lunes, 27 de julio de 2015

Síndrome del Corazon Roto

No hay dolor más agudo que el de un corazón abatido por la tristeza. Las penas y los desengaños lastiman el corazón y aunque resulta difícil describir este dolor, la ciencia intenta explicar lo que los seres humanos sienten. Todos hemos sufrido de la pérdida de un ser querido, una fuerte discusión o alguna decepción amorosa. Lo que implica estrés físico o emocional intenso que literalmente puede rompernos el corazón.
El síndrome del corazón roto puede producir daños severos a nivel de la parte media y de la punta del corazón. Es una condición que podemos calificar de grave. La cardiomiopatía de Takotsubo presenta síntomas similares a los de un ataque cardíaco, como dolor en pecho y dificultad para respirar. Pero normalmente es temporal, no deja secuelas, y no afecta a las arterias coronarias como un infarto, sino al músculo cardíaco, la buena noticia es que los síntomas del trastorno y la condición por lo general se invierte en aproximadamente una semana.

La enfermedad se caracteriza por cursar de forma similar a un infarto de miocardio, con una debilidad cardiaca transitoria, en la cual la parte del corazón afectada (el ventrículo izquierdo) adquiere una forma similar a la de la vasija. Se produce en personas sin estrechamiento de las arterias coronarias y su pronóstico es generalmente benigno, con una mortalidad intrahospitalaria inferior al 5 por ciento, pero pueden producirse complicaciones graves en uno de cada cinco casos. Sin embargo, casi todos los enfermos se recuperan completamente de la debilidad cardíaca tras unas semanas.

En el 90 por ciento de los casos, esta enfermedad viene provocada por un estrés muy fuerte y súbito. Algunos estudios apuntan que ese desmesurado estrés produce la liberación repentina de grandes dosis de catecolaminas, unas sustancias similares a la adrenalina que, a dosis muy altas, tienen un efecto tóxico sobre el corazón. De hecho, síntomas similares a los que tienen estos enfermos se han descrito en pacientes que han sufrido sobredosis accidentales de adrenalina.

Según un estudio publicado en la revista American Journal of Cardiology, el trastorno se debe a un aumento en el nivel de hormonas relacionadas al estrés, como la adrenalina. Las arterias no se cierran, sino que es el músculo cardíaco el que se resiente y debilita, hasta el punto de que el ventrículo izquierdo adquiere una forma cónica.

Se estima que entre 1 y 2% de los sujetos diagnosticados de un ataque cardíaco sufren en realidad este síndrome. Los expertos tratan de entender el proceso de la enfermedad para ayudar a desarrollar tratamientos más efectivos y estrategias a corto y largo plazo.

A diferencia de los ataques cardíacos, afirman que el corazón roto suele ocurrir más en los meses de primavera y verano. En un 75% de los casos ocurre después de sufrir un estrés intenso, como un accidente de tráfico, una discusión, la muerte de un ser querido y el síndrome es más habitual en mujeres, en especial si ya han pasado la menopausia.

El paciente estándar sería una mujer posmenopáusica de entre 60 y 75 años, con pocos o ningún factor de riesgo cardiovascular (es decir, no fumadora, con colesterol, tensión y azúcar normales) y que sufre un episodio de gran estrés (psíquico o físico). 

Los estreses psicológicos más frecuentemente asociados a este cuadro son la muerte de un familiar, el diagnóstico de una enfermedad grave, los cada vez más frecuentes problemas económicos (incluyendo la pérdida del empleo y las pérdidas relacionadas con el juego), el miedo (robo a mano armada, hablar en público), la ira (discusiones con el cónyuge), los conflictos en las relaciones matrimoniales (separaciones, divorcios) y los problemas financieros. 

Los estreses físicos incluyen enfermedades agudas como el ictus, los ataques de asma y tratamientos como las cirugías o la quimioterapia. Aunque se ha investigado mucho sobre el tema, se desconoce por qué es tan frecuente entre las mujeres.

Síntomas
  • El “síndrome del corazón roto” se presenta con la falta de aire y sentir que nos ahogamos, es una insuficiencia cardíaca congestiva, que puede verse en un electrocardiograma.
  • Un dolor muy fuerte en el pecho como una especie de quemazón puede ocurrir en cualquier momento, aunque es más usual luego de sufrir un impacto emocional.
  • Las mujeres con el síndrome también presentan sudor frío y dolor en el brazo izquierdo, muy parecido a cuando se sufre un infarto de miocardio normal.
  • También hay que prestar atención si existe un cansancio injustificado, dolor de mandibula o espalda.
  • Esta dolencia se registra al reaccionar el corazón ante una elevación de catecolaminas y adrenalia.
Como los pacientes que sufren un Tako-Tsubo padecen unos síntomas similares a los del infarto de miocardio y además, las alteraciones que se producen en el electrocardiograma y en la ecografía de corazón son parecidas a las de los pacientes con infartos agudos de miocardio, con frecuencia se puede producir un diagnóstico inicial equivocado.

La clave para un diagnóstico correcto suele ser el antecedente de un fuerte y repentino estrés y la ausencia, por lo general, de los factores de riesgo cardiovascular clásicos: tabaquismo, hipertensión arterial, hiperlipemia y diabetes. Respecto al tratamiento, al ser una patología recientemente descrita, no existe mucha información de su utilidad y eficacia. Lo que más se utiliza son fármacos que bloquean la acción de la adrenalina y de otras sustancias similares, los betabloqueantes. En cualquier caso, el curso de la enfermedad suele ser benigno, con una recuperación rápida y completa en la mayoría de los pacientes. Y una vez producida esta recuperación completa no es necesario tomar ningún tratamiento farmacológico y lo único que se recomienda es que los pacientes intenten evitar, en la medida de lo posible, situaciones de gran estrés súbito en el futuro.

Cuando una persona presenta los síntomas del síndrome de corazón roto el mejor tratamiento es el reposo. Al optar por el descanso, el corazón puede trabajar en los niveles normales. La cardióloga recalca que si este momento recibimos una mala noticia podríamos soportarla mejor si nuestro corazón fuera más sano, si no tuviéramos el colesterol elevado y si, además, nos ejercitáramos con mayor frecuencia.

El estado de ánimo deteriora nuestro organismo incluso más de lo que pensamos, porque el cuerpo y la mente están estrechamente relacionados entre sí.

Se advierte que hay evidencias, cada vez más concluyentes, de que las personas que se sienten felices son menos vulnerables al desarrollo de una enfermedad cardiaca, comparadas con quienes suelen ser más pesimistas y tristes.