El divorcio es un
momento difícil, pero muchas veces e s mejor tomar esa decisión que vivir en un
matrimonio donde los problemas son pan de cada día, sobre todo cuando hay niños
de por medio. La separación de los padres, si se maneja de buena manera puede conllevar
un futuro más feliz para los hijos, pero continuar con algo que hace infeliz a
una pareja, también puede ser doloroso para los hijos.
"Vivir dentro de un matrimonio tóxico es más doloroso
que el divorcio para los hijos"
Aquí te dejo 6 razones
para explicarte porque mantener un matrimonio tóxico es peor para tus hijos que
resolver divorciarte de tu pareja.
1.- En
ellos se reflejará lo insano del matrimonio infeliz de sus padres
Los niños absorben lo
malo de la relación de sus padres como si fueran esponjas. Sis sus padres
discuten, ellos también lo hacen porque consideran que no es justo vivir al
amparo de un matrimonio infeliz y comienzan a tener dudas en relación a si
ellos serán capaces de tener una relación amorosa sana. Los celos, los enojos,
el ignorar al otro y criticar son parte de lo que un niño vive cuando sus padres
tienen un matrimonio tóxico.
2.- Los
hijos nunca se acostumbrarán a ver a sus padres enfadados
Los niños son muy sensibles a los conflictos familiares
destructivos y un matrimonio donde no hay respeto no asegura el bienestar de
sus hijos. La constante tensión de
los mayores amenaza la seguridad de los más pequeños del hogar y ellos se
sienten culpables y rechazados, por lo que tienden a convertirse en adultos con
una autoestima baja, con sentimiento de indignidad y falta de confianza.
3.- Los
hijos son vulnerables al estrés
Cuando los niños no se
sienten seguros, es fácil que los ataque el estrés e interpreten situaciones
normales como amenazas. De esto puede derivar que tengan pesadillas y
sentimientos de aprensión.
Cuando se crece en ambientes tóxicos, es fácil que los hijos no puedan aceptar que una relación de dos pueden haber malos entendidos, mostrando altos niveles de autocrítica, sufriendo su”auto condena”.
Cuando se crece en ambientes tóxicos, es fácil que los hijos no puedan aceptar que una relación de dos pueden haber malos entendidos, mostrando altos niveles de autocrítica, sufriendo su”auto condena”.
4.- Pueden
tener dificultades para construir relaciones con otros
Los niños que crecen en
matrimonio tóxicos, suelen tener relaciones sentimentales donde reina el
sufrimiento y ellos pueden ver afectadas sus conexiones con otras personas.
Estas personas no construyen relaciones equilibradas y las relaciones con sus
hermanos son de sobreprotección o muy distantes. En sus familias ellos
saben que no tienen poder para detener el sufrimiento y al convertirse en
adultos puede ser difícil que toquen temas como el expresar lo que no les gusta
de su pareja.
5.- Intentarán
frenar sus emociones y adquirirán malos hábitos
Estos niños querrán
evitar las emociones negativas y desarrollar hábitos poco saludables como comer
excesivamente, ser adictos a los videojuegos y así escapar de la realidad que
los rodea. También pueden tener sentimientos desagradables indirectamente y
perder el interés por estudiar, pelear con sus amigos y no querer que otros
jueguen con sus juguetes.
6.- Pueden
temerle a sus emociones
Si bien estos niños
pueden tener relaciones normales, lo que han visto en sus padres como la
agresión verbal o irse sin terminar una discusión mientras el otro queda
hablando solo, pueden generar en los niños que expresar sus sentimientos no sea
algo bueno. Ellos pueden comenzar a
creer que el enojo y las críticas son un peligro y repetirán el comportamiento
de sus padres en sus relaciones.
Conclusión
Los niños son más
felices fuera de la toxicidad, incluso cuando sus padres ya no viven juntos.
Los que viven en torno a un matrimonio malo pueden desarrollar depresión o
ansiedad, mientras que quienes sufren el divorcio de sus padres, con el tiempo
logran adaptarse a la situación de sus progenitores.
Lo importante es que
sus padres pueden mantener una relación amistosa y respetuosa, donde sus hijos
sean lo más importante.
Vía Ritmo