Sucede
en muchos ámbitos de la vida. Estamos más que dispuestos a alcanzar nuestras
metas, lo deseamos con todas nuestras fuerzas. Pero al poco tiempo, nos
desinflamos. La euforia, la emoción, la motivación decae, y cada vez vemos esos
objetivos más lejanos e inalcanzables. Hay muchos motivos por los que las
personas no alcanzan sus metas y se quedan atascadas en el camino hacia ellas,
lamentando su mala suerte o reprochándose su falta de capacidad. Descubrir
cuáles son tus motivos es el primer paso para cambiar las cosas.
2.
No tener un propósito grande. Muchas personas se plantean metas sin alma. Es
decir, cosas que quieren lograr porque sí. ¿Quieres un auto nuevo? ¿Cuál es el
propósito de tenerlo? ¿Quizás aumentar tu productividad para así poder ayudar a
más gente? ¿O de pronto te interesa llegar más rápido a tus destinos para
efectivamente cumplir con tus tareas diarias y poder dedicar más tiempo a tus
hijos? Cualquiera que sea tu meta, asegúrate de que está atada a un gran propósito
de vida.
3.
No aceptar consejos. La gente que cree que lo sabe todo suele ser la que menos
sabe, porque no se molesta en aprender ni en escuchar a los demás. Hay personas
que tienen experiencia y conocimientos relacionados con la meta que deseas
alcanzar. Escucha lo que tienen que decirte, lee libros, aprende, fórmate.
Cuanto mayor sea tu conocimiento, más probabilidades tendrás de alcanzar tu
meta.
4.
Rodearse de gente que no logra sus metas. Si te rodeas de patinadores y te
compras unos patines y vas con ellos a la pista a intentar aprender a patinar
constantemente, ¿Qué crees que pasará en unos meses? Pues lo más probable, es
que aprendas a patinar como ellos. De igual manera ocurre con lo malo y
negativo de la vida. Si te rodeas de gente que no logra sus metas, tú
adquirirás la habilidad que ellos tienen. Es por esto que las águilas no se
rodean de gallinas.
5.
Te centras en el resultado no en el proceso. No esperes a celebrar tus logros
cuando llegues al final, premia tu actitud, tu esfuerzo, tu progreso, no el
resultado. Lo que importa es lo que te estás esforzando. Así que a cada paso
reconoce lo bien que lo estás haciendo y premiate de vez en cuando. Así
conservarás la motivación durante todo el proceso.
6.
Falta de determinación. La determinación, la perseverancia y la fuerza de
voluntad son elementos imprescindibles para el éxito.
7.
Eres demasiado exigente. Comprométete contigo misma y no busques excusas, pero
sé flexible, si tienes que modificar tu objetivo no pasa nada. Las exigencias
lo único que consiguen es hacerte sentir frustrada y enfadada cuando las cosas
no salen como quieres, y como es muy probable que alguna vez no lo hagan, lo
mejor que puedes hacer es ser flexible y adaptarte a los imprevistos.
8.
No asumir la responsabilidad. Las cosas pueden salir mal, es parte de la
naturaleza de la vida. Cuando no logras una meta (por ejemplo financiera),
¿Normalmente a quién culpas? La mayoría de la gente culpa a sus jefes, a sus
compañeros, a sus gobiernos, a su país, a su sociedad… Pero nunca a sí mismos.
Curioso, ¿Cierto? Pues es importante dejar de culpar a los demás y saber que
sólo nosotros mismos tenemos la responsabilidad sobre nuestros actos.
9.
Dejar que tus emociones te dominen. La ansiedad, la preocupación, la obsesión,
los miedos (incluyendo tanto el miedo al fracaso como el miedo al éxito), las
dudas, etc., pueden crearte muchos problemas a la hora de alcanzar tus
objetivos. Por ejemplo, si los obstáculos o los problemas que surgen en el
camino te hacen sentir muy mal, tenderás a huir y abandonar.
10.
Dejar pasar las oportunidades. ¿Y si mientras estás desarrollando un proyecto
alguien te propone colaborar? Tal vez no interese y hagas bien en rechazarlo,
pero tal vez es justo lo que necesitas. En tu camino pueden aparecer nuevas
oportunidades, aspectos que no habías tenido en cuenta, personas que pueden
ayudarte de un modo u otro. Por tanto, ten los ojos bien abiertos y aprovecha
esas oportunidades cuando surjan.
11.
Escuchar a personas negativas. Cuando quieras lograr tus metas, especialmente
aquellas que requieran esfuerzo y cambios trascendentales en tu vida, asegúrate
de no estar cerca de gente negativa. La mayoría de las personas que no ha
logrado nada en su vida tratará de detenerte y de decirte que no es posible lo
que quieres. ¿Por qué? Porque ellos no se sienten dignos de que tú logres algo
y que les demuestres que sí es posible, por lo tanto intentarán rebajarte a su
nivel. No importa quienes sean, si te dicen que no puedes, ¡huye!
12.
Falta de flexibilidad. Para aprovechar las oportunidades, como decía antes,
hace falta ser flexible, pero la flexibilidad también te ayudará a adaptarte en
el camino hacia tu meta. Tal vez el plan que trazaste al principio necesita
algún reajuste por el camino. Tal vez te das cuenta de que la meta que te has
propuesto no se puede alcanzar si no logras algo diferente primero. Es decir,
tienes que ser lo bastante flexible como para poder adaptarte a las circunstancias
cambiantes, a los retos y los obstáculos del camino, haciendo algunas
modificaciones en tus planes si es necesario.
13.
Empezar muchos proyectos al tiempo. Conozco muchísima gente que dice que son
capaces de hacer “Multitarea”, que hacen varias cosas a la vez sin problema
alguno. Especialmente las mujeres. Y desafortunadamente, esto no sólo está
demostrado que es imposible a nivel cerebral, sino que además está comprobado
que disminuye la productividad al máximo dejándote exhausto y sin que logres
realmente nada. Enfócate en una cosa a la vez y verás la diferencia. “prever
cada objetivo como si fuese el único”.
14.
No tienes un compromiso del 100%. Si no lo entregas todo, lo que entregas es
nada. El compromiso no admite medias tintas. Se tiene o no se tiene. No existen
los ‘medios compromisos’. Compromiso es algo por lo que uno está dispuesto a
darlo todo. Nada grande se ha logrado sin un compromiso incondicional.
15.
Dejarte desanimar por los demás. No son los demás los que deben decidir tus
metas, sino tú. Como explicaba más arriba, escuchar a los demás puede servirte
de ayuda, pero si tratan de desanimarte y hacerte abandonar para que hagas lo
que ellos digan, no se merecen que los escuches.
16.
No saber lo que quieres o no tener metas claras. Si no sabes adónde vas es muy
difícil llegar a ninguna parte. Por tanto, crear metas claras y realistas debe
ser siempre el primer paso. Las metas vagas pueden ser también un problema. Por
ejemplo, si estableces como meta perder peso, tienes más probabilidades de
fracasar, porque es una meta bastante vaga. Es preferible ser más específico y
decir: Quiero perder 4 kilos en 3 meses.
17.
No es el momento adecuado para ti. En los tiempos que corren, en los que hay
que hacer de todo y cuanto antes mejor, se nos olvida que no se puede hacer y
tener todo a la vez; y esa puede ser una de las razones de que no consigas lo
que te propones. Considera, según tus circunstancias y prioridades actuales, si
este es el momento adecuado para llevar a cabo tus objetivos. Hay determinadas
situaciones que son particularmente estresantes y requieren gran parte de tu
tiempo, en esos momentos es mejor
esperar un poco para realizar algunos de tus objetivos. Como mencioné en el
artículo de la semana pasada no tienes por qué hacerlo todo ahora mismo, hay
cosas que pueden esperar. Quizá ahora no es el mejor momento para lo que te has
propuesto, quizá supondría un estrés que dentro de unos meses o años no. Así
que piensa, ¿tiene sentido que lo hagas ahora? Si no lo tiene, olvídate de ello
hasta más adelante. Eso sí, no utilices esto como una excusa para posponer
cosas.
18.
No te pones en marcha. Tienes claro lo que quieres pero no das el paso. Quieres
tenerlo atado, ver todo el camino por delante. Pero el exceso de planificación
paraliza. La acción más pequeña vale más que la intención más grande. Somos lo
que hacemos, no lo que pensamos, ni decimos, ni planeamos.
19.
No hacerte responsable. Si culpas a los demás o a la mala suerte de los
errores, obstáculos o fracasos, estás renunciando al control de lo que te
sucede. Si quieres tener el control deberás hacerte responsable y dejar de
culpar a otros. Ellos no van a solucionar tus problemas, sino que tendrás que
hacerlo tú. Cuando uno asume la responsabilidad de su vida, deja de buscar
culpables y empieza a centrarse en hallar soluciones.
20.
No cultivas tu mente "Toda batalla ha de ser ganada antes de ser librada", dice
Sun Tzu en El arte de la guerra. El éxito (en cualquier parcela: dinero,
trabajo, relaciones) es en primer lugar mental. La riqueza es un estado de la
mente. En lo que crees, te conviertes. Vives a la altura de tus creencias.
21.
No quieres lo que dices que quieres. En otras ocasiones no es que no sepas lo
que quieres sino que lo que dices que quieres en realidad no lo quieres. Desear
no es decir lo que se quiere sino sentir lo que se quiere. Ya lo apuntaba
Goethe: «Si no lo sientes, no lo lograrás».
22.
Ser egoísta. Hay gente que cree que ayudar a otros es estúpido. Piensan en dar
y no en recibir. Por lo regular estas personas no tienen dinero y tienen muchos
problemas en sus vidas. Las principales maneras de hacerse rico y lograr un
éxito aplastante, incluyen alguna forma de generar valor y beneficiar a muchas
personas. Mientras más personas beneficies mucho más exitoso serás. Alcanzar
tus objetivos requiere a menudo la ayuda de los demás. Si eres egoísta y no
ayudas a nadie, tampoco habrá nadie ahí para ayudarte cuando llegue el momento.
No te obsesiones tanto con alcanzar tus objetivos como para olvidarte del resto
de las personas. Procura estar ahí también para ellos.
23.
Hacer demasiadas cosas al mismo tiempo. Algunas personas son especialistas en
empezar muchas cosas y no acabar ninguna. Céntrate en una sola meta y préstale
toda tu atención y energía. Cuando la hayas alcanzado, céntrate en la
siguiente, pero no lo hagas todo a la vez porque tu atención se dispersará y
estará descontrolada.
24.
No es lo que realmente quieres. Cuando te propones algo que en realidad no
quieres hacer, ya sea porque crees que debes hacerlo o porque otras personas lo
esperan, es normal que no encuentres ni
tiempo ni motivación, al fin y al cabo no es lo que tú quieres. Por eso es
importante que seas tú la que quiere conseguirlo, que sea importante para ti.
Así que cada vez que te plantees un objetivo pregúntate si realmente quieres
hacerlo y cuál es el motivo, la razón por la que quieres que salga adelante.
Tener una razón que te parezca importante y que te entusiasme es lo que más te
va a motivar.
25.
No perseveras lo suficiente. La mayor parte de la gente quiere llegar demasiado
rápido a destino, y al no conseguir resultados, desiste. Y ahí radica el
asunto: no lograron sus objetivos porque no invirtieron las suficientes horas
hasta dar con la tecla adecuada. Todo el mundo quiere coger atajos, pero no
funcionan así las reglas del juego.
26. La pereza. Alcanzar metas requiere
esfuerzo y trabajo. Si eres de los que prefiere estar viendo la tele, enviando
mensajes con el móvil o jugando a vídeo juegos todo el rato, no tendrás tiempo
ni ganas para perseguir tus metas. Aléjate un poco de todos esos dispositivos
distractores y dedica tiempo y trabajo a tus objetivos.
27.
No eres disciplinado. Utilizas la gran especialidad del ser humano que es justificarse:
“Por un día no pasa nada”. Pero sí, si pasa. El día que dejas de practicar un
buen hábito te empiezas a instalarte en otro malo.
28.
No te enfocas. Aprendiz de todo, maestro de nada. Inviertes más tiempo en
empezar cosas nuevas que en terminar las ya empezadas.
29.
Estar inactivo. Para alcanzar tus metas necesitas energía. ¿De dónde sacas esa
energía? Imagina que tienes una bicicleta con una luz que se enciente cuando
pedaleas porque el pedaleo hace funcionar la batería. Las personas funcionamos
de un modo parecido: túmbate en el sofá durante horas y te quedarás sin
energía; sal a la calle a caminar, ha ejercicio o mantente activo de cualquier
otro modo y tendrás más energía para ir a perseguir tus metas y alcanzarlas. No ver
Mucha Televisión.
Estas
son algunas de las razones más importantes del por qué demoras en lograr tus
metas:
- Falta de decisión.
- Falta de organización.
- Sentir baja tu autoestima y no trabajar en mejorarla.
- No tener claro tus propósitos ni tu “para qué” de esos propósitos.
- Esperar que todo esté “perfecto” para avanzar.
Te
propongo las siguientes claves para enfrentar estos problemas:
1.
Toma una decisión: Si tomas una decisión, no implica que esta sea terminante.
Tomar una decisión implica que liberes una energía estancada para dar paso a la
fluidez de las experiencias de esa situación que te está afectando. Que tomes
una decisión ahora no significa que en el camino, si te das cuenta que quieres
elegir otros rumbos o experiencias, no puedas ajustarla tomando otra. ¡Anímate!
¡Decide! Comienza ahora con lo que tienes.
2.
Organízate: El tiempo es una interpretación que haces de cómo vives la vida.
Depende de tí que te “hagas tiempo” y dejar de decir o pensar “no tengo tiempo”
(que está expresado como si el tiempo “viviese” fuera de ti y no pudieses
cambiarlo). Cambia tu pensamiento y comienza a “pararte” en los resultados, deja
las excusas atrás y hazte tiempo para administrar tu tiempo. Pon prioridades;
siempre una cosa es más importante que otra. Luego, comienza por la primera,
sigue con la que sigue, etc. etc.
3.
Trabaja en valorarte y en reconocer tus dones, capacidades y logros: Es muy
importante que cada cierto tiempo, por ejemplo una vez al mes, te encuentres
contigo mismo y trabajes en identificar,recordar y reconocer tus virtudes y lo
bueno que has logrado en todos los años vividos. Recapitular los “tesoros” que
te caracterizan te permitirá tomar conciencia de los recursos de los que
dispones y recargar la pila de tu motivación para tomar decisiones y ejecutar
las acciones que te lleven a conseguir tus metas.
4.
Clarifica tus propósitos: Identifica qué es lo que quieres que pase en tu vida,
qué necesitas, qué te hará feliz. Si no tienes claro que experiencias tú
necesitas vivir que te otorguen bienestar, no podrás orientarte en forma
consciente a elegir en el camino las situaciones, recursos y personas que te
apoyarán en el camino para llegar a experimentarlas en tu realidad. Además de
identificar cuáles son tus propósitos en todas las áreas de tu vida, es
necesario que te expliques a ti mismo para qué quieres lograr esos propósitos.
Cuando pienses en los motivos por los cuales quieres lograrlos, te darás cuenta
que disminuirán tus pensamientos negativos y de resistencia en torno a ellos a
la vez que agregas más claridad y poder a tus decisiones y acciones. Si
expresas para qué quieres algo, estás concentrándote en la esencia de eso que
deseas.
5.
Enfócate en la excelencia: Deja de lado la perfección. Deja de lado lo que está
mal. Deja de lado el error. No te enfoques en lo que falta. Concéntrate en los
recursos que sí tienes a disposición, en lo que está bien, en todo lo que sí
puedes lograr. Como se dice por ahí: ¡concéntrate en el vaso medio lleno!, pero
sin negar lo que necesitas corregir o enderezar.
Qué
puedes hacer para alcanzar tus metas
Muy
fácil. Crear un mapa del tesoro. Un mapa que te indique dónde estás, y a dónde
quieres llegar. Un mapa que te permita saber cómo alcanzar tus metas, y lo que
te va a costar (en tiempo, dinero, esfuerzo o cualquier otro coste) conseguir
esas metas. Un mapa que te permita llegar del punto A al punto B por el camino
más rápido.
- Lo primero que debes hacer es definir correctamente tu objetivo.
- Lo siguiente es hacer que ese objetivo sea medible.
- La siguiente característica que debe cumplir tu objetivo, es que sea alcanzable.
- Otra característica es que tu objetivo sea relevante. Es decir, que sea lo suficientemente importante para ti como para poder mantener la motivación bien alta para conseguir hacerlo realidad, y lo suficientemente realista como para poder alcanzarlo.
- Por último, pero no menos importante, tu objetivo debe tener una restricción temporal. Esto es lo que diferencia a las metas de los sueños. La gente que sueña, dice que conseguirá lo que se propone “algún día” la gente que quiere ver cumplidos sus sueños y sus metas, establecen plazos definidos.
En
realidad son cosas sencillas pero necesariamente deberás implementarlas y tomar
acción en tu vida para poder ver resultados. Pregúntate si realmente quieres
hacerlo y cuál es el motivo, la razón por la que quieres que salga adelante.