Situada en la categoría
de parasomnia. Este trastorno consiste en efectuar golpes rítmicos de la cabeza
contra la almohada o movimientos de balanceo repetitivo y rítmico de la cabeza
(delante-atrás y hacia los lados) o todo el cuerpo y pueden también aparecer sonidos guturales.
En la mayoría de los
casos estos movimientos son suaves pero pueden llegar a resultar violentos
(golpear la cabeza contra la cama o las paredes) hasta el punto de provocar
heridas. En ocasiones, el niño puede realizarlos durante un periodo de tiempo
prolongado sin mostrar cansancio aparente y sin llorar tras golpearse la cabeza
con objetos.
Causas
Los factores
emocionales han sido una de las variables que se han manejado como causa del
trastorno, suele ser de origen familiar, es un trastorno característico de la
infancia, por otra parte se considera que estos movimientos se efectúan para
liberar tensiones. El niño para hacer frente a la ansiedad y quedarse dormido
utiliza estos movimientos rítmicos. Este trastorno puede persistir hasta la
edad adulta. Se descarta la epilepsia propia de la infancia. Ocurre en las
fases 1 y 2 del sueño NREM o antes de dormir.
La incidencia es
similar en ambos sexos y que se produce más frecuentemente en los primogénitos,
lo cual podría estar provocando por una mayor atención o preocupación de los
padres. No existiendo ninguna enfermedad orgánica. Suele comenzar a los 9
meses y no suele persiste más allá de los 4 años. Suele remitir progresiva y
espontáneamente.
La frecuencia de este
tipo de movimientos oscila entre sesenta y setenta veces por minuto; en la
mitad de los casos, la duración del episodio suele ser de quince minutos y en
un 26 por 100 puede llegar a durar más de una hora
Los movimientos pueden
ser interrumpidos por algún estímulo externo como la voz de la madre llamando
al niño. Suele darse con más frecuencia entre los 8 y los 24 meses de edad
aunque en ocasiones estos movimientos reaparecen varios años después
coincidiendo con una etapa de tensión emocional acentuada.
Hay discrepancias
entorno a su origen y función. Para algunos autores se trataría de una conducta
ritual del adormecimiento, para otros un trastorno de conducta aprendida, que
reproduce los movimientos que los padres realizan al acunar al niño. Finalmente
hay hipótesis que apuntan la posibilidad de un retraso madurativo del Sistema
Nervioso Central. Normalmente aparece en el momento de quedarse dormido.
El tratamiento
El principal objetivo sería evitar que el niño se haga daño al golpearse con los objetos.
No suele intervenirse
salvo que los episodios sean muy frecuentes o creen consecuencias molestas para
el niño u otros. Se pueden usar antidepresivos tricíclicos y benzodiazepinas.
Desde la terapia de conducta, se puede emplear un estímulo aversivo asociado al
episodio (por ejemplo, una luz o un sonido). Además es recomendable colocar
protecciones en las camas para evitar contusiones. La Jactatio capitis
nocturna en ocasiones es seriamente autodestructiva, como cuando el paciente se
golpea la cabeza con violencia, hasta el punto de sangrar. Los estudios
neuro-radiográficos corresponden a la enfermedad de base. La presencia de
lesiones en el tallo cerebral favorece el diagnóstico en pacientes con síntomas
sugestivos de este trastorno.