Aún con el paso del
tiempo y el empoderamiento que ha alcanzado la mujer en la sociedad, una gran
cantidad aún no es capaz de reconocer su cuerpo en el ámbito sexual; muchas
incluso ni siquiera saben cuáles son sus zonas erógenas y no solo me refiero a
la masturbación femenina si no en incrementar su placer y todo sus grandes
beneficios.
Insertadas en una
sociedad machista, en un país que todavía se considera a sí mismo como
religioso (y castrador) y con una cultura rica pero al mismo tiempo muy pobre
en lo que a educación sexual se refiere. Ese es el escenario en el que se
mueven la mayor parte de las mujeres y
pese a que los tiempos han avanzado, parece que la sexualidad sigue siendo una
de las piedras de tope fundamentales para lograr la libertad personal.
Sin importar el nivel
de educación, la edad, profesión y la condición socio económica, el
desconocimiento por el cuerpo en el plano sexual se da en todo tipo de mujeres,
quienes no saben desde cómo es su vagina hasta qué es lo que les provoca
placer. De mirarse ni hablar y al parecer, el trabajo de descubrir y hacerlas
sentir es exclusivamente de su compañero, el que tampoco parece ser muy avezado
en estos temas.
Desconocer la propia
sexualidad implica una serie de consecuencias, las que pueden derivar en
disfunciones sexuales tales como la anorgasmia, problema que actualmente
padecen muchas mujeres quienes no tienen relaciones sexuales placenteras y
dicen no sentir absolutamente nada al momento de intimar con sus parejas.
“La ausencia de deseo
es la disfunción sexual que más afecta a la mujeres de todo el mundo”
Si bien hay mujeres que
han hecho un trabajo de exploración de su cuerpo, lamentablemente aseguro que
se trata “de las menos”, siendo el caso más común “la mujer que es ignorante de
su cuerpo, sus necesidades, de cómo
satisfacerse y que siempre está esperando que otro se haga cargo de eso”. Suelen
moverse en cierto sentido en un sistema
un tanto paternalista y en este caso en particular eso se refleja en que “si el
otro es bueno (sexualmente hablando), debería saber exactamente lo que yo
necesito”.
Todo esto obedece a un
conjunto de factores por ejemplo: El machismo imperante en nuestra sociedad y
lo difícil que aún es hablar de sexualidad, tema tabú en muchas familias.
La sexualidad “se
aprende en el hogar y no fuera de él y claro, esto se rige generalmente por las
culturas en las cuales están insertas las personas, pero uno se da cuenta que
las mujeres que sí han hecho un proceso de autoconocimiento han tenido otro
nivel de crianza basada en el respeto por el cuerpo, donde se entrega
conocimiento a medida que se va creciendo y donde los padres hablan libremente
del tema y también de sus propios cuerpos de manera natural”.
A diferencia de las
mujeres que nunca han explorado su cuerpo y que no saben qué es lo que les
gusta y desean durante una relación sexual, las que sí han hecho el ejercicio
de autoconocimiento sin duda disfrutan mucho más del sexo y también de su vida
cotidiana “se relacionan de manera diferente con su cuerpo y sexualidad y eso
puede verse en el modo cómo caminan. Una mujer que se relaciona más con su
cuerpo va libremente por la vida, menos tapada, tiene menos prejuicios acerca
de su cuerpo, sea éste bonito o no, son más seguras, tienen un vaivén distinto
al caminar y son mujeres empoderadas con su sexualidad”.
Lo que ocurre
actualmente con las jóvenes y el llamado “destape” en lo sexual no tiene
relación con un conocimiento acabado del cuerpo. Al contrario, se
trata de un descuido de éste. “Antes había una generación que no veía el cuerpo
y ahora hay una devaluación de él, porque asumir la sexualidad implica respeto
por el cuerpo y hoy eso no se ve claramente”.
Si bien el
empoderamiento femenino antes descrito ha permitido que la mujer se sitúe en el
mundo desde otra perspectiva, en lo sexual esto también está trayendo
consecuencias y entre las más evidentes están las disfunciones sexuales
masculinas ya que las mujeres han ido adquiriendo más conciencia acerca de lo
que quieren, pero también han perdido su lado empático y pasivo. Ahora, si el
hombre no tiene ganas, ella puede que piense que ya no le sirve, ya que
necesita a alguien que quiera tener relaciones con ella, etc... actitud que vuelve a
generar un desequilibrio en las relaciones de pareja y que lleva a
desencuentros y quiebres amorosos.