Uno de los estudios más
amplios sobre los efectos en la salud del uso persistente de cannabis revela
que deteriora el coeficiente intelectual y que afecta la memoria y otras
funciones mentales. Los daños, aseguran los científicos, son irreversibles.
Al evaluar todos los
casos, encontraron que los participantes que habían usado persistentemente
marihuana mostraban un "amplio deterioro" en varias áreas
neuropsicológicas, como funcionamiento cognitivo, la atención y la memoria.
Uno de los puntos más
importantes del estudio fue demostrar que el daño era irreversible. Al dejar de
usarla o reducir su uso no lograron restaurar completamente su pérdida de CI.
Es decir, los efectos neurotóxicos son clarísimos y el daño es permanente. El
estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences
(PNAS).
La marihuana tiene
efectos que pueden ser a corto o a largo plazo. Los que son a corto plazo son
inmediatos, y causan problemas en la memoria, en el aprendizaje, y se tiene una
percepción distorsionada de las cosas que se van adquiriendo, de los conocimientos,
lo que entra por la visión o por los oídos se percibe de manera diferente a lo
que es en realidad. A largo plazo genera
alteraciones no solo en el sistema nervioso, sino también en otros órganos,
alteraciones cardiovasculares, como hipertensión arterial. También se tiene
mayor predisposición para tener cáncer de pulmón. También hay efectos
deletéreos sobre las reacciones de las defensas inmunológicas, hay sustancias
de los gases de la combustión de la marihuana que influyen en estas, hay menor
producción y uno queda más expuesto a tener infecciones.
De forma aguda provocan
una sensación de euforia, somnolencia y alteración de la percepción con
distorsión de la realidad y del espacio temporal, que en individuos
predispuestos puede generar trastornos psicóticos auto-limitados,
despersonalización o disforia. Se ha descrito un cuadro asociado al consumo
crónico, en forma de cambios cognitivos y conductuales, con abulia, falta de
motivación (síndrome amotivacional), alteraciones en la memoria reciente y
disminución de la capacidad de atención.
Hay casos de infarto cardíaco y crisis
hipertensivas, serios daños respiratorios, altera el patrón sueño-vigilia, efectos
sobre la conducta alimentaria, deterioro de la memoria y las habilidades para
el aprendizaje, deterioro de la memoria a corto plazo, de la atención, el
juicio y otras funciones cognitivas, de la coordinación y el equilibrio, dificultades en contener sus impulsos,
agresividad y sobre la salud sexual de los hombres. Sus
datos sugieren que existe un efecto inhibitorio sobre la erección.
Una de las
consecuencias menos conocidas tiene que ver con los trastornos psiquiátricos.
El consumo de porros multiplica por dos las probabilidades de sufrir brotes
psicóticos (con más riesgo a mayor dosis). Se advierte de que los adolescentes
que fuman marihuana tienen hasta un 40% más de riesgo de sufrir depresión,
ansiedad, psicosis (alucinaciones) o algún tipo de enfermedad mental;
especialmente en el caso de las chicas. Y aunque no se ha demostrado de una
manera estadísticamente significativa que pueda causar esquizofrenia, sí parece
que empeora sus síntomas y agrava los ataques.
En cualquiera se
asocian factores como: adultos jóvenes, sexo masculino, desempleo, bajo nivel
educativo, historia de personalidad esquizoide, paranoide o esquizotípica,
trastornos de conducta y dinámica familiar conflictiva.
“La verdad no sé cuánto
de irreversibilidad puede haber, pero a largo plazo las lesiones son más
complejas, inclusive en el funcionamiento cognitivo. Pacientes con alteraciones
en la conducta, en el aprendizaje. Esto se ha visto bastante porque el grupo de
mayor estudio y que son más fáciles de consumir son los estudiantes, los
jóvenes. Eso también se ve que afecta en las habilidades para recordar
información. Te retrasa las habilidades intelectuales, inclusive genera
problemas de personalidad como depresión, ansiedad. Desde el punto de vista del
ánimo, son cuestiones psiquiátricas/psicológica, de conducta.
El tratamiento
comprende muchos puntos de vista, como ser el punto de vista médico clínico,
cardiológico, neurológico, y se debe consultar al psiquiatra. Hay terapias,
pero primero hay que identificar el mayor problema. También hay que realizar
tratamientos que son interdisciplinarios, hay que ver porque se cayó en la
droga, desde el punto de vista de la asistencia social, psicológico, desde la
educación, y también hay que rehabilitarlo, no solo que deje de consumir, sino
que hay que reinsertarlo en una sociedad sana. El tratamiento es complejo, no
es solo una pastillita o buscarle un remedio como un fármaco”. Dr. Gabriel Piran, Neurólogo
Las drogas adictivas
pueden cambiar el cerebro de modos fundamentales. Hay que separar el consumo
inicial de la droga de la adicción. En gran medida la sociedad ignora los
aspectos neurológicos de la adicción, prefiriendo concentrar los
comportamientos adictivos en motivaciones de carácter moral y social. No obstante, si la adicción es una enfermedad
neurológica, desde una perspectiva médica, debemos considerar los afectados
como a los pacientes que sufren de otras enfermedades cerebrales como la
esquizofrenia o la enfermedad de Alzheimer. Los drogadictos necesitan de tratamiento
médico que acompañe la terapia para que el proceso de recuperación se lleve a
cabo satisfactoriamente.
No es lo mismo usar una
droga que ser adicto a ella. Muchos consumidores no se convierten en adictos.
Pero vale medir y conocer las consecuencias.