Para
algunos empleados que se dejan seducir por la aparente seguridad del empleo y
cometen errores que pueden llevarlo a perderlo.
Los
fallos en el trabajo son normales y naturales porque no existe nadie perfecto y
porque a lo largo de tantas horas es normal que haya momentos en donde la
mente, se relaje.
Por ejemplo las
personas que tienen problemas con las drogas o el alcohol y desean dejarlo,
tienen una probabilidad de éxito mucho mayor cuando reconocen, admiten,
aceptan y corrigen su comportamiento contraproducente. No puedes salir
adelante o alcanzar tus metas, si te desvías de ellas debido a tus propios
comportamientos negativos.
Cualquier
conducta repetida que bloquee tus esfuerzos para lograr tus objetivos a largo
plazo es contraproducente. Así mismo, perderás competitividad si tienes
tendencia a afrontar los desafíos de un modo auto-derrotista, mientras que tus
compañeros afrontan y dominan las situaciones estresantes de frente.
Algunos comportamientos
comunes que pueden que no sean tan destructivos como las adicciones pero, a la
larga y al repetirse en el tiempo, resultan sumamente perjudiciales si no
llegas a superarlos:
1.
Postergar las tareas
2.
No estar lo bastante preparado
3.
No aprender de tus errores
4.
Ser competente, pero sin encanto personal
5.
Decir sí cuando deseas decir no
6.
Tener expectativas poco realistas
7.
Implicarte con las personas equivocadas.
8. Desperdiciar tu tiempo laboral en actividades improductivas.
9. No hacer caso a las críticas constructivas, que son las que siempre te ayudan a mejorar.
Ahora cuando te enfrentes a problemas
cometidos por tus errores, toma en cuenta estos sencillos consejos en caso de que los necesites.
1.
Asume la responsabilidad. Cuando
descubras que has cometido un error, resiste la tentación de huir o de
esconderte. Hazle ver a tu superior que el error ha sucedido, prepárate a
atender el problema y pide disculpas.
2.
Toma la iniciativa. Una vez que has
detectado el origen del problema, inicia las acciones para repararlo de
inmediato, no importa que ya sea la hora de salida, o que el fin de semana esté
próximo.
3.
Actúa con rapidez. Olvídate de los
descansos, olvídate de ir al cine o de comer fuera, olvídate de la vida social
de pasillo y no permitas que te interrumpan con asuntos que no son importantes.
Dedícate por completo a la resolver el asunto y actualiza constantemente la
información que les proporcionas a tus superiores.
4.
Haz un buen trabajo. Si ya has
reparado el daño y has realizado todo lo que está en tus manos, vuelve a
revisar todo de nuevo, como en los exámenes escolares en los que sí estudiaste.
Pídele a alguien que lo revise contigo para verificar que no se te haya
escapado ningún detalle.
5.
Aprende la lección. Una vez que la
tormenta haya pasado, reúnete con tus compañeros o colaboradores para tomar
acciones que prevean ese tipo de acontecimientos desastrosos.
Otras cosas que debes
de cuidar:
- Cuide su comportamiento.
- Tener cuidado con las conversaciones.
- Recuerde que usted está en el trabajo, no con amigos.
- Sepa cuidar su imagen.
- Cuídese en eventos sociales.
- No acosar a tus compañeras (os)
- No estar conectado en redes sociales en horas de trabajo.
- No te metas en cosas que no te incuben ni seas grosero.
- No seas conformista ni apático.
- Desconocer las reglas de tu empresa.
Deberás
preocuparte por tu puesto de trabajo y actuar de forma pro activa para que se
olvide y se supere. Aunque también puede servir para que te vean como alguien
que pueda resolver conflictos y salir triunfante de los contratiempos y las
presiones
Las
personas que tienen miedo de cometer errores tienen problemas para aprender
cosas nuevas o para cambiar. El primer paso para dejar de tener
miedo a los errores consiste en verlos como una parte normal y necesaria del
proceso de aprendizaje y un modo de adquirir conocimientos e información.
Si cometes ciertos errores con cierta regularidad puedes compensar esas carencias con formación. Tal vez necesites formarte más en ese ámbito para poder crecer como profesional y tener nuevas competencias y más destrezas.
Nunca
debes de sentirte mal o culpable por haberte equivocado.