Convivir con alguien que sufre psicosis no es sencillo. Esta
enfermedad supone que quien la padece oye y ve cosas que no existen, ya que los
delirios forman parte de la enfermedad. En ocasiones, la fuerza de las ideas
delirantes es tal, que la enfermedad supera los límites de la mente del enfermo
y parece contagiar a otra persona que conviven íntimamente con él, dando
lugar a lo que se conoce como psicosis compartida o “folie à deux”, nombre con que fue descrita por primera vez en 1877
por Lasegue y Falret para describir
una patología en la que tanto el enfermo como el que convive con él comparten
las mismas ideas delirantes. Convivir con alguien que sufre de psicosis implica
comprender al enfermo y saber que en ciertos momentos, va a estar viendo u
oyendo cosas que no existen en realidad.
Obviamente, esto es una carga bastante importante para los familiares,
ya que deben de tener especial cuidado con ciertas situaciones que pueden
llegar a ser peligrosas. Pero a veces el problema puede crecer y salir de los límites de la
mente del enfermo. En todos los casos, parece necesario que exista un vínculo
afectivo muy íntimo entre el enfermo de psicosis y quien sufre la psicosis
compartida.
En el DSM IV este trastorno es conocido como "trastorno psicótico compartido" y en el CIE 10 como "trastorno de ideas delirantes inducidas".
Se han propuesto varias clasificaciones de trastorno psicótico compartido para describir cómo la idea delirante se mantiene por más de una persona. En estos casos, hay de 2 a 4 situaciones principales en las que alguien cercano al psicótico acaba por compartir su noción de la irrealidad:
- Folie impuesta. Es cuando el enfermo induce a la otra persona sus ideas delirantes. Suelen tener una relación muy estrecha, y compartir los mismos temas (por ejemplo, creer en los horóscopos).
- Folie simultánea. En este caso, ambas personas sufrían de psicosis, y una de ellas influencia a la otra de forma que acaban teniendo delirios parecidos.
- Folie comunicada. La persona inductora enferma a su acompañante pero posteriormente la psicosis de ambos evolucionan independientemente, aun después de la separación física. Algunos especialistas consideran que esta es la "verdadera" locura inducida.
- Folie inducida. La persona ya sufría con anterioridad la psicosis pero nuevas ideas delirantes se le suman a su cuadro clínico inducidas por el otro enfermo.
Vale aclarar que en algunos manuales se pueden hallar estas dos
últimas formas como subtipos o expresión de la folie impuesta.
El Trastorno psicótico compartido o folie à deux (literalmente "locura compartida por dos") es un raro síndrome psiquiátrico en el que un síntoma de psicosis (particularmente una creencia paranoica o delirante) es transmitida de un individuo a otro. El mismo síndrome compartido por más de dos personas puede llamarse folie à trois, folie à quatre, folie à famille o incluso folie à plusieurs (locura de muchos).
El trastorno psicótico compartido no deja de ser una curiosidad psiquiátrica. El actual manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales establece que una persona no puede diagnosticarse como delirante si su creencia en cuestión está comúnmente aceptada por otros miembros de su cultura o subcultura. Cuando un gran número de personas terminan creyendo algo obviamente falso y potencialmente angustioso basándose únicamente en rumores, estas creencias no se consideran como clínicamente delirantes por la profesión psiquiátrica y se etiquetan como histeria colectiva. Los factores comunes para la aparición de estos casos son:
- Relaciones estables y de larga duración en el tiempo, generalmente entre dos personas, que además sostienen una escasa vida social.
- Usualmente estas relaciones son ambivalentes y de dependencia.
- Asumir los síntomas de la otra persona no es solo una forma de sometimiento sino una manera de acercamiento y "empatía" (por llamarlo de alguna forma) para con el sentir del otro.
Al contrario de lo que nos dicta el sentido común y las técnicas psicoterapeutas que hoy se continúan aplicando, separar a la pareja no siempre
reporta la curación del segundo afectado. Incluso se afirma que solo en el 40%
de los casos la separación tiene un efecto positivo pues en el resto de las
personas se observa un recrudecimiento de la sintomatología delirante. Asevero
que la literatura teórica sobre el trastorno es aún muy "optimista" pero que en la realidad la persona inducida
no siempre logra recuperarse del trastorno.
Otro de los "estereotipos" relacionados con la folie á deux hace referencia a que la persona inducida usualmente posee cierto nivel de retardo o retraso mental o presenta alguna discapacidad que le hace dependiente de la persona psicótica. Sin embargo, en los casos que se han recogido recientemente, este patrón ya no es tan claro e incluso la persona puede sucumbir ante las ideas delirantes de su pareja aun cuando mantiene una vida social relativamente activa.
Otro de los "estereotipos" relacionados con la folie á deux hace referencia a que la persona inducida usualmente posee cierto nivel de retardo o retraso mental o presenta alguna discapacidad que le hace dependiente de la persona psicótica. Sin embargo, en los casos que se han recogido recientemente, este patrón ya no es tan claro e incluso la persona puede sucumbir ante las ideas delirantes de su pareja aun cuando mantiene una vida social relativamente activa.
Estas nuevas presentaciones de casos clínicos han llevado a una reconsideración de las causas de la folie á deux para hipotetizar que la persona sana prefiere (evidentemente este proceso transcurre por debajo del nivel de conciencia) aceptar las ideas delirantes y descabelladas de su compañero antes que perder una relación que les reporta una gran satisfacción emocional. Por supuesto, esta aceptación implica una identificación desde el punto de vista emocional y cognitivo por lo cual la persona "sana" termina pensando y sintiendo como su pareja.
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