No
hay dolor más agudo que el de un corazón abatido por la tristeza. Las penas y
los desengaños lastiman el corazón y aunque resulta difícil describir este
dolor, la ciencia intenta explicar lo que los seres humanos sienten. Todos
hemos sufrido de la pérdida de un ser querido, una fuerte discusión o alguna
decepción amorosa. Lo que implica estrés físico o emocional intenso que
literalmente puede rompernos el corazón.
El
síndrome del corazón roto puede producir daños severos a nivel de la parte
media y de la punta del corazón. Es una condición que podemos calificar de
grave. La cardiomiopatía de Takotsubo presenta síntomas similares a los de un
ataque cardíaco, como dolor en pecho y dificultad para respirar. Pero
normalmente es temporal, no deja secuelas, y no afecta a las arterias
coronarias como un infarto, sino al músculo cardíaco, la buena noticia es que
los síntomas del trastorno y la condición por lo general se invierte en
aproximadamente una semana.
La
enfermedad se caracteriza por cursar de forma similar a un infarto de
miocardio, con una debilidad cardiaca transitoria, en la cual la parte del
corazón afectada (el ventrículo izquierdo) adquiere una forma similar a la de
la vasija. Se produce en personas sin estrechamiento de las arterias coronarias
y su pronóstico es generalmente benigno, con una mortalidad intrahospitalaria
inferior al 5 por ciento, pero pueden producirse complicaciones graves en uno
de cada cinco casos. Sin embargo, casi todos los enfermos se recuperan
completamente de la debilidad cardíaca tras unas semanas.
En
el 90 por ciento de los casos, esta enfermedad viene provocada por un estrés
muy fuerte y súbito. Algunos estudios apuntan que ese desmesurado estrés
produce la liberación repentina de grandes dosis de catecolaminas, unas
sustancias similares a la adrenalina que, a dosis muy altas, tienen un efecto
tóxico sobre el corazón. De hecho, síntomas similares a los que tienen estos
enfermos se han descrito en pacientes que han sufrido sobredosis accidentales
de adrenalina.
Según un estudio publicado en la revista American Journal of
Cardiology, el trastorno se debe a un aumento en el nivel de hormonas
relacionadas al estrés, como la adrenalina. Las arterias no se cierran, sino
que es el músculo cardíaco el que se resiente y debilita, hasta el punto de que
el ventrículo izquierdo adquiere una forma cónica.
Se
estima que entre 1 y 2% de los sujetos diagnosticados de un ataque cardíaco
sufren en realidad este síndrome. Los expertos tratan de entender el proceso de
la enfermedad para ayudar a desarrollar tratamientos más efectivos y
estrategias a corto y largo plazo.
A diferencia de los ataques cardíacos,
afirman que el corazón roto suele ocurrir más en los meses de primavera y
verano. En un 75% de los casos ocurre después de sufrir un estrés intenso, como
un accidente de tráfico, una discusión, la muerte de un ser querido y el
síndrome es más habitual en mujeres, en especial si ya han pasado la
menopausia.
El
paciente estándar sería una mujer posmenopáusica de entre 60 y 75 años, con
pocos o ningún factor de riesgo cardiovascular (es decir, no fumadora, con
colesterol, tensión y azúcar normales) y que sufre un episodio de gran estrés
(psíquico o físico).
Los estreses psicológicos más frecuentemente asociados a
este cuadro son la muerte de un familiar, el diagnóstico de una enfermedad
grave, los cada vez más frecuentes problemas económicos (incluyendo la pérdida
del empleo y las pérdidas relacionadas con el juego), el miedo (robo a mano
armada, hablar en público), la ira (discusiones con el cónyuge), los conflictos
en las relaciones matrimoniales (separaciones, divorcios) y los problemas
financieros.
Los estreses físicos incluyen enfermedades agudas como el ictus,
los ataques de asma y tratamientos como las cirugías o la quimioterapia. Aunque
se ha investigado mucho sobre el tema, se desconoce por qué es tan frecuente
entre las mujeres.
Síntomas
- El “síndrome del corazón roto” se presenta con la falta de aire y sentir que nos ahogamos, es una insuficiencia cardíaca congestiva, que puede verse en un electrocardiograma.
- Un dolor muy fuerte en el pecho como una especie de quemazón puede ocurrir en cualquier momento, aunque es más usual luego de sufrir un impacto emocional.
- Las mujeres con el síndrome también presentan sudor frío y dolor en el brazo izquierdo, muy parecido a cuando se sufre un infarto de miocardio normal.
- También hay que prestar atención si existe un cansancio injustificado, dolor de mandibula o espalda.
- Esta dolencia se registra al reaccionar el corazón ante una elevación de catecolaminas y adrenalia.
Como
los pacientes que sufren un Tako-Tsubo padecen unos síntomas similares a los
del infarto de miocardio y además, las alteraciones que se producen en el
electrocardiograma y en la ecografía de corazón son parecidas a las de los
pacientes con infartos agudos de miocardio, con frecuencia se puede producir un
diagnóstico inicial equivocado.
La
clave para un diagnóstico correcto suele ser el antecedente de un fuerte y
repentino estrés y la ausencia, por lo general, de los factores de riesgo
cardiovascular clásicos: tabaquismo, hipertensión arterial, hiperlipemia y
diabetes. Respecto al tratamiento, al ser una patología recientemente descrita,
no existe mucha información de su utilidad y eficacia. Lo que más se utiliza
son fármacos que bloquean la acción de la adrenalina y de otras sustancias
similares, los betabloqueantes. En cualquier caso, el curso de la enfermedad
suele ser benigno, con una recuperación rápida y completa en la mayoría de los
pacientes. Y una vez producida esta recuperación completa no es necesario tomar
ningún tratamiento farmacológico y lo único que se recomienda es que los pacientes
intenten evitar, en la medida de lo posible, situaciones de gran estrés súbito
en el futuro.
Cuando
una persona presenta los síntomas del síndrome de corazón roto el mejor
tratamiento es el reposo. Al optar por el descanso, el corazón puede trabajar
en los niveles normales. La cardióloga recalca que si este momento recibimos
una mala noticia podríamos soportarla mejor si nuestro corazón fuera más sano,
si no tuviéramos el colesterol elevado y si, además, nos ejercitáramos con
mayor frecuencia.
El
estado de ánimo deteriora nuestro organismo incluso más de lo que pensamos,
porque el cuerpo y la mente están estrechamente relacionados entre sí.
Se
advierte que hay evidencias, cada vez más concluyentes, de que las personas que
se sienten felices son menos vulnerables al desarrollo de una enfermedad
cardiaca, comparadas con quienes suelen ser más pesimistas y tristes.