jueves, 14 de noviembre de 2024

Sobre el TDAH

De vez en cuando, todas las personas tienen dificultad para mantenerse quietas o enfocadas. Sin embargo, para las personas con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), estas dificultades son parte de la vida diaria.


¿Qué es el TDAH?

El TDAH es un trastorno del desarrollo neurológico, lo cual significa que determina la forma en que el cerebro se desarrolla y funciona. Afecta las partes del cerebro que regulan la función ejecutiva: la capacidad para planear, organizar y realizar tareas. Esto incluye la posibilidad de mantener el enfoque y la atención y de controlar los impulsos y las emociones.

El TDAH se diagnostica típicamente en la niñez, pero los síntomas pueden continuar hasta la edad adulta. A algunas personas no se les diagnostica sino hasta una etapa más avanzada de la vida.

El TDAH es una afección médica con impacto en el trabajo, el estudio, las relaciones y mucho más. No es causado por pereza ni falta de disciplina o de inteligencia. Las personas con el TDAH pueden tener (y, de hecho, tienen) una vida exitosa y satisfactoria, pero pueden necesitar apoyo para manejar sus síntomas.

¿Cuáles son los síntomas y las señales?

Típicamente, los síntomas del TDAH se agrupan en tres categorías:

  1. Falta de atención. Las personas con el TDAH a menudo tienen dificultad para prestar atención a los detalles, seguir instrucciones y terminar tareas. Pueden distraerse con facilidad, luchar con la organización y el manejo del tiempo y perder cosas con frecuencia.
  2. Hiperactividad. Muchas personas con el TDAH tienen dificultad para sentarse tranquilas por largos períodos de tiempo. Pueden mostrarse inquietas y retorcerse, estar en constante movimiento y hablar en exceso.
  3. Impulsividad. Las personas con el TDAH pueden interrumpir a otras, actuar sin pensar y tener dificultad para esperar a que les llegue su turno.

Estos síntomas afectan a las personas de diferentes maneras. Pueden variar de una persona a otra, cambiar con el tiempo y verse y sentirse de una forma diferente en varios entornos y en personas de distinta edad e identidad de género. Las creencias y expectativas culturales también pueden afectar la forma en que se presentan los síntomas del TDAH y en que los interpretan otras personas.

Si no se diagnostica o si no se trata, el TDAH puede ocasionar graves dificultades en la escuela, el trabajo y el hogar. También puede afectar las relaciones personales y aumentar el riesgo de uso indebido de sustancias, lesiones y accidentes.

¿Qué causa el TDAH?

No sabemos exactamente. Sin embargo, las investigaciones sugieren que hay varios factores que probablemente intervienen en su manifestación, entre ellos:

  • Los genes y la herencia. El TDAH suele ser común en las familias, lo cual puede significar que es hereditario. Los científicos también han identificado varios genes que intervienen en la regulación de las sustancias químicas en el cerebro y pueden contribuir a la manifestación de este trastorno.
  • El medio ambiente. En varios estudios se han observado mayores tasas del TDAH en personas expuestas a ciertas sustancias o condiciones en el medio ambiente (como plomo o contaminación del aire) durante el desarrollo prenatal o al comienzo de la niñez.
  • La anatomía y la función del cerebro. Algunas investigaciones sugieren que las personas con el TDAH tienen diferencias en la estructura y la función del cerebro. Estas diferencias podrían afectar la atención, la impulsividad y el autocontrol.

¿Quiénes pueden verse afectados por el TDAH?

Los niños tienen más probabilidades que las niñas de recibir un diagnóstico del TDAH en la niñez. Sin embargo, esto puede deberse, por lo menos en parte, a diferencias en la manifestación de los síntomas de este trastorno en los niños y las niñas.

Por ejemplo, los niños pequeños tienen más probabilidad de ser más físicamente hiperactivos e impulsivos, lo cual puede ser más perturbador y evidente para los padres y maestros. Por lo general, en las niñas pequeñas los síntomas incluyen falta de atención y poca autoestima, que a menudo son más sutiles en su manifestación externa.

Las expectativas relacionadas con el papel de cada género también pueden contribuir. En muchas culturas, se espera que las niñas sean calladas y bien comportadas, de modo que es posible que su falta de atención no se note tanto. Muchas niñas con el TDAH también pueden aprender a conformarse con las expectativas de otras personas al ocultar o “enmascarar” sus dificultades.

Más de dos terceras partes de las personas con el TDAH también tienen al menos otra afección coexistente. Entre ellas cabe citar:

  • Ansiedad y trastornos del estado de ánimo (como depresión)
  • Trastornos del comportamiento y de la conducta (como dificultad para seguir las reglas)
  • Discapacidades de aprendizaje
  • Problemas del sueño
  • Trastorno del espectro autista

Los síntomas de estas afecciones pueden coincidir con los del TDAH. Esto puede dificultar el diagnóstico preciso, la diferenciación entre ambos y su tratamiento. 

¿Cómo afecta el TDAH el cerebro?

Las personas con el TDAH pueden tener menores niveles de dopamina, una sustancia química en el cerebro que ayuda a regular la atención y la motivación.

Otras partes del cerebro que intervienen en este caso incluyen:

  1. La corteza prefrontal. Esta parte regula las funciones ejecutivas como planear, organizar y prestar atención. Las personas con el TDAH a menudo tienen dificultad para realizar estas funciones ejecutivas..
  2. El cuerpo estriado. Esta estructura está localizada en una parte profunda del centro del cerebro e interviene en el funcionamiento del sistema de recompensa y motivación. Las personas con el TDAH pueden ser menos sensibles a las recompensas, por lo cual es más difícil que se mantengan motivadas.
  3. Las redes neurales. Las personas con el TDAH pueden tener diferencias en la forma en que se comunican ciertas partes del cerebro. Esto puede dificultarles la posibilidad de mantenerse enfocadas y pasar por alto las distracciones

¿Cómo se diagnostica?

El TDAH se diagnostica según los síntomas, la historia y el comportamiento de la persona. Si usted o su niño tienen síntomas del TDAH, el primer paso consiste en hablar con un proveedor de atención de salud.

Ese profesional deseará saber cuáles son los síntomas, cuándo comenzaron, qué tan graves son y cómo afectan diferentes aspectos de la vida como el trabajo, el estudio, las relaciones y el funcionamiento diario.

También examinará otras causas posibles. Por ejemplo, ciertas afecciones médicas y otros trastornos de salud mental, al igual que situaciones y experiencias que no son médicas (como un cambio repentino en la vida, un trauma o un factor de estrés constante), pueden desencadenar síntomas muy parecidos a los del TDAH.

¿Cómo se trata?

Típicamente, el tratamiento del TDAH consiste en una combinación de medicamentos, terapia y modificación del estilo de vida o adiestramiento para adquirir varias aptitudes.

Los medicamentos pueden ayudar a mejorar el enfoque y la atención en personas con el TDAH. Con mucha frecuencia se recetan estimulantes, pero también hay opciones distintas de esos productos. Los medicamentos son un instrumento eficaz para muchas personas con el TDAH, pero pueden tener efectos secundarios y la búsqueda del producto apropiado puede llevar mucho tiempo.

La terapia puede ayudar a muchas personas a aprender estrategias y técnicas para manejar los síntomas del TDAH y mejorar su funcionamiento general. Puede ayudar con organización, manejo del tiempo y resolución de problemas.

Las modificaciones del estilo de vida, incluso el ejercicio regular, el consumo de una alimentación nutritiva y equilibrada y bastantes horas de sueño pueden ayudar a manejar el TDAH. También es importante establecer rutinas y horarios, fijar metas y buscar apoyo de familiares, amigos y grupos de apoyo.

Con diagnóstico, tratamiento y apoyo apropiados, las personas con el TDAH pueden tener una vida exitosa y satisfactoria. Si cree que usted o su niño pueden tener el TDAH, es importante hablar sobre sus opciones con un profesional de atención de salud idóneo.

¿Qué significado encierra un nombre?

El lenguaje empleado para describir el TDAH y sus síntomas ha cambiado con el tiempo.

Uno de los primeros registros de hiperactividad data de 1798, cuando un médico escocés observó una afección de “inquietud mental” y “actitud de nerviosismo” en los niños que se parece mucho a lo que ahora llamamos TDAH. Más tarde, en los años cincuenta, esta afección se llamó “disfunción cerebral mínima”; en los setenta, “reacción hipercinética de la niñez” y, finalmente, en los ochenta, “trastorno por déficit de atención e hiperactividad”.


MedlinePlus revista 


lunes, 11 de noviembre de 2024

La Huella del Cáncer en los Cuidadores

La huella del cáncer en los cuidadores: consejos para superar el impacto físico y psicológico derivado del cuidado

Por lo general, el impacto que tiene el cáncer se centra en las consecuencias de aquellos que lo padecen. Sin embargo, no se deben minimizar las repercusiones en las personas que rodean al paciente. 

En relación con esto, la comunidad médica pone en relevancia la necesidad de una atención ideal para los cuidadores, los cuales deberían estar respaldados por un equipo multidisciplinar que cubra sus necesidades. Escenario que, en la actualidad, no ocurre en la mayoría de los casos.

Con el foco después del cáncer

 Los cuidadores de las personas que han sufrido un cáncer son un pilar fundamental de las mismas. Sin embargo, el cuidado continuado durante meses o años provoca un desgaste que puede ser devastador para estas personas, ya que cambia por completo el modo de vivir.

Este fenómeno, denominado síndrome del cuidador, se caracteriza por un agotamiento físico y mental, muy parecido al del estrés laboral, que puede prorrogarse a pesar de que la persona haya superado la enfermedad, y que divide en tres pilares fundamentales:

Cuidando al cuidador

 Durante la etapa de la enfermedad, los cuidadores se convierten en parte del equipo de atención contra el cáncer, dejando de lado sus propios sentimientos y necesidades para concentrarse en el cuidado de la otra persona. Además de las responsabilidades asociadas a esta situación, tienen que encargarse del resto de las tareas cotidianas.

Después del cáncer, muchas personas encuentran dificultades para romper esta dinámica a pesar de que, en la mayoría de las situaciones, la carga del cuidador disminuye notablemente una vez superada la enfermedad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es tan importante cuidar a las personas como cuidarse a uno mismo.

A continuación, se mencionan una serie de acciones acompañadas de algunos consejos prácticos que ayudarán a atender las necesidades, cuidar la salud (tanto física como mental), así como las relaciones personales:

 

La necesidad del apoyo psicológico

Se estima que alrededor del 40% de los cuidadores tiene depresión y ansiedad, el 53% expresa fatiga moderada o severa y hasta el 95% se ve afectado por trastornos del sueño. Por este motivo, se pone de manifiesto la necesidad de ofrecer ayuda psicológica especializada como parte fundamental de una adecuada atención integral. No solo al cuidador principal, sino también a su entorno, de cara a prevenir la morbilidad psicológica de otros miembros de la familia o amigos.

En este contexto, la Psicooncología desempeña un papel muy importante, ya que fomenta la coordinación, comunicación y toma de decisiones entre distintos profesionales médicos, la persona que ha superado el cáncer y el cuidador. No obstante, la falta de recursos lleva a que gran parte de los servicios de atención psicológica sean prestados, habitualmente, por profesionales externos pertenecientes a entidades sin ánimo de lucro.

Además de la Psicooncología, existe una gran variedad de enfoques cuya aplicación implica una mejora en el bienestar psicológico y en la calidad de vida, así como una reducción de los niveles de malestar emocional y de la sintomatología de ansiedad y depresión. Entre ellos destacamos la terapia cognitivo-conductual, la psicoeducación, las estrategias de relajación y la terapia de aceptación y compromiso, como las nuevas terapias de tercera generación, principalmente, el mindfulness o atención plena.

En definitiva, es importante ser conscientes de que, aunque un ser querido haya superado una enfermedad tan complicada como el cáncer, el impacto en el cuidador puede verse prolongado durante mucho más tiempo. Por ello, es importante llevar a cabo una serie de acciones para el bienestar del propio cuidador, que van desde cambiar determinados hábitos del día a día, a recibir ayuda psicológica tanto del entorno más como a nivel profesional.




Referencias

AECC (2019). Informe sobre la atención psicológica a pacientes de cáncer y familiares en España. Observatorio del Cáncer AECC. Disponible en: https://www.contraelcancer.es/sites/default/files/content-file/Informe_AECC_Atencion_psicoloogica.pdf

Barrón-Ramírez BS, Alvarado-Aguilar S. Desgaste físico y emocional del cuidador primario en cáncer. Cancerología. 2009;4:39-46.

Eurocarers – 2020 Annual Report.

FECEC – Cuidadors de càncer.

Help for cancer caregivers – Coping Emotionally.

Infocop – Mejorar la atención psicológica en pacientes con cáncer y sus familias en el SNS: un objetivo prioritario.

Mesa-Gresa P, Ramos-Campos M, Redolat R. Cuidado de pacientes oncológicos: una revisión sobre el impacto de la situación de estrés crónico y su relación con la personalidad del cuidador y otras variables moduladoras. Psicooncología. 2017;14(1):93-106.

Moreira de Souza R, Turrini RNT. Paciente oncológico terminal: sobrecarga del cuidador. Enferm glob. 2011;10(22).

National Cancer Institute – Como cuidarse mientras usted cuida a su ser querido.

Northouse LL, Katapodi MC, Schafenacker AM, Weiss D. The impact of caregiving on the psychological well-being of family caregivers and cancer patients. Semin Oncol Nurs. 2012;28(4):236-45.

Sociedad Española de Oncología Médica – Como cuidar a un ser querido con cáncer.

Tanto por hacer – Cuidadores, el impacto del cáncer en la vida de quien “ayuda” al paciente