“Nuestra
desdichada y lamentable amistad terminó para mí en la ruina y en la infamia
pública. Sin embargo el recuerdo de nuestro antiguo afecto me acompaña a menudo
y me resulta muy triste la idea de que odio, amargura y desprecio deban ocupar
para siempre el sitio que en mi corazón perteneció una vez al amor”. De
Profundis.
Se
conocieron en 1891, cuando Douglas
(Bosie) tenía 21 años y Wilde 37 años y ya llevaba varios años casado con
Constance.
Sus
escarceos con la homosexualidad prohibida en la época victoriana habían
comenzado en Oxford pero fue en 1886 en
que la relación con Robert Ross, un muchacho de 16 años- le abrió un mundo
diferente, con él exploró la alegría y el placer de la relación entre hombres e
inició una amistad que se prolongaría hasta su muerte. Ross no solo lo amó sino
que estuvo junto a él, fue su albacea testamentario y un amigo incondicional. Sin
embargo, pudo más el vínculo destructivo que estableció con Bosie y que terminó
en una verdadera tragedia. La historia es tan increíble como cierta y lleva a
pensar en la oscuridad que la pasión puede llegar a alimentar. Wilde era amado por dos seres
excepcionales: Constance y Robbie, ambos le daban la oportunidad de establecer
un vínculo de crecimiento y de consolidar su personalidad con rasgos de
genialidad. Pero pudo más la obsesión de una relación que nunca se consumó.
”La sodomía” escribirá Bosie “no tuvo lugar
jamás entre nosotros, ni fue nunca intentada, ni se nos pasó siquiera por las
mentes. Wilde se condujo conmigo como los muchachos mayores se suelen conducir
con los más jóvenes en el colegio”.
Douglas admiraba a Wilde pero no sentía
atracción física por él, su deseo se limitaba a las personas de su edad o
menores que él, introdujo a su amigo en
los bajo fondos de la prostitución
masculina londinense mientras derrochaba
su dinero; era un ser que nunca pudo
superar una relación edípica conflictiva y con un perfil que hoy podríamos
diagnosticar como “Trastorno límite de personalidad”.
¿Por
qué Wilde quería retenerlo? Quizás “El retrato de Dorian Gray” nos dé algunas
pistas, puede que Alfred fuera su nemesis como Dorian y Henry.
Wilde
amaba la belleza y él mismo se iba convirtiendo en una persona físicamente poco
agraciada, a los 37 se consideraba un viejo, Douglas le devolvía una imagen de
belleza narcisista absolutamente auto-erótica, quizás por eso eran tan poco
importantes las relaciones sexuales. Douglas quería escribir aunque era un
completo inútil, Wilde se esforzaba en crear su obra cuanto más se hundía a
causa de Alfred (la importancia de llamarse Ernesto, Un marido ideal, son obras
desarrolladas en la dificultad y a pesar de la debacle de su vida).
De
Profundis, escrita en prisión en 1897 y publicada por Ross en 1905, nos aclara
mucho de la increíble versatilidad emocional de Wilde en lo que a Douglas se
refiere. A nadie se le escapa que lo que pasó podría haberse evitado, esos
juicios eran innecesarios, esa condena superflua y su final evitable, salvo que
tomemos seriamente en cuenta su veta melancólica que lo llevó a privilegiar la
pulsión de muerte por sobre cualquier otra posibilidad de supervivencia. Ya no
se trata de Bosie, sino de lo que Wilde pudo hacer y no hizo respecto de Bosie y de sí mismo.
El
tema de De Profundis no es otro que la tragedia como única posibilidad y la crítica
social del momento histórico que le toca vivir. Hay un matiz importante, relacionado con sus orígenes irlandeses y la lucha de su madre en contra del imperio
inglés, que lo convierte en víctima de la intolerancia del opresor.
Por
otra parte es un intento de racionalizar su sufrimiento: “Donde hay pena hay un
espacio santo” “Porque el secreto de la vida es el sufrimiento”. Curiosamente, esa filosofía era también la de Constance.
También
se desprende del texto de Wilde su enorme voluntad y determinación de convertir
su desastre en una transformación estética, un intento de sublimación por su
arte que ya había aparecido en las fallidas veces en que quiso alejarse de
Douglas: “Aparece en mí la necesidad de definirme como artista cuanto antes
mejor. Si soy capaz de producir solo una hermosa obra de arte, seré capaz de
despojar a la malicia de su veneno”.
Wilde
salió de la Carcel de Reading en 1897, como un ser invisible socialmente, a
quién nadie saludaba ni reconocía como el gran escritor que seguía siendo .
Pese
a las amenazas del Marqués de Queensberry (padre de Bosie) y las condiciones de
Constance para no retirarle la pensión y el contacto con sus hijos, Wilde y
Bosie se reunieron nuevamente en Nápoles! El final trágico estaba servido,
Bosie quería ser aceptado como poeta más allá de Wilde, ser vistos juntos era motivo de escarnio y
finalmente lo abandonó.
Douglas
pasará los siguientes 45 años hasta su muerte en una suerte de metáfora de
Dorian, transformándose en una caricatura de sí mismo como litigante perpetuo,
homofóbico, católico y antisemita,
peleando con todos y encontrando una fuente de ingresos en entablar juicios
por difamación. Se casó con la poetisa Olive Cunstance en 1902, se separó en
1913 después de arruinar económica y literariamente a su mujer, tuvo un hijo
que heredó su psicopatología y pasó casi toda su vida en un asilo psiquiátrico.
Oscar Wilde solo y una vez más quebrado económicamente, fallece a los 46 años, el 30 de Noviembre de 1900 en París, en el Hôtel d’Alsace, núm. 13, de la Rue des Beaux Arts. Una meningitis que empezó como una otitis aguda acabará con su vida a sus 46.
Referencia
Publicado en psicoterapia de pareja, relaciones que enferman. Blog Sobreviviendo a Freud
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