Quizás hayas vivido alguna situación donde tu pareja te dejó de hablar sin motivo o de repente te ignoró por completo. Estoy segura que no fue una experiencia agradable. Probablemente sentiste violencia.
Pero, ¿Ignorar es violencia? Sí, dejar de hablar o ignorar a alguien se considera violencia. El silencio es una forma de violencia psicológica, dentro de una relación de pareja, cuando tiene como fin castigar o manipular al otro.
Cuando una persona adopta esta forma de agresión recurre a la indiferencia, al silencio y al desprecio. Debes tener mucho cuidado frente a estas actitudes tóxicas porque pueden tener consecuencias psicológicas graves. Incluso peores que la violencia física.
Un estudio en el cual se le aplicó el trato silencioso a estudiantes concluyó que tiene fuertes efectos en el sentido de pertenencia y la autoestima de la víctima.
En este artículo te voy a explicar por qué ignorar es un tipo de violencia psicológica, qué consecuencias tiene y cómo defenderte.
La Ley del hielo
La
Ley del hielo, o trato silencioso, consiste en que tu pareja te ignore. Te
excluye de su vida. Se desentiende de ti, sin ninguna explicación. Es una de
las herramientas de manipulación más agresivas con las que un abusador cuenta
para ejercer presión y dominio sobre las emociones de su víctima.
Mediante el uso de silencios prolongados en momentos específicos dentro de la relación, el abusador se asegura de provocar sentimientos de inseguridad, desesperación e incertidumbre al otro.
En
relaciones de pareja
Ocurre
frecuentemente en las parejas. Tu pareja dejó de hablarte sin darte ningún
motivo. Entonces tú comienzas a preguntarte qué fue lo que hiciste mal, por qué
este cambio inesperado de comportamiento.
Durante un tiempo prolongado esa persona fue amable, cordial. Seguramente te imponía algunos límites. Sin embargo, hablaban del problema y todo parecía retomar su rumbo. Aun así esos límites se volvieron cada vez mayores. Luego volvían los pedidos, las exigencias y los límites eran cada vez más severos. El círculo cada vez era más pequeño.
¿Te diste cuenta que esa persona fingía no escucharte, tomaba distancia y evitaba tu compañía? Entonces es posible que hayas sido víctima de la famosa ley del hielo: una forma de violencia psicológica encubierta.
Quizás recuerdes alguna situación personal en la que tú la hayas aplicado de manera inconsciente. Seguramente desconocías la toxicidad y consecuencias negativas que tiene para la otra persona y para ti mismo.
Un ejemplo de la ley del hielo en la pareja puede ser: “Me siento cansada de discutir con mi pareja. No me entiende. No me da la razón. Dejaré de hablarle hasta que tenga que disculparse…”. Es un recurso fácil para el agresor porque no tiene que hacer nada. Sin embargo, no deja de ser una forma de agresión y por lo general solo trae más problemas.
El silencio como forma de violencia psicológica
El
abuso comienza cuando el sujeto se siente incómodo por algún comentario o
petición de parte nuestra. Aplica la Ley del Hielo.
Este tipo de personalidad abusiva siempre tiene en su base un trastorno de personalidad narcisista: quiere siempre tener el control. Cualquier petición que hagamos para equilibrar la relación o llegar a un acuerdo será recibida como una amenaza directa a su frágil y endeble integridad. El trato silencioso provoca dolor, frustración y ansiedad. Llega a ser más agresivo que la violencia verbal o física.
El silencio como violencia pasiva para manipular y castigar
El enojo expresado indirectamente, de manera pasivo-agresiva, provoca una alta irritabilidad y una actitud manipuladora que confunde y humilla al otro. La actitud pasivo-agresiva es aquella en la que no te agredo verbalmente, ni físicamente. No deja rastros de la agresión. Si bien el comportamiento pasivo-agresivo es una característica de varias afecciones de la salud mental, no se considera una enfermedad mental en sí misma.
Etapas
del silencio manipulador como violencia psicológica
La
violencia psicológica del trato silencioso se puede observar en etapas.
El violento primero pide: “¿me traes tal cosa?” o “¿me llevas a tal lugar?”. Si respondes que ahora no puedes o sencillamente no tienes ganas, entonces lo exige y lo ordena. Si aún así no lo logra pasa a la presión y a las amenazas: “si no lo haces te abandonaré o pediré el divorcio”. Al no obtener lo que desea aplica la Ley del Hielo. Ignora al otro. No le habla, no lo mira, no le responde. Lo hace “desaparecer”. Se convierte en pura y dura frialdad emocional, en indiferencia. El receptor se siente denigrado, desorientado, no entiende el motivo de tal castigo.
La Ley del Hielo puede tener consecuencias psicológicas permanentes en la víctima por lo que es importante detectarla y actuar temprano.
Consecuencias de la Ley del hielo:
- Estrés. La incertidumbre al no entender lo que está pasando, le provoca estrés a la víctima. Se pregunta “¿qué hice para que ocurra esto?”
- Ansiedad. A medida que se prolonga el castigo, las dudas y la inseguridad se apoderan de la víctima que no logra contener la ansiedad.
- Angustia. El estrés y la ansiedad pueden provocar dificultades para dormir y, como consecuencia de eso, cansancio permanente que lleva a fallar en la toma de decisiones. La víctima sufre la angustia de un castigo que no cesa, haga lo que haga.
- Hipersensibilidad. La hipersensibilidad se apodera de esa persona, que llora ante el más mínimo estímulo. Se vuelve asustadiza y puede sobresaltarse por el sonido de un teléfono o el ladrido de un perro.
- Depresión. Todos estos daños que la aplicación de la Ley del Hielo puede provocar a la psiquis de la víctima, pueden llevar a un cuadro de depresión, base de todas las enfermedades mentales.
Cómo
reconocer el maltrato psicológico
El trato silencioso es apenas una de las múltiples maneras de ejercer violencia psicológica. Tal vez sea la más difícil de detectar y de probar, pero deja huellas para toda la vida. Es muy probable que la víctima deba recurrir a psicoterapia con apoyo farmacológico. Quizás tengas la duda de si sufres maltrato psicológico. La idea de esta sección es ayudarte a identificar estas situaciones de violencia por silencio mediante algunas preguntas:
¿Cómo defenderse del maltrato psicológico?
La vía más sana es siempre la comunicación con tu pareja. Si eres víctima del trato silencioso, puede sea útil llevar adelante una terapia de pareja. Sin embargo, sabemos que eso es algo que depende de la voluntad de ambos. Si esto no es posible, podrías intentar amablemente revertirlo tomando las riendas de la situación. Para eso deberías cortar tú la comunicación y darle un plazo, tras lo cual podrían sentarse a hablar de lo que está ocurriendo.
Durante el período que tú determines (48 horas, una semana), deberías eliminar todo contacto con tu pareja de manera que, al restablecerlo, el único tema a discutir sea por qué te aplica la Ley de Hielo y cómo hará para corregirlo. Lamentablemente debo decirte que, en la mayoría de los casos, eso no tendrá resultados permanentes. Dependiendo de la gravedad de la situación, a veces la mejor solución para tu bienestar es la separación total. Debes saber que toda negociación con este tipo de persona siempre es falsa. Podrá decirte muchas veces “voy a intentar corregirlo”, “estoy seguro de poder cambiar”, “no lo volveré a hacer”.
Te puedo asegurar que responderá a ese compromiso durante un tiempo y luego volverá a aplicar la Ley del Hielo, porque es un narcisista.
La misma conducta reiterativa que se produce en el maltrato físico o verbal, se repetirá en este otro tipo de violencia psicológica: durante un período corto desaparece el abuso y puede parecer que todo está bien. Sin embargo, volverá a caer. El ciclo se repite y te transforma en la víctima de su enojo, porque esa es la única forma que conoce de relacionarse.
Conclusión
Ignorar al otro es un tipo de violencia psicológica cuando tiene como fin castigar o manipular. Dejar de hablarle a alguien de forma repentina y por un tiempo prolongado es una forma de maltrato psicológico denominada trato silencioso, o ley del hielo. Este tipo de manipulación degrada, humilla, invisibiliza. Uno no comprende el motivo y siente una profunda indiferencia y desprecio. Sin golpes ni gritos, hace sentir muy mal y desorienta por no comprender cómo se llegó a este punto.
Al
igual que en otros tipos de violencia, las cosas no se arreglan “con el tiempo”
ni teniendo paciencia. Si luego de dialogar las conductas persisten, la mejor
opción es pedir ayuda profesional para cambiar esta situación o directamente
alejarse de la persona.
A las primeras señales de un iceberg, huye. Recuerda que en el Titanic sólo se salvaron los rápidos.
Mente