El TDI (dsm-4) es una enfermedad psicológica poco conocida. La
sufren niños que tienen un aparente desarrollo normal durante los primeros años
de su vida. Pero llega un momento en el que empiezan a perder capacidades
adquiridas relacionadas con el lenguaje expresivo o receptivo, habilidades
sociales o comportamiento adaptativo, control de esfínteres, juego y
habilidades motoras. Actualmente en el DMS-5 clasificado como Trastorno del
Espectro Autista.
El síndrome desintegrativa
de la infancia o psicosis desintegrativa (o disociativa), es una enfermedad rara
caracterizada por una aparición tardía (2 años de edad) de retrasos en el
desarrollo del lenguaje, la función social y las habilidades motrices. Los
investigadores no han tenido éxito al encontrar una causa para este desorden.
Fue descrito por el
educador austríaco Theodore Heller en 1908, 35 años antes de que Leo Kanner
describiera el autismo, pero no se ha reconocido oficialmente hasta hace poco.
Heller utilizaba la denominación de dementia infantilis para este síndrome.
Conocido como Síndrome
de Heller. Se caracteriza porque tras los dos años primeros de vida, en que se
produce un desarrollo normal y antes de llegar a los 10, se produce una pérdida
de las habilidades adquiridas previamente y la manifestación de los déficits
sociales y comportamientos típicos del trastorno autista. Es frecuente en estos
casos que ocurran una regresión profunda o una pérdida completa del lenguaje,
una regresión en las actividades lúdicas, de la capacidad social y del
comportamiento adaptativo. Con frecuencia se presenta además una pérdida del
control de esfínteres y a veces un mal control de los movimientos.
La regresión puede ser
muy repentina, y el niño puede expresar incluso su preocupación sobre lo que
está sucediendo, para sorpresa de los padres. Algunos niños describen o parecen
estar reaccionando ante alucinaciones, pero el síntoma más obvio es que las
habilidades adquiridas aparentemente se pierden. Muchos escritores la han
definido como una enfermedad devastadora, que afecta tanto a la familia como al
futuro del individuo.
Es típico que estos
rasgos se acompañen de una pérdida de interés por el entorno, por manierismos
motores repetitivos y estereotipados y un deterioro de la comunicación e
interacción sociales.
Causas
Su origen o etiología
es desconocido actualmente, pero se ha asociado a patologías neurológicas, como
trastornos convulsivos y esclerosis tuberosa. No se ha identificado ningún
marcador o causa neurobiológica específica. Se ha informado acerca de
estresores psicosociales o médicos significativos en asociación con el inicio o
empeoramiento del trastorno desintegrativo de la infancia, pero su significación
etiológica continua poco clara. Se ha observado que en las fases de inicio
coincide, a menudo, con factores estresantes en la vida del niño, como el
nacimiento de un hermano, una mudanza o un problema de salud de la madre que
haya requerido hospitalización. Pero estos son hechos muy frecuentes en la
infancia y muchos niños no sufren ninguna consecuencia asociada. También se
maneja que su origen sea una infección, como el sarampión o la tos ferina, una
enfermedad bacteriana muy contagiosa que ocasiona una tos violenta e
incontrolable que puede dificultar la respiración.
Síntomas
- Retraso o ausencia de lenguaje hablado
- Deterioro de conductas no verbales
- Incapacidad de iniciar o mantener una conversación
- Ausencia de juego
- Pérdida del control de esfínteres
- Pérdida de destrezas comunicativas o lingüísticas
- Pérdida de habilidades motoras
- Pérdida de destrezas sociales
- Problemas para establecer relaciones con otros niños y miembros de la familia
En cuanto a la
descripción clínica, en algunos casos el niño se muestra inquieto, hiperactivo
y ansioso por la pérdida de las funciones. Puede iniciarse con síntomas
conductuales, como ansiedad, ira o rabietas, pero en general la pérdida de
funciones se hace extremadamente generalizada y grave. El deterioro lleva a un
síndrome que es sintomáticamente similar al trastorno autista, excepto que el
retraso mental tiende a ser más frecuente
y pronunciado. Con el tiempo, el deterioro se hace estable, y aunque algunas
capacidades pueden recuperarse es en un grado muy limitado. Aproximadamente el
20% recupera la habilidad de hablar construyendo frases, pero sus habilidades
de comunicación seguirán deterioradas. La mayoría de los adultos son
completamente dependientes y requieren cuidado institucional; algunos de ellos
tienen una vida corta.
Trastornos Asociados
Suele presentarse con
retraso mental grave. También se asocia con un incremento de alteraciones en el
E.E.G. y de trastornos compulsivos.
Prevalencia
Existen muy pocos
datos. Es mucho menos frecuente que el Trastorno Autista. Se da con mayor
frecuencia en los varones.
Curso
Su inicio por
definición, es posterior a los dos años y anterior a los diez, produciéndose en
la mayoría de los casos entre los 3 y los 4 años. Su aparición puede ser súbita
o insidiosa. Con frecuencia hay un período prodrómico de la enfermedad poco
definido, durante el cual el niño se vuelve inquieto, irritable, ansioso e
hiperactivo, al que sigue la pérdida de las habilidades mencionada
anteriormente. En algunos casos la pérdida de capacidad tiene una progresión
continua, pero con mayor frecuencia el deterioro progresa solo durante unos
meses. En un principio se estabiliza y más tarde tiene lugar una mejoría
limitada. El curso es continuo y suele durar toda la vida.
Diagnóstico diferencial
La diferenciación con
el Trastorno Autista se hace en base al inicio. Ya que los síntomas de ambas
alteraciones de la salud son parecidos. Aunque el trastorno desintegrativo
infantil destaca por dos diferencias muy relevantes: antes del inicio, el niño
ha tenido un desarrollo normal y según algunos autores, cuando se desarrollan
los síntomas, en general, son más graves. En ocasiones, la regresión de las
funciones (como el lenguaje, el control de esfínteres o las habilidades
sociales) es gradual (durante varias semanas o meses) o muy rápida (días). El
trastorno desintegrativo infantil sería entre 10 y 60 veces menos frecuente que
el autismo. También se distingue del Trastorno de Rett por la proporción sexual
característica de éste, por el inicio y por el patrón de déficits. En el
Trastorno de Asperger no aparece retraso del desarrollo del lenguaje ni pérdida
de las habilidades evolutivas. En la demencia de inicio en la infancia el
trastorno sobreviene por efectos fisiológicos de enfermedades médicas. El
trastorno no se explica mejor por la presencia de otra alteración del
desarrollo o de esquizofrenia.
Tratamiento
Al igual que la
evaluación y el tratamiento son esencialmente comparables al enfoque del
trastorno autista, aunque se necesita un soporte mucho más activo, tratamiento
conductual, cuidados neurológicos y control médico. Como es el caso de todas
las categorías de trastornos generalizados del desarrollo, existe una
controversia considerable acerca del tratamiento correcto para este síndrome. El
tratamiento incluye a menudo terapia conductual y farmacológica para recuperar
las habilidades perdidas. Un tratamiento experimental emplea esteroides para
reducir el progreso de la afección.
Asistencia Médica
Consulte con el médico y el profesional de la salud mental si su hijo tiene cualquier retraso en el desarrollo o empieza a perder capacidades en este aspecto.
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