Aparte del
estrés típico que cualquier persona puede tener un su vida, ser padre o madre
resulta a veces estresante en sí mismo. Conciliar la vida laboral con el
cuidado de los hijos, las enfermedades, los accidentes, las preocupaciones con
la educación de los hijos, por lo bien o mal que lo estás haciendo, los malos
comportamientos de los niños... Todo eso puede ser una fuente de estrés
adicional. No obstante, el que un suceso sea estresante o no, depende no sólo
del suceso en sí mismo, sino de cómo lo interpreta cada persona y cómo
reacciona ante él. Si un niño se portal mal y su madre o padre lo interpreta
como como un comportamiento mezquino y manipulador por parte del niño, se
sentirá más estresado y la probabilidad de maltratar al niño será mayor. En cambio,
si lo interpreta como algo que forma parte del desarrollo normal de los niños
reaccionará de un modo mucho más calmado.
Cuando se trata del primer hijo, el estrés
suele ser mayor debido a la falta de experiencia. Además, tras el nacimiento de
un niño, debido al aumento del estrés, los problemas pre-existentes se
intensifican. Por ejemplo, si había problemas en la pareja, éstos pueden
aumentar con la llegada del bebé.
Las personas también suelen responder de modo
diferente en función del tipo de problema de sus hijos. Cuando se trata de
problemas que se externan y que por tanto, afectan a los demás, como
golpear, gritar, ser hiperactivo, los padres suelen estresarse más que si se
trata de problemas que los niños expresan como la ansiedad, la depresión,
la retirada social, etc. Esto es debido a que los problemas que se externan llaman más la atención de los padres, mientras que los otros llaman menos la
atención, tienden a ser más ignorados y, por tanto, molestan menos a los
padres. No obstante, cualquier problema puede requerir atención y ayuda si es
grave, sea del tipo que sea.
Como afecta
el estrés al comportamiento de los padres:
- Tienden a ser más hostiles y agresivos con sus hijos.
- Tienen mayor probabilidad de ser autoritarios y duros con ellos.
- Utilizan más el castigo físico.
- Están menos implicados emocionalmente con los niños
Los padres estresados tienden a fijarse mucho
más en los malos comportamientos de sus hijos que en los buenos. De este modo
refuerzan el mal comportamiento en vez de reforzar el bueno. Así, elogian menos
a sus hijos por portarse bien y los castigan más por portarse mal que los padres
menos estresados. Por tanto, el comportamiento de los padres hace que los hijos
se comporten aún peor, lo cual estresa todavía más a los padres.
Como vemos, es importante que sepas controlar
el estrés en tu vida si quieres educar adecuadamente a tus hijos y tener una
buena relación con ellos. Simplifica tu vida todo lo que puedas, dedica tiempo
a estar con amigos o familiares con los que te sientas bien, pasa tiempo a
solas, pasa tiempo con tu pareja sin los niños, haz ejercicio, mantén una dieta
equilibrada y busca la ayuda de un psicólogo si ves que el estrés te desborda.
Manejo del estrés
para los padres
Existen
formas efectivas de desahogar el estrés. Nuestros niños lo saben y a diario
están tratando de deshacerse de él. Maneras de deshacerse del estrés incluyen
reír mucho y llorar, a veces al mismo tiempo que sudan, tiemblan y gritan como
cuando hacen un berrinche. Aunque la mayoría de las personas no lo ve así
todavía, el permitir que sus niños hagan berrinches y lloren mientras que usted
se mantiene a su lado sin regañarles ni criticarles, es una manera muy buena de
ayudarles a echar fuera los malos sentimientos que les dificulta la vida y les
descontrola el comportamiento.
Estas son
maneras en las que los adultos también podemos deshacernos de nuestro estrés:
Hable con
otro adulto. Pida que le escuchen. A menudo cuando hablamos, otras personas
tienen opiniones, consejos y sus propias cargas de estrés de los que necesitan
hablar también. Pero esta no es la mejor manera de escucharse unos a otros.
Para poder desahogar efectivamente necesitamos tomar turnos de 5, 10, ó 15
minutos en los que cada persona es escuchada con atención, sin interrupciones y
sin recibir opiniones ni consejos.
Llame a una
amistad o familiar. A veces, el simple hecho de escuchar la voz de un amigo (a)
o familiar en el teléfono es suficiente para ayudarnos a echar fuera
sentimientos estresantes. Puede tener un plan de rescate‚ en el que usted
acuerda con otras personas para poder llamarse y escucharse durante 5 minutos
cuando las cosas se pongan difíciles. Una buena oportunidad de reír o de poder
contarle a alguien lo difícil que está la situación-- y qué tanto esfuerzo está
usted haciendo para no dejarse controlar por el estrés, puede serle de mucha
utilidad.
Permítase
mostrar sus sentimientos. Se requiere de mucha energía para mantener los malos
sentimientos fuera de la vista de otros. Por eso, es de gran alivio poder
llorar, rabiar o reír a rienda suelta con alguien. Lo mejor es que sea a otra
persona adulta a quien le muestre usted sus sentimientos para que no sean sus
niños quienes tengan que escucharle y tratar de consolarle. Sin embargo, si llora
frente a sus hijos, es mejor que no dé detalles sobre sus razones. “Es sólo que
tengo que llorar porque no me siento bien. Estoy echando fuera mis malos sentimientos,
en un rato te ayudo”, son buenas explicaciones sobre lo que usted está haciendo
en ese momento.
Piense en
alguien que le aprecia. Mucho del estrés que resulta de tanto trabajo como
padres viene de sentirnos solos en el mundo. Pero almacenados en la memoria,
todos tenemos recuerdos de cuando las cosas fueron bien en nuestras vidas, de
cuando nos sentíamos cercanos a alguien, de cuando podíamos sentir qué tanto
amor llevábamos por dentro. Detenernos a sacar de la memoria uno de esos buenos
recuerdos puede ayudarnos a cambiar los sentimientos presentes. A veces,
recordar algo grato nos ayuda a llorar porque en la actualidad todo parece
difícil. Ese llanto es útil porque sana heridas emocionales. Cuando éste llanto
llegue, relájese y déjelo salir.
Atacar el Estrés
Para
implementar esta estrategia se requiere planeación y en ella puede incluir a
sus niños. Ya que usted haya identificado una hora del día o una situación en
particular que a menudo ocasiona estrés, en vez de esperar que este no crezca,
tenga un plan para romper los patrones que lo alimentan.
Pida ayuda.
Intercambie ayuda. Si usted sabe que salir de compras con sus gemelos resulta
en un desastre para usted y ellos, puede pedir ayuda. Pida a otra persona que
le haga sus comprar y a cambio de ello usted le cuidará a su hijo o pídale a un
pariente o vecino que le haga sus compras dos veces al mes y usted le
recompensará con un platillo cada vez. Algo
así es un intercambio útil tanto para usted como para la otra persona.
Haga uso de
los recursos disponibles.
De le a sus
niños Tiempo Especial individual y de calidad. Es increíble la cantidad de
estrés que se puede evitar cuando sus niños saben que usted les considera
personas especiales. Al jugar con ellos sus juegos favoritos, con su buena
atención y elogios usted les transmite su mensaje de amor. Tan solo 5 ó 10
minutos de Tiempo Especial con usted llegan a tener un gran significado en sus
vidas. Dígale a su niño que usted está dispuesto a jugar a lo que desee y no
trate de cambiar el juego a menos que sea peligroso. Esto le da al niño la
oportunidad de estar en control y de mostrar lo que le encanta hacer. El Tiempo
Especial ayuda a disolver las batallas por el poder que tienen tanto que ver
con el estrés en las familias. Y le muestra a usted lo inteligente que es su
niño.
Permítase
descansos regulares. Esto es difícil en vista de las exigencias que el ser
padres implica. Pero el descanso es esencial para mantener el control de
nuestras vidas. (Cuando sentimos que no tenemos control ni de nuestra propia
vida, terminamos culpando a nuestros hijos, ¡lo que a la larga crea más
estrés!) Tal vez no le sea fácil encontrar la manera de tratarse bien a si
misma--este es un buen tema para hablar cuando tenga a alguien que le escuche
mientras que usted explora sus pensamientos.
¿Hay cosas
que usted puede hacer a diario o semanalmente para cuidarse a si mismo? ¿Un
baño relajador en la tina después de acostar a los niños? ¿Veinte minutos de
lectura antes de que despierten? ¿Una caminata durante su hora de almuerzo en
el trabajo? ¿Una llamada a su mejor amiga/amigo una vez por semana? ¿Escuchar
música? ¿Una breve siesta por las tarde? le recomiendo mucho que
tenga una relación co-escucha en la que usted y su pareja o un amigo/a intercambian tiempo
escuchándose con aprecio, comprensión y sin darse consejos u opiniones. Una
oportunidad de hablar no para resolver asuntos, sino más bien para organizar
sus pensamientos.
Y recuerde, no importa qué tan estresados se sientan, son buenos padres, aman a sus hijos con todo el
corazón y siempre se están esforzando por hacer bien su trabajo, por lo
tanto, se merecen mucho elogio y ánimo.
Super... Muchas Gracias!!
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