viernes, 5 de octubre de 2012

Cleptomanía

La cleptomanía es un trastorno del control de los impulsos cuya característica esencial es la dificultad recurrente para controlar los impulsos de robar cualquier objeto, aun cuando no sea necesario para el uso personal o por su valor económico. 

La persona que padece dicho trastorno recibe el nombre de “cleptómano o ladrón compulsivo”.

¿Cual es la verdad respecto a la Cleptomanía?

El Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su cuarta edición (DSM IV), la cleptomanía corresponde al grupo de trastornos del control de impulsos caracterizado por la dificultad recurrente para controlar los impulsos de robo.

A diferencia del ladrón común el cual, por tener un objetivo y una estrategia de robo ya planificada, se encuentra dentro de la categoría de psicopatía, el cleptómano, por otro lado, por un impulso incontratable de robo, es muchas veces confundido. El cleptómano con frecuencia experimenta temor de ser arrestado y se siente deprimido y/o culpable de los robos que realiza, lo cual no ocurre en el ladrón convencional que por tratarse este de tener conductas propias de su psicopatía es un agente ausente de sentimiento de culpa. A diferencia de los ladrones, los cleptómanos no planifican los robos y no utilizan cómplices, muchas veces no tienen idea de que van a hurtar algo, es hasta que ven ese objeto y sienten el impulso de tomarlo, que concretan el acto.

La persona cleptómana está conciente de que padece un trastorno, pero es incapaz de controlarlo; algunas disimulan al saber que los miran, otras ya no lo pueden disimular, es entonces que la gente se da cuenta de que hurtan es cuando son arrestadas y su reputación se ve afectada, pues la cleptomanía es uno de los trastornos peor vistos en la sociedad actual.

Estos sujetos reconocen que el deseo de robar sale de ellos mismos y son conscientes de que se trata de un acto equivocado y sin sentido. Con frecuencia temen ser arrestados y se sienten deprimidos o culpables. El trastorno suele crea problemas legales, familiares, profesionales y personales. Parece que dos tercios de la población cleptómana en centros son mujeres.

¿Cómo se manifiesta?

 Las primeras señales de este trastorno suelen a parecer en la adolescencia, pero existen casos donde este trastorno se desata en el adulto cuando ha pasado por depresión fuerte o ansiedad.

El individuo experimenta una sensación de tensión creciente antes del robo, seguida de bienestar, gratificación o liberación cuando lo lleva a cabo. El robo no se comete para expresar cólera o por venganza porque en ese caso sería otro trastorno. Los objetos son robados a pesar de que tengan poco valor para el individuo, que tendría medios para adquirirlos y que con frecuencia se desprende de ellos y no los usa. A veces, los acumula o los devuelve inesperadamente.

Aunque las personas con este trastorno evitarán robar cuando sea probable un arresto inmediato (por ejemplo, en presencia de un oficial de policía), no planifican los robos ni toman medidas adecuadas para evitar las posibilidades de arresto. El robo se comete sin la asistencia de otras personas.

Criterios para el diagnostico (DSM-4 TR)

A. Dificultad recurrente para controlar los impulsos de robar objetos que no son necesarios para el uso personal o por su valor económico.
B. Sensación de tensión creciente inmediatamente antes de cometer el robo.
C. Bienestar, gratificación o liberación en el momento de cometer el robo.
D. El robo no se comete para expresar cólera o por venganza y no es en respuesta a una idea delirante o a una alucinación.
E. El robo no se explica por la presencia de un trastorno Disocial, un episodio maníaco o un trastorno antisocial de la personalidad.

Causas

Las compras compulsivas, trastornos del estado de ánimo como la depresión, los trastornos de ansiedad, de la conducta alimentaria como la bulimia nerviosa, los trastornos de la personalidad pueden estar asociados con la cleptomanía.

Prevalencia

La cleptomanía es una alteración rara que se presenta en menos del 5% de los ladrones en tiendas identificados. Su prevalencia en la población general se desconoce.

Finalmente, es necesario aclarar que los criterios de diagnostico tienen que trabajarse dentro de un proceso terapéutico de tipo conductual (terapia de modificación de conducta) con bases en lo cognitivo, esto con la finalidad de lograr su adaptación dentro del medio de desarrollo en el que se encuentre el paciente. Entendamos, pues, a la cleptomanía en su real dimensión como un problema por el que el paciente atraviesa y que le dificulta no solo su vida social sino también personal. Muchas veces cuando el trastorno ya es evidente la propia persona es la que busca ayuda psicológica

miércoles, 3 de octubre de 2012

El Síndrome de Adaptación Paradójica

El Síndrome de Adaptación Paradójica, es una aplicación del llamado Síndrome de Estocolmo al ámbito de la violencia doméstica. Explica cómo las mujeres víctimas de violencia de género desarrollan un paradójico vínculo afectivo con el maltratador, “llegando a asumir las excusas esgrimidas por el agresor tras cada episodio de violencia y aceptando sus arrepentimientos, retirando denuncias policiales”. 

Se describe el SAPVD "como un conjunto de procesos psicológicos que por medio de la respuesta cognitiva, conductual y fisiológico-emocional culmina en el desarrollo de un vínculo interpersonal de protección entre la víctima y el agresor" (Montero, 2001), es decir, la mujer crea un vínculo afectivo con su agresor que impide que abandonarle o denunciarle.

Se alcanza a través de 4 fases:
 Fase desencadenante. Comienza con la primera agresión física. La relación sentimental deja de ser un espacio seguro y de confianza.  Consecuencias: ansiedad, accesos ocasionales de ira, estado permanente de alerta, provocado por el miedo a que se repita el incidente. Posteriormente, la mujer sufrirá depresión, ante su incapacidad de cambiar el contexto, el sentimiento de pérdida y la acumulación de emociones negativas.
Fase de reorientación. La sensación de inseguridad en un lugar que se supone fuente de confort y seguridad (el hogar), unida a la sensación permanente de miedo y de incertidumbre ante el hecho de que la amenaza provenga de alguien que ella eligió para compartir su vida, provoca desorientación e incertidumbre en la víctima.  Consecuencias en la autoestima y en su propia identidad.  Deterioro psicofísico de la víctima; estado crónico de ansiedad y estrés, intensos sentimientos de culpa y vergüenza.
Fase de afrontamiento. La víctima trata de afrontar la situación, lo que dependerá de cómo perciba sus  propios recursos, del apoyo social disponible y de su estado psicofisiológico en general. Al producirse las agresiones sin ningún orden prefijado, la víctima no puede desarrollar estrategias de control, aumentando la sensación de incertidumbre y confusión. Consecuencias: estrés crónico, aumento del estado depresivo, de los sentimientos de culpa y vergüenza, embotamiento emocional y aumento de las conductas de pasividad e indefensión.
Fase de adaptación. En esta fase, la víctima se adapta (paradójicamente) a la violencia de su agresor. Ante la incapacidad de hacer uso de sus propios recursos o solicitar ayuda al exterior aprende la situación hostil seguirá haga lo que haga (indefensión aprendida), lo que la llevará a adaptarse a la situación desarrollando un vínculo paradójico con el maltratador, mediante un proceso de identificación traumática, a través del cual sólo aceptará sus aspectos positivos (arrepentimiento, excusas, promesas, etc.), desechando los negativos y desplazando la culpa hacia elementos externos al maltratador (O’Leary et al, 1989).
Consecuencias: a partir de este momento, toda la información y que lleguen a la mujer pasarán por el filtro del nuevo modelo mental que ha asumido (Montero, 2001), lo que dificultará que ponga fin a su situación. A pesar de que en la actualidad las cifras que intentan mostrar un perfil de la violencia íntima contra la mujer en el marco de relaciones afectivas recogen los beneficios de un progresivo aumento de la publicidad y la concienciación social con respecto a épocas anteriores, lo cierto es que aún queda mucha realidad oculta por conocer.
Algunas consideraciones sobre el síndrome de adaptación paradójica.
Diversos factores han contribuido  a que los contornos del fenómeno se expongan a la luz pública   pero en muchas ocasiones el silencio de la víctima y el mutismo, a pesar de observar el problema, de quienes le rodean, obstaculizan la búsqueda de soluciones. Entre  los elementos que mantienen a la mujer en silencio sobre el maltrato que está sufriendo se encuentran diversos procesos paralizantes generados y mantenidos por el miedo, la percepción por la víctima de una ausencia de vías de salida de la situación de tortura, y la carencia de recursos alternativos, sobre todo en el caso de mujeres con hijos que no vislumbran, por causas variadas, un apoyo externo viable.
En muchos casos puede observarse que tanto mujeres de perfil social considerado más independiente como aquellas otras de dependencia más ligada a un núcleo familiar del tipo que sea, comparten la reacción paradójica de desarrollar un vínculo afectivo gradualmente más fuerte con sus agresores, llegando al punto de asumir las excusas esgrimidas por el agresor tras cada paliza y de aceptar sus arrepentimientos, retirar denuncias policiales cuando han tenido un momento de lucidez y las han presentado, o detener procesos judiciales en marcha al declarar a favor de sus agresores antes de que sean condenados. El síndrome de Estocolmo es un conjunto de reacciones psicológicas observadas en personas sometidas a cautiverio mediante las cuales las víctimas acaban manifestando una paradójica adhesión a la causa de los secuestradores, estableciéndose cierto tipo de procesos de identificación entre rehenes y captores e, incluso, desarrollándose lazos afectivos y de simpatía en el marco del contexto traumático del secuestro. En muchos aspectos, es posible establecer un paralelismo muy claro entre la emergencia de vínculos paradójicos en experiencias de personas sometidas a secuestro y en mujeres que sufren violencia en la intimidad, a modo de un Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica.

Igual que las personas en períodos prolongados de aislamiento durante un secuestro, las mujeres maltratadas sufren una exposición constante al miedo que provoca la agresión física continuada en su espacio íntimo. Los iniciales estados agudos de ansiedad se cronifican pasando a generar cuadros depresivos que se unen a las claves traumáticas del escenario de violencia para producir una configuración en donde la mujer, cada vez más aislada del mundo seguro que conocía junto a su pareja íntima, comienza a perder la noción de una realidad que ya no reconoce. La ruptura del espacio de seguridad en su intimidad, consecuencia de la conversión de su pareja de referente de seguridad y confianza a fuente de agresión y peligro, será el eje de desorientación sobre el que pivotará la incertidumbre acerca de cuándo y porqué se producirá la siguiente paliza. La mujer, ante estas perspectivas, pierde la capacidad de anticipar adecuadamente las consecuencias de su propia conducta y cede, cada vez más, a la presión de un estado de sumisión y entrega que le garantiza unas mínimas probabilidades de no errar en su comportamiento. El agresor mostrará momentos de arrepentimiento que contribuirán aún más a desorientar a la víctima y a incrementar la auto-culpabilización de la mujer.
La incapacidad de la víctima para poner en práctica recursos propios u obtener ayuda externa para disminuir el riesgo de agresión impulsará a la mujer a adaptarse, vinculándose paradójicamente a la única fuente que percibe de acción efectiva sobre el entorno: su pareja violenta. Para ello, disociará las experiencias negativas de las positivas y se concentrará en estas últimas, asumiendo la parte de arrepentimiento de su agresor, sus deseos, motivaciones y excusas, y proyectando su propia culpa al exterior de la pareja, protegiendo así su debilitada autoestima y modificando su identidad. Después, cada una de las percepciones e informaciones que reciba la mujer pasarán por el filtro del nuevo modelo mental que ha asumido para explicar su situación, complicándose en gran medida las probabilidades de extraer a esa víctima del entorno de violencia. En mujeres con relaciones personales muy limitadas al espacio doméstico, cuyas oportunidades de intercambio en otros ámbitos estén restringidas, la percepción de su espacio vital puede ser bastante similar a la de un cautivo.
El Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica es, pues, un proceso generado por el miedo, potenciado por el aislamiento y la carencia de apoyo externo perceptible, y mantenido por ciertos estilos de personalidad en la víctima. Este síndrome de adaptación crea un nuevo modelo para entender la realidad de violencia.
Hay que establecer medidas de psicología preventiva en los protocolos de atención a las víctimas y encontrar los procedimientos de intervención específicos para desactivarlo.
Detectar la presencia de este síndrome no es complicada pero contrarrestar sus efectos sí puede serlo. La actitud de quienes mantienen  el primer contacto con las víctimas de violencia doméstica  como pueden ser centros de atención sanitaria o social, juzgados o comisarías de policía, es esencial  para identificarlo e introducir elementos de apoyo que permitan a la mujer salir de la dinámica circular que la mantiene expuesta a la agresión.
 Los indicadores del síndrome no son, en realidad, nuevos en los ámbitos de atención a la mujer: se trata de víctimas que se auto culpabilizan, que guardan silencio sobre el maltrato, que justifican cualquier golpe racionalizando los motivos de su agresor y apelando al vínculo afectivo que les queda. Sin embargo, hasta que dispongamos de instrumentos terapéuticos que se puedan aplicar con efectividad, conocer el significado e implicaciones de esos signos, quizás introduzca prácticas que sirvan para sacar a más víctimas de sus contextos de violencia. La intervención del Síndrome de Adaptación sobre el mantenimiento del estatus de violencia requiere reforzar determinados parámetros en los servicios de atención a la mujer y nos demuestra que el maltrato en la intimidad es un problema social complejo que requiere cuidar y evaluar de modo sistemático los mecanismos de asistencia y atención a las víctimas.
El apoyo social y la calidad de la información que reciban las mujeres sometidas a maltrato son ingredientes básicos, pero pueden ser contraproducentes si son administrados con descuido o rutina.
Cuando en nuestro entorno tenemos la sospecha o detectamos una situación de maltrato, más importante que hablar del problema en sí mismo con la víctima es exponer nuestra disposición para ayudarla  y difundir señales de confianza. Generar espacios de seguridad alternativos, que sustituyan a los fragmentados en la víctima, puede ser la llave para la apertura de un canal de comunicación que será determinante para extraer a la mujer del núcleo de la violencia. Se recomienda psicoterapia y prevención
EL Síndrome de Estocolmo domestico (SIES-9), como un tipo de trastorno de adaptación, sería el responsable del efecto paradójico encontrado en muchas mujeres que sufren maltrato en sus hogares, según el cual las víctimas defenderían a sus agresores como si la conducta agresiva que exhiben hacia ellas fuera el producto de una sociedad injusta y estos mismos esposos fueran víctimas de un entorno que los empujara irremediablemente a ser violentos
Montero modifica la terminología para referirse a esta reacción emocional de las mujeres maltratadas, denominándolo Síndrome de Adaptación Paradójica a la Violencia Doméstica (SAPVD). El síndrome APVD, aparece como nuevo concepto proveniente de la aplicación al ámbito de la violencia contra la mujer en el entorno doméstico del modelo teórico desarrollado por Montero para el Síndrome de Estocolmo clásico y queda definido como “un conjunto de procesos psicológicos que, a través de las dimensiones de respuesta cognitiva, conductual y fisiológico-emocional, culmina en el desarrollo paradójico de un vínculo interpersonal de protección entre la mujer víctima y el hombre agresor, en el marco de un ambiente traumático y de restricción estimular, a través de la inducción de un modelo mental, de génesis psicofisiológica, naturaleza cognitiva y anclaje contextual, que estará dirigido a la recuperación de la homeostasis fisiológica y el equilibrio conductual, así como a la protección de la integridad psicológica, en la víctima”.

martes, 2 de octubre de 2012

Maria Sabina "la Shamana"

María Magdalena Sabina García aterrizó en nuestro planeta en el poblado de Huautla de Jiménez, todavía en el siglo XIX, en 1898. Murió en Oaxaca el 23 de Noviembre de 1985.
                                                         
 Era una curandera mazateca que vivió toda su vida en la parte más selvática de la sierra de Oaxaca, al sur de México. Conoció los hongos a la edad de siete años, cuando vio a un curandero del pueblo sanar a su tío. Poco tiempo después, los probó.

Ella y su hermana los comieron frecuentemente por hambre, literalmente; pero nunca las castigaron o las golpearon por haberlo hecho, ya que sus padres conocían el trance en el que estaban.

La tradición mazateca impedía a las mujeres casadas comer hongos, pues, según sus creencias, aquella que los consume no debe tener trato con los hombres. Así que durante los pocos años que duraron sus dos matrimonios, María Sabina se retiro del consumo de los pequeños “santitos” o “cositas sagradas”, eufemismos mazatecos utilizados para nombrar varias de las especies de hongos alucinógenos.

María sabina fue la primera “chamana” nativa que permitió a los occidentales participar en sus ceremonias, conocidas como veladas; una sesión espiritual durante la cual los participantes tomaban los hongos mágicos como un “sacramento” que abría las puertas de la mente y la percepción. La ceremonia era vista como una purificación y comunión con lo sagrado, aunque la principal función de los hongos era curativa. El trabajo de María sabina era inseparable de sus cantos, los cuales fueron grabados y traducidos por su colega mazateco Álvaro Estrada.

Sus prácticas no estaban peleadas con la religión; ella incluso invocaba a varios santos católicos como San Pedro, San Pablo, San José o Santiago, y a la infalible patrona, la Virgen María de Guadalupe. Lo sorprendente es que, según cuenta, en ocasiones le hablaba también el Benemérito de las Américas, don Benito Juárez –figura importantísima para los pobladores de Oaxaca, pues a pesar de su rigen humilde logro llegar hasta la cima de la política del país. 

Durante las veladas, los santos se comunicaban con María Sabina y le decían lo que tenía que cantar, por lo que siempre se considero ella misma como una intermediaria entre los santos y sus huéspedes. Incontables investigadores visitan, hicieron estudios y publicaron en periódicos y revistas os resultados de sus observaciones sobre el llamado teonanacatl (“velada”, en mazateco). Su vida estuvo lejos de ser pacifica, en su pueblo era común morir a machetazos y varios de sus hijos murieron de manera violenta a manos de otros pobladores o gente de pueblos vecinos.

En una ocasión, un borracho le disparo a María Sabina después de discutir con uno de sus hijos, la bala le dio en la cadera y le provoco un tumor, el cual la acompaño por el resto de sus días. Nunca quiso someterse a una operación quirúrgica para extirpárselo, a pesar de la insistencia de sus amigos, entre ellos algunos médicos tradicionales.

También en un par de ocasiones le quemaron su casa, principalmente por envidia, ya que gozaba de gran popularidad debido a los visitantes que la buscaban por su trabajo, entre ellos gente influyente.

Muchas personas de su comunidad nunca le perdonaron el haber abierto la puerta de su conocimiento a visitantes extranjeros, los cuales no siempre iban en busca de curación, sino que solo comían hongos por experimentar y abstraerse de la realidad, quitándoles su sentido mágico y curativo.

Siempre vivió muy modestamente, casi en la miseria. En una ocasión le ofrecieron rehacerle su casa con materiales más resistentes, como lamina y cemento, pero ella no estaba acostumbrada a eso y le costó mucho trabajo adaptarse. En otra ocasión le regalaron un reproductor de cassettes para que escuchara las grabaciones que se habían hecho de sus veladas. Las autoridades llegaron a su casa y se las llevaron, junto con varias de sus pertenencias.

La gente de la región cuenta que muchas veces fue golpeada por policías y gente del gobierno, quienes la consideraban una especie de narcotraficante de su época, algo absurdo si se toma en cuenta que nunca lucro con su sabiduría y remedios. Normalmente recibía como pago café, pollos o algunas monedas de los extranjeros; pero nunca conoció el valor del dinero, siempre que lo recibía se lo entregaba integro a sus hijas y nietos, quienes obviamente abusaron de su desconocimiento de ésta y otras cosas.

María Sabina visito tanto la ciudad de Oaxaca como el D.F.; en una de sus visitas fue a la Basílica de Guadalupe a conocer a la Virgen que le hablaba en sus veladas. Hay una interminable cantidad de historias y leyendas sobre los personajes que la buscaban. Si bien Álvaro Estrada niega categóricamente que The Beatles la hubieran visitado, como se cuenta, su versión es susceptible a errores, ya que el no estuvo permanentemente con ella. Además nadie llevo un registro de visitantes distinguidos.

Ella sólo recuerda a hombres y mujeres güeritos de larga cabellera que la visitaron en varias ocasiones, pero esta descripción puede corresponder a la de alguno de estos celebres músicos o a la de cualquier hippie de los años setenta. Sin embrago, mas de una persona afirma haber visto fotografías de Lennon con la sacerdotisa, y algunos cronistas aseguran que la canción Let It Be, epitafio de la carrera Beatle, fue compuesta en su honor.

Igualmente se habla de que Walt Disney fue a parar a la selva mazateca en varias ocasiones y que de dicha experiencia surgió la idea de la película Fantasía; incluso hay quienes afirman que el construyo la pista de aterrizaje más cercana a Huautla para evitarse la larga travesía en camión, de casi 10 horas desde la ciudad de Oaxaca. Otros aseguran que la construyo el multimillonario Howard Hughes. Todo esto se liga a los demás rumores y leyendas que rodean a María Sabina, imposibles de probar y que, como cualquier otra tradición oral, han sufrido alteraciones.

María sabina es uno de los personajes mexicanos más conocidos en el mundo, “todo un símbolo de la sabiduría y el amor”, como bien dice la canción del maestro Lora…


Texto tomado de la revista Rolling Stone.