El
sonambulismo es una parasomnia. Desorden o alteración del sueño también llamado
noctambulismo, adonde el individuo desarrolla actividades motoras automáticas
que pueden ser sencillas o complejas, ocurre cuando las personas
caminan o realizan otra actividad estando aún dormidas.
Existen muchos mitos alrededor del sonambulismo,
como el que las personas no recuerdan nada de lo que hicieron durante el tiempo
que permanecen dormidos, o que pueden llegar a morir si son despertados durante
un episodio. Los períodos de sonambulismo son, por lo regular, de
unos minutos, pero existen casos documentados de quienes han llegado a los 30.
El común denominador es que todos regresen a dormir en poco tiempo. El episodio de sonambulismo puede terminar de diferentes formas. En otros casos, el sujeto puede despertarse durante el mismo y presentar gran desorientación. Otra posibilidad es que acabe acostándose en otro lugar diferente.
Los síntomas del trastorno de sonambulismo varían desde simplemente sentarse en la cama y mirar alrededor hasta caminar por el cuarto o la casa, salir de la casa y aún manejar grandes distancias.
Las
causas del sonambulismo no están todavía muy claras y se apuntan, entre otros,
causas psicológicas, genéticas y también de déficits en el desarrollo
madurativo. No obstante, sí se conocen algunos factores que pueden aumentar la
frecuencia de los mismos. Así, los estados febriles, la deprivación del sueño,
sueño irregular, abuso de alcohol, ruidos externos y fármacos o trastornos que
produzcan una desestructuración del sueño de ondas lentas, son factores de
riesgo. Puede ocurrir a través de polimorfismos en los genes implicados en la
generación de sueño de ondas lentas o la profundidad del sueño.
En
si ocurre con mayor frecuencia durante el sueño profundo NMOR, en las primeras
horas de la noche (denominado sueño N3). Si ocurre durante el sueño MOR, es
parte del trastorno del comportamiento relacionado con el sueño MOR y tiende a
suceder cerca de la mañana.
Respecto
a la edad de inicio del trastorno tampoco hay unanimidad en los diferentes
estudios. Algunos autores lo sitúan entre los 4 y 8 años, mientras otros
apuntan el intervalo de 10 a 14. A este respecto hay que añadir que por
experiencia propia y casos suficientemente documentados, el sonambulismo está
presente, en algunos casos, a edades anteriores a los 7 u 8 años de edad,
alcanzando su máxima frecuencia a los 11/12 años y desapareciendo
progresivamente a partir de los 15/16 años.
Se
apunta a que alrededor del 10 al 30% de la población puede haber tenido al
menos un episodio de sonambulismo en la etapa infantil. Afecta por igual a
hombres y mujeres. Las probabilidades de los niños de sonambulismo aumentaron
según la historia de sonambulismo de sus padres.
El sonambulismo y los
terrores nocturnos están muy relacionados entre sí y algunos autores los
consideran variantes de un mismo proceso patofisiológico.
"La principal precaución
que deben adoptar los padres es el asegurarse de que el niño no pueda hacerse
ningún tipo de daño durante el episodio. Igualmente deberán evitar los factores
de riesgo. Generalmente, no
resulta conveniente intentar despertar al niño durante el episodio ya que puede
causarle gran confusión o asustarle. La mejor opción suele ser la de
acompañarle directamente hacia su cama para que vuelva a acostarse".
En psicoanálisis se estima que el sonambulismo es una especie de
válvula de seguridad. Es en todo caso la señal de que hay algo que te preocupa.
Como por ejemplo la vivencia de un transcurrir temporal profundamente
paradójico y veloz como para elaborar lo traumático. El sonambulismo contiene
un punto de regresión libidinal, tópica y temporal.
Este trastorno se identifica después de haber
analizado la historia clínica del paciente, puesto que aún no están claros los
criterios de diagnóstico de los registros de los encefalogramas, determinar o
no el problema se basa también en pruebas electroencefalogramas y mediciones de
tensión arterial.
Tratamiento
Se ha encontrado al
comparar con el grupo control, que los sujetos con sonambulismo tienen una alta
frecuencia de somnolencia durante el día, fatiga, insomnio, depresión, ansiedad
y una calidad de vida alterada. El sonambulismo se considera usualmente como
una condición benigna, pero puede ser una condición realmente seria que no debe
ser ignorada. Los episodios aislados no deben ser motivo de preocupación pero
si se repiten con cierta frecuencia es aconsejable acudir al médico.
En algunos casos,
especialmente los más graves, se ha recurrido a la administración de fármacos
de la familia de las benzodiazepinas e incluso a anti-depresivos tricíclicos e
inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. Pero la a mayoría de
las personas no necesita ningún tratamiento específico para el sonambulismo. En algunos casos, los tranquilizantes de corta duración ayudan a
disminuir los episodios de sonambulismo.
Hay algunas patologías
que se pueden confundir con el sonambulismo como por ejemplo, la epilepsia, las
crisis parciales complejas durante el dormir, con automatismos ambulatorios, el
despertar confusional, el comer y beber nocturno, el trastorno de
comportamiento del sueño REM o MOR.
La aplicación de la
psicoterapia tendrá como objetivo disminuir los factores de ansiedad que pueden
actuar como disparadores del sonambulismo y ayudar al niño o al adulto a
manejar esa ansiedad que le produce sentir que puede perder el control de su
propio cuerpo.
Si el problema
persiste, usted debe hablar con su médico o con un especialista del sueño. Esté
preparado a discutir con su médico o pediatra cualquier factor, tal como
fatiga, medicamentos o tensión, que pueda producir el sonambulismo. Existe
evidencia que el tratamiento de la apnea obstructiva del sueño, aun siendo leve, puede eliminar el sonambulismo.
Prevención
Alejar del durmiente
objetos peligrosos, asegurar puertas y ventanas, que la familia conozca el
problema y tenga una actitud conveniente, darle poca importancia al fenómeno,
tanto por el que lo experimenta, como por parte de los demás, evitando de esta manera
que aparezca sensación de inseguridad, vergüenza y angustia que por sí mismos
aumentan la frecuencia de las crisis. El sonambulismo se puede prevenir haciendo
lo siguiente:
- Si presenta sonambulismo, no consuma alcohol ni antidepresivos.
- Evite la privación de sueño y trate de prevenir el insomnio, ya que estos factores puede desencadenar el sonambulismo.
- Evite o minimice el estrés, la ansiedad y los conflictos, los cuales pueden empeorar la afección.
- Se recomiendan establecer una rutina relajante antes de la hora de acostarse, dormir en forma regular y que el paciente adquiera el hábito de respetar los horarios para acostarse y levantarse.