que si la ansiedad ha sido muy intensa en el primer embarazo, seguramente habrá buscado solución, ayuda (aunque sea farmacológica) y eso la permita encarar con más seguridad los embarazos posteriores. Por lo general, suele haber una dificultad en el manejo de la ansiedad previo a la gestación. Con el embarazo y la transición a la maternidad se ve agudizada esa sensación por la falta de control sobre todo lo que tiene que ver con la gestación y la primera crianza. Suelen ser personas que, antes de enfrentarse a la maternidad, ya tiene elementos de hipervigilancia, miedos y dificultades para afrontar cualquier novedad. Obviamente los cambios hormonales también influyen. A nivel social, hay factores implicados: si hay falta de apoyo, si hay poca implicación por parte de la pareja, si es un embarazo de riesgo o con dificultades, la hipertensión previa… Cualquier elemento que provoque inseguridad y falta de control aumenta la ansiedad perinatal. Por otro lado, incluye las experiencias personales, como una pérdida reciente o la muerte de un familiar cercano. Si se prevé un parto múltiple o se ha producido uno traumático. La ansiedad se ve influenciada por otros factores como el temperamento, la fisiología del proceso que se vive, los cambios hormonales y todos los acontecimientos de su entorno.

El exceso de ansiedad provoca la secreción de diversas hormonas, desde la adrenalina, catecolamina y otras. Estas pueden influir en el aporte de oxígeno o nutrientes al feto. Algunas de las consecuencias pueden ser preeclampsia, hipertensión, bajo peso, desarrollo más lento y diversas variaciones en el crecimiento y alteraciones en el desarrollo de un futuro bebé.

Y en la madre se puede dar un bucle, una especie de efecto rebote. “Como estoy más nerviosa, pienso que le va a afectar más al bebé, y me pongo más nerviosa aún”. Y se entra en un bucle que se retroalimenta a sí mismo, afectando a la autoestima de la mujer que se siente que no vale suficiente, que no puede ser madre… En definitiva, afecta a su propia visión como mujer y madre. Por la propia naturaleza de la ansiedad, que focaliza la atención en problemas, preocupaciones y miedos; esa hipervigilancia es de por sí agotadora. Así que puede desencadenar cansancio, somnolencia, temblores, taquicardia, problemas para conciliar el sueño, respiración acelerada… En algunos casos, puede llevar a una mujer a recurrir a otras maneras de calmar esa ansiedad que sean negativas. Puede recurrir a consumir sustancias que puede pensar que no son dañina para el feto, pero sí lo son (infusiones, alcohol o incluso drogas).

Esa ansiedad perinatal también puede ir acompañada de sintomatología depresiva que la lleve a no confiar en sí misma y provoque pensamientos negativos sobre su valía. Las consecuencias en el bebé se suelen atribuir al efecto neurotóxico del cortisol materno, que es una de las hormonas implicadas en el estrés. Esta hormona es capaz de penetrar la placenta. Hay estudios que refieren cambios epigenéticos provocados por el cortisol. Puede provocar prematuridad y se ha visto que una ansiedad perinatal aumenta la probabilidad de parto prematuro e incluso se habla de malformaciones congénitas relacionadas con situaciones vitales estresantes de la madre en el embarazo. Por ejemplo, se ha visto que el riesgo de que el bebé tenga labio leporino es ocho veces mayor en mujeres con ansiedad en el embarazo.

Los síntomas de la ansiedad perinatal pueden variar de una mujer a otra. Para poderlo detectar se necesitan profesionales que se relacionen con estas mujeres en el momento perinatal, que estén entrenados en identificar los posibles síntomas. Y que pregunten no solo por el desarrollo fisiológico, sino también por la salud mental de la mujer.

Esos síntomas a preguntar y a tener en cuenta por la propia mujer son diversos. Van desde un agotamiento extremo (más allá de lo atribuible a un embarazo), temor paralizante, tristeza o llanto excesivo, incapacidad de reír o disfrutar, sentimientos de desesperanza o impotencia, cambios en el estado de ánimo, palpitaciones. Y a nivel mental, frecuencia de pensamientos obsesivos sobre que va a ir mal o que si hace cualquier actividad va a dañar al bebé. Y cierta dificultad a la hora de manejar el miedo al parto.

El embarazo, el parto y la crianza de por sí son asuntos impactantes en la vida de una mujer. Y solo por eso habría que tenerlo en cuenta y hacer que esa transición fuera lo más llevadero posible para la mujer; ayudándola y acompañándola en todo. Es un momento de gran vulnerabilidad para ella porque supone someterse a un cambio corporal, fisiológico, psicológico importante. Si una mujer ya ha tenido problemas de ansiedad antes, es importante que el entorno esté pendiente y la ayude a manejar estos momentos calmándola. Pero no de una forma simple, en plan “no te ponga nerviosa” porque eso puede provocar un efecto rebote.

Hay que calmarla en el sentido de no añadir más estrés ni más preocupaciones a las ya propias de la gestación. Y no compararla con otras madres o mujeres. Siempre podemos animarla a buscar ayuda profesional en lugar de minimizar sus miedos o infantilizarla. Porque el miedo que ella siente es real. Las preocupaciones que tiene son reales para ella y de nada o de poco le va a servir que le digamos frases o lugares comunes de que “todo va ir bien”, que “no va a pasar nada” o el “no seas tonta”. Es mejor acompañarla diciéndole “siento tu miedo”, “veo que estás desbordada”, “me gustaría ayudarte, darte el teléfono de un profesional”, “no tienes por qué pasar esto sola”. En esa línea es en la que hay que ayudarle.

El tratamiento iría enfocado a reducir los factores de estrés, como cualquier otro trastorno de ansiedad. Es necesario aprender a identificar y tratar a tiempo cualquier síntoma que pueda aparecer por la ansiedad perinatal. Se suele usar la psicoterapia, sobre todo enfocada a la relajación, y el tratamiento cognitivo conductual, con el objetivo de reestructurar los pensamientos muchas veces catastrofistas que la acompañan e ir exponiéndola poco a poco a las circunstancias estresantes. Es importante que sepa que no es algo que le pasa solo a ella; sino que ese pensamiento, que esos temores y sensaciones los tienen otras muchas mujeres y que lo logran resolver. Que no es que haya algo raro o malo en ella, sino que hay circunstancias que lo han desencadenado. Como todo problema, cuanto antes se detecte, antes se puede poner tratamiento y vías de solución. Y la ansiedad perinatal no es ajena a este precepto. Cuanto antes se pueda tratar, antes se podrá encarar con más calma, más tranquilidad y más fortaleza el parto que es el momento que genera más incertidumbre. Trabajarlo previamente ayuda a enfrentar ese momento y el posparto con más seguridad y flexibilidad.

Es importante que la salud mental de la madre y la gestante se tenga en cuenta también en los controles perinatales. Que se indague por el malestar psicológico y emocional que puede estar sufriendo una madre. Desafortunadamente, no todos los profesionales relacionados con el entorno perinatal son sensibles a todo esto. No se suelen incluir preguntas sobre el malestar emocional de la madre. Eso dificulta en gran manera la detección precoz y el tratamiento más adecuado para todo esto. Por eso aprovecho desde aquí para concienciar un poco a los profesionales de la salud a que se interesen por las madres. Que no paren de preguntar sobre cómo se sienten, cómo están, qué preocupaciones tienen, etc. Estoy convencida de que eso apoyaría muchísimo a las madres y sus hijos.

 

Autor/a Carmen Márquez

lunes, 26 de febrero de 2024

Depresión Perinatal

La depresión perinatal es aquella que ocurre durante o después del embarazo y sus síntomas pueden ir desde leves hasta graves. En casos excepcionales, los síntomas son suficientemente graves para poner en peligro la salud de la madre y del bebé. La depresión perinatal se puede tratar. Aquí se describe sus indicios y síntomas, así como la forma en que usted o un ser querido pueden obtener ayuda.

¿Qué es la depresión perinatal?

La depresión perinatal es un trastorno del estado de ánimo que puede afectar a las mujeres durante el embarazo y después del parto. La palabra "perinatal" se refiere al tiempo antes y después del nacimiento de un bebé. La depresión perinatal incluye aquella que comienza durante el embarazo (llamada depresión prenatal) y la que comienza después del nacimiento del bebé (llamada depresión posparto). Las madres con depresión perinatal experimentan sentimientos de extrema tristeza, ansiedad y fatiga que pueden dificultar que realicen sus tareas diarias, incluidos el autocuidado o el cuidado de los demás.

¿Qué causa la depresión perinatal?

La depresión perinatal es una enfermedad médica real y puede afectar a cualquier madre, independientemente de su edad, raza, ingresos, cultura o educación. Las mujeres no tienen la culpa de tener depresión perinatal. No es el resultado de algo que hayan hecho o no. No hay una sola causa para la depresión perinatal; más bien, las investigaciones sugieren que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. El estrés de la vida (por ejemplo, las demandas laborales o experiencias traumáticas anteriores), las exigencias físicas y emocionales de tener hijos y de cuidar a un nuevo bebé, y los cambios hormonales que ocurren durante y después del embarazo pueden contribuir a la depresión perinatal. Además, las mujeres presentan un mayor riesgo de desarrollar depresión perinatal si tienen antecedentes personales o familiares de depresión o trastorno bipolar, o si han tenido depresión perinatal en un embarazo anterior.

Psicosis posparto

La psicosis posparto es una enfermedad mental grave que ocurre después de dar a luz. Se considera que es una emergencia médica y es importante buscar ayuda de inmediato llamando al 911 o dirigiéndose a la sala de emergencias más cercana. Las mujeres que tienen psicosis posparto pueden tener delirios (creencias o pensamientos que no son ciertos), alucinaciones (ver, oír u oler cosas que no están allí), manía (un estado de ánimo elevado y eufórico en el que a menudo las personas parecen no estar en contacto con la realidad), paranoia y confusión. Las mujeres que tienen psicosis posparto también pueden estar en riesgo de hacerse daño a sí mismas o a sus hijos y deben recibir ayuda lo antes posible. La recuperación es posible con ayuda profesional.

Indicios y síntomas

Algunas mujeres pueden experimentar unos pocos síntomas de depresión perinatal mientras que otras pueden tener varios. Algunos de los síntomas más frecuentes de la depresión perinatal incluyen:

  •  estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" persistente;
  • irritabilidad;
  • sentimientos de culpa, nulidad, falta de esperanza o impotencia;
  • pérdida de interés o de placer en pasatiempos y actividades;
  • fatiga o disminución anormal de energía;
  • sentirse inquieto o tener problemas para quedarse quieto,
  • dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones;
  • dificultad para dormir (incluso cuando el bebé está durmiendo), despertarse temprano en la mañana o dormir demasiado;
  • apetito anormal, cambios de peso o ambos;
  • molestias o dolores corporales, dolores de cabeza, calambres o problemas digestivos sin una causa física clara o que no se alivian aun con el tratamiento;
  • problemas para crear un vínculo emocional con el nuevo bebé;
  • dudas constantes sobre su capacidad de cuidar al nuevo bebé;
  • pensamientos sobre la muerte, el suicidio, o hacerse daño a sí misma o al bebé.

Solo un médico u otro proveedor de atención médica puede ayudar a una mujer a determinar si los síntomas que siente se deben a la depresión perinatal o a otra cosa. Es importante que las mujeres que tengan cualquiera de estos síntomas acudan a un proveedor de atención médica.

Si usted conoce a alguien que está pasando por una crisis:

  • Llame al 911 en una emergencia.
  • Llame a Lifeline, la línea directa gratuita de la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 1-888-628-9454, disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Todas las llamadas son confidenciales. Si habla inglés, también puede visite el sitio web en inglés de la Línea Nacional de Prevención del Suicidio .
  • Comuníquese con la línea de crisis para mensajes de texto, disponible las 24 horas al día, los 7 días a la semana. Envíe un mensaje de texto que diga HELLO al 741741.

Tratamiento

Es importante tratar la depresión perinatal tanto para la salud de la madre como la del bebé, ya que esta puede tener efectos graves en la salud de ambos. Con el tratamiento adecuado, la mayoría de las mujeres se sienten mejor y sus síntomas mejoran.

A menudo, el tratamiento para la depresión perinatal incluye psicoterapia, medicamentos o una combinación de ambos. Si estos tratamientos no reducen los síntomas, las terapias de estimulación cerebral, como la terapia electroconvulsiva, son una opción que puede explorarse. Obtenga más información sobre estas terapias en el sitio web en inglés sobre terapias de estimulación cerebral del Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés). Un médico u otro proveedor de atención médica puede ayudar a las mujeres a elegir el mejor tratamiento en función de sus síntomas.

Psicoterapia

Hay varios tipos de psicoterapia (a veces llamada "terapia de diálogo" o "consejería") que pueden ayudar a las mujeres con depresión perinatal. Dos ejemplos de enfoques basados en evidencia que se han utilizado para tratar la depresión perinatal incluyen la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal.

Terapia cognitivo-conductual

La terapia cognitivo-conductual es un tipo de psicoterapia que puede ayudar a las personas con depresión y ansiedad, pues les enseña diferentes formas de pensar, comportarse y reaccionar ante distintas situaciones. Las personas aprenden a desafiar y cambiar patrones inútiles de pensamiento y comportamiento como una forma de mejorar sus emociones y sentimientos de depresión y ansiedad. Este tipo de terapia se puede realizar individualmente o con un grupo de personas con inquietudes similares.

Terapia interpersonal

La terapia interpersonal es una terapia basada en evidencia que se ha utilizado para tratar la depresión, incluida la depresión perinatal. Se basa en la idea de que los acontecimientos interpersonales y de la vida inciden en el estado de ánimo y viceversa. La meta de la terapia interpersonal es ayudar a mejorar las habilidades de comunicación dentro de las relaciones, establecer redes de apoyo social y desarrollar expectativas realistas que les permitan lidiar con la crisis u otros problemas que pueden estar contribuyendo a su depresión.

Para obtener información sobre cómo identificar a un profesional de salud mental y las preguntas que debe hacer al considerar la terapia, visite el sitio web de psicoterapias en inglés del NIMH.

Medicamentos

Por lo general, se trata a las mujeres con depresión perinatal con un tipo de medicamentos llamados antidepresivos. Estos pueden ayudar a mejorar la forma en que el cerebro usa ciertas sustancias químicas que controlan el estado de ánimo o el estrés. Las mujeres embarazadas o que están lactando deben notificar a su médico antes de comenzar a tomar antidepresivos para que pueda tomar medidas para minimizar la exposición del bebé al medicamento durante el embarazo o la lactancia. El riesgo de que aparezcan defectos de nacimiento y otros problemas para los bebés cuyas madres toman antidepresivos durante el embarazo es muy bajo. Sin embargo, es importante que las mujeres conversen con su médico para comparar los riesgos y los beneficios del tratamiento y encontrar la mejor solución para su situación. Es posible que se deba intentar con varios medicamentos diferentes antes de encontrar el que mejor reduzca sus síntomas y tenga efectos secundarios controlables.

Los antidepresivos requieren de tiempo para funcionar, generalmente entre 6 y 8 semanas, y a menudo mejoran síntomas como el sueño, el apetito y los problemas de concentración antes de que mejore el estado de ánimo. Es importante dar una oportunidad a los medicamentos para que funcionen antes de decidir que no sirven.

No deje de tomar los antidepresivos sin la ayuda de un médico u otro proveedor de atención médica. A veces, las personas que los toman se sienten mejor, por lo que dejan de hacerlo por su cuenta y la depresión surge nuevamente. La suspensión abrupta de los medicamentos puede causar síntomas de abstinencia. Cuando una mujer y su proveedor de atención médica deciden que ha llegado el momento de suspender el medicamento, este le ayudará a disminuir la dosis de manera paulatina y segura. Para consultar la información más reciente sobre los antidepresivos, hable con un proveedor de atención médica y visite este sitio web de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) sobre el uso de medicamentos durante y después del embarazo .

Tenga en cuenta que en algunos casos, los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes menores de 25 años pueden experimentar un aumento en los pensamientos o comportamientos suicidas cuando toman antidepresivos, especialmente durante las primeras semanas después de iniciarlos o cuando se les cambia la dosis. Los pacientes de todas las edades que toman antidepresivos deben ser vigilados de cerca, especialmente durante las primeras semanas de tratamiento.

Después de dar a luz, muchas mujeres presentan una menor concentración de ciertas hormonas, lo que puede originar sentimientos de depresión. La FDA ha aprobado un medicamento, llamado brexanolona, específicamente para tratar la depresión posparto grave.  Este medicamento, que se administra en un hospital, alivia la depresión al restaurar las concentraciones de estas hormonas.

Los investigadores continúan estudiando opciones de tratamiento para la depresión perinatal. Un proveedor de atención médica puede explicar las diferentes opciones de tratamiento y ayudar a elegir el más adecuado para cada mujer.

¿Cómo pueden ayudar la familia y los amigos?

Es importante comprender que la depresión es un problema médico que afecta a la madre, el niño y la familia. Los cónyuges, las parejas, los familiares y los amigos pueden ser los primeros en reconocer los síntomas de la depresión perinatal en una nueva madre. El tratamiento es fundamental para la recuperación. Los familiares pueden alentar a la madre a hablar con un proveedor de atención médica, ofrecerle apoyo emocional y ayudarle con las tareas diarias, como el cuidado del bebé o del hogar.

Instituto Nacional de la Salud Mental