lunes, 21 de enero de 2019

Estrés ¿Cómo se puede tratar? Sugerencias para su Control.

El estrés puede ser descrito como una situación de sobrecarga o de presión que afecta a una persona y que depende  tanto de las demandas de la situación, como de los recursos de la persona para afrontarla.
Así, se trata de un sentimiento de tensión física o emocional que se produce de manera automática y natural ante situaciones o pensamientos que nos resultan amenazadores, frustrantes o desafiantes.

Un nivel moderado de estrés es normal, ya que el ser humano debe ser capaz de adaptarse a múltiples situaciones. Por ejemplo, frente a una situación peligrosa, es positivo que la persona se ponga en alerta, para poder reaccionar de manera adecuada. Sin embargo, durante este proceso de adaptación, puede ocurrir que la persona no disponga de suficientes recursos para resolver el desafío al que se enfrenta, y la situación le supere, generando niveles de estrés excesivamente altos que pueden desembocar en distintos síntomas o consecuencias perjudiciales.

¿Cómo se puede tratar el estrés?
Es posible manejar de una manera adecuada el estrés para reducir y mitigar su impacto sobre nuestra  salud. ¿Cómo? Por un lado, actuando sobre su causa, y por otro, aumentando nuestra resistencia ante él, mediante herramientas que nos ayuden a aceptar esas circunstancias y mejorar nuestra conducta ante ellas, y con la incorporación de hábitos de vida saludables.

1. Tratamiento psicológico, que se puede abordar desde el punto de vista corporal, cognitivo y del comportamiento:
  • Técnicas corporales para la reducción de la actividad fisiológica: es posible aprender a reducir la sobre activación del organismo mediante el control de las propias reacciones corporales. Para ello, se emplean técnicas como la relajación muscular progresiva, el control de la respiración, la relajación mediante sonidos o la imaginación.
  • Técnicas cognitivas: consisten en modificar los pensamientos, sustituyendo los negativos y exagerados por otros más positivos y realistas.
  • Técnicas conductuales: su fin es modificar los comportamientos de la persona afectada, con el fin de que aprenda a comprender las situaciones de estrés.
  • Medidas higiénico-dietéticas: como llevar una dieta variada y equilibrada, dedicar tiempo a las relaciones sociales y al descanso y practicar ejercicio.
  • Tratamiento farmacológico: consiste en la prescripción de medicamentos como ansiolíticos –que eliminan la ansiedad–, antidepresivos -que tratan de suprimir los síntomas físicos y mentales provocados por el estrés-, o somníferos -para facilitar la conciliación del sueño y el descanso-.
2. Técnicas de autocontrol del estrés:
  • Relajación: permite la desactivación fisiológica del organismo, al tiempo que activa áreas del cerebro relacionadas con la atención y la resistencia al estrés.
  • Meditación y mindfulness: está demostrado que la meditación practicada de manera regular reduce el cortisol y la actividad del sistema nervioso simpático.
  • Yoga, tai chi y pilates: contribuyen a restablecer y mantener el equilibrio físico y psicológico.
  • Musicoterapia: la música también puede ser una herramienta frente a las situaciones de estrés. Mejor de ritmo lento y pausado, sin timbres agudos y sin que evoque recuerdos negativos.
Diez sugerencias para mantener el estrés bajo control que te ayudarán a afrontar con mayor eficacia las dificultades del día a día:
  1. Afronta las situaciones difíciles: En vez de postergarlas o evitarlas, hazles frente, ya que dejarán de angustiarte una vez las identifiques y resuelvas.
  2. Entrénate en la solución de problemas: Aprende a analizarlos de una manera lógica: define el problema, haz una lista con las posibles soluciones y otra de los pros y contras de cada una. Evalúa estas ventajas e inconvenientes y selecciona la alternativa más beneficiosa o menos perjudicial.
  3. Organiza bien tú tiempo: Planifica bien tu agenda del día, sin sobrecargarla de actividades y gestionando los imprevistos con flexibilidad. En caso de falta de tiempo, selecciona las tareas más importantes de acuerdo a las prioridades y, si es necesario, delega. Y, si aun así, la presión es excesiva, aprende a decir “no”.
  4. Te mereces un descanso: Asigna un espacio diario al ocio y a las relaciones personales, de manera que te quede tiempo para descansar y estar con tu familia, y también practicar tus aficiones o salir con amigos. El fin de semana, descansa, y tómate vacaciones de vez en cuando.
  5. Aprende técnicas de autocontrol: Practicar de manera regular actividades como relajación, meditación, mindfulness o yoga te ayudará a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés y te proporcionará un mayor control de las emociones.
  6. Fomenta las relaciones personales y sociales y apóyate en ellas: Cuando sientas que no sabes cómo resolver un problema, pide ayuda o consejo a las personas en quienes más confías. Y ofrécete para apoyarles tú a ellos también: ayudar a los demás mejora tu propio estado de ánimo y reduce el impacto del estrés.
  7. Cuida tu dieta: Sigue una dieta saludable, variada y equilibrada, que incluya una gran cantidad de frutas y verduras. Mantén horarios regulares y tómate tu tiempo para comer con calma. Evita las bebidas con cafeína o alcohol o, si las consumes, hazlo con moderación.
  8. Haz deporte de manera regular: El ejercicio físico reduce la intensidad del estrés y ayuda a que los episodios duren menos, además de fomentar una sensación de bienestar, siempre que no se haga por obligación. Se recomiendan dos horas y media de actividad aeróbica a la semana como correr, montar en bicicleta o nadar, siempre de acuerdo a tus capacidades.
  9. No restes horas de sueño: Descansado, afrontarás mejor cualquier conflicto o situación amenazante. Así, trata de ir a dormir siempre a la misma hora y descansa siete u ocho horas cada noche.
  10. Recurre a ayuda profesional si es necesario: Si sigues sin ser capaz de manejar el estrés, recurre a la ayuda profesional. Tu médico de cabecera podrá ayudarte a identificar el problema y derivarte a un especialista o terapeuta. Este te enseñará a modificar tus pensamientos y emociones y a desarrollar conductas que te ayuden a afrontar los problemas con una actitud más positiva.

Red

martes, 15 de enero de 2019

Trastornos del Sueño

Dormir es muy importante. Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan descansar para poder rendir mejor al día siguiente. Si no dormimos, nos haremos más lentos y nuestra capacidad para concentrarnos será limitada.
Los trastornos del sueño provocan que este no se desarrolle con naturalidad. Es decir, te impiden dormir bien. Normalmente, las personas que tienen trastornos del sueño se identifican con alguna de las siguientes características:
  • Dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormido.
  • Dificultad para permanecer despierto. Una somnolencia excesiva y exagerada te persigue constantemente.
  • Dificultades para mantener un horario regular de sueño.
  • Comportamientos inusuales durante el sueño que lo interrumpen.
Si te identificas con alguna de las anteriores características probablemente sufras un trastorno del sueño.

¿Quieres saber cuál?
  1. Insomnio: El insomnio es un trastorno que afecta a muchas personas. Se caracteriza por la incapacidad de poder conciliar el sueño o mantenerlo. En el insomnio podemos quedarnos dormidos, pero nuestro sueño puede cursar con múltiples despertares. Esto origina un mal descanso. ¿Te cuesta conciliar el sueño? ¿Te despiertas frecuentemente durante la noche? Ten cuidado pues puede que estés sufriendo insomnio. Además, las personas con insomnio duermen muy pocas horas a causa de esta afección. No conocen lo que es un sueño reparador.
  2. Hipersomnia: Se caracteriza por una somnolencia excesiva durante el día. A pesar de “haber dormido bien” tienes sueño durante el día, ¿por qué? Para descartar cualquier afección es recomendable ir al médico y también verificar que ningún fármaco que estés tomando sea el causante de esta hipersomnia. Quizás no descanses todo lo bien que debieras. Dormir muchas horas no implica un buen descanso. Investiga si es hipersomnia lo que padeces o tal vez un caso de fatiga crónica.
  3. Apnea del sueño: Si alguna vez durante tus horas de sueño te has quedado sin respiración, ¡cuidado! Tal vez padezcas apnea del sueño. Este trastorno provoca cansancio, dolores de cabeza, somnolencia, confusión, letargo…Las personas que sufren apnea del sueño suelen roncar bastante fuerte hasta que estos ronquidos se ven interrumpidos. Es aquí cuando surge la apnea. Esta puede provocar miedo a dormirse, además de la somnolencia provocada por el despertar repentino a causa de la imposibilidad de respirar.
  4. Narcolepsia: Este trastorno es similar a la hipersomnia solo que de forma aún más exagerada, si cabe. Las personas que sufren narcolepsia pueden quedarse dormidas ¡en cualquier lugar!  La narcolepsia es un trastorno que nada tiene que ver con descansar bien. De hecho, los sujetos que la padecen suelen tener un sueño profundo respetando las horas de dormir. Este trastorno puede originar molestias con las personas que están alrededor, pero es algo que la persona no puede controlar. Los periodos de quedarse dormido sin darse cuenta suelen durar tan solo unos minutos, pero se producen con mucha frecuencia a lo largo del día.
  5. Parasomnias: Abarcan comportamientos inusuales que suelen ocurrir durante el sueño y que provocan que la persona se despierte. Son varias las parasomnias que existen: el bruxismo, el síndrome de las piernas inquietas… Aquí mencionare algunas de estas Parasomnias:
  • Sonambulismo: Un trastorno en el cual la persona camina y se mueve como si estuviese despierta. Suele tener cura, aunque se sucede durante periodos de estrés y ansiedad. Esto provoca que la persona se levante muy cansada, pues el cuerpo en movimiento no logra reposar todo lo que debiera.
  • Somniloquia: Este trastorno consiste en hablar mientras uno está dormido. Pero no emitir sonidos sin sentido. Las personas con este trastorno pueden mantener ¡conversaciones reales!
  • Parálisis del sueño: La parálisis del sueño se caracteriza por la imposibilidad de moverse o hablar cuando se despierta. Suele sucederse durante periodos de mucho estrés como una reacción del cuerpo ante esa presión.
  • Terror nocturno: El terror nocturno afecta a muchas más personas de las que pensamos. Se caracteriza por sentimientos de verdadero terror que se manifiestan durante las primeras horas de sueño. Esto provoca cansancio y somnolencia durante el día.
  • Síndrome de las piernas inquietas: Es un problema del sistema nervioso que provoca la sensación de un impulso irrefrenable a levantarse y pasear o caminar. Usted se siente incómodo a menos que mueva las piernas. El movimiento detiene la sensación desagradable durante un corto tiempo. Generalmente, empeora con el paso de la edad y puede interrumpir el sueño.
   6.- Trastorno de conducta durante el sueño desincronizado: Tienes episodios repetidos de excitación durante el sueño en los que hablas, haces ruidos o tienes conductas motoras complejas, como pegar puñetazos o patadas, o hacer movimientos similares a los que haces mientras corres, que, muchas veces, se relacionan con el contenido de los sueños

Nota: Si padeces trastorno de conducta durante el sueño desincronizado, es importante que hagas un seguimiento con el médico.

¿Padeces alguno de estos trastornos? Su origen es muy variado. En ocasiones, aparecen como efecto de otras enfermedades y otras, constituyen factores de riesgo que favorecen la aparición de otras patologías. Por ello, el correcto diagnóstico y tratamiento de estos pacientes necesita un enfoque multidisciplinar, Para su diagnóstico se realiza una polisomnografía o prueba del sueño, que consiste en el registro durante la noche de las variables fisiológicas.

Fuente: Red/Compilador. * LaMenteesMaravillosa* 

martes, 8 de enero de 2019

Señales de que tu Mascota tiene Problemas Emocionales

¿Cómo saber si tiene problemas emocionales? 
"La salud mental de los animales no tiene nada que ver con enfermedades, sólo están manifestando las emociones de la forma en que han sido tratados”.

Nuestros perros y gatos mascotas pueden sufrir de fobias y otros desórdenes de ansiedad, como la que provoca la separación, y se pueden manifestar con síntomas muy similares a los que experimentan las personas cuando están deprimidas. 

Los perros demuestran que sufren síndrome relacionado con la separación manifiestan comportamientos de estrés. Durante el periodo que pasan solos mantienen un nivel de actividad elevado, mientras que decrece en los que no la padecen. Cuando los perros sufren una subida de estrés se vuelven más reactivos puesto que perciben su entorno como inseguro y, por lo tanto, viven en estado de alerta para defenderse de los peligros del mundo.

Es importante aprender sus necesidades reales y no humanizarlos, ya que esto puede generar ansiedad por separación. 

*Si tu mascota se está comportando fuera de lo normal, no la castigues ni le grites enseguida, podría estar pasando por algún problema emocional*
  • No se debe ignorar cualquier cambio significativo en el comportamiento de la mascota como:
  • Pérdida de apetito por largos periodos de tiempo.
  • Inactividad inusual.
  • Comportamientos destructivos cuando son dejados solos en casa.
  • Intentos de escaparse o de esconderse.
  • Presenta un comportamiento histérico.
  • Se le ve nervioso, deprimido o temeroso.
  • Se molesta o se siente amenazado con mucha facilidad.
  • No manifiesta curiosidad.
  • Reacciona con exageración al tacto o a los ruidos.
  • No puede hacerle frente a los problemas diarios más comunes.
Hay una señal que parece no fallar: "Si tienes que estar castigando a tu perro todo el tiempo, es porque algo anda mal.”

Tu mascota puede estar crónicamente estresado si:
  • Se le ve nervioso, deprimido o temeroso.
  • Se molesta o se siente amenazado con mucha facilidad.
  • Presenta un comportamiento histérico.
  • No manifiesta curiosidad.
  • Reacciona con exageración al tacto o a los ruidos.
  • No puede hacerle frente a los problemas diarios más comunes.
¿Qué se puede hacer por ellos? La ecuanimidad y la armonía emocional son esenciales para desarrollar el bienestar en el estado de ánimo propio y de las mascotas. “Hay que mantener unas condiciones lo más estables posibles en el entorno, a través de una rutina en la que se satisfagan las necesidades básicas del animal en cuanto a compañía, ejercicio físico y mental y enriquecimiento ambiental”
  1. Observar a la mascota con cuidado y objetividad.
  2. Poner especial atención a cambios a largo plazo y tomar nota de ellos.
"Una vez confirmes que el problema es real y no sólo un capricho en el estado de ánimo de tu mascota, consulta un veterinario conductista o un psicólogo animal entrenado con un diplomado otorgado por una sociedad profesional".

Es fundamental que los dueños conozcan lo que un perro necesita para vivir mentalmente saludable. Se recomienda que:
  • No lo castigues.
  • No te muestres molesto o amenazante.
  • No lo tengas en una jaula ni le pongas collares de ningún tipo.
  • No le lances palos ni pelotas.
  • No lo uses para ganar premios.
  • Déjalo ser curioso y permitirle explorar el mundo a través de sus sentidos.
  • Permitirle que construya su autoconfianza para que se enfrente a todo.
  • Aliméntalo bien y déjalo que duerma lo suficiente.
  • Bríndale compañía, limita las restricciones físicas y estimularlo mentalmente.
Cuando se habla de la salud mental de los perros, se habla de las emociones que resultan de la forma en que han sido tratados y de las condiciones en que han vivido.

"casi el 99% de los desórdenes emocionales de los perros se deben a fallas de las personas que han formado parte de su socialización (los primeros cuatro meses de vida son determinantes) y del ambiente en el que se desenvuelven".

Los estados de ánimo de los humanos tienen un reflejo directo en los animales de compañía. El olfato de un perro puede llegar a identificar a través de nuestras hormonas cuando vivimos un estado de miedo, ansiedad, rabia,… Además, identifican y distinguen perfectamente el tono de voz”. Los estados de alegría de nosotros son contagiosos y ante su manifestación equilibrada, desencadenará una fiesta de lenguetazos.

Solucionar nuestros miedos y resolver las situaciones que nos provocan ansiedad, será la base para ayudar al animal a superar sus problemas de conducta. Podemos aprovecharnos del espejo que nos proporcionan las mascotas para eliminar nuestros bloqueos. 


Compilador Red

martes, 18 de diciembre de 2018

10 Cosas que NO Debes Decir a Alguien con TDAH

Los mitos y las afirmaciones falsas que se vierten con tanta frecuencia resultan especialmente dañinos porque a menudo disuaden a los padres de niños con TDAH y a los adultos con TDAH de buscar tratamiento. Sin intervenciones y apoyos apropiados, muchos seguirán luchando inútilmente. Es importante corregir estas percepciones erróneas.
Si tú hijo(a) tiene TDAH, o lo tiene  cónyuge, o tú mismo es inevitable que te topes con negacionistas que simplemente no entienden el trastorno ni su impacto en la vida cotidiana, ya debiste de haber escuchado algunas de las siguientes afirmaciones erróneas y provocadoras sobre el TDAH, o quizá todas ellas. Si quieres servir de apoyo a quienes conviven con el TDAH, puede interesarte la siguiente lista: 

1. “El TDAH no existe. ¿Por qué no dejamos que los niños sean niños? “

2. “Todo el mundo tiene algo de TDAH. No es un problema serio.”

3. “El TDAH se diagnostica con demasiada rapidez y con demasiada frecuencia.”

Estas primeras afirmaciones erróneas tienen que ver con la existencia real del TDAH como trastorno. Tus amigos pueden decir inocentemente que han tenido un “momento TDAH” o que tienen “un poquito de TDAH”. Puedes oír a gente quejarse de que “no dejamos que los niños sigan siendo niños” o que “diagnosticamos demasiado rápidamente a un niño que tan solo es activo y lleno de energía”. Ciertamente, todo el mundo experimenta en ocasiones olvidos o falta de atención. ¿Y qué padre no ha vivido conductas descontroladas de sus hijos? Esto es algo normal. Sin embargo, para los niños y adultos con TDAH, es algo más que un problema ocasional. Para una persona con TDAH, los síntomas se presentan con tal intensidad que entorpecen de forma significativa la vida cotidiana.

4. “Si lo intentara con más ganas, lo haría mejor”

5. “Lo que tiene es vagancia.”

6. “La gente usa el TDAH como excusa para su mal comportamiento.”

A veces, la gente presupone erróneamente que si un niño o un adulto con TDAH “se esforzarse más”, le saldrían mejor las cosas. Esto puede llevar a etiquetar negativamente a la persona con TDAH: “Es un vago” o “Es apática, ni siquiera lo intenta.” Para echar más leña al fuego, es común que una persona con TDAH muestre altibajos muy llamativos en su rendimiento. Puede resultar desconcertante que alguien sea capaz de completar las tareas algunas veces de forma rápida y correcta, mientras que otras veces hace bastante mal esas mismas tareas. Este patrón de eficacia y corrección irregulares es algo común para alguien con TDAH, y puede ser desesperante para quienes no acaban de entender las limitaciones asociadas al trastorno. La verdad es que las personas con TDAH dedican una enorme cantidad de energía y esfuerzo a tratar de organizarse, concentrarse y mantenerse atentos. El TDAH no es una “excusa” para la conducta, pero a menudo es una “explicación” que puede guiarte hacia estrategias y formas de intervención que pueden ayudar a mejorar la gestión de los síntomas.

7. “Lo que ese niño necesita es más disciplina.”
8. “El TDAH es una consecuencia de educar mal a los hijos.”

Por desgracia, muchos padres de niños con TDAH tienen que hacer frente a este tipo de juicios sobre su forma de educar a sus hijos. Es directamente falso que la mala crianza de los hijos o la falta de disciplina en el hogar lleven al TDAH. Es cierto que los niños con TDAH pueden ser mucho más difíciles para los padres. Es fácil sentirte frustrado y dudar de tus propias habilidades como padre cuando tienes un hijo con TDAH, sobre todo cuando existen estas ideas erróneas en torno a las causas del TDAH. El TDAH es un trastorno neurobiológico cuyas causas principales son genéticas. Ciertamente, el entorno de una persona puede influir en la expresión del TDAH. Tanto a los niños como a los adultos con TDAH les benefician la disciplina, los hábitos y las intervenciones conductuales.

9. “Los estudiantes con TDAH que reciben adaptaciones juegan con ventaja.”

Si el TDAH afecta al aprendizaje y perjudica el rendimiento académico, el estudiante puede recibir apoyo y adaptaciones. El propósito de este tipo de atenciones especiales es garantizar que las necesidades educativas individuales de los estudiantes con discapacidad se cubran igual que las de aquellos sin discapacidades. No se trata de dar ventaja a los estudiantes con TDAH, sino de equilibrar el juego.

10. “El TDAH en las mujeres es menos grave que en los hombres.”

Es una equivocación muy común pensar que los síntomas del TDAH afectan menos a las niñas y mujeres que a los varones. El hecho es que las mujeres con TDAH experimentan problemas muy serios, que a menudo se pasan por alto. Las mujeres con TDAH suelen ser diagnosticadas erróneamente de depresión, ansiedad o trastorno bipolar. Las niñas con un TDAH no diagnosticado ni tratado tienden a internalizar mucho más sus problemas y corren un mayor riesgo de fumar, abusar del alcohol o las drogas, tener conductas sexuales promiscuas / embarazos / enfermedades de transmisión sexual, tener conductas autolesivas y, en general, muestran una menor autoestima en comparación con su homólogos masculinos. Al igual que los hombres con un TDAH no diagnosticado, las mujeres pueden tener un bajo rendimiento crónico. Las dificultades cotidianas que han de afrontar las madres con TDAH pueden hacer que la educación de sus hijos les desborde. Debido a la relación genética con el TDAH, muchas de estas mujeres estarán educando niños con TDAH; niños que requieren mucha más organización, atención y coherencia.


Fuente: How You Should Not Speak to Someone With ADHD 




jueves, 13 de diciembre de 2018

Sugerencias para Padres de Familia en la Detención de la Anorexia

Los trastornos de la alimentación son patologías graves. No obstante, su detección precoz aumenta considerablemente las probabilidades de curación rápida de los pacientes. Aquí se exponen algunas de las características más comunes y signos de alertas, si un adolescente está empezando a desarrollar una anorexia.
Las señales de alarma son aquellos comportamientos que pueden estar relacionados con la posible existencia de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). No se tratan de criterios diagnósticos y, por tanto, no confirman la enfermedad. Para diagnosticarla es indispensable que la persona que parece estar sufriéndola sea evaluada por profesionales de la salud mental. Pero a pesar de no ser válidos para diagnosticar un TCA, son señales que pueden informarnos sobre la presencia de la enfermedad, de modo que es recomendable que ante estas señales se consulte con un equipo de profesionales.

Indicadores para detectar la anorexia
  • Las cantidades de alimentos son cada vez más pequeñas.
  • Evita las comidas familiares, argumentando que tiene que estudiar, que le duele la cabeza o el estómago o que ya ha comido fuera.
  • Su humor empieza a cambiar. Se irrita con facilidad. Alterna cambios de ánimo que van de la depresión a la euforia.
  • La pérdida de peso empieza a ser aparente y no existe una causa concreta que lo justifique.
  • Aumenta su actividad física, deporte y está siempre activa.
  • Desea preparar la comida y cocina para toda la familia.
  • Empieza a poseer un elevado conocimiento de los alimentos, su valor nutricional, sus calorías, etc.
  • Niega incesantemente que tenga un problema con la alimentación.
  • Se aísla cada vez más de la familia y amigos.
  • Duerme poco y su capacidad de concentración disminuye.
  • Nunca reconoce que está adelgazando, y asegura que está gorda/o.
  • Cada vez que come va al baño.
  • Juega con el plato y desmenuza los alimentos.
  • Empieza a restringir su alimentación, evitando cierto tipo de alimentos considerados calóricos.
Signos de alerta

Los padres lo pueden notar en detalles como:
  • Pérdida de peso inexplicada.
  • Ausencia o pérdida de menstruación en adolescentes (más de tres ciclos consecutivos).
  • Preocupación excesiva por perder peso en personas que ya están delgadas.
  • Mayor frecuencia de sensación de frío en comparación con otros compañeros.
  • Cambio en hábitos de vestimenta (ropa muy amplia), así como de horarios.
  • Modificación de los hábitos alimentarios.
  • Distorsión de la imagen corporal (jóvenes que se ven gordos, pero no lo están).
  • Tienen un miedo exagerado a engordar y lo reconocen abiertamente.
  • Están muy pendientes de los portales de información nutricional.
  • Uso de dietas muy restrictivas.
  • Evitan comer en público.
  • Beben agua excesivamente (para generar sensación de plenitud).
  • Negativa a mantener su peso adecuado.
  • Hacer deporte de manera compulsiva.
  • Personalidad muy perfeccionista. Jóvenes muy brillantes y con un excelente rendimiento académico.
  • Baja autoestima.
  • Tristeza porque sufren. Pasan de ser chicos felices e integrados a estar tristes e irascibles.
  • Pérdida de las amistades habituales.
  • Mienten para esconder su sintomatología.
Si tu hija(o) tiene anorexia o bulimia, hay algunas cosas que puedes hacer ayudarle a superar el trastorno siendo un apoyo para ella/el:
  • Lee sobre los trastornos de la alimentación, cuanto más sepas mejor entenderás con que estás tratando.
  • Demuéstrale tu amor por ella y que siempre estarás ahí para lo que necesite.
  • Sugiere actividades que pueda hacer y que no involucren la comida, como salir con sus amigas…
  • Pregúntale que puedes hacer para ayudarle.
  • Intenta ser honesto/a sobre tus propios sentimientos, eso le animará a hacer lo mismo con los suyos.
  • Trata de ser un modelo a seguir en el tema de la alimentación mediante una dieta balanceada y la práctica de ejercicio físico de forma adecuada.
  • Intenta que recupere su confianza en sí misma, por ejemplo, refuérzale o felicítale cuando vaya realizando avances en la alimentación, en el ámbito educativo…
Durante el tratamiento e intervención de la anorexia o bulimia, las comidas pueden ser momentos muy complicados, algunos consejos que te pueden ayudar son:
  • Si tu hija(o) está a tratamiento, pide consejo a los especialistas para afrontar las comidas de forma adecuada.
  • Sugiere a tu hija(o) que vaya a hacer la compra contigo y acuerda con ella las comidas.
  • Acuerda con la familia que nadie debe hablar de número de calorías, grasas presentes en determinados alimentos, etc.
  • Intenta crear una atmósfera positiva durante las comidas.
  • Si tu hija(o) intenta ayudar en la preparación de los alimentos para así continuar controlando la alimentación, pídele amablemente que permanezca sentada en la mesa o que realice otra tarea.
  • Intenta no focalizar la atención en ella/el durante la comida, disfruta tu propia comida y trata de crear una conversación distendida.
  • Sugerir una actividad después de comer como ver la tele, puede ayudarle a distraer su atención de realizar conductas purgativas.
  • No te desesperes si al principio la comida no va bien, es un proceso lento.
El tratamiento psicológico de los trastornos de la conducta alimentaria incluye cada vez más, y en la medida que resulte posible, la implicación de la familia en el proceso terapéutico dado los buenos resultados de estas intervenciones familiares.

¿Por qué funcionan las intervenciones con familiares de pacientes que sufren una patología mental?
  • Mejora el conocimiento de la enfermedad y del tratamiento
  • Constituye el anclaje fundamental para disminuir el desajuste y/o desgaste que la enfermedad produce en la dinámica familiar
  • Optimiza la implicación de la familia en el proceso terapéutico
  • Facilita estrategias para afrontar las dificultades de la vida diaria
Los factores de riesgo son aquellos que facilitan la aparición de los trastornos de la conducta alimentaria. Pueden ser factores individuales, grupales y sociales. La combinación de estos diferentes factores de riesgo puede provocar el desarrollo y mantenimiento de la enfermedad.

Nota: Si él/ella se resiste a ser ayudado/a o bien niega el problema, es posible que no se trate de esto ya que puede ser que no esté preparado/a para admitir que tiene un problema. No le ayudes a negarlo con tu silencio. Háblale de las cosas que observas y que te preocupan. No puedes obligarle a buscar ayuda, pero puedes hacerle saber a dónde puede dirigirse o llamar para pedir información, hasta puedes sugerirle que empiece por hacerse un examen médico. Reafírmale que estás dispuesto/a a hablar del problema, pero solo si quiere y en el momento que considere oportuno. No te pelees por el tema de la comida o el peso. Sugiere ayuda profesional.

Acabar con los estigmas de la enfermedad y sensibilizar a los más jóvenes, es cosa de todos, sobre todo desde la prevención de conductas de riesgo y además, recuerda que estos trastornos se pueden superar si se sigue un tratamiento especializado.




Red

martes, 11 de diciembre de 2018

La Negligencia Emocional Sufrida en la Infancia Crea Adultos Poco Asertivos

La asertividad es una competencia esencial para la vida. No solo nos evitará numerosos problemas en el ámbito de las relaciones interpersonales sino que también nos permitirá perder menos la paciencia y vivir de manera más equilibrada y relajada. 
De hecho, Anthony Robbins afirmó que "la forma en que nos comunicamos con los demás y con nosotros mismos, en última instancia, determina la calidad de nuestras vidas".

La asertividad no es más que la capacidad para hacer valer nuestros derechos con claridad de manera adecuada, sin ser demasiado pasivos ni muy agresivos, respetando a su vez los derechos de los demás. Sin embargo, aunque parece muy sencillo, ponerla en práctica es un poco más complicado. De hecho, la mayoría de las personas que nos rodean no son asertivas, o lo son en muy poca medida. 

¿Por qué?

En muchos casos la razón se encuentra en su infancia. Si hemos crecido en un hogar donde se practicaba la negligencia emocional, donde las emociones eran ignoradas o incluso castigadas, simplemente no hemos tenido la oportunidad de desarrollar la asertividad.

Tus 10 derechos asertivos
  1. Tienes derecho a juzgar tu propio comportamiento, pensamientos y emociones, así como asumir la responsabilidad por ellos.
  2. Tienes derecho a no ofrecer excusas ni explicaciones por tus decisiones.
  3. Tienes derecho a decidir si asumes la responsabilidad de resolver los problemas de los demás.
  4. Tienes derecho a cambiar de opinión.
  5. Tienes derecho a cometer errores, y asumir las consecuencias.
  6. Tienes derecho a decir “no lo sé”.
  7. Tienes derecho a actuar independientemente de la “buena voluntad” de los demás.
  8. Tienes derecho a tomar decisiones ilógicas.
  9. Tienes derecho a decir “no lo entiendo”.
  10. Tienes derecho a decir “no me interesa”.
Sin embargo, las personas cuyos padres pensaban que expresar las emociones era algo negativo, probablemente no serán conscientes de sus derechos. Si tus padres ignoraban o incluso castigaban tus expresiones emocionales, te habrá llegado el mensaje de que tus sentimientos, emociones y necesidades no cuentan. Por tanto, quizá a menudo te descubres diciéndote frases como: “no hables de cosas negativas”, “no puedes dejar que los demás sepan cómo te sientes o qué piensas en realidad” o “no provoques alteraciones”. Estas frases seguramente provienen del discurso de tus padres, pero se han enquistado tanto en tu inconsciente que siguen determinando tu comportamiento, aunque hayas crecido.

Los resultados de la negligencia emocional en la adultez

La negligencia emocional es la incapacidad para responder adecuadamente a las necesidades emocionales de los niños. De hecho, una de las tareas fundamentales de los padres es, precisamente, validar las emociones de sus hijos y enseñarles a encauzarlas de la manera más adecuada. Los padres son el modelo emocional de sus hijos, son las personas en quienes estos se reflejan y buscan apoyo cuando se encuentran desorientados.

Si los padres no son capaces de reconocer esas emociones o cuando estas afloran les restan importancia a través de frases como “no hay motivos para llorar” o “no ha pasado nada”, le estarán diciendo al niño que su reacción, que es completamente normal y comprensible, no es adecuada. Como resultado, ese pequeño no sabrá qué hacer, por lo que se convertirá en un adulto que:
  • No confía en sus emociones e instinto, ya que le han enseñado a ocultarlos e ignorarlos.
  • Tiene dificultades para reconocer sus emociones y sentimientos ya que nunca fueron validados.
  • Tiene problemas para expresar de forma asertiva sus emociones, por lo que asume posturas extremas: permite que los demás le pisoteen o se muestra muy agresivo.
  • Desarrolla una baja autoestima pues cree que no es digno de ser amado.
  • Experimenta sentimientos de culpabilidad y cree que no tiene derecho a ser él mismo.
Las bases para desarrollar la asertividad en cualquier etapa de la vida
  • Aprender a reconocer las emociones propias y etiquetarlas. Saber exactamente cómo te sientes y por qué te ayudará a gestionar mejor esas emociones, de manera más asertiva.
  • Ser consciente de tus derechos como persona, sabiendo que mereces ser tratado con respeto. Y ser consciente de que los demás merecen lo mismo.
  • Valorar las opiniones de los demás, sabiendo que podemos disentir sin juzgar ni menospreciar al otro. Y exigir lo mismo a cambio.
  • Desarrollar una autoestima sana, comprendiendo que los errores no disminuyen tu valía sino que son oportunidades para crecer. De esta forma no te sentirás amenazado por los demás y no responderás de manera agresiva ni dejarás que te pisoteen.
Por supuesto, también será de gran ayuda aprender algunas técnicas asertivas, para lidiar con las situaciones más complicadas.

En el caso de los niños, para desarrollar la asertividad es fundamental que los padres aprendan a respetar su individualidad y sus opiniones, aunque puedan parecer infantiles o poco prácticas. Estas preguntas podrán obrar milagros para educar a un niño seguro y asertivo:
  1. ¿Qué piensas?
  2. ¿Cómo te sientes?
  3. ¿Qué necesitas?
  4. ¿Qué tienes que decir?
De esta manera los niños aprenderán a:
  • Descubrir lo que sienten y necesitan.
  • Saber que sus emociones y necesidades son importantes
  • Expresar sus emociones y necesidades de manera que la otra persona les respete.

Fuente: DC

jueves, 29 de noviembre de 2018

¿Cómo Mejorar la Atención en los Niños?

El proceso de atención es algo complejo y en numerosas ocasiones los niños y niñas se distraen con demasiada frecuencia, lo cual supone una gran barrera para su aprendizaje y rendimiento. Estas son algunas claves para mejorar su atención.
Ejercicios de atención sostenida

Realizar este tipo de actividades busca que los niños logren focalizar su atención por periodos de tiempo específicos y que logren concluir con la tarea propuesta. Los rompecabezas, laberintos, sopas de letras, buscar diferencias, colorear, son actividades que pueden contribuir a captar la atención de nuestros estudiantes, siempre y cuando la motivación sea la adecuada.

Es importante recordar que los niños con problemas de atención, generalmente, son rechazados debido a su dificultad por lograr terminar un juego o un trabajo en equipo, así que al realizar este tipo de actividades es importante incentivarlos, sobre todo con palabras de afecto que les permita sentirse queridos, aceptados para que comprendan que terminar una tarea iniciada es satisfactorio, ya que los puede llevar a alcanzar los objetivos propuestos, como pasar determinada asignatura.

Actividades de atención dispersa

Estas buscan que niños y jóvenes realicen varias tareas al tiempo sin descuidar ninguna, como cantar y palmotear las manos al mismo tiempo o realizar movimientos coordinados con las extremidades en distintas orientaciones, estas actividades lograran mantener su atención hasta lograrlo y pueden ser utilizadas como herramientas educativas en todas las asignaturas, si el docente logra enfocarlas correctamente.

Recordemos que parte de la labor de los padres es estar en contacto con el proceso educativo de los niños, por tanto cuando se identifiquen las actividades que más le favorecen, se debe establecer un contacto con los docentes, ya que trabajando juntos mediante un seguimiento constante se podrá evidenciar el progreso en los distintos ámbitos de su vida.

Para facilitar el aprendizaje es necesario ayudar a niños y niñas a dirigir su atención y evitar los estímulos distractores. De esta manera conseguiremos que se concentren en la tarea o contenido concreto que tienen que aprender y, como consecuencia mejoraran su rendimiento. Entrenarles para que sean capaces de dirigir su atención se convierte en una necesidad educativa que no podemos eludir, en una necesidad que supone abrirles las puertas al aprendizaje, a través del control de la focalización de su mente

Crear el hábito para mantener la atención

Observa y conoce al niño en cuestión. Prepararlo para centrar la atención. Para ello puede ser útil alguna técnica de relajación, meditación, etcétera. Encuentra y crea un espacio para poder trabajar la atención. Prepara una tabla con los tiempos y objetivos y marcarlos. Comienza con actividades que le interesen o puedan resultar motivadoras, requieren estar sentado y mantener su atención sostenida. A medida que vayamos aumentando el tiempo, organiza sus tareas y ayúdale a organizarlas. Cuida los determinantes de la atención.

Se sugiere:
  1. Ordenes claras: No es lo mismo dar una orden a un niño que tiene problemas de atención a uno que no, por eso las órdenes deben ser dadas por partes, mirándolos a los ojos y asegurándose de que esté entendiendo la instrucción.
  2. Apoyo escolar: Cuando un niño tiene algún retraso escolar por falta de comprensión de las temáticas debido a su bajo nivel de atención, es necesario individualizar los procesos, haciendo acompañamientos académicos y psicopedagógicos que brinden herramientas para ayudarlo a alcanzar la atención y la confianza que necesita, con el fin de lograr el control de su concentración, sin suturarlo y sin generar dependencia por el acompañamiento continuo.
  3. Apoyo psicológico: Los niños que padecen problemas de atención generan altos episodios de estrés, desmotivación y frustración, y pueden llegar a sufrir de depresión y de baja autoestima en la adolescencia, por la gran cantidad de críticas que padecen por no hacer las cosas bien, así que lo mejor es siempre ir acompañado de un profesional en la materia que logre guiarlos a ellos y a su círculo social correctamente.
  4. Hacer deporte: Cualquier deporte requiere de la atención necesaria para lograr entenderlo y poder practicarlo, así que si a nuestro niño con atención dispersa le interesa alguno, hay que darle la oportunidad de practicarlo, guiado por un entrenador que utilice la práctica constante como una vía para contribuir con el desarrollo social-atencional del niño.
  5. Informarnos sobre el tema: Entre mayor conocimiento de la sintomatología, diagnóstico y tratamiento del déficit de atención, ya sea con hiperactividad o no, podrá ayudar a padres y maestros a enfrentar correctamente las situaciones sin caer en el error de creerlos incapaces de lograr todas aquellas metas que se proponen a lo largo de su vida.
En niños con déficit de atención, ten precaución con:
  • Excesiva Televisión: Estudios especializados han revelado que la violencia, el exceso de publicidad y programas no educativos que se trasmiten por la tv, pueden tener un impacto negativo en el niño, puesto que el cerebro de éste no cuenta con suficientes sustancias que le ayudan a bloquear y seleccionar el contenido que ve, por tanto todo lo que observa en la televisión es grabado en su memoria.
  • Videojuegos: Investigaciones demuestran que éstos reducen la línea base de la actividad del cerebro, lo que hace que el niño esté hiper-enfocado en esta actividad, lo que puede ocasionar adicciones y que el niño no tenga límites razonables entre la realidad y lo virtual. Además, estos momentos del día son pasivos y le quitan tiempo al niño para aprender habilidades y desarrollarse de una forma positiva en cuanto al TDA. Efectivamente, la tv y los videojuegos pueden dificultarle al niño la mejora de su aprendizaje y las habilidades sociales a la vez que trunca el desarrollo de su capacidad cerebral.
A medida que los niños crecen, su capacidad de atención mejora, pero la concentración no es sólo cosa de la edad, también se puede ejercitar y mejorar.

Te presento algunos ejercicios muy prácticos para que las distracciones de tu hijo ya no sean un problema sin solución:
  1. Juegos y ejercicios para mejorar la concentración
  2. Los rompecabezas son un excelente ejercicio de observación que exige una gran concentración al mirar las piezas.
  3. Copiar dibujos implica fijarse mucho en los detalles.
  4. Los dibujos con números le obligan a fijarse y unir las líneas o colorear de acuerdo a lo indicado.
  5. Los juegos de  memoria o juegos de parejas también requieren mucha atención
  6. Los juegos de buscar diferencias ejercitan la atención sostenida.
  7. Relacionar textos con dibujos o colocar una tira cómica en el orden adecuado es divertido y ayuda a la concentración.
  8. Aprender la letra de canciones o poemas es también un buen entrenamiento.
  9. Las sopas de letras también se resuelven con mucha atención.
  10. Los laberintos son divertidos y necesitan atención e inteligencia espacial.
  11. Los mándalas para colorear son un excelente ejercicio de concentración.
  12. Los dibujos abstractos muy complejos, con muchas casillas pequeñas.
Algunos juegos para mejorar la atención:
  1. Los dos objetos. Pide a tu hijo que mire fijamente un objeto que tenga delante. Sin mover la cabeza, debe mirar al cabo de unos segundos un segundo objeto, separado del primero. Debes pedirle que mire de nuevo el primer objeto por cinco segundos y después, moviendo solo los ojos, el segundo objeto. Al cabo de unos segundos, le debe mirar los dos objetos a la vez. Su atención tendrá que centrarse en dos objetos a la vez. Al principio le costará, pero seguramente, concentrándose en un punto intermedio, lo consiga. Este mismo ejercicio se puede hacer con los sonidos. Puedes pedirle que intente centrarse en el sonido de la televisión, y tener cerca la radio. Después, que se centre en lo que dice la radio. Al final, debe intentar escuchar los dos sonidos a la vez.
  2. Multitareas. Pide a tu hijo que trace círculos en el aire con la mano izquierda. En cuanto los haga, debe apuntar en una libreta los números del 1 al 10. En cuanto termine, debe levantarse y bailar una canción. Las tareas cortas, una detrás de otra, hace que el niño se concentre en cada una de ellas y preste atención, ya que son tareas que no dejan de sorprenderle y aportan diversión.
  3. Detective de sonidos. Pide a tu hijo que cierre los ojos y respire profundamente tres veces. Sin abrir los ojos, debe escuchar todos los sonidos que sea capaz de escuchar. Ayúdale pidiendo que intente escuchar sonidos de otras habitaciones o incluso de la calle. Tu hijo se dará cuenta de que cuando se concentra, es capaz de descubrir estímulos nuevos sorprendentes.
  4. Zoom. En su habitación o en otra habitación, pide a tu hijo que centre la mirada en un punto que tenga en frente. Debe centrarse en un objeto en particular. Sin mover la cabeza, debe intentar ver cada vez más objetos. Esto lo conseguirá ampliando su campo visual. Su atención irá abarcando cada vez más objetos.
  5. Jugando con la fantasía. Enseña a tu hijo un objeto y juega con él y su fantasía. ¿Para qué podría servir el objeto? Por ejemplo: muéstrale un globo. ¿Para qué podría servir? ¿De papelera? ¿Para forrar un lapicero? Haz lo mismo con otros objetos.
  6. La punta de la nariz. Pide a tu hijo que se siente en una silla, con la espalda recta y la mirada al frente. Pídele que, sin mover la cabeza, vaya mirándose la punta de la nariz. Deberá bajar los ojos y 'ponerse bizco'. Esto obligará a los músculos de los ojos concentrarse. A tu hijo este juego le hará gracia, y aunque se divierta, y sin que se de cuenta, estará practicando la atención.
  7. Stop. Este juego es similar al popular juego de la 'estatua', pero con pequeños añadidos. Debes poner música y pedir a tu hijo que se mueva por la habitación, pero a la vez que se mueve, debe pensar en algo, lo que quiera. Cuando se pare la música, debes decir 'stop', y en ese momento, tu hijo debe detener y decir en voz alta una palabra relacionada con los que está pensando. Por ejemplo: si tu hijo está andando y piensa en lo que le gustaría estar jugando al fútbol con sus amigos en ese momento, al pararse debe decir: 'fútbol'. Al comenzar a andar de nuevo, debe cambiar el pensamiento.
Nota: Los juegos interactivos (on line) son muy divertidos, muy fáciles y ayudan a mejorar la atención y concentración en los niños.

En general, todos los juegos de mesa como naipes, dominó, juego de la oca, unen la diversión con la obligación de concentrarse durante largos periodos.

Como verás, regañar no es la única ni tampoco la mejor opción para mejorar la atención en los niños. Lo recomendable es comenzar a trabajar con los niños desde muy temprano para que luego su dinámica escolar sea más sencilla.

Compilador

martes, 13 de noviembre de 2018

Trastorno Afectivo Estacional

¿Qué es?

En estaciones del año como otoño e invierno, la sensibilidad a los cambios estacionales y la reducción de luz solar pueden afectarnos tanto físicamente como anímicamente. Este cuadro clínico se conoce como Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Cursa con síntomas de distimia (bajo estado de ánimo), irritabilidad y alteraciones del sueño, que suelen remitir con el cambio de estación, cuando aparece el buen tiempo y los días son más largos.
¿A quién afecta?

El TAE se presenta aproximadamente en 6 de cada 100 personas. Aunque puede presentarse durante la niñez y al inicio de la adolescencia, es más común en los adolescentes mayores y al inicio de la etapa adulta, comenzando normalmente poco después de los 20 años. Como otras formas de depresión, las mujeres tienen una probabilidad 4 veces mayor de desarrollar TAE que los hombres, los mismo que las personas con parientes que han experimentado depresión. Además, la biología, la química cerebral, los antecedentes familiares, el medio ambiente y las experiencias de vida individuales pueden hacer que ciertas personas tengan más propensión a desarrollar TAE y otras formas de depresión. Estudios abalan que el 15% de la población general padece este trastorno.

Causas

Se desconoce la causa concreta de este trastorno, pero los estudios actuales lo relacionan con dos factores fundamentales:
  • La luz ambiental
  • La regulación hormonal
Aunque se han estudiado diversas teorías, los investigadores en este campo coinciden que la aparición de esta bajada del estado anímico es desencadenada por la respuesta del cerebro a la disminución de la luz natural. Concretamente, se le ha relacionado con hormonas clave tales como la melatonina y la serotonina que ayudan a regular los ciclos del sueño-alerta, la energía, y el estado anímico. Los días más cortos y el incremento de las horas de oscuridad en otoño y del invierno pueden causar un aumento de los niveles de melatonina y una disminución de los niveles de serotonina, pudiendo así crear condiciones biológicas para un bajo estado anímico.

Explicación: La melatonina es una hormona que se encuentra de forma natural en el cuerpo humano cuya función principal es regular los ciclos de sueño y vigilia, antioxidante, combate los radicales libres y está estrechamente vinculada al estado de ánimo. Nuestros niveles naturales de melatonina comienzan a aumentar por la tarde, se mantienen altos durante casi toda la noche y disminuyen cuando sale el sol. Con la serotonina, ocurre lo contrario, ya que ésta aumentará cuando la persona esté expuesta a la luz solar por lo que en invierno estos niveles suelen ser más bajos y ello está asociado a la tristeza e incluso a la depresión. La luz natural activa la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, todos ellos son neurotransmisores encargados de estimular las neuronas o células cerebrales. Si estos neurotransmisores no reciben suficiente luz solar, su actividad disminuye siendo deficitaria la transmisión de mensajes químicos intercelulares. Ello puede provocar tristeza, irritabilidad y en algunos casos incluso un cuadro depresivo. La luz solar también controla la glándula pineal, que segrega melatonina, hormona responsable de las emociones y del control biológico del organismo según sea de día o de noche, así como en los cambios de estación. Por ello si la luz disminuye, como ocurre en otoño e invierno, pueden aparecer desequilibrios hormonales que nos afectan de forma directa a nuestro estado anímico.

Los síntomas del TAE pueden ser:
  • Tristeza, desesperanza, irritabilidad y ansiedad
  • Aumento de sueño
  • Aislamiento social
  • Fatiga
  • Reducción del ejercicio físico, movimientos lentos
  • Problemas físicos, como dolores de cabeza
  • Menor tolerancia a la frustración (mayor sensibilidad a lo negativo)
  • Pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
  • Cambios en la dieta, normalmente asociados con una mayor ingesta calórica.
Nota: Estos leves síntomas pueden deberse no sólo a la reducción de luz solar, sino a una sensibilidad a los cambios estacionales.

En los casos de depresión de invierno, los síntomas más comunes son: cambios en el apetito, aumento de peso, fatiga, somnolencia (poco común en otros tipos de depresión), desesperación, irritabilidad, ansiedad y anhedonía.  En la depresión de verano existe falta de apetito, pérdida de peso, insomnio, irritabilidad y ansiedad.​

¿Cómo combatir el estrés estacional?
  1. Dieta variada y equilibrada.
  2. Los hidratos de carbono, principal fuente de energía que proporciona glucosa, son indispensables para el sistema nervioso.
  3. También ciertos aminoácidos como el triptófano aumentan la producción de serotonina y tiroxina, para ello se amplían en la dieta, la Vitamina B y el Magnesio que pueden ser también un buen complemento en las estaciones otoñales e invernales.
  4. Ejercicio físico de día, a poder ser expuesto al sol.
  5. Mantener una vida social activa.
  6. Establecer unos buenos hábitos de sueño.
  7. Pasear al aire libre.
  8. Reír más y ocuparse en actividades creativas.
  9. Suplementación con melatonina.
  10. En casos más acusados donde los síntomas sean más marcados luminoterapia, psicoterapia y/o farmacoterapia.
¿Cuál es el tratamiento para el trastorno afectivo estacional?

El tratamiento se basa en antidepresivos, psicoterapia y fototerapia. Esta última es para que el cuerpo reciba el balance de luz normal que necesita y por tanto todas las vitaminas se vuelvan a desarrollar en el organismo. Por otra parte los síntomas psíquicos también deben ser tratados para no derivar en una depresión severa que impida el funcionamiento cotidiano de la persona.

Nota: Se ha comprobado que la exposición repetida a luces brillantes (como el caso de lámparas fluorescentes) es efectiva como tratamiento, probablemente por la implicación de la luz en la restauración de los niveles de serotonina.

Como prevención, quiero recordar a aquellas personas que han padecido durante el curso de su vida depresión, ansiedad y otros trastornos afectivos, que los síntomas de bajo estado de ánimo estacional pueden desencadenar cierto temor a recaídas. Si tales síntomas se agravan o bien persisten en el tiempo, recomiendo consultar con su especialista.