La disciplina sigue
siendo tan importante en la educación de un adolescente como durante el resto
de la infancia. Cuando los niños son pequeños nos centramos mucho en enseñarles
normas, en ponerles límites y en educarles de la mejor manera para que puedan
desarrollarse adecuadamente. Cuando llegan a la adolescencia esto se convierte
en algo muy importante, puesto que en esta edad de cambios, tanto internos como
externos, es imprescindible marcarles un buen camino para que puedan
desarrollarse adecuadamente como adultos.
Para ello es
fundamental que la pareja esté de acuerdo en los límites que marcan a sus hijos
y que conozcan la razón por la que ponen una norma. Las normas que se les
pongan deben ser seguras, claras y ante todo coherentes con las que siguen los
propios padres. El establecimiento de ciertas normas puede estar sujeto a la
negociación entre padres e hijos, teniendo en cuenta que nunca será una negociación
entre partes iguales, los padres deben poner límites al proceso negociador.
Ayudarles a expresar
sus sentimientos
Para marcar límites,
primero debe haber una buena comunicación.
Expresar reconocimiento
Expresa reconocimiento
por su buen comportamiento, ya sea llegar a la hora acordada o sacar buenas
notas en la escuela. A todos nos gusta y nos motiva las palabras de
reconocimiento.
Permitir que participe
tu adolescente
Deja que tu hijo
participe en el establecimiento de las normas y los límites. Así no las sentirá
como algo impuesto y no estará tan tentado a incumplirlas por sentirlas
injustas y se sentirá implicado en ellas. Haz que las entienda, tienen un por
qué, además esto le ayudará a hablar negociando, algo que le servirá mucho en
su vida adulta y a saber escuchar sin ser intransigente porque es lo que haces
con él cuando le dejas participar, le escuchas y le das la oportunidad de
colaborar.
Dar ejemplo
El ejemplo es la mejor
manera de establecer límites. Si le pegas o le gritas a tu hijo, le estás
enseñando de una forma directa que son métodos viables de actuación ante un
desacuerdo en lugar de enseñarle a negociar y a debatir. Los gritos duelen y
alejan, en vez de eso, respira hondo y enséñale a discutir hablando de una
forma inteligente y mostrando respeto.
Darle alguna margen de
decisión
Establece tareas
domésticas y responsabilidades dándole un margen de decisión. Para ello,
siéntate con tu hijo y con papel y bolígrafo estableced un cuadro de
responsabilidades para los miembros del hogar, donde tengan cabida las
decisiones de cada uno.
Ser muy consistentes y
firmes
Muéstrate consistente y
firme ante las decisiones. Cuando tu hijo aprenda que no cedes, dejará de
insistir en que lo hagas. Si se da cuenta que cedes o que eres vulnerable, aprenderá
a cuestionarte todo lo que digas o cualquier norma que le impongas.
Ser fiel a tus
principios (cierta flexibilidad al cambio positivo)
Sé fiel a tus valores y
tus principios. Tu hijo adolescente deberá aprender a respetar tus valores, dentro
del comportamiento del adolescente cuestionar el sistema que le controla es
normal y seguirá intentando mover esos límites.
Nota: Los jóvenes, por
naturaleza, tienen la necesidad de trasgredir las normas. Se rebelan cuando se
les dice NO a algo. Por eso, cuanto más facilidad tenga para hacer cualquier
cosa, mayor será el límite que romperán. Una buena estrategia puede ser la de
prohibir cosas absurdas y sin importancia para que el adolescente sienta que
está rompiendo normas.
Recomendaciones
generales
Nunca castigue cuando
esté enojado
En el calor del
momento, es posible que diga algo de lo que después se puede arrepentir o
establezca una restricción demasiado severa.
Nunca imponga un
castigo que no esté preparado para cumplirlo.
Las consecuencias de
corto plazo funcionan mejor
Me refiero a castigos
que duran varias horas, o varios días para faltas mayores. Castigar a un menor
por un mes puede crear el escenario para que él actúe de alguna otra manera. Es
posible que piense, ¿Qué puedo perder? Ya estoy castigado por un mes. La
mayoría de los castigos pierden su efectividad si duran mucho tiempo.
Castigue a la parte
culpable solamente, no a otros miembros de la familia.
No utilice la culpa
como un medio de disciplina
Esto a menudo no consigue
los resultados deseados e incluso cuando funciona, los adolescentes (así como
los adultos) lo resienten y lo encuentran injusto.
Ayude a sus hijos a
aprender de sus errores
Confrontar a un
adolescente por una falta de conducta no tiene que convertirse en una
inquisición. "Se debe establecer un diálogo". Para que un adolescente
aprenda de sus errores, primero tiene que reflexionar en lo que hizo y los
motivos para hacerlo. El siguiente paso es replantear y aclarar el problema,
luego ayudarla a determinar una o más soluciones. Hay dos mensajes esenciales
que se deben transmitir: Primero, todo problema tiene una solución. Segundo, su
hijo es responsable de su propia conducta.
Imponga disciplina de
manera constante
No como un dogma. La
regla general, cuando los padres ponen un castigo al azar, están reforzando el
comportamiento negativo. Una vez establezca un límite, manténgase firme.
Paternidad: nunca es
tarde para hacer ajustes
Si se describe como
excesivamente estricto (o quizás así lo considera su cónyuge o su hijo
adolescente), empiece a cambiar a un punto medio aprendiendo a elegir sus
batallas. Sin embargo, probablemente usted tenga el problema opuesto y sea
excesivamente permisivo.
Los jóvenes necesitan
que seamos sus padres primero y sus amigos después. Mantener consistentemente
los límites y seguirlos hasta llegar a las consecuencias toma mayor importancia
cuando los padres permisivos intentan convertirse en padres más autoritarios.
Hasta ahora, sus hijos han estado acostumbrados a manipular a mamá y papá. Se
puede esperar que se rebelen contra esos nuevos límites. De hecho, su mal
comportamiento puede ser cada vez peor en un tiempo. Una vez que se dan cuenta
de que sus padres están hablando en serio acerca de hacer cumplir la
disciplina, usualmente aprenden a respetar las reglas del hogar.
Conclusión
Los límites son los
valores, reglas y normas en los cuales cada ser humano se basa para
comportarse. Se debe de comprender como evolucionan nuestros hijos y las
necesidades que necesitan cubrir en las diferentes etapas de su desarrollo. Hay
que brindarles confianza y amor siempre. Pero los buenos sentimientos no son
suficientes para educar. Al cariño, el buen ejemplo y la motivación hay que
añadir cierta dosis de autoridad y límites. Amarlos implica respetar su
dignidad humana, acogerlos con responsabilidad para acompañarlos afectuosamente
en el recorrido hacia la construcción de un adulto sano, creativo, respetuoso y
feliz.
La disciplina positiva brinda a los padres las herramientas para guiar a sus hijos en forma positiva y efectiva. Nuestra responsabilidad como padres, como hemos visto, debe dar respuesta a estas dos necesidades, afecto incondicional bien manifestado, junto a límites y normas claras. Solo con estos dos ingredientes bien combinados podremos garantizar que nuestros hijos estarán preparados para integrarse en la sociedad y encontrar su particular camino a la felicidad.
La disciplina positiva brinda a los padres las herramientas para guiar a sus hijos en forma positiva y efectiva. Nuestra responsabilidad como padres, como hemos visto, debe dar respuesta a estas dos necesidades, afecto incondicional bien manifestado, junto a límites y normas claras. Solo con estos dos ingredientes bien combinados podremos garantizar que nuestros hijos estarán preparados para integrarse en la sociedad y encontrar su particular camino a la felicidad.